«As the lights go down» Temporada I
Capítulo 25
En plena oscuridad, entre el sonido de la lluvia y truenos, se podían escuchar los gemidos y jadeos de los gemelos Kaulitz, quienes tumbados en la cama, se besaban apasionadamente mientras sus manos intentaban deshacerse de la ropa del contrario. Tom, que estaba encima de Bill, le devoraba el cuello mientras le desabrochaba el cinturón del pantalón.
– Tom – gimió el menor sintiendo como le mordisqueaban el cuello
Coló sus manos por debajo de la camiseta para poder acariciar los abdominales del mayor, pasando sus uñas suavemente sobre ellos haciendo estremecer a su hermano.
– Bill – siseó Tom atacando nuevamente sus labios
Tom se incorporó sobre la cama e hizo que su hermano le imitara, así le quitó la sudadera que llevaba puesta y la lanzó lejos, luego ayudó al moreno a deshacerse de su propia camiseta. Volvió a besarle, con un poco de brusquedad, haciendo que se quejara entre gemidos. Se inclinó sobre él para hacer que se recostara de nuevo en la cama, pero el moreno le detuvo poniendo una mano sobre su pecho.
– La última vez tu hiciste todo – jadeó el menor – Esta vez me toca a mí
Bill cambió las posiciones, hizo que Tom quedara tumbado sobre la cama y él se colocó a horcajadas, se inclinó sobre el otro y atacó sus labios, sintió como su hermano bajaba sus manos por su espalda hasta llegar a su trasero el cual apretó descaradamente haciéndole sonreír dentro del beso.
– Descarado – rio traviesamente contagiando al mayor
Comenzó a bajar por el cuerpo su gemelo, dejando besos y suaves mordiscos por el cuello, pasando por su pecho y el duro abdomen que tanta fascinación le había causado. Sonrió al escuchar como Tom jadeaba y se estremecía del gusto, pero él no quería parar ahí, quería volverlo loco y solo había una manera de hacerlo.
Se incorporó entre las piernas del mayor pasando sus manos por todo el torso deteniéndolas en el borde del pantalón chándal que andaba puesto.
– ¿Bill? – llamó el guitarrista nervioso
¿Qué iba a hacer su gemelo? No era como que le molestara, pero estaba acostumbrado a ser él el que se hacía cargo de desnudar a su compañero sexual y además, le ponía nervioso no poder ver claramente debido a la oscuridad de la habitación.
– ¿Qué pasa? – rio Bill con voz cargada de lujuria – No te voy a comer – susurró deshaciendo el cordón del pantalón con agilidad y rapidez – Aún…
En un rápido movimiento, el menor bajó los pantalones del mayor con todo y ropa interior hasta sus rodillas. Tom gimió, él evitó soltar una risita y con una de sus manos tomó con firmeza el duro miembro del mayor comenzando a masturbarlo lenta y tortuosamente.
– ¡Oh, Bill! – gritó al sentir la boca de su hermano menor alrededor de su miembro.
El moreno ni se inmutó, solo se dedicó a succionar ese gran pedazo de carne que tenía dentro de su boca. Sintió como su hermano ponía sus manos sobre su cabeza enredando los dedos en su cabello, creyó que sería de los cretinos que tiraban del cabello o hundían la cabeza hasta que el pene llegara a la campanilla, pero ninguna de esas cosas sucedió, solo sostenía su cabello para que no estorbara.
– Bill – jadeó Tom con desesperación
¿Cómo es que Bill era tan jodidamente bueno en el sexo oral? No quería saberlo, pero realmente lo hacía muy bien. Sentía como subía y bajaba con rapidez, luego pasaba la lengua desde la base hasta la punta deteniéndose en ella para juguetear con su piercing, ese jodido piercing era la puta gloria. Tenía que hacerle parar o en cualquier momento se correría.
