29 As The Lights Go Down

«As the lights go down» Temporada I

Capítulo 29

– Voy a matar a David, en serio lo voy a matar – gruñía Tom sentado en su cama

– Tom, cálmate – le pidió Bill cansado

– Bill, son las dos de la mañana, desde las 8:00am estabas en el estudio ¿acaso David piensa que eres un robot? Necesitas descansar, llevas una semana trabajando duro y estás comenzando a verte cansado – le reñía mientras miraba como se desnudaba y se ponía de nuevo el mismo abrigo beige que había estado usando los últimos días para dormir

– Ya lo sé – contestó de mala gana – Pero sabemos que iba a ser así, no sé por qué te preocupas tanto, ni siquiera yo me quejo

– ¡Oh, perdona por preocuparme por tu salud! – gritó el mayor poniéndose de pie

– Tom, no empieces – resopló el menor entrando al baño

– No puedo creerlo – susurró el guitarrista

Bill escuchó un sonoro portazo y se asomó por la puerta del baño viendo la habitación vacía, solo un confundido Pumba lo miraba como pidiéndole una explicación por el repentino berrinche de su dueño.

Terminó de lavarse los dientes y se ató el cabello en un moño despeinado, respiró profundamente mientras se daba un vistazo detallado en el espejo.  Tenía ojeras y sus ojos se veían cansados, esa semana había sido muy pesada por las largas horas de grabación, pero gracias a eso habían tenido un buen avance y él amaba lo que hacía a pesar del cansancio que comenzaba a pasarle la factura, además tenía un compromiso con la banda que debía cumplir, les había hecho una promesa.

Salió del baño y miró la cama vacía, lo único que deseaba era irse a dormir, pero sin Tom no lo lograría por más que lo intentara, además no quería que el mayor estuviera molesto con él, esos días habían sido muy tensos para ambos ya que no pasaban tanto tiempo juntos y cuando él llegaba a casa solo quería irse directo a la cama.  Salió de la habitación y bajó las escaleras, una vez en el salón vio a su hermano sentado en uno de los sofás, viendo T.V. como si fueran las 3:00pm.

Resopló y rodó los ojos por la actitud tan infantil que podía tomar Tom algunas veces, caminó hasta él para abrazarle por detrás pasando sus brazos alrededor de su cuello y apoyándose sus manos en el pecho del otro.

– Vamos a la cama – murmuró contra la mejilla del mayor

– No, estoy enojado contigo – dijo Tom sin quitar la vista del televisor

Bill rio débilmente y luego habló de nuevo – ¿Por qué estás enojado, amor mío? ¿Acaso es porque hace mucho no…? – dejó la pregunta en el aire

Tom se mordió el labio inferior para evitar que una sonrisa traviesa escapara, pronto sintió como su hermano se separaba y le vio rodear el sofá para quedar frente a él, permitiéndole darle un vistazo de pies a cabeza.  Amaba ver a su hermano con ese aspecto tan natural, con el cabello medio peinado y ese viejo abrigo que dejaba a la vista sus largas piernas.

– ¿Por qué has estado usando esto? – preguntó mientras acariciaba los muslos del menor hasta donde llegaba la prenda

– Porque… – canturreó sentándose a horcajadas del mayor – Mis pijamas aún están sucias en la maleta

– Mmm, creí que era para provocarme – susurró Tom abrazándole por la cintura

– No seas idiota – rio el pelinegro mientras enredaba sus brazos alrededor del cuello de su gemelo – Me veo como un indigente

– No es cierto, te ves sexy – sonrió besando el níveo cuello del moreno – Me encanta como ese abrigo deja descubiertas tus hermosas piernas

– ¿Hermosas piernas? – repitió Bill riendo – Son como dos palillos.  Estás muy bromista hoy, amor

– Sabes que tus piernas son uno de mis puntos débiles – susurró acariciándolas – Me encantan

– Tom – jadeó el menor – Vamos a la cama ¿sí?

