CAPITULO 20 AMENAZAS Y CELOS
— ¿Te gusta? —Pregunta Ángela, abriendo la puerta de la habitación. Nina, observa lo que ahora es su camerino, es una habitación pequeña de color azul claro, con un pequeño tocar de color blanco, en el que hay perfumes y maquillajes, al lado derecho un espejo de cuerpo y frente a este un pequeño armario, que Ángela abre y un monto de prendas aparecen frente a sus ojos. —Ahora ya no tendrás que cambiarte en el baño de la oficina de Harry, tienes este hermoso y pequeño lugar para ti.
—Ok, supongo que… gracias—Frunce el ceño, mirando todo de nuevo, camina hacia Ángela, para mirar mejor la ropa que está ahí—Mi uniforme está en mi mochila—señala la esquina, donde Ángela aventó su mochila una vez que entraron.
—Nina, con los cambios que se hicieron al club, tu uniforme se cambió y esta vez tendrás uno distinto para cada noche.
— ¿Uno, para cada noche? —repite como si no entendiera, Ángela, saca una de las prendas, los ojos de Nina, casi se salen de sus cuencas, al ver es ridículo y obsceno traje de baño o lo que parece ser un traje de baño, de un color rojo granate con unas aberturas a los lados el escote es demasiado pequeño y los tirantes parecen ser demasiado frágiles, para sujetar sus senos, mira Ángela como si estuviera loca. — ¿Pretendes que use eso?
—No pretendo, es lo que vas a usar, ya es hora que muestres ese cuerpo. Mira aquí están las zapatillas que usaras con este traje—Abre un mueble y varias zapatillas aparecen frente ellas, Ángela saca unas zapatillas negras de tacón alto.
— ¡Estás Loca! —Grita — ¿No quieres que suba de una vez a bailar?
—No es mala idea—Se cruza de brazos, Nina se pone pálida al ver la mira llena de deleite y la sonrisa cargada de maldad de Ángela, se pregunta si se habrá golpeado la cabeza, ella no va a salir vistiendo nada de esas cosas, no es un puta que se cotice caro—Vamos comienza vestirte, que aún tengo que arreglarte, este lugar abre en tres horas y aun tienes que poner en orden la barra.
Nina mueve la cabeza negando, su voz se ha ido, las palmas comienzan a sudarle, y sus ojos se abren en pánico cuando Ángela toma su mochila, sacando su antiguo uniforme y comienza moverlo de un lado a otro, buscando el inicio de las costuras.
— ¡Ángela, No! —corre y toma entre sus manos parte de la prenda. —No puedo salir con esas cosas puestas, eso no me va ni a cubrir la mitad del trasero, no seas cruel—el pantalón comienza a resbalarse de las manos de Agánela, Nina la aprieta fuertemente contra su pecho.
— ¿Cruel? Dices que yo soy cruel, bueno entonces dime ¿cómo le llamas tú, a lo que le hiciste a Lemir? —Boquea ante esa pregunta, su cerebro comienza a trabajar en mil y un respuestas, pero ninguna parecer tener intención de salir—Rompiste el corazón de Lemir, sabía que tarde o temprano lo harías, pero pensé que tendrías algo de tacto al hacerlo.
—Ángela, te juro que no tenía idea de que Lemir, sentía algo más allá de lo una amistad, ¡Te lo juro!, cuando me confesó hoy que le gustaba, me tomo por sorpresa, de haberlo sabido antes, lo habría frenado.
— ¿Cómo que te lo confeso hoy? Sofía, Hace una semana, que Lemir, esta de mal humor, cuando le pregunte por ti, casi me arranca la cabeza. Así que supuse que se te habría declarado y tú lo habrías rechazado, ¿Qué paso entre ustedes?
—Tuvimos una discusión por algo sin importancia… nos hicimos de palabras, pero él jamás me dijo que le gustaba hasta hoy—Ángela entrecierra los ojos, escrutándola con la mirada en busca de una mentira—Porque habría de mentirte, ¿que ganaría yo con eso?
—Que no mande el trasero de Nina, casi desnudo por el club de mi marido, por romperle el corazón a mi niño, escucha Sofía, te quiero y te estoy agradecida el que hayas hecho que Lemir, se volviera un chico responsable y maduro, pero si me mientes te voy a cortar la cabeza, aunque Morgana, intente hacer lo mismo conmigo. ¿Estamos de acuerdo? —Solo asiente—No es mentira, eso de que Lemir te dijo hoy que estaba enamorado de ti, estamos hablando en tiempo pasado.
