CAPITULO 33: FUE UN ACCIDENTE
Bill camina hacia el comedor familiar con las manos metidas en los bolsillos, de no ser por el mensaje de Tom, se habría quedado en su estudio el resto del día.
—Buenos días familia—saluda, llamando la atención de su madre, su padrastro y su hermano.
— ¡Vaya ya era hora que aparecieras! — reclama Tom, dándole una corta mirada antes de regresar su atención al periódico.
—Buenos días muchacho, ¿Dónde te metiste?
—Estaba por ahí—responde, sentándose junto a Tom, recibiendo un asentimiento de Gordon.
—Espero que tú, “estaba por ahí”, no sea un código para tener que llamar de nuevo a los abogados.
—Justo a tiempo, antes del amargo café, un ácido comentario tuyo.
Simone contiene un comentario mordaz al recibir un leve apretón en su mano de Gordon—No lo hice con la intención de ofenderte—aclara.
—Como siempre—se cruza de brazos, Gordon carraspea de nuevo y Bill deja escapar un gemido — ¿Gordon? —Le llama— ¿Necesitaras a Dunja el día de hoy?
—No, de hecho me dijo que esta tarde verían algunos detalles sobre tu exposición.
—Sigues con esa absurda idea—interrumpe Simone.
—No es una absurda idea.
—Esperemos que no, porque el nombre de nuestra familia estaría entre dicho.
—Simone—interrumpe Gordon— Bill está muy emocionado por su exposición, tú también deberías estarlo.
—Lo estoy, solo espero que no se aun capricho. —Responde dándole una cálida sonrisa a su marido, que no termina de comprender la actitud tan fría de su mujer.
—Déjala Gordon, estoy seguro que mamá estará muy orgullosa esa noche—le dedica una mirada a su madre—Patrice esta tan emocionada que se encargara del Catering—Simone se atora con el café y comienza a toser.
— ¿Patrice? —cuestiona
—Si Patrice, la esposa de Papá.
— ¿Por qué ella?
—Porque se ofreció, además estas tan ocupada con tus obligaciones de primera dama, que no pensé que te molestara.
—Podrías haberme preguntado antes.
—No quería agobiarte, tienes demasiado trabajo con la fiesta de compromiso de Tom y Kate—es el turno de Tom de atorarse con el café, el cual termina escupiendo, salpicando a Gordon y Simone, causando la risa de Bill.
— ¡Tom! —Grita Simone, pasándose una servilleta por el rostro y parte de su blusa rosa, la cual esta arruinada— ¿Pero qué te pasa?
—Lo siento, se me atoro.
Gordon, ríe pasando una servilleta por su corbata—Espero que sea por los nervios.
—Seguro—responde tomando un sorbo nuevo de café, mientras golpea a Bill, debajo de la mesa por su estúpido comentario.
—Bueno yo me retiro, Bill puedes acaparar a Dunja el tiempo que sea necesario y si necesitas cualquier cosa, no dudes en decirme. Tom espero que no escupas así la próxima semana que anunciemos tu compromiso.
—Gracias Gordon.
—Intentare contenerme, que tengas buen viaje.
— ¿A dónde vas? —lo detiene Bill
—Voy por una semana a Paris a una reunión de trabajo, pero no te preocupes estaré aquí para la gran cena de Tom y justo a tiempo para tu exposición.
—Oh, bueno que tengas buen viaje, no olvides traernos algo—pide poniéndose de pie y abrazando a Gordon.
—Seguro mi muchacho, cuando no les he traído algo.
—Nunca—responde Tom, Simone carraspea llamando la atención de su marido, quien se despide los chicos nuevamente y salen del comedor—Gracias por casi matarme.
—De nada—ríe— ¿Entonces?—mira hacia la entrada del comedor, para cerciorarse que Simone no se aparezca—Sera dentro de dos semanas.
—Si—sonríe— ¿Dónde y con quien estuviste estos dos días?
Bill sonríe y palmea el hombro de Tom, recibiendo un golpe de regreso—Nunca lo vas adivinar.
Tom frunce el ceño, pero antes de responder son interrumpidos por Simone.
