18: Me gustabas

CAPITULO 18: ME GUSTABAS

El olor a pan recién horneado y café envolvieron a Sofía, cuando abrió la puerta del bistró de Morgana, el lugar estaba ligeramente lleno, para ser un viernes en la noche y con gente haciendo las típicas compras de navidad. Compras que ella aún no había realizado, había estado hasta el cuello de tareas y trabajo en el hospital, había compartido solo miradas con Bill, pero habían sido igual de intensas.

Toma asiento en la barra que está libre, además de ser su lugar favorito la cual está  siendo atendida por Andrew, el subchef del lugar.

Hola Lizie.

Andrew, no soy Lizie, me llamo Sofía.

Pero Elizabeth es tu segundo nombre— responde, colocando frente a ella una taza de café y un plato de croissant de chocolate— ¿Cómo va la mano?

Tres semanas más para que soldé el hueso, ¿Dónde está mi Tía?

Atrás hablando con el arquitecto, olvido la junta de ayer y ahora están atrasados—ambos ríen, hasta que Andrew vuelve a ponerse serio—Morgana no está feliz contigo, pobre de Lemir lucia como un perro apaleado.

¿Cómo sabes que golpee a Lemir? ¿Él dijo algo?

Andrew se cruza de brazos, apoyando su espalda contra la mesa que está detrás de él —Sofía, Lemir y tu van juntos a ese gimnasio de boxeo y hasta donde tengo entendido, tu eres la única que puede patearle el trasero, pero en verdad creo que te has pasado, le reventaste el labio, me sorprendió que aun conservara los dientes.

Fue un accidente.

Tal vez, siempre me he preguntado porque Lemir, permite que le rompas el trasero cada vez que se te da la gana.

¿Tienes alguna respuesta? —pregunta, al tiempo que trata de tragar el pedazo de pan que tiene en la boca.

Eres toda una dama, habla hasta que hayas tragado—Le reprende, Sofía solo gruñe—SI, Lemir está enamorado de ti—Sofía comienza  a toser, estrepitosamente llamando la atención de los clientes, Andrew se abalanza del otro lado  golpeando su espalda, y levantándole los brazos.

¿Qué…—tose—estupidez estás diciendo?

Oh, vamos el pobre chico te sigue como perro faldero y tú lo has enviado a la friendzone, sé que es un par de años menor que tú, pero podrías ser menos dura con él.

Sofía frunce el ceño, está por refutar ese argumento de Andrew, cuando la puerta frente a ella se abre y Morgana aparece acompañada de un hombre de cabellera blanca, ojos verdes, alto y vestido de pantalón gris, camisa azul y saco de rombos  gris con negro, riendo, Andrew levanta sus cejas en forma sugestiva, provocando que Sofía frunza el ceño.

Hola Tía Morgana—saluda, llamando la atención  de la mujer.

Hola, Sofía—le sonríe de lado—Adam Ziegler, ella es mi sobrina  Sofía.

Así que tú eres la futura doctora Sofía Sacks, —le estrecha su mano y le sonríe, provocando unas pequeñas arrugas se formen alrededor de sus ojos—Tu tía no para de hablar de la maravilla de chica que eres.

Eso de maravilla estoy comenzando a dudarlo—Murmura Morgana, los labios de Sofía forman una línea tensa, Adam solo ríe.

Bueno será mejor que vuelva a la oficina y marque los nuevos cambios, un placer conocerte Sofía—recibe solo un asentimiento de cabeza de Sofía—Hasta luego Morgana—se despide de la mujer con un beso en la mejilla, Sofía alza una ceja, al ver el sonrojo de su tía.

Hasta luego Adam—cuando la puerta se cierra, la sonrisa de Morgana desaparece, mira a Sofía quien se encoje sobre el taburete, Andrew, murmura algo sobre que tiene que revisar unos red velvet y que no alcen mucho la voz—Y bien, ¿Qué paso con Lemir?

No, paso nada Tía.

Sofía Elizabeth Sacks—dice, Sofía se encoje al escucharla llamarla por su nombre completo—no me salgas con que no fuiste tú quien le partió el labio, porque ese dedo tuyo no se rompió solo.