—Quiero a Lemir, pero no la forma en que él me quiere, es un gran chico, pero yo no soy la chica que el merece y si tal vez tiene mucho que ver, lo que me paso de niña, pero—se pasa la lengua por los labios y traga un nudo—Ángela, no es de mí de quien tienes que preocuparte, Lemir ya no me quiere como creía, ahora está con esta chica, Eva, creo que se llama.
Ángela gruñe y se sienta junto a Sofía—Las chicas que bailan aquí, me ponen nerviosa, Sofía, porque no pudiste ver como mi niño se moría por ti.
—Porque fui muy estúpida.
—Así es, Bien será mejor que te vistas—se pone de pie y camina hacia el armario.
—No es broma tuya, eso de lo de la ropa de p…—se muerde la lengua antes de continuar, Ángela la mira divertida— de bailarina.
—Este es el camerino de Eva, Harry quiso que tuviera uno, al igual que Tabatha, ellas dos serán las estrellas del lugar, pero aquí guarde uno de tus nuevos uniformes, siempre llegas primero que todas, así que puedes vestirte aquí.
Nina se mira al espejo y observa su nuevo atuendo, un extraño vestido unido al centro por una argolla dorada, dejando al descubierto parte de su abdomen, el típico vestido de ramera, piensa pero decide no decir nada, menos cuando Ángela esta tan entretenida peinando su cabellera o mejor dicho dando tirones a sus largos mechones rubios hasta forma una coleta, su rostro cubierto por su usual antifaz y sus labios pintados de un rojo granate.
***
— ¿Qué? —pregunta sin dejar de acomodar las botellas de licor. Siendo consciente de la mirada de todos los chicos, que están ahí, ninguno está acostumbrado a verla en vestido y mucho menos con esa clase de vestido que milagrosamente no ha mostrado su trasero, ya que difícilmente lo cubre, si las botas fueran tan altas como para confundirlas con leggins no se sentiría tan expuesta, pero desgraciadamente no lo son, maldice a Ángela por no dejarla usar medias.
— ¿Dónde está tu antiguo uniforme?
—Tu madre, decidió que este era mi nuevo uniforme y no digas nada, Lemir, porque te juro que te voy a lanzar una botella, aunque después tenga que coserte yo misma.
—Hola, piernas largas—Aprieta fuertemente el cuello de la botella, antes de girarse y atravesar con la mirada a Ed, que deja de reír—Ok, ya no digo nada, pero vamos Nina, te ves jodidamente sexy, yo sabía que tenías un cuerpo de muerte, aun cuando no mostrabas mucho con lo anterior, definitivamente Ángela, hizo maravillas con el nuevo.
— ¡Te voy a cortar la lengua, como no te largues! —Lemir, intenta contener sus risas, pero falla.
—Ya Ed, déjala, esta de malas, no le gusto el atuendo, ¿Qué hiciste para hacer enojar a mi mamá y que te pusiera su traje de Halloween?
— ¿Su traje de Halloween? —pregunta Ed y Nina
Lemir se estremece y hace cara de asco—El año pasado, Ángela y Harry fueron a una fiesta de disfraces y ese era su disfraz, claro tú no lo llenas como se debe de arriba, pero no es tu culpa.
— ¿Ángela iba disfrazada de ramera?
—de los 80’s, Nina, no seas grosera, da gracias a que no te puse mi antiguo traje de conejita de playboy. Ed cuando lleguen las chicas avísame, iré a la oficina de Harry, hacer una llamada.
Los tres ven desaparecer a Ángela, antes de suspirar, Ed se despida mordiéndose la lengua para no soltar otro cumplido, que sabe que le otorgara que Nina, le arranque la cabeza, Nina se jala el borde del vestido, pero al ser de látex, no hay mucho que pueda hacer.
—Tu—murmura, Lemir se gira y la mira sin comprender—Está furiosa porque te rompí el corazón. Este es mi castigo, lucir como una puta de este lugar.
—Oye, Sofh…
—Ya no digas nada, no puede desquitarse con Sofía, pero lo hará con Nina, así que hazme un favor y préstame tu chaqueta, no puedo acomodar estar mierdas, y estar al pendiente que no se vea el trasero, la mitad de los presentes, están esperando a ver que llevo bajo el vestido.
—Quita, ya lo hago yo, que te parece si esta noche, tu solo sirves las bebidas y yo me encargo del resto, no tendrás que moverte mucho. ¿Por cierto, que llevas debajo?
