15: Dejando las cosas claras

CAPITULO 15 DEJANDO LAS COSAS CLARAS

Si había algo que Bill, sabía era que su imagen de chicos rebelde era algo que llamaba la atención de las mujeres, pero cuando lucia como un jodido modelo de pasarela no había mujer que se resistiera a él, siempre había sacado ventaja de ello, cuando se trataba de follar. Pero era una lástima que la mujer que estaba frente a él, no fuera muy atractiva como para siquiera intentar hacer el mínimo esfuerzo por follarsela, antes de entrevistarse con el director del hospital, pero siempre podía usar otros trucos, para poder sacarle la información que quería. Pero para eso tenía que deshacerse del oficial a cargo de su servicio comunitario, así como de su abogado.

Su cabello estaba peinado hacia atrás, demasiado prolijo pero  era necesario para impresionar al hombre que lo vería en unos minutos, además portaba su nueva chaqueta blanca, camisa azul y pantalones negros  sus ojos estaban escondidos detrás de sus gafas de diseñador. Se remueve incomodo, siente una ligera picazón en la nariz, hacia casi tres semanas que había dejado de consumir cocaína, pues los nuevos análisis se acercaban y ya había jodido las cosas una vez con Tom y había obligado a todos a reducir su consumo de drogas a nada, no es que su hermano o sus amigos lo necesitaran, pero siempre era divertido festejar cuando se encontraban colocados, volvía las cosas más salvajes.

Ya deja de moverte—le reprende su abogado, sin despegar la vista de su teléfono, Bill suspira y mira de nuevo a la secretaria, frunce los labios, ni en sus más locos momentos estando drogado, se atrevería a intentar algo con esa cosa, seguro Andreas sí, todos sabían que el estándar de calidad del chico era muy bajo—¡Bill! —siente un tirón en su brazo, se gira a ver al abogado que ya está de pie y él también lo hace.

Señor Kaulitz Trümper, soy el doctor Schulz — dice un hombre, que debe estar entrado en sus sesenta, de cabello negro con algunas canas, bigote y ligeramente regordete, luce bastante amable, Bill estrecha su mano y se sienta en el lugar que la ha indicado, su abogado y su oficial a cargo, se encargan de detallar la presencia de él, en ese lugar y como ambas partes se verán beneficiadas, Bill podrá retribuir a la sociedad y quizás aprender algo más de humildad, de la misma forma que la Familia Kaulitz Trümper se encargara de realizar generosos donativos, que servirán de apoyo al hospital. —Bueno si, el señor Kaulitz desea, emplear su valioso tiempo en esta honorable institución, es bienvenido—Bill, lo mira sorprendido aunque sabe que no debería, la simple mención de donativos, era un estímulo más que suficiente para que le desplegaran una jodida alfombra bajo los pies. Quien puede resistirse al dinero y sobre todo si este viene de manera fácil, solo por tolerar que él se pasee por el hospital, mientras busca a Sofía y  puede divertirse con alguna enfermera, hasta el momento no ha jugado al paciente enfermo y a la sexy enfermera, pero claro siempre hay una primera vez, hasta que pueda jugar al doctor con Sofía.

Muchas gracias por su confianza, Doctor Schulz—muestra la sonrisa más encantadora que posee, esa que tiene el sello de calidad Kaulitz, la que ha conseguido que salga airoso de todo y la misma que encandila y manipula a todos—Le aseguro que no se va arrepentir, de darme esta oportunidad—Un poco de humildad no daña a nadie y lo sabe, más al ver como su abogado y el cabroncete de su oficial asienten encantados de su buen comportamiento.

Espero que no, señor Kaulitz— Schulz mira por un segundo unos papeles, antes de volver a mirar fijamente a Bill—Me gustaría tener unas palabras en privado contigo—Bill mira a su abogado y al oficial quienes asiente —Mi secretaria les proporcionara una carpeta con las actividades que le señor Kaulitz realizara durante el tiempo que esté con nosotros—Ambos hombres asiente, han entendido que es la forma educada del doctor de echarlos de su oficina.

La puerta se cierra y Bill, puede sentir el cambio en el aire así como el cambio en la actitud del hombre frente a él, hace puños sus manos, intentando controlar la ansiedad que está comenzando a burbujear en su interior, así como el sudor que está comenzando a perlar su frente,  Schulz frunce el ceño, al ver a Bill incómodo.