– ¿Por qué? Así estoy cómodo – respondió el mayor

– ¿Recuerdas aquella noche en la que te dije que te iba a compensar tanto abandono? – preguntó el moreno insinuante

Tom sonrió y besó a su gemelo apasionadamente, explorando por completo con su lengua la boca del otro, haciendo que de su garganta saliera un gemido de sorpresa.  El menor enredó sus piernas alrededor de la cintura de su hermano mientras se entregaba totalmente al beso, segundos después sintió como el agarre en su cintura se apretaba y luego Tom se levantaba del sofá cargándolo en brazos.

Como todo un experto, el mayor subió las escaleras sin romper el beso, segundos después entraba en la habitación abriendo la puerta con una débil patada. Al llegar a la altura de la cama, depositó a su gemelo con delicadeza sobre ella, abandonó sus labios para comenzar a dejar cortos besos por su cuello y clavícula disfrutando de los jadeos y caricias que el menor dejaba en su espalda.

El pelinegro se apoyó en sus codos cuando sintió que su hermano se alejaba.  Le vio arrodillado entre sus piernas mientras le miraba como lobo hambriento, pronto el mayor le tomó la pierna izquierda con ambas manos alzándola un poco para repartir suaves besos en la pantorrilla mientras le masajeaba el pie con delicadeza.

Bill cerró los ojos y gimió cuando los besos del mayor llegaron hasta la cara interna de su muslo.  Se dejó caer nuevamente en la cama, esperando y deseando que su hermano llevara sus besos aún más arriba.  No sabía si era por el tiempo que había pasado desde la última vez que hicieron el amor o porque Tom conocía muy bien sus puntos sensibles, pero lo estaba volviendo loco en ese momento.

– Tom – gimió enredando sus dedos en el cabello del otro

El mayor gateó hasta llegar nuevamente a los labios de su hermano, los cuales devoró mientras le acariciaba los costados del torso por debajo del abrigo sintiendo como se estremecía ante su contacto.  Luego de compartir un apasionado beso, se separaron con un sonido húmedo, pudieron ver los labios hinchados y las mejillas sonrosadas del contrario, haciendo que ambos sonrieran porque después de tanto tiempo, lograban compartir un momento un poco íntimo.

– Creo que es hora de irnos a dormir – dijo Tom seriamente

La sonrisa del menor desapareció de inmediato – ¿Qué? – preguntó desconcertado – Pero creí que querías que…

– Lo sé, pero también sé que estás muy cansado – sonrió dándole un beso en la punta de la nariz

– ¿Me estás rechazando? – preguntó el moreno indignado

– No, por supuesto que no – rio acostándose a su lado – Solo quiero que descanses, puedo ver lo cansado que estás – dijo acariciándole la mejilla

– Pero tú estás molesto porque… –

– No pasa nada, comprendo la situación – dijo Tom atrayéndolo hacia él haciendo que se acurrucara contra su pecho – Solo prepárate, cuando te agarre no podrás ni sentarte en una semana – rio contra su frente

&

Una semana después 

6:10p.m.

– Estimados pasajeros, por favor procedan a abrocharse sus cinturones, pronto vamos a despegar –

– ¡Oh, por Dios, Bill! – dijo Tom molesto – ¿Podrías acomodarte de una buena vez? – le riñó por la inquietud

– ¡Oh, disculpe señor! – dijo el menor indignado en voz alta – Si estoy así es por tu culpa, por ser un maldito cavernícola salvaje – masculló bajando la voz

– Te advertí que no podrías sentarte en una semana – susurró el mayor defendiéndose – Además, no te escuché quejándote, todo lo contrario, pequeño sucio – sonrió – Eso te enseñará a no hacerme esperar tanto

– Pero tú fuiste quién… –

– Estás advertido – le cortó Tom con una sonrisa triunfante

El pelinegro resopló y se acomodó lo mejor que pudo en su asiento.  Su trasero dolía por la salvaje sesión de sexo que habían tenido esa tarde antes de reunirse con sus compañeros para partir a Sudáfrica.  Tom no se había cortado para nada y tampoco era que a él le molestara, habían esperado ese momento por mucho tiempo y él disfrutaba cuando su hermano se ponía un poco rudo en la cama, pero jamás lo admitiría frente a Tom, ya era bastante orgulloso con respecto a su rendimiento sexual como para darle una razón más para serlo.

El avión comenzó a moverse haciendo que saliera de sus pensamientos, inmediatamente tomó la mano de su gemelo con fuerza, odiaba los despegues.

