30 As The Lights Go Down

«As the lights go down» Temporada I

Capítulo 30

– El escenario está genial – sonrió Tom admirando el lugar

– Pero hace un calor de la mierda – resopló Georg al lado de su amigo

– ¿Chicos, ya vieron los autos? – preguntó Gustav fascinado llegando a la altura de sus compañeros – Son Ford Mustang del ‘67

– Sí, yo ya los vi – respondió el guitarrista asintiendo – Aún no sé cómo hará Bill para conducir el suyo sin estrellarlo

– Para tu información, Thomas, aunque no sepa conducir, sé cómo echar a andar un auto – dijo Bill a sus espaldas

Los G’s miraron a Tom y le vieron cerrar los ojos mientras se maldecía él mismo por su comentario, luego los tres voltearon a ver al menor y se quedaron boquiabiertos con el look de su nuevo compañero. Iba todo de negro, con una chaqueta con lentejuelas y plumas, pantalones de cuero y botas de punta.  No pudieron dejar de lado el perfecto maquillaje que llevaba, un poco más cargado que el de costumbre.

– ¡Hey! – sonrió Tom tontamente al verlo

El moreno bufó cruzándose de brazos y desvió la mirada del mayor, sentía como sus mejillas se ruborizaban por la manera en la que lo miraba Tom, le miró de reojo y vio cómo se relamía los labios mientras sus ojos le recorrían de arriba abajo, sus mejillas se sonrojaron aún más y una sonrisa traviesa quería escapar de sus labios, pero recordó que seguía molesto con su hermano por lo que había sucedido en el vuelo con esa maldita sobrecargo.

– ¡Chicos! – les llamó Liz – ¡Vamos a comenzar!

Los cuatro jóvenes le siguieron y Tom no pudo evitar soltar una escandalosa carcajada al ver la manera tan extraña en la que caminaba el pelinegro.

– ¡No te burles! – masculló Bill clavándole las uñas perfectamente lacadas en el brazo – Tú no eres el que anda un pantalón que te estripa los huevos

– ¡Tranquilo! Ya me desharé más tarde de él – susurró insinuantemente

– ¡Ja, ni lo pienses! – dijo el moreno molesto – ¡No creas que he olvidado lo que hiciste, maldito patán!

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– ¡Pero este chico es todo un modelo! – decía el director fascinado viendo como Bill se desenvolvía tan bien con tan solo unas cuantas instrucciones que le había dado – ¿De dónde lo han sacado? – preguntó

– Llegó a nosotros como un ángel caído del cielo – sonrió Liz viendo a los cuatro chicos en el escenario, como toda una madre orgullosa

– Es toda una figura – rio el hombre – ¡Míralo! No tiene ni un solo mal ángulo…. Bien ¡Corte! – gritó

La música se detuvo y los chicos dejaron de moverse, el director caminó hasta ellos y les felicitó por el buen trabajo que habían realizado ese día.

– Bill, como debes volver antes a Alemania, grabaremos tus escenas en solitario hoy mismo – le anunció al pelinegro – Ustedes tres pueden volver al hotel y descansar para mañana ¡Buen trabajo, chicos!

Los G’s y Tom celebraron y aplaudieron mientras se animaban entre ellos. Por otra parte, el pelinegro se sentó en el borde del escenario resoplando por lo bajo, ya que a él aún le quedaba trabajo por hacer mientras los otros ya iban a disfrutar de una buena cena y una deliciosa y esponjosa cama.

– ¡Hey! – susurró Tom sentándose a su lado

– ¡Hey! – suspiró el pelinegro sin ganas

– ¿Cansado? – preguntó el guitarrista poniéndole una mano en el hombro

– Muerto – lloriqueó Bill – Me siento tan cansado, estoy hambriento y me siento sucio por tanto polvo… tienes suerte de poder irte ya

– Puedo quedarme contigo hasta que termines, si lo deseas – sonrió el mayor

– ¡No, vete a descansar! – le mandó el moreno – Si te quedas aquí solo me distraerás y tardaré más en terminar – dijo con más rudeza de la que quería

– ¿Sigues molesto por lo de mi amiga Caroline? – intentó bromear el guitarrista fallando olímpicamente

– No te hagas el graciosito conmigo, Tom – pidió Bill de mala gana – ¡Qué sínico eres!