—Ustedes dos van a parar con esa broma estúpida que planean hacerme—mira a sus hijos, con los ojos llenos de rabia, Tom presiona sus labios en una tensa línea, Bill a su lado maldice su lengua.
— ¿De qué hablas? —finalmente Tom decide preguntar.
—Del juego estúpido que tú y Bill montaron sobre la dichosa exposición—se cruza de brazos, ambos suspiran tranquilos al darse cuenta que su madre, no tiene idea de que Tom piensa romper su compromiso con Kate durante el anuncio del mismo.
—No es un juego y mucho menos una broma, voy a tener mi exposición y tu madre querida, vas a asistir con una estúpida sonrisa en tu bello rostro y vas a decir lo orgullosa que estas de mí, por el logro que acabo de alcanzar, así te truenen los dientes.
Simone se inclina sobre la mesa, pero es interrumpida por una de las chicas del servicio, que anuncia la llegada de Dunja, Simone relaja el rostro y compone una sonrisa para recibir a la mujer, Tom solo aprieta el brazo de Bill y ambos se ponen de pie.
—Dunja, querida—saluda Simone.
—Hola Simone, espero no estar interrumpiendo su desayuno.
—Para nada, querida, gustas tomar un café.
—Claro, hola chicos—saluda, toma el asiento que anteriormente ocupara Gordon— Bill, ya tengo preparada toda la logística y la lista de invitados, que me gustaría que repasemos.
— ¿Piensan invitar a muchas personas a la inauguración?
—Claro Simone, no todos los días tu hijo presenta una exposición tan maravillosa, ¿Qué no has visto las pinturas?
—Me temo, que Bill ha sido muy reservado con ese tema.
—Tal vez es una sorpresa.
—Lo es Dunja, por eso mi madre adorada, no ha visto nada.
—Hay Simone, en verdad que tus hijos te adoran, debes estar muy orgullosa de ellos.
—Lo estoy, créeme que lo estoy—sonríe—Me van a tener que disculpar, me encantaría quedarme a charlar más sobre el evento, pero tengo una reunión con la junta del hospital general que no puedo aplazar, así que puedo confiar en ti Dunja para que todo sea un éxito.
—Puedes estar tranquila Simone, yo se lo importante que es este evento no solo para Bill, si no para el resto de la familia.
—Bueno, familia yo también me retiro, Bill pasa a buscarme a la oficina cuando estés libre. —se despide de Dunja, de Bill y Simone, saliendo rápidamente del comedor cuando esta última le pide hablar unos segundos justificándose con que tiene que enseñarle unos documentos a su padre que no pueden esperar. Simone al ver que sobra cuando Bill y Dunja comienzan hablar sobre el evento, sale rápidamente del comedor, dirigiéndose a su oficina donde busca su teléfono, revisa los contactos, hasta encontrar el número que desea, espera uno segundos hasta que la llamada es atendida y sin perder tiempo, solicita la información que necesita.
***
—Creí que no te vería el día de hoy. —Andreas dice al ver a Bill en la puerta de su departamento.
—Se supone que me vería con Tom, cuando terminara de arreglar algunas cosas con Dunja sobre mi exposición, pero su adorada prometida se apareció en la oficina y el resto ya te lo podrás imaginar.
—Entonces, dijiste iré a ver qué hace Andreas.
— ¿Por qué te refieres a ti en tercera persona?
—Se llama—se detiene—sabes que olvídalo, mejor entremos, hay strogonoff que hizo Helga antes de irse.
—Amo la comida de tu ama de llaves—Bill da pequeños saltos, provocando la risa de Andreas, entran y se dirigen rápidamente a la cocina, donde Andreas abre la puerta del horno, para poner sobre la mesada de granito el refractario, mientras Bill coloca dos platos y deja dos cervezas heladas.
—Creo que Helga presentía que vendrías hoy, sabes que rara vez consigo que cocine esto y cuando lo hace tu apareces en mi puerta.
—No hay mujer que se resista al encanto Kaulitz—alardea, provocando la risa de Andreas—Aunque lo dudes.
—Si no lo dudo, hablando de mujeres irresistibles al encanto Kaulitz, te he estado buscando desde hace dos días.
— ¿Pasa algo malo?