Fue un accidente—Morgana entrecierra los ojos, escrutándola con la mirada, Sofía traga el nudo que se ha formado. Finalmente niega y se aleja para comenzar atender unos clientes.

Sofía bosteza y apoya la cabeza contra la mesada, Andrew está terminado de cerrar, mientras algunos meseros, terminan de arreglar todo, Morgana está haciendo el corte de caja.

¿Te falta mucho? —pregunta y vuelve a bostezar.

Ya casi termino.

Ya terminamos nosotros Morgana—interrumpe Andrew—mejor lleva a Sofía a su departamento antes de que nos deje babeado el mostrador y haya que cambiar la madera por una nueva.

Sofía se incorpora y se pasa el dorso de la mano contra los labios, frunce el ceño y le saca la lengua a Andrew. Quien ríe.

***

Lucas brinca alrededor de Sofía contento, Morgana inspecciona el apartamento de su sobrina y niega al ver el desastre que es la sala, lo único que parece estar en su lugar, es el florero de cristal con una rosa blanca, desde la cocina se puede escuchar a Sofía regañando a Lucas por no querer tomar la medicina, toma una camiseta que por su apariencia luce sucia y comienza pasarla por una de las repisas, acomodando las fotografías, coloca la  más reciente fotografía de Sofía, frente a todas las demás, suspira al ver el bulto de ropa recién lavada sin doblar.

¿Por qué este apartamento luce como un chiquero?

Porque no he tenido tiempo de limpiar—es la respuesta de Sofía, parándose frente a su tía, del otro lado del sillón— ¿Te vas a quedar cierto? —Morgana mira su reloj de pulsera—Tía son cerca de las dos de la mañana.

Está bien, pero tenemos que hablar—Sofía deja caer su cabeza hacia atrás, suspira—Pero lo haremos mañana, porque estoy cansada y como solo tienes una cama, te cedo el sillón cariño—Sofía asiente y ayuda a Morgana a doblar la  ropa— ¡Aun conservas esta playera! —Sofía levanta la mirada para ver a la mujer sosteniendo contra su pecho, la playera de Dimitri.

¿De dónde la sacaste?

¿Cómo que de dónde? Pues de este desastre de ropa limpia y sucia que tienes aquí—señala los montones de ropa.

Estaba segura de haberla perdido—mira en dirección a la repisa de las fotografías, cruza la habitación y mira con grandes ojos la fotografía extraviada, cuenta las fotografías esta vez son seis en total—Que raro, aquí solo había cinco fotografías—murmura, escucha que Morgana dice algo pero no está segura que— ¿Qué dijiste tía?

Dije que no me extraña que pensaras que la habías perdido, este lugar es un muladar.

Sofía revisa su closet y encuentra el álbum de fotos perdidas, lo revisa minuciosamente y todo está en su lugar, no falta ninguna de las fotografías.

Sofía, en verdad estoy cansada, ya puedes volver al sillón y apagar la luz—mira a Morgana que tiene un brazo sobre su rostro cubriendo su rostro.

Lo siento, buenas noches tía—sale de la habitación y tras empujar a Lucas de regreso a su cama, se desploma en el sofá—Lucas, ¿Tu no dejaras entrar a nadie cierto? —mira la perro que se gira hasta quedar patas arriba.

Sofía abre los ojos al escuchar ruido en la cocina, se sienta rápidamente sintiendo un mareo al hacerlo, Lucas está sentado sobre ella y el gato echado en la cama.

Ya despertaste—se gira y ve a Morgana apoyada en la puerta de la cocina, mira su reloj de pulsera las  nueva de la mañana, gruñe y tras empujar a Lucas se pone de pie, se pasa las manos sobre el cuello para masajearlo, se acomoda la camisa de su tío y tras ponerse las pantuflas, camina hacia la cocina—la pequeña mesa de la cocina está repleta de comida. Frunce el ceño —Salió de la tienda, porque no tenías nada, Sofía no puedes vivir a base de cereal y poptars.

Lo he hecho durante todo el semestre—sonríe, sentándose a la mesa y comenzando a salivar al ver las crepas, los huevos revueltos y la fruta, además del café humeante. Toma un par de crepas y huevos y comienza a comer, cuando despertó no pensó en tener hambre, pero fue ver la mesa y sentir su estómago rugir en busca de alimento. —Amo tus crepas con fresa—dice dándole un mordisco a la última, mientras Morgana comienza a levantar todo—Me dejas más antes de que te vayas—pide sonriendo como la niña que Morgana adora ver.

