21: Musa

CAPITULO 21 MUSA

Andreas gruñe cuando el impacto de la luz, da contra sus irritados ojos, la cabeza le da vueltas y siente la boca pastosa, conoce esa sensación, es el efecto de los estragos de una noche, llena de alcohol y polvos, Gustav esta espatarrado en uno de los sillones y sus ronquidos, son peor que el repiqueteo de un pájaro carpintero, al otro lado de la sala, con la cabeza apoyada contra el asiento del sillón y el resto del cuerpo, en el suelo esta Georg, un hilo de saliva sale de su boca manchando el caro sillón color gris perla de Tom.

El ruido de la cadena del escusado, lo hace ponerse de pie, sintiendo que la habitación da vueltas, patea a Georg, que sigue dormido en un posición demasiado extraña. Puede asegurar que si se gira demasiado rápido, se puede romper el cuello y seria su fin.

Hey—saluda Tom, caminando hacia la cocina, no sin antes mirar hacia su sala donde Gustav ha puesto el pie sobre su mesa de granito y quebrado una ridícula escultura que le regalara Kate. Frunce el ceño al ver a Georg y la enorme mancha que este ha dejado en su sillón.

Hey—responde Andreas, caminando tras él —Creí que moriría anoche.

Todos lo pensamos, pero creo que quienes murieron fueron Georg y Gustav—enciende la cafetera, saca un vaso de cristal que llena con agua del grifo y un par de aspirinas que pone frente a Andreas quien le agradece.

No recuerdo como llegue, pero me duele la mandíbula, como si me hubieran noqueado.

Georg te noqueo, después de que logramos bajarte del coche, me alegro que Bill, haya dejado los polvos de mala calidad que tú consigues. Oh a saber que estupidez hubiera hecho.

Hablando de Bill, ¿Dónde está?

Dormido en la tina, después de que logramos bajarle la borrachera entre Georg y yo, lo dejamos ahí.

¿Por qué fue la borrachera?

Simone.

Ni porque Navidad es pasado mañana descansa, ¿Qué hizo esta vez la arpía de tu madre?

No tengo idea, Bill no quiso decirme nada, y por lo visto a ti tampoco.

Solo me llamo y me dijo dónde estaba y que le acompañara con unos tragos.

Y se cogieron la fiesta—Andreas se encoje de hombros—Al menos tuviste la decencia de llamarnos antes de que se mataran en ese coche.

Pues parece que casi morí.

No tienes tanta suerte—la voz ronca de Gustav, los hace voltear hacia la puerta de la cocina—Creo que Georg está en coma. —Tom se ríe tan fuerte que Andreas se cubre los oídos—Bill, está roncando de lo lindo en la tina, estuve a punto de mearle, solo para cobrarme el que me vomitara anoche.

Debiste hacerlo.

Dijo algo después de estar llamando a Sofía.

Nada, solo que se la trajéramos.

Es increíble—dice Andreas, poniéndose de pie y caminando hacia la cafetera.

¿El qué? —pregunta Gustav y Tom

Bill, en sus borracheras jamás había llamado a nadie, ni siquiera a Sarah, para decirle lo puta e hija de perra que fue. —Da un sorbo a su café, sirve dos tazas más que le entrega a Tom y Gustav, para volver a su lugar en la barra, frente a Tom y junto a Gustav. —Deberíamos ponerle un lazo en el cuello y dejarla en la cama de Bill.

Gustav lo golpea en la cabeza tan fuerte, que siente que su cerebro se sacude dentro de su cráneo y sus ojos dan vuelta como las imágenes de las tragamonedas de las vegas.

Deja de decir estupideces—gruñe Gustav, tras ajustarse las gafas—Espero que no le des ese tipo de ideas a Bill.

Solo decía.

No digas idioteces, Bill ya tiene antecedentes penales, como para añadirle el de secuestro y violación.

Era una broma Gustav.

Andreas, eres mi amigo, pero si le dices esto a mi hermano o lo ayudas en algo que lo meta en problemas, te juro que antes de que logres decir supercalifragilisticoespialidoso, te corto los huevos y te arranco la piel.

Todo con mi ayuda—secunda Gustav, logrando que Andreas trague el nudo que se ha formado en su garganta. —Ahora, dinos que ha hecho Bill, para acercarse a Sofía.

Solo estar en el hospital, aunque ahora ella está de vacaciones y vuelve en dos semanas.

¿Solo eso? —La mirada avellana de Tom, se vuelve oscura como el acero—Andreas no me mientas, porque igual me voy a enterar.

Ok, averiguo los datos de un médico.

¿Un médico y Cómo para qué?

Si un médico, no sé, solo que se llama Jake Fritz, no sé qué relación tenga con Sofía, pero Bill sabe todo de él. —Tom y Gustav se miran y vuelven la mirada hacia Andreas— ¡Lo juro! Solo me pidió que verificara que lo que sabía estuviera correcto.

¿Qué averiguaste?