—Bueno eso depende de que tan malo sea para ti.
—Habla.
—Recuerdas al chico del que te hable—Bill niega y continua comiendo, a la espera de la explicación de su amigo—El chico que nos ayudaría a burlar el ridículo sistema de seguridad del departamento de Sofía.
— ¡Ah! ¡Claro! Ese chico, no te preocupes ya no lo necesitamos.
— ¿De verdad?
—Sí.
—Ósea que se acabaron las rosas y el tomar objetos prestados de su departamento y jugar con sus mascotas, mientras tú husmeas a tus anchas en su departamento.
—Todo eso se acabó.
—No entiendo, ¿Ya no te interesa?
—Me interesa aún más, de lo que me ha interesado una mujer en toda mi vida.
—Pero, presiento que se avecina un pero.
—No hay peros Andreas, es solo que intente la técnica de Georg.
— ¿La técnica de Georg?, desde cuando le haces caso a ese.
—No te pongas celoso, Georg, insistió en que debería dejarme de juegos y actuar como un chico normal.
— ¿Un chico normal?
—Ya sabes, intentar un acercamiento—Andreas, levanta las cejas— Dejar de ser un cabrón narcisista cuando intento acércame a ella. —Andreas asiente de acuerdo, da un trago a su cerveza y espera a que Bill continúe—y bueno resulta que ha funcionado.
—Detalles, ya te la tiraste.
— ¡Andreas! —le da un golpe en la cabeza—No seas idiota, estamos hablando de Sofía, no de una vulgar prostituta, como Tabatha.
—Perdón, ¿Pero en serio, portándote como un niño bueno, conseguiste que te diera dos minutos de atención?
—Andreas—niega y pone los ojos en blanco—Las cosas entre ella y yo van lentas, pero van por buen camino, lo único que necesito en este momento es deshacerme de Tabatha.
—Mmm, te deseo suerte con eso.
—No es suerte lo que necesito, necesito que me ofrezcas tu ayuda.
— ¿Con esa? —se pone de pie, toma los platos utilizados y los deja en el fregadero.
—Si con esa.
—Ok, Bill el usar tantos polvos y tomar cuanta mierda se nos pone en frente, te ha pegado duro, ¿Recuerdas que te dije, la primera vez que la viste?
—Que le diera duro.
Andreas ríe y asiente—Si idiota además de eso. Te dije no le dieras todo tan rápido, o cuando te aburrieras ibas a vértelas negras para deshacerte de ella. Tabatha no va a aceptar cualquier pendejada por dejarte y eso ambos lo sabemos.
Bill se presiona las sienes—Habrá que ofrecerle algo que no pueda rechazar.
—Te deseo suerte con eso—le palmea la espalda y deja otra cerveza en la mesa. —Cambiemos de tema, háblame de la boda de Tom.
—Que no habrá boda Andreas, cuantas veces hay que decírtelo.
—Ok, no habrá boda, pero te apuesto a que Tom está contando los días para terminar con la farsa de su compromiso.
—Oh, sí Tom está contando los días, para que mi madre desee jamás haber presionado esa relación. —Ambos ríen, divertidos por el comentario de Bill.
— ¿Me dirás lo que planearon?
—No.
— ¿¡Por qué!? —se queja
—Porque ni yo sé que planeo, no me lo ha dicho, solo que Simone y Kate querrán que la tierra se las trague.
—Estoy esperando que llegue ese día, ¿porque si estamos invitados verdad?
—Claro que sí, por cierto necesito que me ayudes hacer algo más para estar con Sofía.
— ¿A quién hay que matar?
—No vamos a matar a nadie, al menos no aun—ríe, se pone de pie y camina hacia el sofá, donde dejo su bolso, saca una folder azul.
— ¿Qué es eso?
—La información de Sofía, ayúdame a quemarla.
— ¿Quemarla? ¿Por qué?
—Porque no quiero que esto alguna vez llegue a las manos equivocadas, además no soy tan idiota como el grey del libro tarado que estás leyendo que le enseña el expediente a la santurrona de la tipa, eso jamás va a pasar, Sofía, no tiene que enterarse nunca que estaba al tanto de su vida.
—Mejor seamos precavidos.
