CAPITULO 22 FIESTAS NAVIDEÑAS
La cena de navidad para Simone Kaulitz no era una fiesta mundana como para el resto del mundo, era uno de los eventos más importantes en su apretada agenda, la fiesta de navidad era el epicentro de todo su círculo social, sin olvidar el gran evento que sería el anuncio de la fiesta de compromiso de Tom con Kate.
Estaba pendiente de cada detalle de esa noche, una cena con treinta personas, empresarios, políticos, escritores y demás personalidades de la alta elite con la que ella se codea escogidas expresamente para esa noche, sin olvidar que su familia tiene que cumplir con el rol más importante, todo ellos tienen que aparentar ser la maravillosa familia que la sociedad Alemana conoce aún con los escándalos de Bill y los dolores de cabeza que le ocasiona Tom. Aún no había podido hablar con sus hijos sobre la cena, pero ellos saben lo importante que es ese evento para ella y confía que se comportaran a la altura que ella se merece, no por nada ha hecho tantos sacrificios por ellos, aunque ellos jamás se los agradecieran y piensen que cada una de sus palabras es un insulto o solo una manera de hacerlos sentir como unos fracasados, como se lo había dicho Bill hacia dos días.
Le había preguntado por su pérdida de tiempo en el hospital, para ella era mejor que Bill, estuviera contribuyendo su tiempo en algunas de las organizaciones que ella dirige y no en un hospital, aunque Gordon dijera que todo eso ha ojos de los votantes era la mejor manera de hacer campaña publicitaria, que el menor de sus hijos, pagara los daños a la sociedad en un hospital público, y no en una de las muchas fundaciones de las que ella es presidente, así sus oponentes no estarían hablando sobre como los chicos usan sus influencias familiares para salirse con la suya, como ya se dice de Bill.
Pero eso no es suficiente para Simone, Bill está manchando su imagen en ese lugar, es consciente de que es uno de los mejores hospitales, pero no para que su hijo este jugando a pintar murales, no es un pintor de pacotilla, suspira la pensar que Bill se jacta de ser un gran pintor, cuando ella lo duda, dejarlo estudiar artes fue una sus peores decisiones, es consciente que Bill, es bueno dibujando, pero que crea que es mejor que ella, en esa área es una completa estupidez y quien mejor que ella que es su madre, para bajarlo de esa nube, ella sabe que para ser pintor se necesita disciplina y pasión y eso es algo de lo que Bill carece, pero el que ella le haga esa crítica constructiva solo resulta en una discusión con Tom, que como siempre termina defiendo a Bill y ella termina como la mala, a los ojos de Gordon, sus comentarios son ofensivos y están fuera de lugar y ni hablar de Jörg que si no está de acuerdo en muchas cosas de las que hace Bill, con tal de tener feliz a Tom, aplaude cualquier tontera que su hijo mayor, le celebre a Bill. Se pasa la mano por el cabello prolijamente peinado, observando de nueva cuenta la mesa, Horacio el jefe del servicio doméstico se ha encargado personalmente de que cada objeto de esa mesa este bien colocado, como debe ser, pero ella es la única que decide que así es.
Tras un ligero asentimiento de cabeza hacia el hombre, se dirige a la sala, el hermoso árbol de navidad decorado impecablemente por un diseñador, luce como una pieza de arte, los regalos están perfectamente empacados, con papeles de diferentes colores, son obsequios tan caros y exclusivos, para cada uno de sus invitados, sin olvidar algunos presentes para sus hijos y su marido, que clase de madre seria si no conociera los gustos de sus hijos para los regalos, por muy caros o extravagantes que estos sean.
— ¡Fiu! —Exclama Tom, entrando a la habitación seguido de Bill—Madre has echado la casa por la ventana—codea a Bill, para que diga algo, pero solo obtiene un encogimiento de hombros.
—Me alegra verlos, antes de que lleguen los invitados aún tenemos cosas que hablar…
—Simone, por favor finge al menos que te alegra vernos—la interrumpe Bill—Ya sabemos que tenemos que fingir que te amamos por ser nuestra madre así como tú a nosotros.