– ¡Mi amor, por favor! No era mi intención darte celos – se disculpó Tom acomodándole un mechón de cabello detrás de la oreja – ¡Perdóname! ¿Sí? Sabes que eres el único capaz de hacerme temblar con solo una mirada, una caricia, un beso – susurró mientras le acariciaba el brazo – Eres el único para mí, eres la persona que más amo en este mundo

El pelinegro intentó no sonreír, pero era imposible no hacerlo cuando Tom decía esas cursilerías, su hermano no era de decir cosas así a menudo, pero a veces tenía sus momentos y él los amaba.  Tom le demostraba su amor con acciones, siempre anteponiéndolo ante todo, atento al más mínimo detalle para hacerlo sentir feliz, siempre preocupándose por él.

– ¡Eres un maldito manipulador! – sonrió el moreno dándole un ligero codazo – Ve al hotel y espérame despierto ¿sí? Aún tenemos “algo” pendiente

A Tom inmediatamente se le iluminó el rostro, Bill pudo jurar que si su hermano fuera un perro, habría comenzado a jadear y estaría moviendo la cola sin parar.

– ¿En serio? – preguntó Tom emocionado – ¿Ya no te duele?

– Un poco, pero no me quejaré si quedo inválido por otra semana más – sonrió el pelinegro levantando una ceja – Así que prepárate, Kaulitz

El mayor abrió la boca para decir algo, pero el director les interrumpió haciendo que ambos salieran de su burbuja de amor.

– ¡Bill, ven! – le llamó el hombre – Ya todo está listo

El menor se puso de pie y volteó hacia su hermano, le regaló una dulce sonrisa y le guiñó el ojo para luego irse caminando contoneando las caderas a propósito, mostrándole al mayor lo que podría tener en unas horas.

– ¡Tom, ya vámonos! – gritó Gustav desde la furgoneta que les llevaría al hotel

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Al ser las 12:15am, el pelinegro caminaba rápidamente por el pasillo del hotel.  Fue bajar del auto y despedirse de todos con urgencia, durante todo el camino no pudo evitar pensar una y mil maneras en las que Tom podría estar esperándole en su habitación.  Seguramente estaría desnudo en la cama, listo para tomarle hasta hacer que todos en el hotel supieran su nombre.

Con eso en mente, mientras caminaba por el pasillo se quitó la chaqueta que llevaba puesta y se desabrochó el cinturón del pantalón, pero al llegar a su habitación y abrir la puerta que la intercomunicaba con la de su hermano, sus ilusiones se fueron abajo, al igual que su creciente erección.

Su gemelo se encontraba acostado, bocarriba, con un brazo sobre su abdomen y el otro extendido sobre la cama.  Dormía plácidamente ajeno a la mirada asesina que él le dirigía por haberle mentido.  Respiró profundamente y apretó el puente de su nariz, intentando ser comprensivo con su hermano y la situación.  La noche anterior habían tenido que dormir en el avión y ese día tuvieron que trabajar mucho, era obvio que Tom estaría cansado y además, él se había tardado más de la cuenta.

Miró nuevamente al mayor y sonrió débilmente. Tom había sido muy comprensivo con él las semanas anteriores, así que no sería justo que él se molestara solo porque se quedara dormido.  Con una media sonrisa, caminó hasta él y le cubrió mejor con la sábana, luego le dio un suave beso en los labios y volvió a su habitación.

Allí terminó de desvestirse y una vez sin prenda alguna y con el cabello recogido, se metió al baño para darse una relajante y caliente ducha.  Dejó que el agua le cayera por bastante rato en la espalda, sintiendo como el estrés de esos días de iba y como sus músculos se relajaban poco a poco.  Cuando sintió que el cualquier momento podría caer dormido, decidió dar por finalizada su baño antes de llevarse un buen golpe.

Se secó con una toalla y se puso un chándal para dormir, cepillo sus dientes con paciencia y luego de peinar un poco su cabello para quitarle los nudos, volvió a la habitación del mayor.  Bufó al darse cuenta que Tom había ocupado el lado izquierdo de la cama, SU lado, y se rascó la cabeza pensando qué podía hacer.