—Eso y porque no es tan despistada como pensábamos.
— ¿A qué te refieres?
—La lleve al Loft y vio las flores que estábamos por dejar en su departamento, creo que sospecho, pero como no tenía pruebas, no dijo nada.
—Bien quememos esto antes de que se nos olviden y se pierdan.
***
—Hola—saluda tras besar los labios de Sofía, que se hace a un lado, para que entre.
— ¿Y esas flores? —mira el enorme ramo de rosas blancas que Bill lleva.
—Son para ti, me dio la impresión de que te gustan estas flores, cuando te quedaste viendo las que estaban sobre el piano.
—Gracias—murmura con la nariz enterrada en las flores—No imaginaba que eras de los chicos que regalan flores.
—Y no lo hago—le besa la frente—Tu eres la primera.
Una enorme sonrisa aparece en el rostro de Sofía, complacida por las palabras de Bill, va a la cocina, donde toma un jarrón que guarda en la parte inferior de la estantería y coloca las rosas. Que deja sobre la mesita de centro de la sala, donde Bill está hojeando uno de sus cuadernos.
— ¿Qué estas estudiando?
—Endocrinología.
— ¿Que en lengua común significa?
—Amm, es la ciencia que estudia las glándulas que producen las hormonas y su funcionamiento, además de…—Sonríe y le arrebata la libreta que deja sobre la mesa. —No sé porque te explico algo que no te importa.
—Porque luces demasiado sexy cuando hablas así y sobre todo muy inteligente.
— ¡Oye! Soy inteligente, soy la primera de mi clase, voy a graduarme con honores.
—Felicidades Nerd.
—Gracias y por cierto soy extremadamente sexy.
—También modesta.
—Como si tú lo fueras.
— ¿Qué extremadamente irresistible o modesto?
—Modestos, nunca hablamos de que fueras irresistible.
—Soy irresistible—la toma por la cintura la recostándose con ella, ambos quedan de lado en el sofá—Sabes deberías tener un sofá más amplio.
Sofía asiente, pero está más entretenida en sostenerse de los hombros de Bill y besar su cuello. Bill lleva una de sus manos al interior de su blusa, mientras la otra la posa sobre su trasero, atrapando los labios de Sofía entre los suyos.
—Bill me voy a caer—susurra, prodigando mordiscos a los labios de Bill.
—Entonces vayamos a la cama. — hace el intento de ponerse de pie aun sujetando el cuerpo de Sofía, que gira quedando sobre él. —Sofía quiero besarte, como se debe.
—Si me llevas a la cama, me voy a quedar dormida, si quieres besarme hazlo aquí. —explica separándose hasta quedar sentada sobre él.
—Solo besos—murmura tomando su rostro entre sus manos.
—Por ahora—responde contra sus labios.
Sofía bosteza, atrayendo la atención de Bill que está jugando con Lucas, la sesión de besos termino hace veinte minutos cuando fueron interrumpidos por Pier y James y su fabulosa cena. La cual no tomaron con ellos, Bill había dicho que solo era un pretexto de esos dos, para saber si estaban vestidos.
— ¿Quieres que me vaya?
—No, ya casi término, mejor cuéntame de tu día—pide con la vista fija en su computadora.
—Tuve mucho trabajo hoy.
Sofía no puede evitar romper a reír, al escuchar la palabra trabajo, salir de los labios de Bill.
— ¿De verdad? —pregunta, componiéndose del ataque de risa.
—Te dije que estoy por montar una exposición, así que estamos revisando la lista de invitados, en la cual estas incluida.
—Creí que bromeabas, cuando me lo dijiste el otro día en tu departamento.
—Te dije que te quería conmigo ese día.
—Sabes lo que eso significa.
—Qué te convertirás en la nueva sensación de Alemania, por estar con un malcriado como yo.
—Me gustaría mantener lo nuestro en secreto por un tiempo más.
Bill se pone de pie, camina hasta el sillón donde Sofía está rodeada por libros, toma algunos y los deja sobre el otro sillón y se sienta junto a ella.
— ¿Por qué no quieres que la gente se entere? ¿Debería ser yo quien te diga, que debemos mantener esto en el anonimato?