– Bill… para – gimió
Escuchó como Bill soltaba una débil risa, el muy maldito disfrutaba ponerlo así, escuchó el sonido del cinturón del pantalón del otro y luego la bragueta, se incorporó en la cama y buscó al menor.
– Déjame… –
– Nadie ha dicho que te podías levantar – dijo Bill – Acuéstate
La voz del menor sonó muy ronca y demandante, sin pensarlo dos veces le obedeció y volvió a tumbarse sobre la cama esperando con impaciencia el siguiente movimiento de su gemelo. Escuchó como el pantalón del pelinegro caía al suelo y pronto sintió como terminaba de “arrancarle” el suyo.
– Tom – llamó colocándose a horcajadas nuevamente – Dame tu mano
El mayor obedeció y le dio una mano. Su hermano la tomó entre las suyas y pronto sintió como lamía tres dedos de ella, confirmándole que era muy bueno con su lengua, luego de unos segundos, el pelinegro soltó y se inclinó completamente sobre él.
– Ya sabes lo que tienes que hacer – susurró el moreno contra su oído
Tom se estremeció ante ese susurro, sintió como su hermano escondía su rostro en la curva de su cuello y comenzaba a besar esa zona. El mayor bajó su mano hasta el trasero del otro y allí tanteó su entrada y pronto metió su primer dedo haciendo que el otro soltara un profundo suspiro y se aferrara más a él. Le preparó con delicadeza mientras disfrutaba de sus suaves gemidos, de cómo se retorcía y protestaba cada vez que retiraba sus dedos, luego de unos minutos el pelinegro le detuvo y se incorporó sobre él, sintió como tomó su miembro y lo dirigía lentamente hacia su entrada, pero antes de llegar ahí, le detuvo poniéndole las manos en la cadera.
– Bill – le llamó – ¡Te quiero! – soltó, deseaba decirle “te amo”, pero aún era muy pronto
El menor se quedó quieto y en silencio, luego de unos segundos, Tom escuchó como sonreía de emoción – Yo… yo también te quiero, Tom – susurró
El pelinegro se inclinó sobre él nuevamente y le dio un dulce beso en los labios que él devolvió con gusto mientras le acariciaba la espalda.
– Hazlo tú – susurró Bill luego del beso
Tom sonrió y pasó uno de sus brazos por la espalda del menor y dirigió la otra hasta su miembro, lo llevó hasta la entrada de su gemelo y lentamente fue entrando en él.
– ¡Oh, Tom! – jadeó el moreno clavando sus uñas en los hombros del mayor
Tom le atrajo por la nuca para que le besara mientras él enredaba sus dedos entre el largo y sedoso cabello, amaba el cabello de su gemelo. El moreno rompió el beso y se incorporó haciendo que la erección de su hermano quedara completamente dentro de él, esto hizo que Tom gimiera, al sentir la estrechez de su hermano estrujarle deliciosamente.
Bill comenzó a mover la cadera con un vaivén muy lento mientras con sus manos acariciaba con delicadeza el torso del mayor. Pocos segundos después sintió las manos del mayor sobre sus muslos, acariciándolos luego las subió hasta su cadera, ayudándole a mantener el ritmo del movimiento. Se sentía en el cielo cada vez que su hermano rozaba ese punto que le hacía perder la razón, al fin lograba tener a su gemelo en lo más profundo de su ser.
Luego de unos minutos, en la habitación solo se escuchaban los estruendosos gemidos del moreno y los constantes choques entre la cadera de Tom y el trasero de su hermano quien ahora lo cabalgaba a un ritmo desesperado.
– Tom – gemía un sudoroso pelinegro apretando más fuerte las manos de su gemelo que le daban impulso
– ¡Dios, Bill! – siseó el mayor – ¡Eres el puto amo!
Sí que lo era. Había tenido buen sexo con muchas chicas, pero con Bill era de otro nivel, quién diría que su hermanito sería así de desinhibido en la cama, no había rastro de ese chico dulce e inocente que hacía que todos se derritieran por su adorable rostro.
