«Dejarte ir» de Xim_Alien
Cómo todas las mañanas, le despierto con caricias en todo su cuerpo, un camino de besos que van desde su cuello hasta la base de su miembro y es cuando comienza a querer lo que deseo de él.
En automático, sus piernas se separan para recibir mi cuerpo entre el mío, pronto comienzo a prepararlo y mis estocadas comienzan de a poco, aumento el ritmo y fuerza cuando estoy completamente dentro él, sus caricias incrementan al igual que sus besos en su cuello. Su mirada se conecta con la mía y sus uñas hacen surcos en mi espalda y brazos.
Cada mañana pasa lo mismo, sin embargo, cada una de ellas es más especial que la anterior. Pero desde hace algunos días, he estado sintiéndolo como nunca, es casi como un sentimiento de otro mundo, como si no fuera natural. Y cuando el orgasmo llega a ambos al mismo tiempo, lo sé, es una oleada de sentimientos encontrados, le amo y lo expreso, me siento patético porque mis lágrimas no se inmutan en salir.
—No me dejes —le digo en una súplica.
—No te dejaré aquí solo.
Las caricias continúan, sus brazos me alojan y me sigue propinando besos en mi cabello y sus manos recorren mi cuerpo entero.
—Tienes que irte al trabajo.
—No, no iré hoy.
—No has ido y tus amigos siguen llamándote.
—Ya saben que he pedido tiempo.
—Tom, están preocupados por ti.
—Estoy contigo y ellos no me importan ahora.
Una llamada entra, él tenía razón, desde hace días han estado llamando, preguntándome cómo estoy y si ya vuelvo al trabajo, pero no quiero ir, quiero seguir aquí con Bill.
—Contesta, voy al baño.
Él se levanta de la cama sin importarle que está completamente desnudo, a mí claramente, tampoco me incomoda o molesta.
Levanto el teléfono y rápidamente, Denise comienza a interrogarme.
—Tom, ¿cómo estás? ¿Está todo bien?
—Por favor, dejen de llamar, estoy bien.
Finalizo la llamada aunque Denise me ha pedido que no cuelgue. Bill sale del baño y se sienta en la cama a mi lado, como cada mañana.
—Tengo que irme.
—No, no, no. Por favor, quédate. Vamos a salir o a quedarnos aquí, pero por favor no te vayas.
—Tengo que hacerlo.
—Por favor, acabamos de hacer el amor como nunca antes me lo habías hecho. He tenido hoy el mejor orgasmo de mi vida, hoy fue una experiencia religiosa estar contigo. No quiero perder eso.
—Tom, por favor. Tengo que irme. Pronto vendré por ti.
—¿Qué? ¿Vas a llevarme contigo?
—Sí, pero ahora tengo que irme.
—¿Cuándo vendrás por mí?
—Espero que sea pronto porque te extraño mucho. Quisiera que estuvieras conmigo por toda la eternidad.
—Yo lo deseo también.
—Por ahora, ve a tu trabajo, deben ver que estás bien.
—De acuerdo, iré porque me lo pides.
Me doy prisa en darme una ducha, cambiarme y salir del apartamento, sin antes dejar algunos besos en él para que duren el resto del día. Llego a mi trabajo después de media hora. En mi cubículo, está la computadora con un montón de recados adhesivos pegados a la pantalla y al CPU. En el teléfono también hay un par.
—¿¡Tom!? —grita Denise desde su cubículo, la veo venir a mí pero la detiene Freddy, solo escucho que le pide dejarme tranquilo.
—Bienvenido —me saluda desde lejos, mirándome con compasión, cosa que no comprendo de donde viene.
Un poco desesperado, me deshago de todos los «lo siento», «recupérate», «mis condolencias», mi cesto de basura está lleno de colores fluorescentes, sin importarme, les mando un correo electrónico a todos mis compañeros.
Buenos días a todos.
Espero que dejen sus comentarios, saludos, preocupaciones y demás comportamientos extraños a un lado. Estoy bien, no necesito que me cuiden y mucho menos, que pasen de su tiempo valioso preocupados por mí.