— ¡Los quiero! —Exclama, pero Bill se da media vuelta y murmura algo, para salir de la habitación, se gira a ver a Tom, que está moviendo una figura del árbol—Los quiero, Tom son mis hijos.
—Sabes, mamá tal vez si sigues repitiéndotelo cada vez que te mires al espejo, algún día lleguemos a creerte—el rictus de Simone es de dolor, desvía de nuevo la mira y la fija en la gran fotografía de la familia que descansa sobre la chimenea—Bien, voy a cambiarme y asegurarme de que Bill, haga todo lo que tú quieres que hagamos esta noche, no te preocupes mamita querida, todo saldrá como debe ser digno de una portada de revista.
Simone suspira y traga el nudo de su garganta volviendo a su habitual mascara de indiferencia, no tiene tiempo para lidiar con los dramas de sus hijos, no cuando esa noche se centra en uno de los eventos más importantes para ella. Termina por revisar que cada detalle este en su lugar aunque falten un par de horas para que sus invitados lleguen y de comienzo a la cena de navidad que ha planificado desde principios de año.
***
En el pequeño pueblo de Teltow a 16 kilómetros de distancia de Berlín, Lemir y Sofía son testigos de una guerra de poderes por la cocina de la casa, Morgana y Angela, han estado discutiendo sobre quien será la encargada del pavo, Aunque Andrew ha sido el encargado de comenzar a preparar el pavo, por el cual ambas mujeres se han empeñado en luchar, causado la diversión de ambos.
—Se les va hacer tarde como sigan discutiendo—interrumpe Andrew el monologo que cada una de ella sostiene sobre porque una debe hacer el pavo y la otra no, captando la atención de las dos mujeres—Solo falta el relleno, pero este pequeño está listo para entrar al horno—la mirada irritada que ambas mujeres le envían causa el estallido de risas de Lemir y Sofía, que rápidamente corren lejos de las miradas de las dos mujeres, refugiándose en el sillón frente al televisor, que en esos momentos se encuentra en silencio porque Harry está en una llamada de negocios importante.
Sofía toma un extremo del sillón y se enreda en una de las mantas mientras Lemir toma el otro extremo del sofá y saca su celular para comenzar a enviarle mensajes a Eva.
El gruñido de Harry hace que ambos le presten atención, tiene los hombros tensos y la vena de su frente está demasiado marcada, parece que en cualquier momento va a explotar.
— ¿Problemas? —pregunta Lemir después de unos minutos.
—Tabatha, que parece que no dejara de fastidiar hasta que Eva se marche—Harry suspira, cortando la llamada.
— ¿Qué lo intente? —Sofía mira por un segundo a Lemir y siente un extraño revoloteo en el vientre, observa a Harry que frunce el ceño ante las palabras de Lemir, mira un segundo a Sofía quien le sonríe, finalmente sale de la sala. Ambos miran hacia la puerta por la que Harry ha salido hace unos momentos, antes de mirarse fijamente, Sofía inclina la cabeza hacia un lado, un mecho de su cabello se desacomoda de su peinado, Lemir lo coloca tras su oreja, rozando levente su mejilla, deja caer su mano nuevamente sobre su regazo, Sofía lleva una mano hacia el brazo de Lemir y le da un ligero apretón y le sonríe dulcemente.
—Estoy orgullosa de ti.
Lemir levanta una ceja en una expresión claramente confundida— ¿Por qué?
—Porque eres un gran chico, Eva tiene mucha suerte de tenerte y por tus padres no te preocupes, si Eva es tan dulce como dices que es, pronto los tendrá comiendo de su mano. —Se pone de pie y se estira ante la mirada de Lemir—Iré por la correa de Lucas y lo llevaremos a dar una vuelta y volveremos para la cena, algo me dice que mi Tía Morgana y Angela no tardan en volver esa cocina en una zona de guerra, aun con Andrew y Harry dentro—ríe.