¿Aun te drogas? —Rápido, certero y mortal, piensa Bill, igual de rápido como una víbora.

No—responde, pero se muere por algo,  sin embargo esa pequeña voz en su cabeza sigue diciéndole que no vaya arruinar las cosas, Schulz asiente.

Igual voy hacerte el antidoping, quiero asegurarme de que estas limpio y no me vas a acusar problemas, no es tu nombre quien está en juego, es la reputación de este hospital y mi credibilidad, como director del hospital— se pone de pie, ante la atenta mirada de Bill, que ve al hombre caminar hacia un mueble que está en una esquina de la habitación, de dónde saca un tubo de ensayo y una aguja, si no tuviera tantos tatuajes y perforaciones, tal vez estaría aterrado de ver eso, pero no es así, Schulz llega hasta y le hace quitarse el saco, y arremangarse la manga de la camisa, coloca la liguilla entorno a su brazo, hasta dar con una vena que le sirva, limpia la zona e inserta la aguja para luego poner el tubo de ensayo, que rápidamente comienza a llenarse de su sangre, retira la liga,  Bill la observa y por muy extraño que parezca el color rojo oxidado que llena  tubo le parece fascinante, pero claro que eso no debe saberlo nadie o pensaran que tanta droga en realidad ha comenzado a dañar su cerebro, Schulz retira la aguja y coloca un algodón y flexiona el brazo de Bill, etiqueta rápidamente el tubo y lo guarda en el bolsillo de su bata.

¿Es todo?

Casi, solo un par de cosas, estas aquí para hacer tu servicio a la comunidad, no para perseguir a las enfermeras, a las doctoras o cualquier miembro de este hospital, ¿Estamos claros Kaulitz? —Bill suspira y finalmente asiente—Bien, para evitarnos malos entendidos, me he asegurado de ponerte en un área donde no me causaras problemas, tu padre, me ha dicho que eres muy bueno dibujando, hace un par de años remodelamos el área de pediatría, pero el mural necesita ser actualizado, así que te dedicaras a eso, y también puedes pintar algo en las habitaciones de los niños, para alegrarles su estadía—Bill asiente,  pintar no suena tan malo, si lo compara a levantar basura.

¿El área es muy grande?

Algo, pero ya lo veras por ti mismo, ahora será mejor que salgamos, tu abogado y tu oficial deben estar preguntándose qué tanto hablamos. —Schulz abre la puerta y Bill, sale primero para reunirse con los dos hombres que lo esperan. —Ya está todo, hablado caballeros,  el señor Kaulitz comenzara mañana, ahora voy a mostrarles el área donde, cumplirá con su servicio, ¿Gustan acompañarnos?

Me gustaría, pero tengo una reunión—dice el abogado de Bill—Pero sé que Bill, estará bien, ha hecho un compromiso y sé que lo cumplirá ¿cierto?

Cierto—responde Bill

Yo, también tengo que retirarme, tengo otro chico problema del que ocuparme, pero estaré al tanto de los avances de Bill—estrecha la mano del doctor y la de Bill, gesto que imita el abogado, dejando al Bill con el doctor.

Bien señor Kaulitz seremos solos nosotros.

Podría llamarme Bill, el señor Kaulitz es mi padre y me sentiría menos incómodo.

Sí, eso le parece más cómodo, no tengo ninguna objeción, ahora vayamos al área para que examines el lugar y veas que se te ocurre para alegrar a los niños.

Doctor Schulz —le llama la secretaria—los miembros de la junta directiva, están por llegar.

La junta, lo había olvidado, gracias Rut—el hombre mira a Bill concertado—Puedes llamar al Doctor Köller, —la mujer asiente—Es el médico encargado del área de pediatría, será tu supervisor, pero todo lo referente a tus actividades se verá conmigo.

Unos minutos más tarde, un hombre alto de cabello canoso, ojos color negro con lentes, que debe tener la misma edad de Schulz entra en la oficina, Schulz hace las presentaciones y le informa sobre el servicio comunitario de Bill y lo que hará en el área de pediatría, Köller, no puede contener la emoción que le da saber que Bill será el nuevo encargado del mural y las decoraciones de esa área, hablan un poco más con Schulz sobre poner un pequeño equipo para ayudar a Bill, pero los tres resuelven hablar más tarde sobre el tema, ya que Bill se haya familiarizad con el área. Tras despedirse de Schulz, Bill y Köller salen de la oficina.