— ¡Lemir! —grita, provocando risas en el chico, que se toma el estómago con las dos manos, le un golpe en el brazo, pero aun así no deja de reír—eres un idiota—sacude la cabeza, también riendo.
—Hola, Lemir—Ambos dejan de reír, Eva esta frente a ellos, mirándolos con curiosidad—veo que estas de mejor humor, supongo que tú eres Nina.
—Hola, Eva—sonríe, mira un segundo a Lemir, antes de regresar la mirada a Eva y sus penetrantes ojos verde esmeralda—Bueno, yo voy a seguir acomodando, esto—enseña la botella, se acomoda de nuevo el vestido, incomoda.
—Hey, toma—Lemir le muestra su chaqueta, Nina sonríe agradecida, deja la botella sobre la repisa, la chaqueta le cubre lo suficiente para poder moverse con tranquilidad. Se gira y comienza a acomodar las botellas, escucha ligeramente la conversación de Eva y Lemir.
— ¡Eva! —Grita Ed, llegando a su lado— ¿Qué haces aquí, tienes que estar arreglándote este lugar abre en menos de una hora?
—Ya lo sé, Ed, solo estoy hablando con Lemir.
—Bueno pues no te pagan para intentar se la novia del hijo del dueño, ese lugar es de Nina.
— ¡ED! —gritan Lemir y Nina, recibiendo una risa burlona del mencionado y una mirada molesta por parte de la morena.
—No es verdad, Eva, solo somos amigos, Ed, no seas idiota.
—Solo decía lo obvio, en fin, toma —pone una botella de champagne, sobre la mesa, con un lazo rojo en el cuello.
— ¡Ed! Me alaga tu regalo, pero no puedo aceptarla.
—No, es para ti ilusa, es para la diva.
— ¿Para Tabatha? —Levanta una ceja y mira con desdén la botella— ¿Quién la manda?
— ¿Cómo que quien? Pues Kaulitz—siente como la bilis, se le sube—Así que llévaselo, ya que solo tú puedes entrar a los camerinos y que no te corte la cabeza, está furiosa, aquí por la diosa de Ébano, de Lemir.
Eva se sonroja, al escuchar eso, al igual que Lemir, Nina intenta sonreír, pero la idea de Bill, enviándole regalos a puta de Tabatha, cubre cualquier rastro de felicidad que pueda sentir. Coloca la botella en la última adquisición de Edén un Veuve Clicquot Globalight, que mantendrá la botella fría por bastante tiempo, sin que tenga que estar al pendiente de ella. Toma dos copas, que deja sobre la barra, antes de quitarse la chamarra de Lemir. Pasa al otro lado de la barra y toma las cosas.
—Nina, ¿estás bien? —Lemir la mira preocupado.
—Sí, voy a llevarle esto a su majestad—Ed, Eva y Lemir, la observan caminar, pero es el último quien la mira confundido, algo en la actitud de ella le preocupa.
—Yo, voy arreglarme, te veo más tarde Lemir.
Nina, abre la puerta del camerino de Tabatha sin tocar y es recibida por un intenso olor que parece ser canela, observa la habitación que también fue cambiada, las paredes color rojo, fueron cambiadas por unas de color lavanda claro, tiene algunos muebles de color blanco, demasiadas, incluso la cama parece ser nueva, las sabanas son de un lila pálido, y parecen ser de seda. Tabatha es la única que tiene una cama en su propio camerino, la cual obtuvo después de que Bill Kaulitz comenzara a frecuentar el bar, Nina, sabia como se había quejado de tener que llevar al Sr. Kaulitz aun privado que había sido usado por otras personas, había sido de lo más antihigiénico, Harry había aceptado, después de ver lo que Kaulitz y sus amigos había gastado en Edén esa noche.
— ¿Eso es mío? —se gira para ver a Tabatha saliendo del baño, lleva un corset azul marino, una tanga del mismo color y medias hasta media pierna con encaje.
— ¿Dónde lo pongo? —Tabatha observa de pies a cabeza a Nina, hace una mueca, señala una pequeña mesa que ya está arreglada con unas velas, blancas que aún no están encendidas, coloca la hielera y las copas. — ¿Supongo que tú la descorcharas?
—Claro, cuando Bill, este aquí—responde, mirándola a través del espejo—Lindo vestido.
—Gracias.