—Sofía—le llama antes de que salga, suspira —Si vuelves a pararte debajo del muérdago, te voy a besar.
Sofía mira por sobre su cabeza el ridículo muérdago que Andrew se empeñó en colgar solo para molestar a Morgana. Niega divertida y sale dejando a Lemir, que se golpea la frente con la palma de la mano.
Lemir jala a Lucas que está empeñado en olerle el trasero a otro perro o más bien perra, la dueña del animal le sonríe y se muerde el labio, internamente ruega a que Sofía se dé prisa en comprar lo que sea que se le haya olvidado, aunque no la culpa últimamente tiene la cabeza en las nubes y comienza preguntarse si Jake Fritz no tendrá algo que ver en eso, espera que Sofía, no vuelva a caer en las redes de ese imbécil, aun no puede creer la desfachatez que tuvo para saludarlo hace unos días, pero aun como le conto lo feliz que era al lado de su mujer, como si con eso reparara todo lo que le hizo a la pobre de Esther y Sofía, quien había acudido a él para que la ayudara en sus traumas no a que la sedujera, mira nuevamente hacia la entrada de la tienda, suspirando de alivio cuando ve a Sofía, saliendo con un par de bolsas en cada mano, le sonríe a la rubia que aun intenta coquetear con él y tras jalar a Lucas bruscamente por el collar del cuello, camina hacia Sofía.
— ¿No habías comprado los regalos para todos ya?
—Claro que si—levanta las bolsas—son regalos mandados hacer para todos y estarían listos para hoy, además no tarde tanto—le entrega las bolsas y toma la correa de Lemir.
— ¿Qué no tardaste tanto? Sofía, Lucas le olfateo el trasero a cinco perros, en el número cinco la dueña intento meterme su número de teléfono, en el pantalón, gracias a dios estamos en invierno y el mundo de prendas que llevo, se lo han impedido.
—Eres un exagerado, habría bastado con decirle que tienes una relación.
—Lo hice y no funciono
—Bueno debiste decirle que era un dulce chico de ojos color miel y extremadamente ardiente y que es veterinario.
—Pier, no tiene los ojos miel, son verdes iguales a los tuyos y los míos, parece que nunca lo…. ¡Demonios! —Sofía estalla en risas y continua caminando— ¡Estúpida Rubia! Deja de reírte—grita yendo tras ella.
—No sabía que te fijaras en Pier, esto se lo voy a decir.
—Sofía, si tú lo haces, me asegurare que Mamá te vista como a las bailarinas.
—No serias capaz.
Lemir levanta una ceja, sonríe traviesamente, se inclina un poco hacia Sofía —Pruébame, rubia y veras las consecuencias—Sofía bufa, se da media vuelta y continua caminando, Lemir sonríe al haberle ganado.
***
La casa Kaulitz está colmada de invitados, Simone camina como la abeja reina disfrutando de todos los cumplidos que ha recibido sobre la hermosa velada que se está desarrollando, Bill y Tom por suerte han decidido vestirse apropiadamente, aunque no como ella habría querido, ambos llevas los mismos trajes en diferentes colores, el de Tom es azul y el de Bill tinto, aunque no es la forma apropiada de llevar un traje ha decidido no molestarlos, Tom le había pedido unos minutos antes de que llegara el primer invitado una tregua por esa noche, la cual había aceptado, solo porque esa noche no quería tener más enfrentamientos con Bill, quien la había estado ignorando toda la noche.
— ¡Simone! La fiesta es preciosa —sonríe encantada ante el cumplido de Kate, quien está fuertemente agarrada de la mano de Tom, la chica irradia felicidad y Tom luce una mueca de antipatía por estar al lado de la chica, pero finge tan bien que nadie puede notarlo
—Muchas gracias querida, te ves realmente hermosa esta noche, ¿Verdad Tomi?
