37 As The Lights Go Down

N/A: ¡Hola, Hola! Apuesto que quieren saber qué pasará con nuestra pareja luego de que Tom viera a John tonteando con Bill. ¡Sin más, a leer! 

«As the lights go down» Temporada I

Capítulo 37

Habían pasado dos horas y Bill aun no se había dignado a subir a la habitación. Tom creyó que, al no verlo llegar con los chicos, subiría de inmediato, pero no, se había quedado en el restaurante con los otros. Sabía que él la había cagado, se había retrasado, pero eso no le daba pie a Bill para ir a pasar el rato con su enemigo.

Se sentó en la cama cuando escuchó las voces de sus amigos y la de Bill en el pasillo, el pelinegro se escuchaba muy animado. Tom esperó que Bill entrara por la puerta, pero nunca sucedió, de lo contrario, escuchó como entraba a su propia habitación.

– ¿Qué demonios? – dijo levantándose de la cama molesto

Salió de la habitación y fue a la de su hermano, tocó la puerta con muy poca educación y a los segundos, un malhumorado Bill la abría y apretaba el ceño al ver quien era.

– ¿Qué te pasa? – preguntó enojado

Tom no contestó, solo entró a la habitación empujando a su gemelo con él, para luego cerrar la puerta con un portazo.  El moreno se alejó de él y le miró con una ceja alzada y los brazos cruzados, esperando una explicación… más bien, una disculpa.

– ¿Se puede saber qué hacías con él? – preguntó Tom apretando los puños

– ¿Perdón? – dijo el pelinegro deseando haber escuchado mal

– ¿Has visto lo que dicen de ustedes en T.V.?  ¿Acaso me estoy perdiendo de algo, Bill? – cuestionó – ¡¿Qué carajos hacías con él?! – gritó

– ¡Hacía lo que se suponía que tú y yo haríamos juntos, Tom! – gritó de vuelta el moreno

– Te pedí que me esperaras – dijo el guitarrista

– Y prometiste que volverías temprano y no lo hiciste – atacó el menor

– ¿Y por eso te vas a almorzar con el primer idiota que te habla bonito? – preguntó el mayor – ¡Vaya, Bill!

– ¡Pues sí! Porque tengo un novio tan corto de mente que no se da cuenta de cuánto lo he extrañado en las últimas semanas y prefiere irse a pasear con sus amigos en lugar de quedarse con su pareja – soltó el pelinegro

– ¿Qué tiene que ver eso? Ayer estuvimos juntos, pasamos un buen rato – se defendió Tom

– No soy alguien con quien solo tener sexo, Tom – dijo Bill dolido – Yo de verdad quería pasar contigo hoy

– Lo sé, yo igual, por eso te pedí que vinieras con nosotros – agregó el guitarrista

– ¿Tú no entiendes, verdad? – murmuró el menor con decepción – Allí fuera, en la calle, no puedo estar contigo de la manera que me gustaría. No puedo tomarte de la mano, no puedo abrazarte, mucho menos besarte, no podemos ser una pareja de amantes normal, debemos ser los gemelos Kaulitz

– Bill… –

– Por eso hoy quería estar contigo aquí, había hecho planes ¿sabes? – dijo sintiendo un nudo formarse en su garganta – Planes aburridos, pero al menos habríamos estado juntos… compartiendo, tengo muchas cosas que contarte y no he podido, Tom

– Sabías que esto no sería fácil, Bill – replicó Tom – Sabías que tendríamos que ocultarnos, que nadie podría saber lo nuestro, lo sabías y aún así aceptaste estar conmigo – atacó

– Lo sé, por eso aprovecho cada momento que puedo estar contigo a solas, pero al parecer soy el único comprometido con esto –

– ¡Oh, ahora no estoy comprometido con nuestra relación! – rio sarcásticamente el mayor

– ¡No! En los últimos quince días tú nunca me llamaste, era yo el que te buscaba – se defendió el menor

– ¿Crees que no te presto la suficiente atención? – preguntó molesto – Mi mundo no gira alrededor tuyo, Bill, tengo muchos compromisos que debo atender como para estar pendiente de ti las veinticuatro horas

¡Ouch! Esas palabras le dolieron al gemelo menor de sobremanera.

