Boda 74: ¿Por qué pensarías eso?

Fic de Zarlina. Traducido por MizukyChan

Capítulo 74: ¿Por qué pensarías eso?

A última hora de la tarde, Tom estaba sentado en uno de los sillones junto a la ventana. La suite estaba en silencio, cosa que le dio mucho espacio para pensar, ya que Andreas y Gustav se habían ido a sus habitaciones varias horas antes y Bill estaba tomando una ducha. Una larga, parecía.

A veces, Tom se preguntaba cuál era el motivo por el que Bill estaba en la ducha tanto tiempo. Sabía que él mismo había comenzado a tomar duchas mucho más largas desde que se había casado con el joven, pero era por razones bastante obvias, ya que actualmente no tenía ningún tipo de liberación, y después de un un largo día en la oficina… demonios, lo necesitaba.

Bill, sin embargo, no parecía el tipo de persona que necesitaba eso. Hasta el momento, él nunca había expresado ninguna incomodidad por la falta de acción que ambos compartían, y tampoco parecía desearlo de ninguna manera, así que de algún modo Tom no pensaba que la razón de sus largas duchas fuera la misma.

Tal vez sólo lo estaba pensando demasiado. Tal vez era un lugar donde repasaba cosas en su mente, donde reflexionaba sobre los problemas de la vida o lo que fuera que la gente hacía allí.

Negó con la cabeza. Imaginar a Bill en la ducha no era la mejor idea sabiendo que el hombre pronto estaría con él. Las imágenes eran demasiado tentadoras y plantearían escenarios en su cabeza no querría seguir tocando cuando el joven se uniera a él y, con el ceño fruncido, apartó todos esos pensamientos, en cambio, volvió a centrarse en la tablet que tenía en sus manos, mirándola mientras dejaba que sus pensamientos vagaran en otra dirección.

Estaba tan distraído por el simple texto en la pantalla que ni siquiera oyó que Bill había terminado en el baño, o cómo se debió haber movido en una de las habitaciones, porque un momento después, de pronto, el joven estaba allí, su rastas atadas en una cola de caballo, su cara libre de maquillaje y vestido con un simple pijama. Tom sabía que se quitaría la camisa más tarde, porque no le gustaba dormir con ella, pero los pantalones se quedarían.

Silenciosamente, Bill dejó una taza en la mesa, frente a Tom, antes de sentarse en el sillón frente él, acurrucándose con una taza en sus manos, sus delgados dedos la sostenían de una manera casi afectuosa.

Tom miró la taza que tenía delante y luego a Bill.

—¿Té? —Preguntó—. ¿No hace demasiado calor para tomar té?

—Nunca hace demasiado calor para el té —respondió Bill con una sonrisa, aunque parecía un tanto restringido, como si no estuviera seguro de si debería estar sonriendo—. No sé —murmuró—. Te he visto un poco angustiado hoy… y sé que el té siempre me ayuda cuando estoy estresado o teniendo un mal día, así que pensé… —se encogió un poco de hombros—. No tienes que tomarlo.

Tom sonrió un poco. El día había sido largo, los dos habían estado inusualmente callados y mientras Tom se había preguntado si había sucedido algo, si Bill se sentía triste por algún motivo, no había preguntado. Había querido hacerlo, había querido saber qué podría estar molestándolo, pero había decidido apartarlo, ignorarlo, no alentar los sentimientos que había sentido crecer últimamente, rogando que si al menos trataba de ignorarlos un poco más de tiempo, a pesar de que ya había admitido a Gustav que en realidad no quería hacerlo, los haría desaparecer.

—Supongo que no hará daño beber un poco —respondió, todavía con una pequeña sonrisa en los labios—. Y creo que ha sido un día bastante… activo —continuó—, no necesariamente malo, sólo tengo mucho en mente.

Alcanzó la taza y probó la bebida, sintiendo cómo el calor se expandía por su cuerpo.

—¿Qué hay de ti? —Preguntó luego, aunque sabía que debería seguir fingiendo no darse cuenta del cambio en la forma en que Bill había estado durante el día, pero tampoco fue capaz de evitar que la pregunta saliera de sus labios—. Té es lo que bebes cuando estás teniendo un mal día, ¿correcto? ¿Algo te está molestando?

Bill pensó un momento, luego suspiró—. Sólo… tengo muchos pensamientos en mi cabeza —respondió en voz baja—. Tengo algunos problemas que resolver.

—¿Algo de lo que te gustaría hablar?

Bill lo miró largamente, como si lo estuviera considerando, luego negó con la cabeza, dándole otra pequeña sonrisa.

—No —respondió—. Es… confuso. Necesitaré tiempo para pensarlo primero.

Tom también asintió, pensando que debería estar feliz por la respuesta. No lo estaba, pero debería estarlo y por lo tanto, no insistió. En cambio, bebió un poco más de su té, antes de colocar la tablet sobre la mesa y tocó para hacer un zoom en la última parte del texto que estaba allí.