Me parece un gesto, muy noble el que quieras retribuir a la sociedad, haciendo algo tan maravilloso para el área de pediatra—dice Köller cuando ambos se dirigen al ascensor, Bill, no puede evitar sentir un poco de molestia, al sentir una odiosa punzada en su estómago, de remordimiento, un sentimiento con el que está poco familiarizado, solo ha sentido remordimiento, cuando ha hecho encabronar a Tom  a Georg, Gustav o Andreas. Y no es un sentimiento del que disfrute.

Yo soy el que se siente más honrado, de que me permitan estar aquí—la pequeña voz que habita en su cabeza, comienza a burlare  de él y de su patética mentira, si en verdad este hombre y el otro imbécil y a todos a los que ha manipulado para estar allí, supieran cuáles son sus verdaderos intereses, se sentirían realmente molestos. Y Gordon seguramente le daría la reprimenda más humillante de su vida.

¡Dr. Köller! —ambos se detienen en el pasillo,  para esperar al hombre, Bill lo observa, no luce como el típico médico, es alto, de complexión atlética, su cabello castaño, está ligeramente alborotado, lleva barba, y sus ojos son de un azul profundo. —Buenas Tardes—Saluda —Soy el doctor Jake Friz—se presenta.

Bill Kaulitz—Fritz mira a Bill, sorprendido, Bill no puede evitar ese sentimiento de importancia que le da el saber que la gente tiembla o queda asombrada al saber quién es él.

El Dr. Fritz es uno de los mejores médicos  psiquiatras de este hospital y aun no llega a los cuarenta y  se acaba de unir de nueva cuenta al hospital y Bill, será el encargado de revitalizar el área de pediatría con nuevos murales—Köller, palmea la espalda de ambos, que se dedican una sonrisa incomoda. — ¿Qué puedo hacer por Ti?

Necesito hablar contigo sobre la niña de la habitación 680, pero puedo esperar a que te desocupes.

¿Diagnostico?

Esquizofrenia, como su hermano—ambos hombres suspiran y Bill, siente curiosidad por el tema. Fritz mira a Bill y luego a Köller.

Bill, la estación de enfermeras está pasando la puerta, espérame haya, en un momento te alcanzo. Así puedes echar un vistazo y me cuentas que piensas.

Sí, claro, mucho gusto doctor Fritz—estrecha la mano del hombre y camina hacia donde le han indicado. La estación de enfermera está vacía, se apoya en la mesa y observa las paredes con dibujos de Disney, hace una mueca de asco ante las imágenes, si él estuviera en ese lugar, le gustaría ver un paisaje de la playa, un parque de diversiones cualquier cosa que muestre el exterior y no al extraño y de dudosa sexualidad de winnie pooh, corriendo detrás de puerquito, quien persigue al pez de la sirenita, y las princesas que claramente lucen como todo menos como una princesa, algunas luces muy extrañas.

¿Te puedo ayudar en algo? —Bill sonríe, reconocería esa voz en cualquier lugar, cierra los ojos, cuenta hasta diez antes de girarse, solo para asegurar que su sonrisa ha desaparecido. La mirada estupefacta que lo escruta, lo hace querer darse de palmadas en la espalda, los hermosos ojos verdes de Sofía, parecen estar a punto de salir de sus cuencas, Bill le da una lenta y caliente mirada, vestida de blanco, luce igual de sexy que con su atuendo ajustado de Nina, “Gatubela” así la llamo Andreas la noche anterior, mientras veían Batman, la versión de Tim Burton y Andreas dijo que Sofía,  era como la dulce secretaria durante el día y como Gatubela durante la noche, sexy, caliente e inalcanzable.

Hola N…—Bill observa como las aletillas de la nariz de Sofía se contraen al exhalar—Dra. Sacks—finalmente se decide por decir—Qué sorpresa encontrarla aquí.

¿Qué haces aquí? —Sofía mira rápidamente toda la habitación.

Dra. Sacks—ambos se giran, solo para ver entrar a  Köller con Fritz, para Bill, no pasa desapercibida la extraña mirada, que se dedican Sofía y Jake, además que la palidez de Sofía, cuando lo vio a él, había cambiado por un ligero  rubor en sus mejillas, pero al ver a Jake, parecía que había visto a un fantasma.

Dr. Köller, lo estaba buscando—Sofía, balance su peso, de un pie a otro, Bill frunce el ceño, al verla tan cohibida y sabe que no es por él.

