CAPITULO 28: CUÍDATE DE KAULITZ
—Hola—saluda a Morgan y Lara que están sentados revisando las notas que tiene que pasar a limpio, deja sobre la mesa, tres cafés y galletas de chocolate recién horneadas que desaparecen rápidamente en manos de sus compañeros.
—Esto esta delicioso—responde Lara con la boca llena y Morgan asiente, de acuerdo.
Los tres se enfrascan en poner al día todo lo que los zánganos de los internos en palabras de Morgan no desean hacer, el único consuelo que tienen es que dentro de un par de meses más ellos tendrán a un par de estudiantes que hacen sus prácticas pasando por el mismo calvario. Miran de vez en cuando por sobre el mesón, para ver a los internos que se mueven como si fueran robots, a kilómetros se les nota que están rendidos y necesitan un par de días de descanso o terminaran dormitando en el suelo, junto a los enfermos.
— ¿Saben algo del doctor Fritz? —Murmura Lara, sin dejar de escribir, Sofía niega ante su pregunta.
—Escuche de una enfermera que ya despertó —Sofía lo mira un segundo y retoma su labor—y al parecer la policía no tarda en aparecer para preguntarle sobre lo sucedido.
— ¿Crees que fue un asalto?
—Según el paramédico, la mujer que lo encontró dijo que más bien parecía un ajuste de cuenta.
— ¿Quién podría tener asuntos con el doctor Fritz? —Morgan se encoje de hombros, Sofía finge no escuchar—El hombre, parece que no mata ni una mosca.
—No deberías estar tan segura—murmura, ganándose una mirada de incredulidad de parte de Morgan y Lara.
— ¿Tú le sabes, algún trapo sucio al doctor Fritz? —Lara pregunta intrigada.
Un trapo sucio, piensa Sofía, ella es una manta sucia, en la vida de Jake Fritz—Nada, solo que es la rectitud personificada—Miente, escucha como Lara y Morgan bufan, aburridos, ambos estaban listos para recibir un detalle sucio del doctor, no es un secreto para nadie, que la mayoría de los médicos, se involucran con estudiantes o compañeros de trabajo, sin importar que estén casados.
Algunos rumores referentes al incidente de Jake Fritz, son precisamente que fue golpeado por alguna ex amante despechada, pero con la esposa que se carga, muchos ponen en duda esa versión, más al ver a la hermosa castaña embarazada que no se despega de su lado, así que también podría ser por algún estudiante resentido o algún paciente loco.
La extensión de urgencias suena, sacando a todos de su aburrido trabajo, Carmen, la amable y ruidosa enfermera es la encargada de contestar.
—Doctora Sacks, el doctor Köller, quiere que vaya a su oficina.
Sofía, mira a Morgan que se encoge de hombros, deja los papeles que esta ordenando y sale de urgencias para tomar el ascensor, por el camino observa a Erika caminar con una charola llena de vasos de café y no puede evitar sentir una especial regocijó al verla convertida en la YVM de los internos.
La mirada de Erika es de molestia al verla—Ser la chica, y ve me traes esto y lo otro, se te da de las mil maravillas—se burla entrando en el ascensor, sin darle tiempo a responder.
Saluda a la secretaria del doctor Köller que la anuncia rápidamente, tras un rápido saludo, Köller la pone al tanto de la investigación que necesita que realice, toma nota de los detalles importantes de la investigación y se despide del doctor y la secretaria, camina hacia el ascensor, presiona el botón y comienza a tararea la nueva canción de Incubus, cuando las puertas del ascensor se abren, Sofía ya no está parada frente a este, ha tomado las escaleras, en dirección al ala pediátrica, esperando encontrarse a Bill, fumando en las escaleras como siempre, pero hace exactamente casi una semana que no lo ve y eso le preocupa, además de que tampoco se ha parado en Edén y de nuevo siente celos, porque la perra de Tabatha, sigue de vacaciones y Ed, no para de decir que seguro debe estar en cama adolorida de los duro que se la folla Kaulitz, recibiendo sonrisas burlonas y una mirada de deja de perder el tiempo de Lemir, que la hace sentir como idiota, pero ya no puede negarlo, ese tonto juego que está desarrollando con Bill, cada vez se vuelve más atrayente, comienza a sentirse como un pequeño plantea que es atraído por la fuerza de gravedad de otro mucho más grande. Aún no ha decidió si eso es bueno o malo, y tampoco se va a detener a pensarlo, porque nunca se ha sentido de esa manera, ninguno de los dos imbéciles que tuvo por novios, despertaron eso en ella, ni siquiera Jake.
