Boda 73: No me hagas esto

Les dije que leía a medida que traducía y no pude contenerme de publicar este capítulo. Aaaaawww, me muero.

Fic de Zarlina. Traducido por MizukyChan

Capítulo 73: No me hagas esto

Unos minutos después de su charla con Gustav y Andreas, Tom los dejó para ir a la habitación, pero cuando llegó allí se detuvo en la entrada, sus ojos cayeron sobre Bill. Andreas le había dicho que el joven había ido a leer un rato, pero se debió haber quedado dormido mientras lo hacía, porque el libro se había caído al suelo y estaba acostado de lado, profundamente dormido, con un brazo debajo de la almohada y el otro colgando en el borde de la cama.

Tom lo observó en silencio un momento, viendo al hombre que alguna vez había considerado demasiado hermoso como para no casarse. Casi lo lamentaba ahora, eligiendo a alguien así al azar. Debería haberse decidido por alguien de la lista de candidatos que ya eran aceptables en lugar de ser tan persistente en convencer a alguien que ni siquiera estaba interesado.

Casi deseó haber estado mirando hacia otro lado ese día, cuando pasaron conduciendo cerca de ese maldito café. Si lo hubiera hecho, se habría centrado en la conversación con sus amigos, nunca habría visto a Bill y nunca habría sabido que existía.

Suspiró y se adentró más en la habitación, caminó lentamente hacia la cama y se hundió en el borde con movimientos cuidadosos, esperando no despertar a Bill. Puso una mano sobre el brazo del hombre, para ver si todavía estaba dormido y, como no se movió, dejó que sus labios se curvaran en una sonrisa triste, sus dedos se movían suavemente sobre la cálida piel de Bill. Tenía un extraño nudo en el estómago y, pese a que ya le era familiar, no le gustó y deseó poder hacerlo desaparecer de alguna manera.

—Se supone que no debe sentirse así —murmuró en voz baja, sus dedos todavía se movían sobre la piel de Bill—. No se supone que tenga ganas de sonreír cuando te veo, o que desee que me devuelvas la sonrisa.

Ladeó un poco la cabeza, mirando la pacífica cara de Bill. No tenía mucho maquillaje puesto, sólo una simple máscara de pestañas y delineador de ojos. Tom le había dicho que no tenía que arreglarse demasiado cuando estaban solos, especialmente no durante las vacaciones, pero Bill igual sabía que Tom quería que su esposo se viera lindo. Después de todo, era parte del contrato lucir siempre atractivo, incluso si no había una ocasión especial que lo requiriera. Después de todo, Tom se casaba con ellos porque siempre eran agradables de ver. Para ser un accesorio que lo hiciera lucir a él aún mejor, incluso cuando estuvieran solos, y que siempre se viera tentador, de modo que si quería llevarlos a la cama, no hubiera algo con su aspecto que lo desanimara.

Su ropa, sin embargo, era simple, al igual que el maquillaje. Todavía llevaba jeans, pero no un par tan apretado como los habituales y la camiseta que había elegido era cómoda. Costosa y hermosa, por supuesto, fue comprada con el dinero de Tom después de todo, pero una con la que podía relajarse fácilmente y las únicas joyas que tenía puestas eran una cadena simple alrededor de su cuello y unas pulseras de cuero. Eso era todo. Nada exagerado, pero aún así no se veía menos hermoso.

—¿Qué voy a hacer? —Suspiró, frustrado consigo mismo. Se había prometido a sí mismo que nunca más dejaría que nadie se acercara, pero allí estaba, después de sólo un par de meses de matrimonio, sintiéndose atraído por su nuevo marido de una forma que no deseaba en absoluto, pero que de algún modo no podía parar.

Una parte de él quería despertar a Bill, quería hablar con él, quería verlo sonreír. La otra parte estaba feliz de que estuviera dormido, porque de alguna manera siempre lograba leer a Tom como nadie más lo había hecho, y vería que algo era diferente en el segundo mismo en que sus ojos se encontraran.

Bill siempre notaba todo. Tom no tenía idea de cómo, pero de alguna manera siempre parecía sentir lo que Tom estaba pensando, lo que estaba sintiendo y Tom no estaba seguro si le gustaba o no. Le hacía querer ser honesto con él, lo hacía querer dejarlo entrar y decirle cosas que nunca le había contado a nadie, y cada vez que se detenía a sí mismo, cada vez que retenía las palabras que querían escapar, su corazón se apretaba un poco.

Quería compartir cosas, pero sabía que no podía. Sabía que era irresponsable, sabía que su matrimonio no se trataba de compartir y sabía que el día que Bill se marchara, el día en que su año juntos terminara, se arrepentiría de todos los secretos que podría haberle contado a Bill.

Así que no importaba lo que le dijera su mente en conflicto, no permitiría que Bill se acercara demasiado a él. Podría, tal vez, permitirse explorar algunos de los sentimientos que habían empezado a apoderarse de él incluso cuando intentaba contenerlos, pero aún tendría que tener cuidado con las cosas que decía, porque al final, no eran una pareja real. Todo era un negocio y después… si Bill quería usar sus secretos contra él, podría hacerlo. Tom lo destruiría si lo hacía, pero aún así lo arruinaría primero y no podía hacer nada para arriesgarse. No podía dejar que Bill supiera cosas sobre él que la gente del exterior no debía saber.

Sabía que ya había sobrepasado esa línea un par de veces y estaba seguro de que volvería a hacerlo. De algún modo, no podía evitarlo cuando se trataba del joven, pero al menos intentaría mantenerse lejos de temas que no debían discutirse. Las cosas que ya había dicho… las cosas que Bill ya sabía… sólo tendría que rogar que Bill fuera tan amable como parecía ser, y que se lo guardara para sí mismo, como había dicho que haría.

Suspiró de nuevo, sus ojos siguieron el patrón invisible que sus dedos estaban dibujando sobre el brazo de Bill, su corazón dolía.

Cómo odiaba esto. Odiaba los sentimientos dentro de él, odiaba no poder mantener su yo frío normal y odiaba a Bill por ser una persona tan condenadamente cálida.

¿Por qué no podría haber sido como todos los demás? ¿Que estuviera ahí sólo por el maldito dinero, sin importarle nada más que disfrutar del lujo? ¿Por qué tenía que ser tan amable? ¿Y por qué, por qué Tom no lo había detenido cuando todavía podía? ¿Por qué había dejado que Bill hiciera sus preguntas? ¿Por qué le había dejado hacer preguntas que no debió hacer? Debió poner los pies en la tierra, para comenzar, debió haberle dicho que se callara y que hiciera aquello por lo que estaba allí.

Ser perfecto. En silencio. Un accesorio.

Dejó que sus dedos rozaran la mejilla de Bill, sonriendo porque dejó escapar un suspiro suave mientras dormía.

—No me hagas esto, Bill —susurró, antes de inclinarse con cuidado, dejando un suave beso en su frente—. No hagas que me enamore de ti.

Luego, se levantó lentamente, girando para salir de la habitación y como no miró hacia atrás, no vio los ojos de Bill parpadeando hasta abrirse y no vio cómo se sentó en la cama, mirándolo fijamente con sus labios separados, entendiendo apenas las palabras que acababa de escuchar.

& Continuará &

Aaawww, necesito salir a gritar después de leer este capítulo. ¿Qué mierda le ha pasado a Tom en el pasado para sufrir tanto por enamorarse de nuevo?