Hay más en el refrigerador— responde sentándose frente a ella con una taza nueva de café—Y bien, tu dedo y el labio de Lemir, ¿Cómo paso?

Fue un accidente.

Sofía, para cuando tú vas yo ya fui y di dos vueltas, ese golpe no fue un accidente, dime la verdad.

Sofía se aclara la garganta y deja su crepa a medio comer de vuelta al plato, suspira y se pasa las manos por el cabello—Tuvimos una discusión, por algo que yo hice. Hace un tiempo  y que no fue un error.

¿Qué tanto tiempo?

Dos años— da un sorbo a su café y mira por sobre el borde a su tía que esta cruzada de brazos frente a ella.

Sofía, hace un tiempo tuve un altercado con una chica, por culpa tuya—observa el rostro contrariado y confundido de Sofía—nunca quise preguntarte por eso, porque no te veo capaz de semejante acusación, pero Lemir dijo que tu no eras lo que él pensaba y comienzo a cuestionarme si eso es verdad.

¿Qué dijo Lemir exactamente?

Exactamente mejor dime tú, ¿qué paso con tu psiquiatra hace unos dos años?—Sofía siente que el corazón se le detiene en ese momento y como un sudor frio comienza a recorrerle espalda abajo—yo le mencione a Lemir, que tal vez deberías volver a tu sesiones con el psiquiatra, mencione  que habías mejorado bastante mientras fuiste paciente de Jake Fritz y Lemir dijo que tal vez no fue buena idea enviarte con él y eso me hace pensar que algo grave paso entre tú y ese hombre. Así que dime la verdad.

Y…Yo… — baja la mirada, hasta sus manos, comienza a jugar con la cutícula de sus uñas—Tía, entre Jake y yo paso algo que no debió pasar—levanta levemente la mirada, solo para encontrarse con el gesto estoico de Morgana, que la incita a seguir—La verdad es que no sé qué paso, te lo juro tía —su voz sale un chillido agudo—Solo sé que estaba en el diván llorando desesperada y había comenzado a hiperventilar y él… él se acercó para ayudarme a respirar y después…. Y después…

¿Y después Sofía? —Por el tono de voz de Morgana, Sofía sabe que su tía está sacando sus propias conclusiones— ¿Qué paso después, entre tú y ese hombre?

Me beso—Morgana jadea—y yo, yo respondí a su beso y las cosas se salieron de control tía, cuando me di cuenta estaba yendo a sus sesiones, solo para acostarme con él—cierra los ojos y al abrirlos, encuentra la expresión llena de horror , confusión y rabia plasmada en el bello rostro de Morgana—Mi última cita, cuando decidí terminar con ese error, no estuvo el ahí, si no su prometida—se limpia la primera lagrima que corre—Lemir y yo tuvimos una discusión por qué le conté lo que paso, hubo gritos y un par de insultos y lo golpee—levanta la mano derecha con el dedo entablilladlo—Ahora él piensa que soy una cualquiera y no quiere hablar conmigo… y … y realmente comienzo a creer que es verdad—baja la mirada, sus hombros tiemblan y el primer sollozo rompe el silencio que envuelve la cocina, se lleva una mano a la boca, para cubrir los sollozos una acción que tiene aprendida desde la primera vez que fue violada.

Siente una opresión alrededor de sus hombros, y se aferra a ese abrazo—Cariño, no fue tu culpa, ese hombre se aprovechó de que estabas vulnerable—Sofía niega, Morgana deshace el abrazo y toma el rostro de Sofía entre sus manos—Esa mujer es pelirroja de ojos verdes—Sofía asiente—estuvo en el bistró e intento hacer un escándalo, me conto que te estabas acostando con su prometido, pero no me dijo quién era y yo no le creí, no creí que mi dulce Sofie, fuera capaz de eso, no después de saber lo difícil que era para ti, pero te veía radiante y feliz y no me atreví a preguntar. Ahora sé que si lo hubiera hecho, algo habríamos podido hacer una demanda por violación.