Bill es algo oscuro, que la llama de manera insistente y sabe que dentro de toda esa oscuridad que lo rodea, es el único lugar donde desea estar.
Camina por los pasillos de pediatría, admirando todo el trabajo que Bill realizo, los hermosos paisajes, que se mezclan entre sí, creando un maravilloso mundo de fantasía del que está segura disfrutan los pequeños que están ahí, saluda a un par de enfermeras que le sonríen, suspira al darse cuenta de que Bill no aparece por ningún lado, observa su reloj de pulsera, son casi las doce y es extraño que él no esté ahí.
—Hola Anna Molly—saluda a una joven enfermera.
—Hola doctora Sacks, que gusto verla de nuevo por aquí, los niños la extrañan.
—Y yo a ellos, estar en urgencias no están divertido—la chica asiente—Los murales quedaron geniales.
—Sí, los niños están felices de ver los pasillos tan alegres, es como un enorme cuento plasmado para ellos—Sofía asiente—Es una lástima que el señor Kaulitz ya no venga.
—Bi… él señor Kaulitz ya no viene.
—No, no estoy segura si su trabajo ya termino, pero hace una semana que dejo de venir.
— ¡Vaya! Sí que es una lástima—murmura—Bueno, tengo que volver a urgencias antes de que me regañen. Me dio gusto verte.
—Igual doctora Sacks…disculpe doctora—dice, antes de que se marche—Puede darle mis saludos al doctor Evans.
—Claro, deberías unirte a nosotros a la hora de almorzar.
—Sera un placer.
—Bueno, entonces nos vemos a las dos.
***
Viernes, bendito viernes, Sofía aplaude al ver el día en el calendario, la semana ha pasado demasiado lenta, o será que para ella el hospital ya no resulta tan entretenido ahora que Bill, al parecer ha dejado de asistir, por suerte esa noche es el día en que Nina sale y espera que él se aparezca en edén. Se mira al espejo y observa su reflejo, la mirada cansada y las ojeras debajo de sus ojos, cierra los ojos y suspira, cuando los vuelve a abrir, da un bote en su lugar, no es su reflejo aburrido quien la mira, sino una versión mucho más osada de ella, con antifaz.
—Necesito dormir urgentemente— dice mirando a Lucas, que esta estirado en las sabanas. —suerte la tuya pequeño bribón—se acerca a la cama y rasca tras la orejas del perro—Bien me voy, cuida la casa y no dejes que nadie entre, hasta luego Milk—se acerca al gato, que está dormido en la maceta que tiene en la esquina de la sala—procura no hacer un cochinero—le acaricia el lomo, recibiendo un ronroneo, asegura la puerta, saluda a su casera y aun par de chicos que hablan con ella y sale a las frías calles de Berlín. No puede esperar a que llegue la primavera, pero aún faltan dos meses.
—Buenos días y brillante sea su mañana—Saluda Morgan, entrando en la oficina, recibiendo risas por su saludo tan efusivo.
—Algo me dice que estas feliz de al fin sea viernes—se burla Sofía, dando un sorbo a su café de máquina—Me quede dormida, hoy no hay desayuno de cortesía—le dice, al ver como mira la mesa, buscando algo.
—Oh, mi mañana ya no están brillante—se queja.
—Pero es viernes y mañana podremos dormir todo el día—le aclara Lara, Morgan se encoje de hombros y se sienta junto a ellas, Sofía, le entrega los papeles que le toca poner en orden ese día.
—Voy a llevarle estos documentos al doctor Köller, antes de que se vaya. —Lara y Morgan asienten, el último le dice que él se encarga de sus documentos, en caso de que Köller, la entretenga.
Para suerte de Sofía, la secretaria le informa que Köller ha tenido que salir a una reunión y que le pidió que tomara las notas que le trajera, se despide y vuelve a los ascensores, en lugar de presionar el botón que la lleve a la sala de urgencias, presiona el número que la lleva al piso de cirugía, donde se encuentra Jake, camina por el pasillo tratando de no ser vista por sus compañeros, ruega por no encontrase con Esther no después de descubrir lo que ella supo que paso entre su ahora marido y futuro padre de su hijo. Se detiene antes de llegar al pasillo donde está la habitación de Jake, una suite como era de esperar, toma valor y vuelve a caminar, se detiene frente a la puerta que está abierta, intenta mirar por la abertura pero no se ve nada, pero se escuchan varias voces dentro, se mueve hacia un lado, justo cuando la puerta se abre, dos hombres con traje salen de la habitación, seguidos de Esther y una enfermera, quien le pide a Esther que obedezca a Jake y vaya almorzar algo.