—No es nada fuera de normal, Kate siempre luce presentable para estos eventos—suelta su mano del agarre de la chica—si me disculpan, iré hablar con Dunja sobre unos asuntos, antes de que nos llamen a la cena.
***
La fiesta en casa de Morgana se desarrolla en un ambiente tranquilo y divertido, Lemir y Sofía han estado haciendo bromas alrededor de la cena y el excelente cocinero, Andrew que ha recibido encantado cada alago por los chicos y secundado cada broma que estos han dirigido a Morgana y Angela, quienes al final no habían podido armar un solo plato sin pelar por el control de la cocina, siendo relegadas hacer las asistentes de Andrew.
—Voy a reventar como siga comiendo, pero este pastel esta delicioso, Tía te has lucido esta noche—Lemir, asiente con la boca llena, todos se encuentran en la sala, esperando a que dentro de unos minutos den las doce, para desearse una feliz navidad.
—Deberíamos comenzar abrir los regalos.
—Oh, nada de eso Lemir, esperen a que den las doce—Morgana mira a Angela que asiente de acuerdo a su idea, Sofía y Lemir continúan contando los minutos hasta que por fin el reloj de la sala comienza a repiquetear marcando la media noche, los abrazos y los intercambios de regalo comienzan, Angela y Harry son los primeros en repartir los regalos, seguido por Morgana, Andrew, Adam el arquitecto que apareció en la cena como invitado de Morgana, cargado de regalos y ganándose la aprobación de Sofía, al ver el sonrojo de su tía y el brillo de sus ojos, era consciente de que su tía tenía que rehacer su vida, aunque se había tardado, parece que ha valido la pena. Sofía y Lemir reparten los regalos al mismo tiempo.
Han pasado diez minutos y Lemir y Andrew parecen niños jugando el nuevo video juego que había recibido de Morgana, Sofía estaba esperando su turno para poder jugar también, mientras los adultos estaban en el comedor hablando de temas que a ellos tres no les interesaban, el celular de Sofía comienza vibrar, en el bolsillo trasero de sus jeans.
Hace una mueca al ver el número del remitente desconocido, dudando entre sí abrirlo o eliminarlo.
— ¿No vas abrirlo? —gira la cabeza para ver a Lemir espiando por sobre su hombro, observa el sillón y Andrew ha desaparecido—Fue al baño y además es tu turno. Pero puedo esperar a que abras el mensaje.
—No conozco el remitente.
—Pues ábrelo y lo sabremos juntos—Sofía hace una mueca, pero finalmente se decide por abrir.
“Lizzie feliz navidad, JF”
— ¿Quiénes JF y porque te llama Lizzie? Tú detestas ese apodo.
Sofía se muerde la parte interna de la mejilla, repasando nuevamente el mensaje, comenzando a preguntarse como Jake consiguió su número, pero sobre todo en que responderle a Lemir, sin que arme un escándalo y todos en la casa se enteren de lo que hubo entre ellos, ya es suficiente con que Morgana y Lemir lo sepan y no quiere imaginarse que dirán Angela y Harry, sobre los cuernos que Jake le pinto a Esther con ella, durante seis meses.
—Es un paciente del hospital—responde rápidamente—si eso, es un niño de unos once años, que dice que soy su doctora favorita.
— ¿Por qué te llama Lizzie?, debería decirte no se doctora Sacks o doctora Sofía.
—Bueno ya sabes cómo son los niños actualmente, no respetan ni a sus mayores. —Lemir no está convencido de sus palabras, pero el teléfono de Sofía comienza a sonar y solo dos siglas aparecen en el BK, observa el rostro de Sofía que comienza a teñirse de escarlata—Yo, voy a contestar arriba, Andrew toma mi lugar—le dice al recién llegado.
—De seguro es su novio—se burla Andrew tomando su lugar nuevamente, esperando a Lemir.