No me violo tía, yo me acosté con él porque así lo quise, el jamás me forzó, creo que hasta llegue a enamorarme de él, o tal vez me confundí.

¿Lo has vuelto a ver?

Sofía duda un momento entre mentir o decirle la verdad—En el hospital, en la oficina del doctor Köller, pero no se me ha acercado, no te preocupes. No creo que lo haga, Jake no es de los hombres a los que les gusta llamar la atención.

Si intenta acercarse a ti, me lo dirás—sabe que no es una pregunta si no una orden—En cuanto a Lemir tienen que hablar, han sido amigos desde hace tres años y por este asunto, no pueden tirar su amistad al traste.

Ya, lo intente y no quiere hablar conmigo.

Y te has rendido, así de sencillo, ¿Dónde está la chica que se paseó detrás de Dimitri, hasta que la enseño a conducir con doce años? —Sofía hace un intento risa, que suena a un cerdito—Habla con él y si no quiere escucharte, tienes mi permiso para tomarlo de la oreja hasta que te escuche—le besa la frente.

****

Sábado y Edén esta por abrir de nueva cuenta sus puertas, en un par de horas, el lugar luce completamente distinto a como era antes,  el piso de madrea clara ayuda a resaltar el nuevo mobiliario, han puesto pequeñas salas independientes, separadas por columnas de madera en las que han apoyado estatuas de mármol de mujeres, haciendo juego con el piso, candelabros de cristal cortado, que ofrecen una iluminación más tenue al lugar, han montado dos pequeños escenarios, ambos están levantados del suelo, de manera que de la parte del club en el que estés sentado, se pueda apreciar cualquiera de los shows que se presentaran, en uno de los escenarios han colocado una tina de granito, el otro solo es una plataforma lisa pero al parecer los tubos de pool dance, saldrán del suelo de manera automática y una vez terminado el espectáculo, volverán a desaparecer.

La barra de madera ha sido cambiada por una barra de granito, por la que han instalado un sistema de luces, que hará juego con toda la iluminación del lugar, han colocado una gran repisa de cristal, donde ahora lucen todas las botellas de alcohol y la cristalería, las luces del lugar hacen que todo se ilumine en tonos rojos claros  y lilas.

Lemir está sobre una escalera sin camisa cambiando uno de los bombillos de las lámparas que al parecer se ha fundido, los chicos de seguridad revisan todo el lugar asegurándose que todo esté en orden, Harry, Hansel y Otto el abogado del nuevo socio, revisan detalles de último minuto, para esa noche, como una lista de invitados con los Kaulitz encabezando el listado, el  Edén en el que  Sofía comenzó a trabajar hace casi cuatro años ha desaparecido.

Ese lugar exuda lujo por donde se le mire.

Extraño,  ¿verdad? —se gira a ver a Ed, parado junto a ella, Sofía o mejor dicho Nina, está en su clásico atuendo antes de se abra Edén, su cabello atado en una cola de caballo, una gorra de béisbol y unos enormes lentes que ocultan su rostro, luciendo un insípido jean ancho y una sudadera gris, la ropa es demasiado ancha, que incluso luce demasiado pequeña—Nina, deja de robarle las ropas a Lemir o Andrew, ¡Demonios mujer, luce esas curvas más a menudo! —Ríe — ¿Por cierto que le hiciste al pequeño Lemir? —Sofía lo mira confundida —Casi destroza el lugar, con ese humor de perros que se carga.

¿Ha dicho algo?

No, solo que no entiende a las mujeres.

¿Solo por eso piensas que es mi culpa?

Bueno, eres la única chica que siempre hemos visto cerca del pequeño Lemir—Sofía, lo golpea en el hombro y tras dedicarle una sonrisa, camina hacia la escalera, en donde Lemir está parado, cambiando las luces de la lámpara.

¿Vas a cuidar mi trasero esta noche? —pregunta antes de llegar hasta donde esta Lemir, que está bajando de la escalera.

Hace tres años que lo hago, dime una noche en que eso no haya pasado Rubia.

Cuando te dio Paperas—responde Lemir—Me enviaron a mí y veme, soy un perro fiel, de la rubia.