Sofía observa el vientre ligeramente abultado de la esposa de Jake, espera unos segundos hasta que ve a la pequeña comitiva desaparecer por el corredor.
Jake tiene el brazo derecho y la pierna izquierda, enyesados, su ojo derecho está cubierto por una gasa, tiene pequeños cortes por el rostro. Sofía traga y duda si cruzar el umbral y adentrarse del todo en la habitación.
— ¿Estaba comenzado a preguntarme cuando vendrías a verme? —dice Jake, el único ojo que parece estar sano, está cerrado.
— ¿Cómo…?
—Tú olor, aún recuerdo el olor de tu piel—abre su ojo izquierdo, que tiene un derrame, que lo hace lucir aterrador, Sofía palidece al verlo tan mal—Ahora estoy mejor, o eso creo—hace una mueca. —Sofía eres médico, quita esa cara, solo tengo el brazo y la pierna fracturadas, el ojo está bien, pero tengo unas puntas en el parpado y la ceja.
— ¿Entonces estarás bien?
—Eso dice Trevor y más le vale que así sea. —sonríe.
—Dicen que te asaltaron—cierra la puerta y camina hasta estar frente a la cama—Y que te resististe al asalto.
—Eso dicen—suspira—esa misma versión di yo a la policía.
Sofía frunce el ceño al no entender a qué se refiere.
— ¿Entonces no te asaltaron?
—No soy tan idiota, para hacerme el valiente contra un asaltante, menos ahora que voy hacer padre. Lo que me paso, tiene que ver contigo.
— ¿Conmigo?
—Sí, Sofía contigo.
—No entiendo, que tengo que ver yo.
—Tienes un pretendiente bastante posesivo, ¿lo sabías?
—Yo no tengo ningún pretendiente—se cruza de brazos, no dando crédito a sus palabras.
— ¿Entonces qué relación tienes con Kaulitz?
Frunce los labios ante esa pregunta, ella no tiene ninguna relación con Bill— ¿Él fue quien te golpeo? —pregunta, no creyendo a Bill ser capaz de darle una paliza alguien de la complexión de Jake, Bill tiene un aspecto ligeramente delgado, comprado a Jake que luce como un atleta.
—No—responde.
— ¿Entonces porque me preguntas si tengo alguna relación con él?
—Sofía unas horas antes de que me golpearan, él estaba en mi oficina, me dijo, no más bien me exigió que me alegara de ti.
—Deberías hacerle caso, tu esposa está embarazada.
—Esther y yo estamos juntos solo hasta que nazca el bebé, después de eso vamos a divorciarnos.
—Espero no sea por mí.
—Lamentablemente así es, ella sabe que te quiero.
—No arruines tu matrimonio y mucho menos le quites la posibilidad a tu hijo o hija de crecer en una familia. Para mí no fuiste nada más que una cura a mis miedos—se da vuelta, dispuesta a salir de la habitación, no debió haber ido a verlo.
—Ofreció pagarme para alegarme de ti. —Se gira a verlo y niega a sus palabras—Sofía, cuídate de Kaulitz, ese chico no está bien de la cabeza, es una bomba de tiempo y tú eres alguien vulnerable en manos de alguien como él.
Sofía hace puños sus manos molesta al escuchar las palabras que Jake dice sobre Bill—No sabes nada él
—Tú tampoco—la interrumpe
—Sí decido o no estar a su lado, ese es mi problema, tu dedícate hacer el padre y esposo que tu familia espera. Espero que se recupere pronto doctor Fritz.
***
Entra en su departamento aun molesta por las palabras de Jake, por prácticamente hacerla culpable de la ruptura de su matrimonio, pero aún más por lo que dijo de Bill, ni siquiera lo conoce, como puede asegurar que Bill, no está bien, además cuando le pregunto si él lo había golpeado él había negado, se deja caer en el sillón enfurruñada por esa ridícula advertencia, alejarse de Bill, ni que fuera una niña tonta que no sabe defenderse. Su molestia comienza a evaporarse al notar el enorme arreglo de flores blancas en la mesa de centro, se pone de pie y observa rápidamente el apartamento, todo parece estar en su lugar.