Que es Psiquiatra, que está casado, desde hace un año y medio, estuvo viviendo fuera, pero regreso por trabajo, su esposa también es psiquiatra y que tienen un consultorio en la torre medica que esta al sur de la ciudad.

Me parece extraño—dice Gustav, mirando a Tom que mira hacia la puerta de la cocina— ¿Quieres que averigüe?

No, quiero ver que es capaz de hacer Bill, por sí solo.

Tom, ¿estas…?

Seguro, claro Gustav, además tiene a Andreas para secundarle todo. —El chico se encoje ante la mirada afilada de Tom—Voy hablar con Simone, tienes algo que hacer Gustav.

Tenía una reunión, pero la pospuse para más tarde—Tom asiente—Georg y yo nos hacemos cargo de Bill.

***

Lo primero que siente es una punzada en la cabeza y un horrible dolor de cuello, de piernas y brazos, parece que está metido en un contenedor y no en su suave y mullida cama, a tientas pasa la mano por la superficie, golpeándose el dedo meñique con el cabezal del grifo ¿Grifo? Bill abre los ojos y se encuentra con las baldosas negras del  cuarto de baño de Tom.

Mierda—murmura, se incorpora sintiendo el estómago en la garganta, a duras penas logra salir del interior de la tina, para gatear directo al escusado y vaciar lo que sé que aun haya en su estómago. Jala la cadena y se pone de pie, para lavarse la cara, tiene círculos negros debajo de los ojos y la piel pálida. Se pasan las manos por el cabello, y sale del baño, intentando encontrar una razón para darle a Tom, aunque tener como madre a la arpía de Simone es más que razón suficiente, para hacer lo que hizo la noche anterior.

En la sala solo esta Georg, tirado en el suelo, con la cabeza apoyada en un cojín, camina hacia la cocina, guiado por el olor a café y comida, supone que ahí va encontrar a los demás.

Buenos días dormilón—saluda Andreas, Gustav  lo mira serio pero vuelve la mirada enseguida al periódico. — ¿Cómo amanecimos hoy?

Hecho mierda—responde, sentándose junto a Gustav, que la pasa unas aspirinas—Gracias, ¿Dónde está Tom?

Fue hablar con tu…

Con tu cuñada—responde Gustav

Bill asiente, traga las aspirinas con ayuda del jugo de naranja—Ya notaron que Georg está en coma en la sala de Tom.

Debiste ver lo como dejo el sillón lleno de babas, antes de que lo acomodáramos en el suelo—se burla Andreas, recibiendo una mirada molesta de Gustav—Hice panqueques, cuantos te pongo.

Tengo el estómago revuelto, no creo que eso sea lo mejor.

¿No vas a vomitar de nuevo verdad? —Bill niega—Bien, Andreas ve a atraer a Georg del mundo de los muertos.

¿Qué si me vuelve a golpear? —Bill lo mira y hasta ese momento, nota el moretón en el mentón de su amigo.

Te lo tragas como hiciste con el mismo que te dio anoche—Andreas sale la cocina, dejando a Bill y Gustav solos, Bill termina de un trago largo el resto del jugo—Bill, yo no soy Tom, así que dime que paso anoche, para que te pusieras así.

Una agradable charla con Simone.

Tan agradable, como para que te pusieras así, sabes cuan preocupados estuvimos de que te diera una congestión alcohólica—Bill hace una mueca—Esta bien, no es a mí a quien tienes que darle explicaciones si no a Tom, que estaba preocupado, cuando te sacamos de ese bar, no sabías ni quien era tu hermano.

Bill  esconde el rostro entre sus manos y solo escucha como Gustav cambia de página y  la voz de Andreas intentando traer a la vid a Georg.

Fue hablar con Mamá, cierto—Obtiene solo un gruñido por parte de Gustav.

***

Bill, abre la puerta de su Loft, las luces están apagadas, pero la luz de la luna se filtra por los grandes ventanales, son las ventajas de tener un lugar como ese por estudio, después de volver a ser persona, y pasar un par de horas en el hospital, jugando con los niños o mejor dicho molestando a los niños por su poca creatividad y originalidad al pintar, había dado por concluido su día, ignorando las llamadas de Simone y tratando de localizar a Tom, pero hasta ese momento no había logrado dar con su hermano.

Esta por desplomarse en uno de los sillones, de no ser por la pequeña luz que llama su atención, al otro lado del ventanal apoyado en el balcón hay una sombra,  por la postura sabe que es Tom, enciende una de las lámparas y el lugar queda iluminado tenuemente, captando la atención de Tom.

Bonito Lugar—es lo primero que dice Tom, cerrando la puerta de cristal detrás de él—No recordaba que estuviera así.

Lo arregle un poco, cuando decidí volver a usarlo.

Si ya vi un par de tus pinturas. —Bill, frunce el ceño, preguntados como habrá entrado. —Tu portero me abrió. Le dije que tu sabias que yo estaría aquí.

Estuve intentando hablar contigo, pero no atendiste ninguno de mis mensajes ni llamadas.

Estuve ocupado arreglando unos asuntos con Simone y fingiendo ser el novio perfecto, ya sabes.