– ¡Oye, auch! – se quejó el mayor al sentir las uñas de su gemelo clavarse en su mano

– Lo siento – se disculpó el moreno

– ¡Tranquilo, pequeño! – le calmó al verle la cara de angustia – Ya va a pasar

Bill sonrió débilmente y cerró los ojos esperando a que ese momento pasara. Luego de un minuto, relajó su cuerpo y respiró profundamente, abriendo los ojos de golpe al sentir un suave beso en su mejilla.

– ¿Ves? Ya pasó – sonrió Tom

El pelinegro miró hacia todos lados buscando alguna mirada curiosa que pudiera haber visto ese gesto tan poco fraternal de su hermano, pero al parecer los demás pasajeros estaban muy metidos en sus asuntos para ponerle atención a una “simple” pareja de enamorados.  Devolvió la mirada a su gemelo y sonrió, luego se acercó a él y le dio un casto beso en los labios.

– Te amo – sonrió Tom con una sonrisa

– Y yo a ti – rio el menor dándole un ligero toque en la punta de la nariz

Ambos se acomodaron mejor en sus asientos, tenían un vuelo de once horas por delante y no tendrían tiempo de descansar cuando llegaran a su destino.  Escucharon como una sobrecargo se acercaba con el carrito, segundos después la tuvieron a su lado, se presentó amablemente como Caroline.  Les ofreció bebidas y algunos snacks o mejor dicho, le ofreció a Tom, ya que ella no dejaba de tontear con el guitarrista porque lo había reconocido, ignorando la fulminante mirada que Bill le dirigía y lo peor era, que su hermano le seguía la corriente.

El mayor se dejó unos cuantos dulces y una botella de agua, el pelinegro a duras penas pudo conseguir una botella de agua. Se puso los auriculares para ver la película que comenzaba en la pantalla del frente mientras miraba de reojo como su gemelo abría animadamente una bolsa de dulces y se la tendía.

– ¡Oye! – se quejó el mayor quitándole un auricular sintiéndose completamente ignorado

– ¿Qué? ¡Déjame en paz! – dijo quitándole el auricular a su gemelo para colocárselo nuevamente

– ¿Qué te pasa? – preguntó el mayor quitándolo otra vez del oído del menor

– ¿Qué me pasa? – repitió el moreno ofendido – ¿Qué te pasa a ti coqueteando con esa tipa frente a mi nariz? Si vas a serme infiel, hazlo cuando yo no esté presente – soltó molesto

– ¡Jajajaja! – rio Tom escandalosamente recibiendo una furiosa mirada por parte del otro – ¿Estás celoso?

– ¡Vete a la mierda, sí! – dijo Bill poniéndose el auricular nuevamente

Tom bufó y comenzó a comer sus dulces.  Imitó a su gemelo y se puso a ver la película, pero al cabo de unos minutos ya estaba aburrido, odiaba las películas de acción.  Echó un vistazo por el lugar buscando algo interesante, vio a los G’s dormidos y a los miembros del staff hablando entre ellos, todos distraídos.  Volteó a mirar a su hermano y con un codazo le llamó la atención.

– ¿Qué quieres? – preguntó el pelinegro molesto

El mayor movió la cabeza hacia la izquierda, señalando el pasillo.  El moreno se irguió y dio un vistazo hacia la dirección indicada y pudo dar con lo que señalaba su hermano, los baños.  Miró de nuevo a Tom y este jugueteaba con los piercings de su labio, el menor sonrió y levantó la ceja derecha sensualmente.

– ¿Quieres…? – preguntó Bill

– Eso ni se pregunta – sonrió pícaramente el guitarrista

El moreno bajó la mirada y soltó una risilla maliciosa, luego volvió a ver a su hermano – Pídeselo a tu amiguita Caroline – contestó el moreno con sarcasmo colocándose los auriculares nuevamente.

Continúa…

Gracias por leer, te invitamos a continuar con la lectura.

Escritora del fandom

1 Comment

  1. Tonto Tom XD ahí tienes tu merecido
    No es justo que no podamos leer ese lemon que dejó a Bill súper adolorido XD
    Espero que el constante estrés no afecte su relación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.