—Bueno porque estamos comenzando a conocernos y no me hagas esa cara—le apunta con el dedo—Bill solo llevamos dos semanas en esto, tú aun tienes una relación con Tabatha.
—La cual voy a terminar, ya te lo había dicho.
—Lo sé, pero no estoy lista para decirle al mundo que salgo contigo.
— ¿Con el mundo te refieres a tu tía y al odioso de Lémur?
—No es un odioso y su nombre es Lemir, no Lémur. —Bill le resta importancia a eso— Y si tengo que decirle a mi tía y también a él.
—A tu tía lo entiendo, pero a Lemu, Lemir quiero decir, ¿No veo por qué?
—Porque es mi mejor amigo y te apuesto a que tú le cuentas todo a Tom y compañía.
—Bien, me atrapaste, pero te aseguro que ellos ya te adoran, bueno a Nina, es igual—le cubre la boca a Sofía, cuando esta por replicar—Si ya sé que tú dices que no son la misma, pero tú eres ella y ella es tu, ambas están en el mismo cuerpo, así que no entiendo.
—Hablando de Nina, no te puedes acercar a ella en Edén, de la misma forma que lo haces conmigo.
— ¿Explica?
—Hay personas a las que no les agrado, solo por tener ciertos privilegios.
—Tabatha, quieres decir.
—Si bueno ella, si vas a terminar con ella, no quiero drama con ella, además en pocos meses dejare el lugar. Nunca he tenido un problema y tú no vas hacer el primero, así que no te acerques a Nina.
—Entonces puedo seguir jugando con Tabatha. —Sofía, lo empuja y se pone de pie, Bill estalla en risas.
— ¿De qué te ríes idiota? —pregunta cruzada de brazos y con los celos comenzando a bullir.
—De lo idiota que tú también puedes ser, estoy jugando, ¡Dios! A veces olvido lo drama Queen que pueden ser las mujeres.
—No me llames drama Queen.
—Ok, ya—camina hasta ella y la toma por la cintura—Solo estaba jugando, terminare con ella y para tu tranquilidad, dejare de aparecer por Edén.
— ¿Puedo confiar en ti? —le pasa los brazos por el cuello.
—Solo una cosa te voy a prometer, nunca voy hacer nada que te lastime, recuerda bien esas palabras.
***
— ¿Cómo va el asunto Sacks? —Georg pregunta, cuando Bill se sienta a la mesa, Tom y Gustav, dejan las cartas y prestan atención.
—Odio decir esto, porque será la única vez que lo escuches, Hagen—Toma un respiro —Tenias razón, cuando dejo de comportarme como un idiota le agrado más.
—Te toca pagar—Georg mira Gustav que frunce el ceño.
— ¿Pagar? ¿Qué tiene que pagarte? —preguntan Tom y Bill al mismo tiempo.
—Creía que no aceptarías mi consejo y seguirías haciendo las cosas a tu manera, con la ayuda del tarado de Andreas.
—Bueno pues te hice caso, por primera vez.
—Me alegra saber eso—le revuelve el cabello—Vez Tom, nuestro Bibí no están pendejo, cuando quiere le funcionan las dos neuronas que no se ha dañado.
Los cuatro ríen, Gustav paga la ridícula cantidad de cinco euros, causando la indignación de Bill y la risa de Tom, pero al final el asunto queda olvidado y retoman su juego de póker.
—Tengo que terminar con Tabatha—dice, llamando la atención del resto, que dejan las cartas sobre la mesa, sintiéndose más interesados por eso que por el juego, puesto que desde que Bill comenzó a asistir a Edén y frecuentar a Tabatha, los tres habían insistido para que no llevara las cosas fuera de ese lugar, pero Bill había hecho oído sordos, a cualquier advertencia o consejo.
— ¿Lo harás?
—Talvez—Tom es el primero en golpearle la cabeza, después de Georg y Gustav.
— ¡Pero qué demonios! —grita dando un salto tirando la silla, donde estaba.
—Es para que se te acomoden las neuronas, como puedes siquiera en dudar en terminar una relación con esa puta, para estar con Sofía—Tom le mira molesto al igual que los otros y Bill solo boquea—Sabes a veces me pregunto si al nacer, el doctor no te dejo caer o tragaste mierda y se te acumulo en el cerebro.