—Georg firmó los papeles —dijo, cambiando el tema—. La próxima vez que hables por teléfono con él, podrás hablar libremente.

—¿No quieres que firme algo yo también? —Preguntó Bill—. Quiero decir, esto va en contra del contrato, ¿no? ¿No quieres que firme algo nuevo, para asegurarte de que no hable de cosas que son… extra personales o algo así?

Tom negó con la cabeza. Lo había pensado, casi todo el día, de hecho, pero finalmente había decidido no hacerlo.

—Elijo confiar en ti —dijo en cambio—. Es una tontería de mi parte y podría terminar arrepintiéndome, pero pediste libertad de hablar sin tener que cuidar tu lengua, así que eso es lo que te estoy dando —se encontró con los ojos de Bill, esperando estar haciendo lo correcto—. Confío en que tú sepas qué temas evitar y qué secretos no contar.

Los labios de Bill se abrieron de sorpresa y miró a Tom con ojos confundidos, tratando de leerlo, luego, asintió lentamente, con una sonrisa un poco más honesta ahora.

—No voy a contarle cosas que siento que son personales —dijo lentamente—. No estoy buscando una oportunidad de chismear sobre ti, o de contarle cosas que la gente no debería saber. Simplemente no quiero preocuparme por lo que pueda decir cuando hable con él.

Tom asintió—. Lo sé —dijo—, y es por eso que, en contra de un mejor juicio, decido confiar en ti —dudó un momento, no estaba seguro si quería arriesgarse a molestar al joven al continuar, pero decidió que esto tenía que quedar dicho—. Pero si él terminara rompiendo tu confianza, si alguien descubre algo en absoluto, si él va contra la parte más pequeña del contrato que acaba de firmar conmigo…

—Lo lamentaremos —respondió Bill—. Lo sé. Harás que ambos lo lamentemos.

Tom asintió de nuevo—. Lo haré —dijo, aunque las palabras le dolieron un poco—, así que habla con libertad, pero ten en mente que algunas cosas es mejor no decirlas.

Bill sonrió—. Lo sé —respondió en voz baja—. Y no lo habría pedido si no hubiera confiado en que Georg lo guardara todo en secreto. Lo conozco, él no hará nada que me lastime.

Tom no respondió. Él sabía mejor que nadie que las personas a menudo resultaban no ser para nada como tú creías que eran, pero esta vez esperaba que él tuviera razón. Esperaba que Bill no le fallara y esperaba que su amigo fuera tan confiable como Bill pensaba que era.

Se sentaron en silencio por un momento, luego Bill se levantó lentamente de su asiento. Sus ojos se volvieron hacia Tom, pero de alguna manera se sintió como si realmente no lo hubiera visto. Como si su mente estuviera en otro lugar, como si los pensamientos que le habían estado molestando durante el día todavía le llenaran la cabeza, por lo que le resultaba difícil concentrarse.

—Creo que me iré a la cama —murmuró—. De algún modo, creo que ha sido un largo día.

Tom asintió en respuesta. Lo había sido.

—Me reuniré contigo pronto —respondió—. Dulces sueños, si te duermes antes de que llegue.

Bill sonrió, no una sonrisa honesta, pero de todos modos le dio una sonrisa, antes de comenzar a salir de la habitación. Luego se detuvo, girando para mirar a Tom una vez más.

—¿Te gustaría que cambiara? —Preguntó y Tom parpadeó un poco por la pregunta, confundido, por no saber de dónde venía—. Como… ¿que cambie lo que soy?

—¿No? —Respondió, aunque la palabra que salió de sus labios sonó más como una pregunta que una respuesta—. ¿Por qué pensarías eso?

—Sólo estoy preguntando —respondió Bill, sus ojos se encontraron con los de Tom, pero todavía no lo veían realmente—. Si hubiera una forma en que yo fuera como tus otros esposos, que fuera lo que esperabas cuando te casaste conmigo… ¿querrías que lo hiciera?

Tom lo miró por un momento, ahora aún más confundido, pero luego negó con la cabeza, sabiendo que era una respuesta honesta. Sería mucho más fácil si Bill fuera como los demás, pero no quería que lo fuera. Justo en ese momento, no quería a nadie más en absoluto. Lo deseaba exactamente como era, sin importar lo confuso, molesto o lo doloroso que fuera.

—No —respondió—. No me gustaría.

Bill frunció un poco el ceño, parecía que no le creía, pero luego bajó la cabeza, asintiendo en respuesta.

—Está bien —murmuró—. Entonces, buenas noches.

—Buenas noches —contestó Tom, todavía confundido por lo que acababa de pasar—. Dulces sueños.

& Continuará &

Aaawww, mi chiquitito Bill. Él estaría dispuesto a cambiar para hacer las cosas más fáciles para Tom, ¿o será otra cosa? ¿no creen que se ha enamorado también de su marido? Aaaww, tengo que seguir leyendo, este fic me mata de emoción.

Gracias por su apoyo y no olviden dejar su amor a la autora también, la tierna Zarlina. MUAK.