— ¡Lucas!—grita al darse cuenta que el perro, no ha corrido a su encuentro como siempre lo hace, se agacha y saca de debajo del sillón, el bate de fierro que Lemir le regalara, camina por el pasillo, escuchando ruidos provenientes de su habitación, aferra el bate con las dos manos y entra decida a romperle la cabeza a la persona que haya entrado en su departamento, por suerte en su dormitorio lo único que encuentra es a Lucas jugando con un muñeco que al verla, suelta y se lanza sobre ella, derribándola siente el golpe en su cabeza al no estar preparada para ser derribada por casi diez kilos de peso, aun sostiene el bate en su mano derecha, Milk salta de la cama y camina hacia ella, comienza a lamer su mano, mientras Lucas intenta hacerlo con su cara.
—Quítate, perro loco—lo empuja, se incorpora y deja la espalda apoyada en la pared, mientras se soba la parte posterior de la cabeza, se pone de pie y camina hacia su habitación, todo está en orden, su ventana está cerrada y los barrotes están en su lugar, toma el muñeco de Lucas y lo examina, ese juguete no se le compro ella—Seguro mi tía estuvo aquí— reflexiona y lanza el muñeco fuera de su habitación.
***
— ¿Qué cara tienes? —se burla Andrew, al verla entrar a la cafetería con Lucas.
—No he dormido bien, tengo demasiadas tareas—responde sentándose en la barra, con Lucas a su lado.
—Café y croissants—dice dando media vuelta, regresando en pocos segundo dejando el plato y el café, frente a Sofía que sonríe— ¿Qué tal tu día? —pregunta pasando un trapo por el mesón.
—Aburrido—responde, omitiendo la parte de Jake. — ¿Dónde está mi tía? —pregunta al no verla pululando por el lugar.
—En una comida romántica supongo, no ha venido en toda la mañana.
—Seguro estuvo en mi apartamento—dice, Andrew se encoje de hombros, ignorando la respuesta. La puerta se abre y Andrew jadea al ver al atractivo chico que entra en la cafetería.
—Justo lo que me receto el doctor—murmura, Sofía se ríe, pero no se gira a ver al recién llegado.
—Buenas Tardes—esa vez si se gira al reconocer esa voz, a su lado este Bill, vestido completamente de negro, lentes, barba de tres días y el cabello ligeramente alborotado—Hola Sofía—le sonríe.
—Bill—murmura— ¿Qué haces aquí?
— ¿Creí que esto era una cafetería?
—Lo es— responde Andrew—La mejor de Berlín— ¿Qué te ofrezco?
— ¿Qué me recomiendas Sophie? —Andrew hace una mueca al escuchar el sobrenombre, en labios del chico.
—Ammm, no estoy segura de tus gustos, deberías preguntarle a Andrew, él es el mejor pastelero y barista de Berlín—le sonríe al chico, Bill escruta al chico detrás de sus lentes, no es un rival de importancia, espera que no lo sea.
—Moka y chocolate.
—Detesto el chocolate—responde cortantemente, Andrew hace una mueca y Sofía frunce el ceño.
—Capuchino y Pay de queso, con cubierta de moras.
—Suena mejor—se sienta al lado de Sofía. Andrew desaparece por la puerta de la cocina—Vienes seguido.
—Este lugar es mi tía, así que si—Andrew, regresa y coloca la orden frente a él, tras un que disfruten, se retira para ayudar a atender algunas mesas, Bill y Sofía comen en silencio.
— ¿Quieres ir a dar un paseo? —pregunta cuando la ve ponerse de pie.
—Seguro, solo dame un segundo, voy rápido al baño y por la cuenta no te preocupes, va por la casa—dice al ver su intención de pagar.
Sofía, sale del baño y se lleva un susto al ver a Andrew parado frente a la puerta.
—Estás loco, casi me matas del susto.
Andrew se acerca y olfatea el aire—Te gusta—se burla
—Claro que no.
—Ah, entonces porque te perfumaste y te pintaste los labios.
—No, me perfume, tu nariz está comenzando a fallar—lo hace un lado y camina hacia la salida, escucha la risa de Andrew, haciendo que se gira— ¿Huele mucho? —finalmente pregunta.
—No, solo estaba burlándome de ti, nunca te había visto así, por un chico, ese es muy atractivo, eres una pilla si logras quedarte con él.
—En verdad lo es—sonríe—Ni una palabra de esto a mi tía—levanta el dedo meñique, Andrew entrelaza el suyo.