– Es una lástima que el mío sí gire alrededor tuyo, Tom – murmuró el pelinegro con dolor

– ¡Ja! Eso no parecía ahora que estabas tan feliz con tu querido “Johnny”, parecía que ni siquiera recordabas que existo – vociferó el guitarrista

– Tom, no sigas con eso – resopló Bill con cansancio – Solo estábamos hablando

¡Sí, claro! – rio Tom – Él estaba coqueteando contigo y tú te dejabas

– ¡Él no estaba coqueteando conmigo! – dijo el menor indignado

– ¿No? ¿No te has dado cuenta de cómo te mira? ¿O es que acaso disfrutas que lo haga? – preguntó en un tono que no le gustó a su gemelo

– ¿Qué estás insinuando? – siseó el moreno – ¿Crees que yo lo provoco?

– No lo sé, tú dime –

– ¿Eso es lo que piensas de mí, Tom? – gritó el pelinegro furioso – ¿Piensas que soy una puta que se abre de piernas fácilmente ante cualquiera?

– Pues para mí no fue muy difícil tenerte gimiendo bajo mis sábanas como una… –

¡Slap!

La habitación quedó en silencio.  El rostro de Tom estaba volteado hacia la derecha mientras un gran ardor se expandía por su mejilla izquierda.  Su mente trabajaba a mil por hora intentando comprender lo que había pasado y hasta en ese momento, al ver las lágrimas de amargura que recorrían las mejillas de su hermano, se dio cuenta de lo cruel que había sido con él y que un simple “lo siento” no lo arreglaría.

– Eres un imbécil, Tom Kaulitz – murmuró Bill limpiándose las lagrimas con rabia – ¿Y sabes? Si pude enamorarme de un patán golpeador como tú, creo que podría enamorarme de alguien que me trate bien como él – escupió con saña

Golpe bajo para Tom. Eso había dolido más que la bofetada.

Por más que buscó una respuesta, no encontró ninguna, solo pudo ver como el menor caminaba hacia la puerta y salía de la habitación.

– Bill – susurró

Corrió hasta la puerta y llamó al pelinegro en voz alta, pero este solo se volteó y le mostró el dedo del medio mientras murmuraba un “jódete” para luego seguir con su camino.

– ¡Está bien! ¡Ve! ¡Ve y corre a llorar en sus brazos, tal vez encuentre otra manera de consolarte! – gritó para luego cerrar con un sonoro portazo

¿Por qué no podía simplemente callarse? Con cada palabra que decía solo lograba hundirse más, pero estaba celoso y enojado. 

¿Cómo habían llegado a eso? Él solo quería disfrutar de la ciudad con sus amigos, jamás pensó que Bill haría tanto drama por una tontería.

¿Drama?

El único “drama queen” en la situación había sido él, con ese ataque de celos, pero no podía evitarlo, tenía miedo de que alguien le quitara el amor de su Bill ¿acaso era tan difícil entender que si él se fuera de su lado, él moriría?

¿Tontería?

No, la rabieta de Bill no había sido una tontería.  Debió saber desde antes que el pelinegro querría pasar con él luego de tanto tiempo sin verse. Pasar juntos, solo ellos dos, ocultos de todos.

Ocultos…

Sabía que tarde o temprano eso haría mella en Bill, él era demasiado expresivo y no podría esconder sus sentimientos por mucho tiempo.  No era justo para él, ese no era el tipo de relación que Bill merecía. Él merecía que le presumieran, merecía que todos supieran que era el mejor novio del universo, merecía a alguien que pudiera darle todo eso, todo lo que él no podía.

¿Cuánto tiempo más soportaría el pelinegro esa relación? ¿Aún tenían una relación, cierto? ¿Cuántas probabilidades existían luego de haberlo llamado “puta”?

Sintió como el aire comenzaba a faltarle y quiso ir detrás el moreno, pero sabía que este le mandaría a la mierda, así que lo mejor sería darle tiempo y luego ir a disculparse.