—Estaba bromeando—se soba la cabeza— ¡Dios son todos unas reinas del drama! Primero ella y luego ustedes.
— ¿También te golpeo? —Gustav no puede contener una sonrisa.
—No, pero casi me manda al carajo.
—Bien merecido te lo tendrás, si no haces las cosas bien—Tom se cruza de brazos y mira a su hermano—En menos de dos semanas voy a terminar con Kate y te advierto algo, si no haces bien las cosas, seré yo quien la conquiste.
—No serias capaz.
—Billy, recuerdas cuando estábamos aprendiendo a nadar y me dijiste que no sería capaz de empujarte a la parte profunda y lo hice.
—Me rompiste el brazo.
Tom se encoje de hombros—Pero igual fue divertido, esta vez no te voy a lanzar a una piscina, te voy a lanzar fuera de todo radar de Sofía y cuando la vuelvas a ver, estará enamorada de mi hasta la medula.
—Ok, ok—levanta las manos y retoma su lugar en la mesa—Ya entendí, adiós a Tabatha, ¿Algún voluntario? —los tres niegan—cobardes—recibe una sonrisa y un asentimiento.
***
— ¡Dios odio este maldito lugar! —Se queja Tom, al dar la tercera vuelta de esa tarde— ¿Por qué demonios compraste un lugar que no ofrece, lugar para visitas?
—Porque ofrece privacidad, no es un lugar para hacer fiestas, es mi refugio.
—Mi refugio—le imita—pero bien que usas mi departamento para tus golferías.
—Dijiste que podía usarlo cuantas veces quisiera, así que no te quejes, sabes que para aquí, ya me maree, busca lugar a la vuelta, dejare la puerta abierta—dice saliendo del coche.
Bill entra al elevador tarareado una vieja canción de Aerosmith, curiosamente Love in a Elevator, observa la estructura metálica la cual no tiene cámaras y no puede evitar pensar en un encuentro con Sofía en ese lugar, se frota las manos de acuerdo con esa idea que espera usar en un futuro.
Introduce la llave en la cerradura y le sorprende que esta no tenga seguro, cuando es algo que jamás olvida hacer, ese lugar no tiene un sistema de alarma, por la sencilla razón de que solo Tom y sus amigos además de Sofía tienen conocimiento de ese lugar, frunce el ceño y termina de abrir, da una rápida mirada al lugar antes de entrar del todo, a primera instancia parece vacío pero Bill nota las ligeras cosas fuera de lugar, observa a pumba agazapado debajo de la mesita de centro, la única razón para que el perro se comporte de esa manera, es que está asustado, se pone en cuclillas y acaricia el lomo del perro que mueve la pequeña cola, lo hace volver a acostarse cuando escucha el ruido de tacones provenientes de la parte superior. Camina rápidamente a las escaleras con un mal presentimiento comenzando a envolverlo, justo a la mitad de ellas observa una esbelta figura que le da la espalda, reconoce el vestido blanco, al igual que la cabellera rubia prolijamente arreglada.
— ¿Qué haces aquí? —Pregunta llamando la atención de la mujer que le sigue dando la espalda— ¿Simone que haces aquí?
Simone mira a Bill por sobre su hombro más no le responde y continúa hojeando uno de los tantos cuadernos.
—Es un… acogedor lugar el que tienes aquí—se gira a ver a Bill que está parado en el filo de las escaleras.
— ¿Cómo diste con este lugar? —atraviesa el lugar hasta detenerse a unos escasos centímetros de ella.
—No sé qué manía tienen tú y Tom de sobrestimarme todo el tiempo, sobre todo tu, hice un par de llamadas preocupada por la reciente alteración en tus finanzas y el banco me dirigió con una diseñadora de interiores, que tras un pequeño argumento termino dándome la dirección de este lugar—da una mirada a todos los materiales que Bill tiene ahí, camina hasta una mesa donde se encuentran un par de espátulas, pasa el dedo por la punta de una y se gira de nuevo a ver a Bill, que sigue parado en el mismo lugar.
— ¿Así que decidiste venir e irrumpir en mi espacio?