Oh, Dr. Fritz, le presento a la Dra. Sacks—ambos estrechan sus manos,  para Bill, no pasa desapercibida la ligera caricia que Fritz, le da a la mano de Sofía y el casi imperceptible rubor de Sofía, carraspea ligeramente y ellos se sueltan— una de mis más brillantes estudiantes y créeme esta chica será una eminencia en el área de la oncología, aunque aún estoy intentando convencerla de que se dedique a la pediatría. El Dr. Fritz nos apoyara en el caso de la familia Henkel, esos son los estudios que solicite —Sofía asiente—Ya conoces al Sr. Kaulitz.

 

Si

El encargado de darle una nueva imagen a esta área—Bill, sonríe ligeramente al ver la confusión en los ojos de Sofía— Sofía, porque no le muestras el área a Bill, para que la vaya conociendo y se dé una idea de lo que podría ser del agrado de los niños, también puedes llevarlo al área de juegos, tal vez haya algunos niños que puedan darle alguna día, sobre que les gustaría ver en las paredes de este lugar.

Sí, claro, vamos.

Cuando terminen, me buscan, estaremos en mi oficina, Sofía, ¿has visto a Morgan?

La última vez que lo vi, estaba poniendo al día los expedientes que le solicito.

Bien, entonces iré a buscarlo, vamos doctor Fritz, dejemos que la Dra. Sacks le muestre nuestra ala pediátrica a Bill, para que haga maravillas con él.

Sofía y Bill y ven ambos médicos caminar hacia el lado izquierdo del área, Sofía suspira y se gira para ver a Bill.

¿En verdad vas a pintar este lugar?

Soy un artista y me han pedido el gran favor y he aceptado.

No te creo¸ de seguro hay una razón oculta en todo esto—se cruza de brazos, Bill hace lo mismo, ambos se retan con la miran.

Puedo hacer esto todo el día, Sofía, el juego de las quemadas es algo que se me da muy bien, y estoy disfrutando ver tu rostro sin esa mascara—Sofía rompe el contacto, se gira comenzando a caminar hacia el lado opuesto por donde Bill había llegado, Bill la observa caminar, su cabello rubio y lacio cae debajo de su hombros, se asegura de captar cualquier detalle, para más tarde, cuando se gira y lo mira, Bill, contiene la respiración, es jodidamente hermosa e imponente siendo Sofía o Nina.

¿Vas a venir o no?

Hasta el infierno solo por ti—murmura y camina hacia ella— ¿A dónde me llevas?

Al área de juegos, hay algunos niños, que tal vez te gustaría conocer—Niños piensa Bill, lo único que a él le interesa conocer es el sabor de sus labios, el sabor de su sudor y las muecas que pueda hacer cuando alcance el orgasmo, eso es lo que él quiere conocer, no un puñado de niños enfermos de sabrá dios que.

¿Qué haces trabajando en Edén? —pregunta, se muere de curiosidad por saber eso.

Los hombros de Sofía se tensan—No te importa—responde y se detiene frente a una pared de cristal, Bill la observa pero ella mira del otro lado, así que él también lo hace.

¿De qué están enfermos? —No es curiosidad, solo quiere asegurarse de que no sea nada contagioso y que tal vez pueda ganar algo de simpatía por parte de ella.

Algunos están aquí por complicaciones de enfermedades respiratorias—Bill hace una mueca y escucha reír a Sofía—Descuida ninguno te va a contagiar, ¿Quieres entrar o no? —pregunta y pone sus manos dentro de los bolsillos de su bata, Bill mira a los niños, mueve sus labios intentando decidirse—Bien, será mejor que entremos.

 

Bill suspira y la mira molesto, para qué demonios le pregunta si ella ya había tomado la decisión, así que contra toda renuencia empuja la puerta, para entrar, el lugar como todo el hospital huele antisépticos y medicinas y enfermedad, aunque eso no sea un olor, pero le pica la nariz. O tal vez sea la abstinencia quien en realidad le pica la nariz, Sofía está sentada en una pequeña silla roja junto a una niña que no debe pasar de los seis años, luce como si alguien hubiera jugado con ella, como si fuera un costal de boxeo. La observa pasarle los dedos por el cabello rojo, mira el resto de la habitación además de la mocosa pelirroja hay otros tres, pero no se ven tan mal como la niña.  Balance su peso de un pie a otro, hasta que finalmente se acerca a la mesa donde Sofía esta con la niña. Observa la pequeña silla azul junto a Sofía y piensa si será lo suficientemente resistente para sostenerlo, pero si sostiene a Sofía, puede con él.