***
Sofía camina al lado de Bill, con la correa de Lucas bien sujeta a su mano.
—Así, solo logras ponerlo incomodo—se detiene y observa a la mano tensa de Sofía sobre la correa—Puedo—extiende su mano.
—A Lucas no le gustan los extraños—Jala la corra al sentir el tirón que el perro da—A demás no es muy obediente.
Bill se pone de cuclillas frente al perro, extiende la mano frente él para que la olfatee, después lleva la mano, hacia su cabeza y rasca tras las orejas— Quieto—ordena al ver las intenciones del perro de lanzarse a babearlo. —Quien necesita que la entrenen eres tu—dice tomando la correa de la mano de Sofía y comenzando a caminar con Lucas.
Corre detrás de Bill y Lucas, observa al perro, moverse como si fuera el animal más obediente del mundo.
—Como lo lograste, llevo casi siete meses intentando que camine bien.
—Me gustan los animales y yo a ellos, es cuestión de saber leer lo que lo quieren, no son tan diferentes de las personas—se detienen frente a unas bancas—Te voy a quitar esto y te vas a portar bien—Lucas mueve la cola, cuando Bill lo suelta se echa a sus pies.
—Perro mañoso—se queja y se sienta junto a Bill, ambos se quedan de nuevo en silencio observando a las personas que pasan por el lugar. —No has ido al hospital en varios días.
—Termine mi trabajo comunitario,
—Oh, qué bien —no puede evitar que su voz salga algo desilusionada.
— ¿Me extrañas?
—No te veía a mucho, de todas formas.
—Solo es un sí o un no, no quiero una petición de matrimonio—Sofía se sonroja—Bueno, pues yo si extraño verte.
Sofía sonríe y remueve las tierra debajo de sus pies, observa a Lucas echado tranquilamente a los pies de Bill, lo estudia mientras está ocupado enviando un mensaje, no luce como alguien peligroso, seguro Jake solo lo dijo para molestarla.
— ¿Te gusta lo que ves? —pregunta guardando el teléfono en su chaqueta, Sofía se muerde el interior de la mejilla a la vez que se sonroja.
—Bill—dice, suspira y fija la mirada él— ¿eres peligroso?
Inclina su cabeza ante su pregunta, pestañea un segundo, se quita las gafas y puede ver el estremecimiento que envuelve a Sofía— ¿Eres inteligente? —Sofía asiente— ¿Tienes instinto de supervivencia?
— ¿Qué tiene que ver eso?
— ¿Lo tienes?
—Todos lo tenemos—responde a la defensiva—Así que no entiendo tu pregunta y no has respondido a la mía.
—Sí, lo tienes tendrás tu respuesta, ¿Qué dice tu instinto sobre mí?
—No lo sé—responde y Bill sabe que está siendo honesta—Me gustas.
—También me gustas—apoya su brazo en el respaldo del banco, acaricia su brazo con el dorso de la mano, se acerca hasta que sus alientos casi se mezclan—Soy peligroso, tendrías que tener cuidado de mí, si alguien te dice que te cuides de mí, está diciéndote la verdad—Sofía, jadea al sentir su aliento golpear sus labios, se pasa la lengua por los labios, Bill la toma por el mentón, fijando sus miradas—Sofía, alejarte de mí, te convertiría en la persona más inteligente del mundo.
— ¿Tú, me lastimarías?
—Jamás—le sonríe—Hay pocas personas para las que no soy un peligro y tu estas en ese pequeño y selectivo grupo—se inclina y posa sus labios cálidos, sobre la fría mejilla de Sofía, quien hace puño las manos, al sentir la caricia que dejan los pirsin de sus labios sobre su piel. Se pone de pie y se coloca los lentes, dejando ocultos sus ojos que brillan orgullosos del primer paso que ha dado. Observa las mejillas sonrosadas de Sofía y sus ojos cerrados fuertemente, Se inclina de nuevo sobre ella, hasta que la ve abrir sus ojos, su iris se vuelve grande y después retoma su tamaño—Corre lo más lejos que puedas o déjame atraparte y hacerte mía para siempre, pero una vez que te tenga, no habrá marcha atrás, es tu decisión.
—Tabatha… ella…
—No es nada.
—La dejarías.
—Por ti, dejaría hasta mi piel, si eso me asegura que tendré conmigo.
—Me asustas.
—Es un buen sentimiento, eres más inteligente de lo crees—besa su frente y se aleja dejando a Sofía, con el corazón latiendo a mil.
& Continuará &