—Querido, solo tenía curiosidad por saber en que estas gastando parte del dinero que te voy a heredar.
—No es tu dinero el que me estoy gastando, es la herencia que me dejo la abuela.
—Dinero que es mío.
—Sigues molesta, porque lo único que te dejo fue esa horrible pintura que con tanto amor, le pintaste un día y que siempre desprecio y a Tom y a mí nos dejó todo, incluso la casa en la creciste.
Simone se gira y camina hacia un extremo de la habitación, donde Bill tiene las pinturas que aún le falta por entregar, las cuales están a punto de ser terminadas, pasa la mirada por un par de ellas, maravillada de la forma tan extraordinaria que tiene Bill de captar las emociones de las personas.
—Veo que a mí no has dedicado una sola de tus pinturas—su voz suena ligeramente ofendida.
—Te equivocas, tú fuiste mi primera inspiración, en realidad siempre lo has sido—se guarda las manos en los bolsillos del pantalón y se recarga en la baranda—Aunque no lo dudes, te agradezco por haberme enseñado casi todo lo que sobre la pintura.
Simone boquea antes esas palabras al no habérselas esperado, siente una ligera emoción revolotear en su pecho, mira fijamente los ojos de Bill buscando un destello de burla en sus ojos color caramelo, pero no encuentra nada, sigue estudiando sus facciones deteniéndose en su boca y en la comisura de esta, como está ligeramente fruncida vuelve la mirada a sus ojos y detecta un ligero destello de preocupación en ellos, se gira de nuevo a ver las punturas, encontrándose con un lienzo cubierto, lo cual llama su atención, mira de nuevo a Bill que ahora está tenso, no queda nada la postura relajada de hace unos segundos se gira de nuevo y estira la mano tomando una esquina de la tela que cubre la pintura.
Los ojos de Simone se abren grande al contemplar la pintura, un jadeo quedo atrapado entre su pecho y garganta.
— ¿Qué es esto? —pregunta jadeando, se lleva una mano al pecho al sentir un horrible dolor en él.
—No creo que seas tan idiota, como para no darte cuenta de lo que es—Simone mira de nuevo la pintura y de regreso a Bill—Es una pintura.
— ¡Ya sé que es una pintura! —Grita— ¿Pero cómo te a través hacer algo así?
— ¿Por qué no habría no hacerlo?
— ¿Qué demonios tienes en la cabeza? ¿No te basto con lastimarme una vez, como para hacer eso de nuevo?
Bill deja salir una risa irónica— ¿Vas a comenzar a culparme de nuevo?
—No vas a presentar esto, no te voy a dejar.
— ¿Y qué vas hacer? —Reta—La exposición es la próxima semana, deja de decir estupideces, ya me cansaste, lárgate de aquí.
—No me voy a ir, hasta que me asegure que esto no lo vera nadie.
—Es que tú de verdad estás loca, ya muévete —se acerca a ella y la toma del brazo, para alegarla de la pintura, pero Simone se suelta del agarre de Bill y lo abofetea, dejándolo aturdido debido a que no se esperaba esa reacción de ella, se lleva la mano a la zona golpeada, sintiendo que le zumba el odio izquierdo, reacciona al escuchar el sonido del lienzo al romperse— ¡Que estás haciendo! —grita al ver como Simone atraviesa la pintura con unas tijeras que ha tomado de la mesa de trabajo, se abalanza sobre ella, pero es como si su madre hubiera obtenido fuerza de quien sabe dónde.
— ¡¿Qué crees que estoy haciendo?, Terminado con esto!—grita de vuelta—No voy a dejar que Gordon vea esto, no has pensado en él, es que quieres volver a matarlo.
— ¡Ya basta Mamá! —grita con los ojos cristalizados, al ver como la pintura que tanto trabajo le costó hacer, la que tantos demonios le toco exorcizar se va haciendo pedazos, intenta alejarla nuevamente, ambos están gritando y en un ver y no ver, Simone termina clavando las tijeras sobre el hombro de Bill, quien grita del dolor, la camisa blanca que lleva comienza a teñirse de rojo, Simone se queda congelada al ver la sangre en sus manos.