– Mierda – jadeó el pelinegro bajando el ritmo, sus piernas ya no respondían – Tom
– ¡Ven aquí! – sonrió Tom atrayéndolo para cambiar de posiciones
Dejó al moreno debajo suyo sintiendo como enrollaba sus piernas alrededor de su cintura y pasaba los brazos bajo los suyos para engancharse en sus hombros. Comenzó a embestirlo con fuerza y rapidez, como si su vida dependiera de ello, el menor se sorprendió, pero en ningún momento se quejó, al contrario, soltó una risita traviesa y besó a su gemelo.
– ¡Joder, Tom! Me vas a matar – sonrió entre jadeos
Tom sonrió orgulloso y le besó nuevamente con un poco de brusquedad, Bill le correspondió, pero segundos después separó sus labios, no podía para de gemir al sentir como su hermano entraba y salía de él frenéticamente. Sentía que pronto terminaría y supuso que su gemelo estaría igual, así que cerró los ojos para esperar su clímax. Los abrió al notar como un poco de claridad se colaba por el gran ventanal, seguramente la luz de la calle había vuelto. Así pudo admirar el aspecto de su hermano; despeinado, sudoroso y agitado, con ojos llenos de deseo.
– Bill.. yo voy… ¿puedo? – preguntó Tom, no podía poner en orden más de dos palabras
– Ahora… sí preguntas – rio entrecortadamente el menor enredando una mano al moño mal hecho del mayor – La otra noche… oh… pareció no importarte… pudiste… haberme embarazado… ¿sabes? – pudo ver como Tom abría desmesuradamente los ojos y bajaba la velocidad de sus embestidas – Tranquilo – sonrió – Yo sí… yo sí me cuido… no soy tan… ¡oh, mierda! – jadeó al sentir como estaba a punto de venirse – No soy tan… idiota… como tú
– Siempre fuiste… el más inteligente… de los dos – sonrió el mayor besándolo
Pronto sintió como la presión que rodeaba su miembro se intensificaba dificultándole entrar o salir, sintió como cinco uñas se clavaban con fuerza en su hombro y escuchó como el menor gemía su nombre, indicándole que ya había terminado haciendo que él también se viniera dentro suyo, llenándolo por completo.
Se recostó sobre su gemelo con cuidado, intentando tranquilizar su respiración. Apoyó su cabeza en el pecho del menor, pudiendo escuchar los latidos acelerados del corazón de este y sintiendo como le acariciaba delicadamente la espalda con la yema de sus dedos.
– Ahora entiendo por qué tus fans mueren por estar contigo aunque sea por una noche – susurró el menor deshaciendo el moño que llevaba Tom – Me gustas con el cabello suelto
– Lo siento por ellas – suspiró el mayor cerrando los ojos – Han perdido cualquier oportunidad conmigo, ya no necesito a nadie más
Bill sonrió y le besó la sudorosa frente. Tom rodó sobre él para dejarse caer de espaldas sobre la cama, pasó un brazo por debajo de su pelinegro y lo atrajo para que se acurrucara contra su pecho, inmediatamente, el moreno se abrazó con fuerza a él y enredó las piernas con las suyas para luego darle un beso en la mejilla.
– ¿Eso quiere decir que estoy perdonado? – preguntó acariciándole el cabello
– Mmm, creo que sí – sonrió el menor pícaramente – Después de esa reconciliación no podría estar enojado
– ¡Vaya que me has salido travieso! – se burló Tom – Lo tenías bien escondido detrás de esa carita angelical
– Aún hay muchas cosas que debes conocer de mí, Tom Kaulitz – dijo el pelinegro levantando la ceja insinuante
Se besaron suavemente mientras se susurraban insinuaciones de índole sexual y reían. Después de unos minutos, Bill se acomodaba contra el pecho del mayor mientras hacía círculos imaginarios con una uña en esa zona.