– “Nada” – pensó

Soltó un largo suspiro y se metió en la cama con delicadeza para no despertar a su hermano, se acostó dándole la espalda y se tapó con la sábana dispuesto a tener una reparadora noche de sueño, pero luego de unos segundos sintió como le abrazaban con fuerza por la espalda y algo más duro se apretaba contra su trasero.

– Te tardaste mucho, gatito – susurró Tom contra su oído – ¿Por qué te gusta tanto hacerme esperar?

– Creí que estabas dormido – dijo Bill un poco sorprendido

– ¿Y perderme la oportunidad de hacerte mío? – rio el mayor – Parece que no me conocieras, amor – susurró acariciándole el abdomen mientras mordisqueaba el lóbulo de su oreja

– Tom – jadeó el menor uniendo su mano con la del otro

– ¿Por qué te has puesto esto? – preguntó el guitarrista al llegar al borde del chándal – Me está estorbando – agregó comenzando a tironear de él hacia abajo

El pelinegro rio y ayudó a su hermano a quitarle la estorbosa prenda, sorprendiéndose al darse cuenta que Tom estaba completamente desnudo.  Levantó una ceja al ver la potente erección del mayor y luego levantó la mirada para verle a los ojos pidiéndole una explicación.

– Bueno, me dijiste que me preparara – dijo el mayor – No vi necesario ponerme algo

Bill soltó una carcajada que fue callada cuando los labios de su gemelo sellaron los suyos. Tom le aferró por la espalda, pegándole totalmente a él, logrando sentir su dureza pulsando contra su trasero, pidiendo a gritos estar dentro de él. Con un gemido, rompió el beso al sentir la mano del mayor bajando por su toro hasta llegar a su miembro para comenzar a masturbarlo.

Llevó su mano hasta atrás para atraer a su hermano por la nuca y besarle desesperadamente en los labios.  Este comenzó a restregarse contra el menor mientras aumentaba el ritmo del movimiento de su mano alrededor de la nueva erección del otro.

Con un sonido húmedo dejó los labios de su gemelo y su miembro, recibiendo como protesta un lloriqueo por parte del mismo, le dio un casto beso y se estiró hasta la mesita de noche de donde tomó un pequeño frasco de lubricante, haciendo que el pelinegro sonriera cuando se lo mostró.

– Ya tenías todo listo – sonrió Bill girando para quedar frente a frente con el mayor

– Por supuesto, no quiero lastimar tu lindo culito – rio Tom, el moreno se carcajeó y le dio un suave manotazo en el pecho – ¡Ven acá!

Tom lo pegó completamente a él y le besó nuevamente, pasó su brazo por la espalda del mayor y este le hizo subir una pierna apoyándola en su cintura para así poder restregar sus miembros con toda libertad.  El menor comenzó a gemir dentro del beso siguiendo el ritmo del vaivén del mayor.  Este con gran agilidad, abrió el frasco con una sola mano y se untó los dedos con el lubricante.

– ¡Oh, Dios! – gimió Bill al sentir los dedos de su gemelo tanteando su entrada

El moreno echó su cabeza hacia atrás, dejando su cuello expuesto y a disposición de Tom, el cual no desaprovechó la oportunidad y comenzó a devorarlo, sin importarle dejar marcas rojas que el pelinegro le reclamaría la mañana siguiente.  En ese momento, solo le importaba marcarlo como suyo y que las personas que le vieran se dieran cuenta de que no estaba disponible para nadie.

– Tomi… ya – jadeó el menor con desesperación

– Aguarda, gatito ansioso – susurró Tom contra sus labios mientras sus dedos trabajaban dentro de su amado – No quiero lastimarte

– ¡Jum! – lloriqueó el pelinegro con un puchero

Tom rio débilmente por lo mimado y demandante que podía llegar a ser su hermano a la hora del sexo.  Se acercó nuevamente a los labios de este y beso el tierno puchero, sintiendo como casi inmediatamente, se convertía en una sonrisa.