— ¡Bill! —el grito de Tom, la hace dar un bote solo para ver como Tom sostiene a Bill antes de que caiga al suelo— ¿¡Que has hecho!?
—Fue un accidente—susurra—Yo, yo solo, la pintura, él….
—¡Llama una ambulancia no quedes parada como estúpida!— Grita, dejando caer a Bill lentamente al suelo, mientras este tiene la mirada fija en la pintura—¡Bill! —grita, llamando la atención de su hermano, pero este no lo mira, le presiona la boca para abrirla y meterle un trapo a la boca—Muerde—indica y sin contar o darle tiempo a respirar, jala las tijeras fuera del hombro, Bill grita aun haciendo presión sobre el trapo, Tom rompe las mangas de la camisa, levanta el brazo de Bill, para que evitar que pierda más sangre, toma un pedazo de la tela que haciendo presión sobre la herida—¡Simone, la maldita ambulancia! —grita, pero la mujer esta blanca, al ver lo inútil que va hacer, levanta a Bill, lo hace bajar la escalera, toma de la mesa de entrada, las llaves del coche de su hermano que está en el estacionamiento del lugar, Bill logra pronunciar el nombre de Pumba, haciendo que el cachorro salga de donde esta y corra hasta ellos, Tom lo toma con una mano, mientras con la otra trata de que Bill camine hasta al pasillo, por suerte el elevador está arriba, deja a Pumba en el suelo y apoya a Bill sobre la pared, para abrir el elevador.
— ¡Tom! —Grita Simone corriendo hacia ellos—La ambulancia ya viene—dice, Tom solo asiente y empuja a Bill dentro, le ordena al perro que entre y antes de que Simone de un paso hacia el interior, cierra la reja del elevador.
Cuando atraviesa la recepción de edificio, el conserje se asusta al ver a Bill casi arrastrando los pies, mientras Tom lo sostiene de la cintura, corre hasta ellos y lo ayuda a estabilizarlo, a lo lejos se oye el ruido de la sirena de la ambulancia, el hombre corre a la entrada para hacerle una señal a la ambulancia.
—Tom—susurra, llamando a su hermano.
—No digas nada, la ambulancia ya está aquí.
Los paramédicos entran con la camilla y ayudan a subir a Bill a la ambulancia, Tom le entrega al pequeño Pumba al conserje y le dice que alguien vendrá a recoger al cachorro, sale corriendo tras Bill y se sube a la ambulancia, donde los paramédicos, ya están comenzando a tratar la hemorragia. Los paramédicos comienzan a preguntar el nombre de su hermano, quedando sorprendidos al escuchar el nombre y apellido, hacen una llamada por radio indicando al hospital que Tom ha pedido que lleven a su hermano, para que estén listos para recibirlo.
—Tom—vuelve a llamar Bill, intenta quitarse la mascarilla de oxígeno pero un paramédico se lo impide.
— ¡Hey! tranquilo, ya casi llegamos al hospital—dice con los ojos velados en lágrimas—vas a ver que unas horas nos vamos a reír de esto.
—Lo destruyo Tom—susurra y las primeras lágrimas caen.
—No te preocupes, lo volverás a pintar, no te preocupes—Bill niega, cerrando los ojos.
El traslado al hospital solo toma veinte minutos, atraviesan la entrada de urgencias, los médicos y enfermeras están listos para recibirlo, así como también el director del hospital, Bill desaparece tras las puertas y dejan a Tom afuera, que siente que el corazón se le va a parar en cualquier momento, la cabeza la zumba y quiere vomitar. Temblando logra sacar el teléfono del bolsillo de su chaqueta y llama a Georg y entre sollozos le cuenta sobre Bill, tras pedirle que se calme, le dice que llegaran en un rato, está por guardar el teléfono de nuevo cuando suena, esta vez es Simone, que le pide que le diga a que hospital ha llevado a Bill, siente una oleada de rabia consumirlo esta por negarse, pero sabe que es cuestión de minutos para que dé con ellos, tras decir el nombre corta la llamada. Se apoya en la pared y se va deslizando hasta quedar sentado en el suelo, se cubre el rostro con las manos, que están cubiertas por la sangre de Bill y comienza a llorar.
& Continuará &
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