– Bill – llamó Tom moviéndose un poco para encender la lámpara
– Mmm – murmuró el menor sumido en sus pensamientos
– ¿Tomas anticonceptivos? – preguntó con curiosidad
– Creo que eso te lo había dicho hace varias semanas – contestó el moreno fingiendo molestia
– ¿Por qué? – preguntó de nuevo
– Por la misma razón que tú siempre llevas condones en la billetera – respondió mirándole fijamente – Es mentira – rio al ver la cara de sorpresa del mayor – No soy de acostarme con cualquiera ¿ok? Es solo como una costumbre, nunca sabes cuándo te vas a enamorar y ya sabes… no es lo mismo con condón – susurró con picardía como si estuviera contando un secreto – Además… yo… no quiero más sorpresas – suspiró poniéndose un poco triste
Tom lo notó y le hizo apoyar su cabeza contra su pecho nuevamente mientras le acariciaba el cabello, de pronto sintió la necesidad de decirle algo que le había estado rondando la mente hace unas semanas atrás.
– Bill… tú y yo… la ser gemelos… – el menor levantó la mirada para observarle – Nuestros genes… son idénticos ¿no?
– Me sorprende que preguntes eso – se burló apoyando la barbilla en el pecho de Tom – Por supuesto que sí lo son
– Entonces… eso quiere decir que… – el guitarrista tragó grueso mientras le acomodaba un mechón detrás de la oreja al pelinegro – Si yo… llegara… si yo te embarazara… el bebé… tú sabes
El moreno al fin entendió y la débil sonrisa que tenía, se fue desapareciendo. Todavía estaba muy reciente lo de su último aborto y su hermano salía con semejante cosa – Yo… no lo sé – contestó seriamente – Tal vez… no estoy seguro
– Si tú quieres… podríamos intentarlo – sonrió Tom acariciándole una mejilla – Más adelante, claro
– ¡No! – dijo alejándose de su hermano como si le quemara – No quiero arriesgarme… Si no funciona yo… tendría… no, Tom… no quiero arriesgarme – decía sentándose en la cama con brusquedad
– ¡Hey, tranquilo! – susurró el mayor sentándose también – No era mi intención incomodarte – agregó poniendo una mano en el hombro de su hermano – Lo siento
– No pasa nada – dijo el pelinegro con un hilo de voz – Es solo que… me da miedo, Tom… no quiero pasar por lo mismo otra vez – confesó mirándolo a los ojos – Además, ¿por qué querrías un bebé? Haz dejando en claro muchas veces en T.V. que no te gustan los niños
– Porque sé que eso te haría muy feliz – sonrió acariciándole sus labios con delicadeza – Y yo haría cualquier cosa por hacerte feliz – agregó dándole un casto beso – Y además, tener un bebé contigo debe ser la experiencia más hermosa del universo
Esas palabras lograron hacer que una nueva débil sonrisa apareciera en el rostro del menor – Eres un cursi – susurró abrazándole para hacerle caer en la cama de nuevo
No estaba seguro si algún día cambiaría de opinión, pero sabía que si algo malo pasaba, Tom estaría allí apoyándole, tal vez en un futuro lo intentaría… habían muchas posibilidades de que funcionara, pero aún no estaba listo y sabía que su hermano tampoco, tener un bebé cambiaría sus vidas por completo y además, ellos apenas comenzaban su “relación amorosa”, así que lo mejor era disfrutarla al máximo y tal vez en un futuro, podrían intentar dar ese gran paso.
Continúa…
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Vaya sexo de reconciliación.Y yo pensando en que ya teníamos bebé Kaulitz XD
Creo que el esperar más tiempo para embarazarse es la mejor decisiòn. Así ellos se adaptan a su nueva relación y pueden planear mejor la llegada de su bebé.