—Es una pena que la percha no sea la adecuada—Nina hace puño las manos y se me imagina tomando los mechones castaños de Tabatha y golpeando ese bello rostro, contra el espejo hasta desfigurarlo, a ver si Bill, sigue prefiriéndola.
—Preguntémosle a Bill, que le parece mi a atuendo—se gira y sale del camerino, azotando la puerta—Estúpida golfa de cuarta.
—Por lo visto tampoco te agrada—se gira para ver a Eva, que está apoyado en el marco de su camerino.
—Es una imbécil, que deja mucho dinero a este lugar y ella lo sabe, pero eso no le quita lo idiota.
—A mí me odia, pero no estoy segura de por qué.
—Tabatha, odia a todo aquel, que le parece una amenaza, que tu tengas tu propio camerino, tu propio show, cuando nadie más lo había tenido es una señal de alarma.
— ¿A ti porque te odia? ¿Es por Lemir?
Nina, suspira y le hace una señal para que entre al camerino, cierra la puerta tras ella—Escucha, Lemir y yo somos amigos, solo eso, no tengo muchos amigos, no soy una persona que confié mucho en la demás, no te voy a contar mi vida, porque te acabo de conocer, pero no soy una amenaza para ti con Lemir y si Tabatha me odia, es porque sabe que si yo decidiera hacer lo que ella hace, sería un mejor espectáculo que el suyo, pero no estoy aquí por eso, estoy aquí para ser la barman, es el mejor trabajo que he podido conseguir, para pagar las cuentas de la universidad, solo por eso, en cuanto termine y pague mis deudas universitarias, yo me largo de este lugar, Harry lo sabe, es por eso que aún estoy aquí, porque no me interesa ser una golfa, no quiero ofenderte.
—También estoy por la misma razón, mi contrato solo es para bailar, no me voy a costar con nadie.
—Me alegro, por ti, pero sobre todo por Lemir. Ahora será mejor que regrese al frente de la barra, Lemir es un negado, para eso y no quiero que dañe nada y después Harry me regañe, suficiente tengo con que Ángela me tenga usando esto—Eva ríe
—Nina, me gustaría conocerte mejor fuera de este lugar. Si Lemir y yo vamos a comenzar algo, me gustaría que nosotras estuviéramos en buenos términos.
***
Edén está a reventar, Nina y Lemir se miran sorprendidos al no solo ver chicos, bastante jóvenes pero lo suficientemente mayores como para estar ahí, sino por la presencia de chicas, pero no son cualquier tipo de chicas, son jovencitas de las familias más adineradas del país.
—Esto sí que es una novedad—dice Lemir sacándose un billete de 20€, de la cinturilla del pantalón.
—Deberías bailar en uno de los tubos, solo para las chicas—se burla Nina, colocando otra charola con bebidas y señalando una mesa con algunos chicos y chicas que observan el espectáculo de algunas de las chicas que están bailando, el show de Eva acaba de terminar y la gente quedo enloquecida ante los movimientos de la morena, Nina tuvo que golpear a Lemir en el hombro varios veces para que dejara de babear, e incluso tuvo que tomarlo del antebrazo, cuando intento caminar hacia un par de chicos que intentaron subir al escenario, pero los chicos de seguridad habían sido más rápidos y habían controlado todo.
—Vaya cambio—cierra los ojos, y duda entre sí girarse o salir huyendo, finalmente se gira para encontrarse con la mirada de Bill.
— ¿Qué te sirvo?
—Que tal, un hola Bill.
— ¿Qué te sirvo?
—Así, funciona esto, en el hospital me puedes hablar como si nada y aquí soy un desconocido. Bien entonces sírveme un whisky —responde—Que sea doble y rápido—coloca el vaso y lo llena del líquido. Nina vuelve a llenar charolas con copas y colocando botellas en el centro, que desaparecen rápidamente. Lemir hace una nueva aparición, pero solo para recoger una charola y desaparecer nuevamente. — ¿Sabes si Tabatha, recibió mi regalo?
—Sí, yo personalmente la deje en su camerino—sonríe, camina hacia otro cliente que la llama—Te sirvo otra.
—Claro, ¿Le gusto?
—Supongo, no me quede a preguntarle.
—Le preguntare después del show—sonríe—bueno, será mejor que regrese con mis amigos, el show de mi chica está por comenzar.
— ¿¡Tu chica!? — chilla y Bill sonríe.
—Hasta luego Nina—se pone de pie, dejándole un billete de 200€ y desapareciendo entre la multitud.
— ¿Qué quería Kaulitz? —Nina da un bote y se gira a ver a Lemir.