– ¡Ven aquí, mi gatito travieso! – susurró moviéndose para colocarse entre las piernas del menor

– No seas tan rudo… como la última vez – pidió el moreno con un hilo de voz y un poco de vergüenza

– Tranquilo, mi amor – sonrió Tom acercándose a su rostro – Esta noche te haré el amor lentamente

Bill sintió como sus mejillas ardían, seguramente estarían coloradas a más no poder.  Por más que Tom le dijera cosas bonitas todos los días, él no llegaba a acostumbrarse y siempre se sonrojaba, más si era en una situación tan íntima como esa.  Tomó el rostro del mayor entre sus manos y cerró la distancia que les separaba, besándole profundamente, dejando que sus lenguas danzaran a un ritmo lento.  Pronto sintió como su hermano comenzaba a presionar su erección contra su entrada.  Se aferró con fuerza a la espalda de su igual, al sentir como este se abría paso dentro suyo, enredó una de sus piernas alrededor de la cintura del mayor e inmediatamente sintió como este la acariciaba con suavidad.

– ¡Te amo, Tom! – susurró el pelinegro cuando sintió a su hermano completamente dentro de él

– ¡Yo también, pequeño! – jadeó Tom – ¡No sabes cuánto te amo!

El moreno sonrió y colocó sus manos en las mejillas de su reflejo para atraerlo y besarlo con suavidad, pronto sintió como este comenzaba a moverse dentro de él con un lento y delicioso vaivén.

No sabía cómo podría sobrevivir las próximas dos semanas sin su hermano, no quería ni pensarlo.  Dos semanas sin verle, sin sus besos, sin sus caricias; dos largas semanas sin dormir entre sus brazos, despertando completamente solo.  Decidió dejar de pensar en eso y concentrarse en lo que sucedía en ese momento, debía disfrutar esa última noche juntos.

– ¿Estás bien? – preguntó Tom al verlo un poco afligido

– Estoy bien – susurró dándole un casto beso – Solo quiero que esta noche no me sueltes – agregó abrazándose al cuello del mayor y escondiendo su rostro allí

Tom sonrió débilmente y le dejó un beso en la cabeza, se acomodó completamente sobre él y comenzó a penetrarlo profundamente, deleitándose con los leves gemidos que soltaba el moreno cada vez que lograba llegar a ese punto que le había ver las estrellas.

– Tomi… – gimió Bill a su oído

Sintió como clavaba las uñas de sus manos en su espalda y también como le besaba el cuello, subiendo por su mandíbula, buscando sus labios.  Una vez encontrados, los besó con algo de brusquedad, jugueteando con los piercings de su labio, lamiéndolos y tirando de ellos.

Comenzó con un ritmo más acelerado de embestidas, haciendo que el pelinegro se sacudiera debajo de él con cada una de ellas.  Se tomó un momento para apreciar la imagen que le ofrecía, sonriendo al verle con las mejillas coloradas, labios hinchados y ojos nublados de placer.  Definitivamente, le encantaba Bill.

– ¡Oh, Dios! – le escuchó gemir al tiempo que se retorcía debajo suyo

Sintió como el interior del pelinegro se apretaba y luego una calidez se derramaba entre sus estómagos.  Bill había terminado, así que no había motivo por el cual retrasar más su añorado clímax, con un par de profundas estocadas tuvo su anhelado orgasmo, invadiendo a su gemelo con su esencia.

Bill sintió como esa calidez llenándole por completo y sonrió cuando su hermano le acarició una mejilla y luego se la besaba susurrándole múltiples “te amo”.  Después de un dulce beso en los labios, dejó que el mayor se acurrucara sobre su cuerpo, mientras él se entretenía jugando con varios mechones de castaños cabellos.

– Lamento hacer terminado antes – susurró el menor mientras con una mano acariciaba la sudorosa espalda del mayor

– No es nada – dijo Tom restándole importancia – Yo igual no he podido aguantar mucho, prometo que te lo compensaré la próxima vez

– No hay problema con eso, estamos cansados, Tomi, es normal que no seamos tan intensos como siempre – sonrió el pelinegro besándole la frente – Tendremos quince días para retomar fuerzas

– Créeme que aunque esté muriendo de cansancio, te haré el amor hasta que rompamos la cama – dijo Tom con una sonrisa ladina – No sé cómo aguantaré estar quince días sin ti

Bill no supo si tomar sus palabras en broma o en serio, la última vez le había dicho que no podría sentarse y lo había cumplido, así que romper la cama no estaba muy fuera de alcance si se trataba de hacer el amor con Tom.