Él es Bill,  Bill, ella es Esther—Bill, le sonríe a la niña, pero en verdad lo que quiere hacer es vomitar, tiene el rostro casi desfigurado—Él va a diseñar cosas muy bonitas para este lugar, te gustaría decirle que te gustaría ver en las paredes—Espejos no, eso es seguro, piensa Bill, la niña murmura algo, que Bill no entiende, Sofía se inclina más, después se gira a Bill—Dice que quiere ver mariposas y flores muy bonitas y un gran sol.

Puedo hacerlo—responde, la niña le sonríe y Bill también, esa sonrisa es bonita y distrae de lo arruinado de su rostro. Hablan con los demás niños y Bill, se hace una idea de lo que les gustaría ver, algo que él también había pensado, paisajes no jodidas princesas y osos raros, persiguiendo puerquitos y payasos macabros. Sofía se pone de pie y se despide de los niños al igual que Bill— ¿Qué le paso a Esther? —pregunta, mientras siguen caminando, por el pasillo  del lugar, hay muchas cosas que tiene que cambiar, ese jodido servicio comunitario, va acabar con él, era mejor recoger basura a eso, pero todo lo que hace por Sofía.

La violaron— Bill siente un escalofrió recórrele, columna abajo, tal vez él no sea un santo, golpeo a una mujer hasta casi matarla, pero la zorra se lo merecía, pero hay una gran diferencia entre un adulto y lastimar a un niño—creo que fue su tío o alguien cercano.

Creí que la familia era quien te cuidaba—Bueno si no eras hijo de Simone y ella prefería verte pudrirte en la cárcel,  y perder un año de tu adolescencia en un asqueroso lugar como ese, sin siquiera escuchar la versión de tu historia, esa  era otra clase de familia.

Pues ya ves que no—Se detiene frente a una puerta de madera, Bill lee  el nombre en la placa—Aquí acabamos el recorrido, supongo que algo se te habrá ocurrido.

Sí, algunas cosas, por lo pronto ese jodido oso raro, se va de la pared— Sofía ríe y Bill decide que es una bonita risa, melódica y delicada, tal vez no es sensual como la Tabatha, pero es muy agradable de escuchar—Supongo que tú y yo nos estaremos viendo por aquí.

No lo creo.

Bill frunce el ceño— ¿Por qué te caigo mal? —Sofía abre la puerta y Bill suspira frustrado, el Doctor Köller y el Doctor Schulz están dentro de la oficina, así que no le queda más que entrar, ve a Sofía, desaparecer por donde llegaron.

***

¿Entonces la viste?— Andreas le ofrece una cerveza que Bill, toma rápidamente.

¡Andreas, pedazo de mierda! —grita Gustav—no le des alcohol, tiene el antidoping mañana.

Tranquilo Gustav, que ya me han pinchado hoy.

¿Quién? —pregunta Gustav

El director del hospital, me pregunto que si aún me drogaba—Andreas y Gustav se miran y después a Bill—tenía mi expediente, así que ahí debió leerlo y solo quería asegurarse.

De que estas limpio—Bill asiente

¿Reglas? —Andreas enciende un cigarrillo y le paso la cajetilla a Bill.

No muchas, solo que no me acerque a las enfermeras y las doctoras y esa clase de mierdas—Gustav y Andreas ríen.

Pobre Bill, no lo van a dejar jugar al doctor, ni a la sexy enfermera—Bill, le lanza un cojín que Gustav esquiva rápidamente, pero no así la  cara de Tom, que va entrando junto con Georg,

¡Qué demonios! —grita reponiéndose del golpe

Lo siento—responde Bill, intentando contener su risa, caso muy contrario al del resto.

¿Cómo te fue? —pregunta sentándose junto a su hermano, acepta la cerveza que Andreas le ofrece.

Me dejaron las cosas claras durante mi estadía ahí, créanme levantar basura era una babosada a comparación de lo que tendré que hacer ahí,  pero Sofía es hermosa y eso lo vale.

Así que, si la viste.

Mejor Aún, hable con ella y pase casi una hora en su compañía— Tom y Bill se sonríe, Andreas se golpea la frente, mientras que Gustav y Georg solo se miran antes de murmurar un pobre Sofía.

& Continuará   &

Publico con autorización del autor

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