—Nada, preguntarme por el regalo de la diosa—responde —Voy a buscar más botellas—se gira, justo cuando se escucha el anuncio del show de Tabatha. Lemir la observa desaparecer y mira hacia el escenario donde Tabatha está comenzando a bailar. Para cuando Nina aparece de nuevo, Tabatha está por terminar su show.
— ¿Veinte minutos, para buscar las botellas?
—Me están matando los tacones y me los quite y me quede a descansar—Lemir entre cierra los ojos, pero Nina lo ignora y continua ateniendo clientes.
Los últimos clientes están saliendo y las luces del lugar están encendidas, Nina está terminando de hacer el corte de caja, mientras Lemir, cuenta emocionado el dinero de las propinas, lo escucha decir palabrotas y no puede evitar reír.
—Recuerda que eso se divide entre todos, hasta la quincena—le recuerda y Lemir vuelve a maldecir.
—No puede ser entre los dos—Nina niega—que cabrones, mientras ellos se pasean y nosotros nos rompemos el culo sirviendo, ellos se llevan parte de mis propinas.
—Lemir no seas malcriado, ellos nos…. Bueno me cuidan a mí y a las chicas—guarda el dinero en un sobre y lo rotula, vuelve a contar el dinero de las propinas que guarda en un nuevo sobre y llama a Ed.
—Voy poniendo el lavavajillas.
—No, mejor guarda las botellas vacías, voy por las copas que quedan en los camerinos—camina por el lugar, y algunos chicos están limpiando todo— ¿Devon, los camerinos están vacíos ya?
—Los comunitarios están llenos, el camerino de Eva y su majestad deben estar solos, hace horas que debieron marcharse.
Asiente y camina hacia el lado contrario, de los camerinos, abre el camerino de Eva, donde se encuentra con Eva dormida en el futón.
—Eva, despierta, ya estamos por cerrar—la mueve. Pero la chica está completamente dormida, decide dejarla dormir unos momentos, mas y decirle a Lemir, para que la despierte y la lleve a su casa, cierra la puerta y camina hacia el camerino de Tabatha, como una costumbre, abre la puerta sin llamar solo para encontrar a Tabatha y Bill, en un momento de pasión, golpea la puerta con el puño, para llamar la atención de ambos—El club está cerrado, no debería estar aquí, Señor Kaulitz—dice con desdén.
—Solo me despedía—responde, colocándose la chaqueta, Tabatha se recuesta entre la sabanas y sonríe—Hasta luego gatita—camina y se detiene frente a Nina—Hasta luego Nina, por cierto, me encanta como te ves en ese vestido. —ríe y sale del camerino, dejando a ambas chicas mirándose con ganas de matarse.
— ¿Qué no sabes tocar?
— ¿Y tú que no sabes, que no deben estar aquí por más de dos horas?, Que no puedes darle un orgasmo decente, para que se marche.
— ¿Estas celosa?
—De ti, por dios Tabatha, no eres nadie y no creo que Bill, te quiera para algo más que para lo que te usa en este momento—camina hacia la mesa, tomando la botella vacía, que coloca de nuevo en la hielera, observa las copas rotas en el suelo—Esto salen de tu cuenta—señala el suelo y camina hacia la puerta, pero un fuerte tirón de cabello, la hace regresar sobre sus pasos. Se gira rápidamente, para darle un bofetón a Tabatha que la suelta.
— ¡Idiota! —grita llevándose una mano a la zona.
—Me vuelves a tocar y te juro que arranco la cabeza, antes de que parpadees.
— ¡Bill es mío! Metete eso en la cabeza, rubia estúpida.
—No, me amenaces Tabatha, que si me da la gana, me lo quedo y te quedas sin la gallina de los huevos de oro.
Cuando se gira, ambas observan a Eva que las mira confundidas frente a la puerta.
—Vamos Eva, antes de que esta zorra intenta lastimarte—cierra la puerta y ambas escuchan como se estrella algo contra la puerta y los gritos de Tabatha desde el otro lado.
— ¿Discutían por el chico rubio que acaba de salir?
—Eva, no preguntes, pero ¿Puede pedirte un favor?
—Seguro.
—No le digas a Lemir que nos vistes discutir.
—Tu pelea está a salvo conmigo.
—Gracias.
—Le diste duro—ambas ríen—se lo merecía y eso es nada, comparado al daño que le puedo hacer—le muestra el dedo entablillado.
& Continuará &