—Sofía tiene los nombres para contactos más extraños del mundo—murmura, Andrew lo observa esperando a que continúe con su explicación—recibió un mensaje de un tal JF y después de una llamada un BK
— ¿JF? —Pregunta Andrew, recibiendo un asentimiento de Lemir—Ya sabes cómo es Sofía, no es normal, vamos a jugar antes de que baje.
— ¿Quién será JF?
—tal vez su ex psicólogo o psiquiatra, Morgana solía llamarlo así el doctor JF—Lemir pausa el juego, obteniendo un gruñido de Andrew—vamos pon esto, de seguro es otra persona, déjame patearte el trasero.
Sofía mira nuevamente las siglas que aparecen iluminando la pantalla de su teléfono, aun decidiendo si contestarle y continuar con esa tontera que tiene con Bill, Nina no puede evitar aparecer y recordarle lo que Bill hace con Tabatha bajo sus narices. Suspira mirando el teléfono y aun luchando contra lo que su cabeza o Nina comienza a decirle, hasta que finalmente se impone a ella y contesta la llamada.
—Hola—su voz sale demasiado aguda, tiene que aclararse — ¿Si? —la suave risa del otro lado de la línea le eriza la piel y el revoltijo de su estómago se hace más fuerte, odia esa sensación—Bueno es navidad es obvio que me la estoy pasando genial, supongo que tú también—Escucha ruido y gritos del otro lado—creí que estarías con tus amigos—se muerde el labio, abre y cierra el puño de su mano, mientras da vueltas por la habitación, escuchando la voz Bill, sin prestar mucha atención a lo que le dice, el suave murmullo de voz, prácticamente está acariciando su oreja y la hace preguntarse cómo puede sonar tan sensual una queja en voz de ese hombre—Bueno, al menos trata de disfrutar la sorpresa que le tienes a tu madre, sea lo que sea de que se trate… feliz navidad también a ti Bill— sonríe incluso cuando lo único que se escucha es el sonido de la llamada terminada, pero la sonrisa estúpida no parece que vaya a desaparecer de su rostro.
— ¿Bill? ¿Bill Kaulitz? —Da un brinco, llevándose una mano al pecho al ver a Lemir parado en el marco de su puerta— ¿De verdad Sofía?
—No tengo por qué darte explicaciones, eres mi amigo y solo eso Lemir.
—Eso lo sé, me has dejado en claro que jamás vas a sentir celos porque yo este con Eva o con cualquier otra, pero yo no te prometo lo mismo.
—Lemir no comiences algo que va hacernos enojar ambos.
—Ok, no te preguntare por Kaulitz, solo respóndeme una cosa—Sofía asiente—JF es Jake Fritz.
—Lo es y antes de que te hagas ideas idiotas, no tengo nada con él, no me voy a convertir en su amante.
—Si lo hicieras no habría nada que pudiera hacer o decir para que cambies de opinión. Será mejor que regrese con Andrew—se sostienen la mirada, hasta que Lemir se gira—No hagas nada idiota con ninguno de los dos, de lo cual te puedas arrepentir después.
Sofía observa la puerta cerrarse detrás de la espalda de Lemir y sienta esa escena como un dejavu. Mira el teléfono, buscando el mensaje tras releerlo lo elimina, Jake no va hacer un problema entre ella y Lemir, pero Bill es algo de lo que no está segura aun.
***
Bill muestra su sonrisa más encantadora ante los cumplidos que recibe por la maravillosa fiesta de navidad que organizo su madre, responde lo justo y necesario para beneplácito de Simone que está a su lado, fingiendo ser la mejor madre del mundo, acaban de hacerles una foto familiar, para portada de una de las revistas de elite más importante de Alemania.
En menos de dos minutos serán navidad y él está deseando salir de ahí, solo para correr hacia su Loft y terminar con la nueva pintura ha comenzado.
— ¡Bill, feliz navidad! — el grito de Tom lo hace volver la mirada hacia su hermano que está a su lado, se abrazan fuertemente deseándose una feliz navidad, para después compartir abrazos con los demás invitados.