Sofía se gira y sus mejillas se tornan rojas, Lemir suspira y le hace una seña para que camine tras él, hasta la bodega, sonríe y hace ligeras inclinaciones de cabeza como saludo a los demás chicos que están recibiendo instrucciones, saluda con la mano a Harry, Hansel y Otto quien le responden el saludo, antes de salir tras Lemir.

Lemir. Tenemos que hablar.

No, no tenemos—responde apoyando la escalera contra la pared

Sabes que sí, ¿Tienes que decirme que demonios fue lo que paso hace una semana?

Fácil, me rompiste el labio—señala con su dedo índice la esquina morada.

¡Me fracture un dedo! —Le muestra la mano, Lemir se encoje de hombros—Me estas jodiendo.

Eso ya lo hizo Jake—se cruza de hombros, puede ver la expresión lastimada que se plasma en el rostro de Sofía—lo siento, ya me pase — se apoya contra la pared, hasta terminar sentado, se pasa las manos por el rostro y aleja el sudor que corre por su frente—Me gustabas—Sofía, siente un sudor frio, jadea—Hace dos años, estaba jodidamente atraído por ti, pero sabía que tú me veías como un niño y luego una noche, recuerdo que me dijiste que era un estúpido, por no saber apreciar a mis padres, que no sabía lo que era tener una madre, que aunque te abriera la cabeza a base de palmadas te cuidara, que era mejor que tener una que te dejara a mereced de monstruos, recuerdo que no entendí, pero después cuando paso  lo de tu ultimo ex, recuerdo que estabas llorando y un tanto histérica y recuerdo a mamá intentando calmarte y cuando le dijiste la verdad, sobre lo que te pasaba, recuerdas el resto— asiente—Lloraste conmigo y dijiste que si eras un estúpido, les pediste perdón a tus padres, por haber sido un cabron con ellos, por estar perdiendo el tiempo con vagos, que casi te matan por no querer vender sus porquerías en este club—Ambos guardan silencio, pero aun así se analizan, Sofía frunce el ceño— ¡No, puedes haberme dicho esas cosas tan horribles, solo porque te gustaba!—grita, provocando que Lemir de un bote.

Claro que puedo, ¿Tienes una puta idea de cuan humillado me sentí? Estaba enamorado de ti, le rogué a Esther, para que le pidiera a Jake, que tratara a mi amiga, porque era la persona más buena del mundo y yo iba a estudiar psicología para poder ayudarte en el futuro, pero mientras tanto él podría y tal vez después no me necesitaras como psicólogo pero podrías necesitarme como novio—ríe—pero mientras yo pensaba que  Jake te ayudaba, te estabas acostando con él.

¿Aun te gusto?

¿Quieres saber la verdad? —Sofía asiente—No, me costó darme cuenta, que tú solo me verías como tu mejor amigo, ese pequeño hermano que nunca tuviste, ahora tengo a Eva y creo que lo que me paso, fue que me deje impresionar por tu belleza y tu vulnerabilidad y por…. Porque eres jodidamente asombrosa, yo recuerdo que después de que me apuñalaron y me encontraste tirado desangrándome en un callejón cerca de la facultad, tarde meses en salir solo de casa, tenía miedo hasta de mi sombra, pero tu… tu Sofía, simplemente has luchado contra todos,  contra los demonios que han intentado acabar contigo, les ha ganado la batalla y no has dejado que nada de eso, te impida ser una chica hermosa, fuerte valiente, pudiste terminar en drogas, destruyendo tu vida por el daño que te hicieron y en su lugar, decidiste ser alguien fuerte… ¡Pero yo estaba a mano demonios! Te habría dejado amarrarme a la cabecera si no querías que te tocara, te habría dejado hacerme cualquier cosa con tal te de que me hubieras dejado hacerte el amor…

La primera vez llore—le interrumpe—Jake se asustó y me abrazo después de vestirme, lo hice cada maldita vez, durante el primer mes, después simplemente mi cerebro adormeció los recuerdos.

Dame tiempo, Sofh, estoy furioso contigo, pero Nina ella no tiene nada que ver, esa rubia y yo podemos trabajar juntos y hacer bromas sobre los clientes y sobre Tabatha, así que deja que Nina entre y desaparece a Sofía.

& Continuará   &

Publico con autorización del autor

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