¿Qué opinas de mis pinturas?

Algunas son buenas, otras son bastante extrañas, pero el experto en arte eres tú.

Ambos se quedan callados, Bill escucha los pequeños pasos de Pumba jugando en algún lugar del Loft, Tom camina hacia la cocina de Bill, sacando dos coca-colas, suficiente alcohol ha tenido Bill, como para seguir ingiriendo más.

¿Fuiste al hospital? —le entrega la lata de refresco ya abierta

Claro, tengo obligaciones y quiero ser alguien mejor.

Espero que sea por ti y no por otras razones.

¿Con otras razones, me imagino que te refieres a Sofía?—Tom asiente—Bueno ella es una de las razones, Gustav no se cansó de sermonearme esta mañana, sobre que no le jodiera la vida, que ella es una joven, con aspiraciones probablemente sea una extraordinaria doctora y no merece que un vago adinerado con complejos de artista como yo, que le arruine todo por lo que ha trabajado—apoya la cabeza en el respaldo del asiente.

Sabes que pocas veces, estoy de acuerdo con Gustav, cuando se trata de ti, pero esta vez, creo que tiene razón.

Bill gruñe antes de ponerse de pie y comenzar a encender todas las luces del lugar, Tom lo observa hasta que se detiene frente a un par de cuadros que están cubiertos, cuando llego al Loft de Bill, no miro todas las pinturas, aunque esas llamaron su atención, no fue capaz de levantar las cubiertas y ver que había debajo, sentía que eso sería como violar la intimidad de Bill.

Tom se pone de pie y camina hasta detenerse junto a Bill y ver la serie de cuadros colocados uno junto al otro, todos de la misma persona en diferentes poses y con diferentes técnicas.

Es mi musa, puedo despertar en la madruga y pintar tantas cosas como imagine y en todas esta ella. Tal vez no tengo el tacto adecuado para acercarme a ella, porque siendo honestos, esa mujer es demasiado imponente, pero aquí puedo plasmar parte de la tristeza y otros sentimientos de ella que me atraen—Tom observa la misma pintura, es la mitad de un rostro con una mirada melancólica— Tal vez Gustav tiene razón y no soy bueno para ella, tal vez hasta Simone tiene razón soy un fracaso, como hijo, como artista, como hombre, como hermano.

Bill, eres el mejor hermano, un poco malcriado e inmaduro, pero eres el mejor, como hombre eres leal a tus amigos y eres un gran artista, Simone no tiene derecho a decirte eso, es ella quien esta frustrada porque no tuvo el potencial que tienes tú, para crear todo esto—Extiende los brazos, para que Bill note cada obra que ha creado—Como hijo, los dos somos unos hijos de puta, pero esa perra, esa si es un fracaso como madre. —Bill ríe, pero al final esa risa, termina en un sollozo.

Hey Bibí, me tienes a mí, siempre y cada maldita vez que me necesites—Bill asiente y se limpia las lágrimas—Eso te dijo cierto, ¿Qué eras un fracaso? —Tom hace una mueca—Esa perra se va a tragar sus palabras, vamos a montar tus jodidos cuadros en la galería más importante de la ciudad y se va a tragar sus palabras, no seré un genio en esto, pero la gente enloquecerá con ello y esas—Señalas las pinturas sobre Sofía—Esas van hacer el foco central de todo, ya verás Andreas, Dunja y la estúpida de Kate harán maravillas, bajo las narices de Simone.

Gracias Tom, por todo.

Soy tu hermano y te lo debo.

No, Tom eso ya está olvidado, no fue tu culpa.

Bill, sabes que sí, de no haberte dejado de lado, no habrías conocido a Sarah  y no habrías terminado metido en tantos líos. Serias alguien distinto, no esté lleno de problemas.

Tom, los problemas me los he buscado yo solito, tu nada has tenido que ver en ellos.

Tal vez, pero eso no deja de hacerme sentir, un poco responsable de cada estupidez que has hecho, en verdad Bill, puedo hacer algo, para que dejes de estar jugando en el  lado oscuro, solo pídelo, quieres la cabeza de Simone empalada, la puedo traer, aunque no creo que combine con la decoración.

Me traerías a Sofía.

Tom se pasa las manos por el rostro, antes de apoyar su cabeza en la pared—No, Bill, a ella no puedo traértela—suspira, mirando a Bill sentado junto a él con la cabeza apoyada en sus rodillas—Pero puedo aconsejarte sobre qué hacer y qué no hacer, tengo mejores consejos que los que te puede dar Andreas. Solo pide ayuda a Georg o Gustav, confía en nosotros un poco más que en ese cabeza hueca. No te vamos arrancar la cabeza. Te ayudaremos con Sofía, si la quieres a tu lado, te ayudaremos a tenerla, pero porque ella quiera no porque la vas a obligar o a perder los estribos de no conseguirlo, de acuerdo.

De acuerdo, pero mantendremos algunas cosas a mi modo y solo si yo te lo pido intervendrás.

& Continuará   &

Publico con autorización del autor

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