El abrazo de su madre lo hace sentirse inquieto, odia cuando lo abraza pues hace mucho que dejo de sentirlo real—Feliz navidad hijo, te quiero—susurra y Bill se remueve hasta que logra escapar de las garras de su madre.
Tras el intercambio de regalos y que muchos de los invitados quedaran encantados con sus obsequios. Bill decide que es hora de salir a fumar un cigarrillo. Sale a la terraza que afortunadamente está vacía, aunque es de esperar, si ha estado nevando todo el día. Observa su teléfono solo han pasado quince minutos desde que celebraran, saca su teléfono del bolsillo de su abrigo y pasa rápidamente los contactos hasta dar con el número que busca, presiona la tecla de marcar y se lleva el teléfono al oído esperando a que este comience a dar el tono de llamada, después de cuatros timbres salta el buzón de voz, pero eso no quiere decir que Bill se vaya a rendir, marcar nuevamente y después del cuarto timbrazo la llamada es respondida.
—Hola—la voz del otro lado suena estrangula— ¿Sofía, eres tú? — la respuesta afirmativa lo hace reír, puede imaginar la cara de confusión de ella, al recibir su llamada de seguro que no se lo esperaba, pero el moría por hablar con ella. — ¿Qué tal tu navidad, te la estás pasando bien? —Sofía le da un respuesta demasiado obvia, pero él no puede evitar discernir en eso, Tom entra gritando seguido de Andreas, les hace una seña para que se callen, pero ellos no lo hacen, Bill les lanza el encendedor sin importarle a cual golpear, lo único que quiere es escuchar la voz de Sofía—Bueno si quieres saber yo me la estoy pasando mal, sumamente aburrido, mis amigos pasaron esta fecha con sus familias y eso es aún peor—Andreas se acerca y le susurra que su sorpresa esta lista—Sofía te dejo, tengo una bonita sorpresa para mi madre y no puedo esperar a dársela, feliz navidad a ti también.
—No voy a decir nada, porque no quiero arruinar este momento.
Tom, Bill y Andreas regresan al salón, Tom le sonríe a su madre al pasar por su lado hasta llegar donde se encuentra Dunja que le sonríe, Bill se coloca a un lado de su madre y le sonríe, recibiendo una mirada confundida.
—Bill, ¿Qué está pasando? —susurra al ver a Tom tomar un copa de Champagne y pedirle a los asistentes su atención.
—Es una sorpresa mamita querida—murmura igual de bajo y tomando dos copas, ofreciéndole una a Simone—Creo que deberíamos pedir algo más fuerte para ti.
—Buenas noches, se preguntaran a que se debe esto, pero hay algo que quiero compartir con ustedes—Tom recorre con la mirada la sala, deteniéndose en Kate que le sonríe—Como sabrán, mi hermano Bill, es un excelente pintor, demasiado tímido, pero un genio en lo que hace—las miradas se centran en Bill, quien sonríe encantado de la atención que está recibiendo en ese momento. —Creo que Dunja, sería la indicada para dar esta noticia.
—Bueno, esta es una sorpresa que Tom y Yo preparamos para Bill, como regalo de navidad, gracias a Kate y Andreas por ayudarnos. Billy, entre tu hermano y yo, llevamos algunas de tus obras con un importante director de la galería Connoisseur Art Gallery de Berlín y quedo encantado, tanto que nos ha pedido hacer una exposición con tus mejores obras, para dentro de un mes.
—De verdad—Bill finge estar emocionado antes las palabras, Tom, Dunja, Kate y Andreas asienten—Estoy alagado, será un honor —los invitados brinda ante la próxima exposición de Bill, quien se gira y abraza a Simone—No te jode, mami que yo si podré montar una exposición en la galería en la que a ti te rechazaron—susurra en su odio, Simone se pone rígida—Ahora como la maldita perfecta madre que dices ser, sonríe y muéstrate feliz por tu hijito querido. Ahora si mami, feliz navidad, espero que hayas disfrutado de mi regalo es con todo el amor que te tengo.
& Continuará &