– ¿Tom? – le llamó pasándole sus uñas suavemente por su espalda

– ¿Mmm? – musitó el otro medio dormido por las caricias del menor

– Promete que me llamarás todos los días – pidió el moreno con voz mimada

– Por supuesto, amor mío – aceptó el mayor apoyándose en sus brazos para poder verle frente a frente – Te llamaré apenas tenga un ratito libre y tú también puedes llamarme cuando quieras

– Mmm… y… ¿prometes que te portarás bien? – preguntó con un puchero acariciándole la mejilla con una dedo – ¿No coquetearás con nadie mientras yo no esté?

– Me ofendes, Bill – sonrió el mayor – Jamás te faltaré el respeto de nuevo, lo que pasó con Caroline…

– Olvidemos a esa mujer – le interrumpió el moreno rodando los ojos

– Bueno, como sea, con el único que quiero tontear es contigo, mi amor, no necesito a nadie más – dijo Tom sinceramente

– ¡Oh, Tomi! – sonrió Bill atrayéndole para besarlo

– ¡Hey! – le detuvo el mayor – Tu también tienes que prometerme que te cuidarás, que comerás bien, sin saltarte ni una sola comida; dormirás al menos ocho horas por día y que no te forzarás demasiado y también tienes que prometerme que te cuidarás de David – le pidió seriamente – Si llego a enterarme de que se ha atrevido a tocarte aunque sea un cabello, lo mato

– ¡Tranquilo, Tomi! Me cuidaré, te lo prometo – susurró el pelinegro firmemente

– ¡No te aproveches solo porque no estaré allí! – le riñó suavemente sabiendo lo desobediente que podía llegar a ser – Y recuerda no andar descalzo en las noches

– Sí, mi amor – rio Bill – Haré todo como si estuvieras a mi lado y si David quiere pasarse de listo, le pate las bolas

– Ese es mi chico – rio Tom imaginándose lo divertida que sería esa escena, pero poco a poco su sonrisa se fue desvaneciendo – Te voy a extrañar mucho, Bill

Al menor también se le borró la sonrisa y asintió lentamente – Yo igual, Tom – suspiró – Pero debemos pensar que solo serán unos cuantos días, luego de ello, estaremos juntos por mucho, mucho, mucho tiempo

– Cuando e vuelva a ver, será la noche antes de los premios – dijo Tom tocando el tema con cuidado – Tú debut…

– Ni me lo recuerdes – resopló el moreno, estaba que moría de nervios por esa noche

– Ya quiero verte en acción – sonrió el mayor jugueteando con un mechón de cabello del menor – ¡Estarás grandioso!

– ¿Tú crees? – preguntó el otro cohibido

– Completamente – le aseguró con firmeza

Bill le dedicó una tímida sonrisa, la cual besó suave y lentamente-  luego se acomodó nuevamente contra el pecho del menor, ganándose una protesta ya que el pelinegro era el que siempre se acurrucaba contra él, pero esta vez, quería ser él el que se quedara dormido mientras el latido del corazón de su amado le arrullaba, ese corazón que vivía y latía fuertemente por él.  Sintió como los brazos su gemelo le abrazaban delicadamente y este dejaba besos en su coronilla.  Sin más se quedó dormido deseando que el día siguiente nunca llegara, para no tener que separarse de su amado pelinegro.

Continúa…

Gracias por leer, te invitamos a continuar con la lectura.

Escritora del fandom

3 Comments

  1. Awn que lindo cap :3
    pero tengo decir…eso de los celos de bill
    fue gracioso…pero tom tambien se lo
    estaba buscando cuando coqueteaba a esta tipa caroline -.-
    Lo bueno es que estan juntitos
    Y el amor de ellos esta fuerte
    solo espero que todo siga asi

    • Todos hemos sentido celos por alguna tontería, así que no culpemos a Bill jajaja.
      Gracias por leer y comentar!
      Besos!

  2. ¡Dios! Toda la miel que derrochan me tiene extasiada.
    Disfruto demasiado leer todo ese coqueteo y romance, espero que nada arruine estos días dulces.

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