Comprendan que estoy bien.
Mando el correo electrónico y en seguida, veo a numerosos pares de ojos mirándome, tratando de explicarse qué es lo que pasa conmigo.
Así pasa todo mi día en la oficina.
Al llegar a mi apartamento, veo que todo está silencioso, una tristeza se apodera de mi cuerpo, paseo por el dormitorio, la cocina y por último el baño, donde frente al espejo, veo mi rostro como si se distorsionara de forma inmediata.
—Te amo —me dice él, mirándome tiernamente.
—Y yo a ti. Te amo infinitamente, incondicionalmente. Te amo y no dejaré de hacerlo. Quiero ir contigo.
—No, es muy pronto, estaremos juntos cuando sea necesario.
—¿Es esto verdad?
—Como nuestro amor.
Salgo del baño sintiéndome en paz, tranquilo y con la confianza de que pronto estaré mejor. Solo tengo algo más por querer hacer y terminar mi día.
Decidido, voy hasta mi habitación, abro el clóset del lado que hace días no he abierto, mi mano acaricia cada una de sus prendas, respiro su aroma y saco por fin aquella chaqueta que siempre suele usar. Todo el aroma que lo representa viaja por mi olfato, mi cerebro lo almacena y me hace llegar al borde del colapso, al borde del abismo del cual si me sumerjo más, podría no poder salir nunca. Me conozco, sé quién podría llegar a ser por él.
&
Me encuentro en el piso de la habitación con la cara ardiendo, ropa tiradas junto a mí, su ropa dispersa por toda la habitación, me levanto poco a poco porque me siento mareado, con el rostro ardiendo y noto que mis ojos están hinchados. Pareciese que pasé la noche llorando.
Bill entra a la habitación y llega hasta mí, sus ojos se concentran en enfocar los míos, trata de buscar las palabras indicadas y decirme que no quiere verme así, que todo estará bien, y aunque yo lo sé, necesito que él me lo asegure.
—Vendré por ti, te llevaré conmigo pero no será hoy.
—Quiero ir contigo.
—Tienes que seguir viviendo, todavía no es tiempo.
—No puedo hacerlo sin ti a mi lado.
—Tienes tiempo, vívelo.
—Te amo. Te extraño.
—¡Déjame ir! Por favor.
—Voy a enloquecer.
—Te cuidaré.
—No podré enamorarme de nadie más, tú eres mi vida, mi otra mitad, eres la razón por la que respiro, no puedes irte.
—Debo hacerlo, debes quedarte. Estaré al tanto de ti dónde quiera que esté y estés tú.
—Te amo.
—Y yo a ti. Me voy. Te amo y te amaré. Tendrás mucho tiempo para seguir haciendo lo que quieras, voy a cuidarte pero tú debes ser consciente y cuidar de ti mismo también. Ya no llores.
—Trataré de hacerlo pero, debes saber que estoy perdidamente enamorado de ti. Nadie podrá reemplazarte.
—Pero llegará quién pueda hacerte sentir mejor. Déjalo llegar.
—Te voy a extrañar.
—Voy a acompañarte siempre, estaré siempre a tu lado. Déjame ir.
Solo bastó un minuto, un solo minuto en el que me sentí bien, tranquilo, sin la misma preocupación de antes, me sentí aliviado. No me sentía como antes cuando estaba con él, pero no era el mismo sentimiento de ayer o de hace días. Su vacío estaba ahí, pero sentía su dulce compañía también. De algún modo, sabía que yo estaría bien.
FIN
Gracias por leer. ¿Algún comentario?
Hermoso y triste … felicitaciones mi hermosa Xim Alien ….! es muy triste y a la vez tan hermoso el amor más allá de la muerte. Besos.muakkk.
Ay, lo volví a leer y sííííí, es muy triste 😭 me dieron ganas de hacer otro parecido jajaja muchas gracias por leer y por dejar comentario. 🙏😍😘