&

Había perdido la cuenta de cuántas horas llevaba ahí, pero ya había anochecido y la gente que estaba a su alrededor se había marchado.  Estaba sentado al borde de la piscina con los pies dentro de ella.  Bill lloraba, pensando en las crueles palabras que Tom le había dicho. Esos no eran sus planes para ese día, definitivamente no lo eran.

Se puso tenso al escuchar pasos detrás de él, no quería que nadie le viera en ese estado, tan miserable.

– ¿Bill? – escuchó

El cantante se limpió las lágrimas rápidamente y volteó. Pudo ver a uno de los gemelos, no pudo saber si era Jessie o James, pero el chico venía con un platito lleno de postres y comiendo unos cuantos.

– Hola – saludó alegremente – ¿Qué haces aquí tan solo? ¿Puedo acompañarte? -preguntó sentándose a su lado cruzado de piernas

El pelinegro sonrió débilmente y asintió mirando de nuevo hacia la piscina.

– ¿Estás triste? ¿Te pasó algo? No estabas así en la tarde, puedes hablar conmigo si quieres, prometo que no le diré nada a la prensa, solo quiero ayudarte – decía el chico inglés sin parar

Bill volteó a mirarlo con el ceño fruncido, realmente aturdido. Los gemelos Bell eran como dos torbellinos de 17 años, él no recordaba haber sido así a esa edad. ¿Cuántas palabras había dicho el muchacho en menos de un minuto?

– Lo siento – se disculpó el joven picando uno de los pequeños postres con el tenedor – Estoy hablando demasiado… es verborrea, según los psicólogos tengo algún trastorno mental y por eso hablo tanto, mi madre me llevó con varios, pero ninguno pudo conmigo – explicó como si Bill le hubiera preguntado

– Okey – murmuró el pelinegro intentando procesar toda la información recibida

– ¿Quieres uno? – ofreció el chico tendiéndole el platito al moreno

– No, gracias – negó el moreno – ¿Tu… qué haces aquí?

– Tengo prohibido comer dulces – comentó engullendo un mini cheesecake de chocolate – Así que, estoy escondido de Jessie, él dice que me pongo más hiperactivo y que él es el que debe soportarme en la noche cuando no puedo dormir, pero es inevitable, amo los mini postres – sonrió encantado con los bocadillos

– Ya veo – susurró Bill viendo sus pies bajo el agua

– Ahm… ¿Qué sucede, Bill? – preguntó el chico mirando con preocupación al otro – ¿Quieres que me vaya? Creo que te estoy molestando, a veces puedo llegar a ser muy molesto y… –

– No, no – negó el pelinegro rápidamente – Es solo que…

– Te ha pasado algo malo – terminó James por él, Bill asintió – Lo siento

– Han pasado muchas cosas últimamente – murmuró el cantante – Mi vida ha cambiado radicalmente en cuestión de meses y me siento… fuera de control

– Lo sé, he leído un poco de ti y Tom, han tenido un año un poco malo y ahora con la banda en hombros, es probable que te sientas… ¿extraño, quizás? – dijo con tranquilidad – Creo que es normal sentirse así, yo me sentí perdido cuando todo esto empezó, de un día a otro eres una estrella y no sabes cómo llevar todo lo que esto conlleva

– Sí, en parte es por eso – susurró – No me siento parte de este mundo, yo vengo de un pequeño pueblo ¿sabías? – sonrió débilmente – Así que todo esto es demasiado extraño para alguien como yo

– Sí, supongo que debiste haber sido el panadero del pueblo o algo así – comentó jugueteando con el tenedor – Pero pronto te acostumbrarás, ya verás

– Panadero del pueblo – rio Bill – Nunca lo pensé

– No quise ofenderte – se disculpó el inglés rápidamente

– No pasa nada – sonrió el cantante y luego se puso serio de nuevo

– Puedes hablar conmigo si quieres, Bill… tal vez no nos conozcamos desde hace mucho, pero puedes confiar en mí – dijo el menor – Pero si no quieres, no tienes por qué contarme nada

Bill lo observó por varios segundos, sus ojos celestes y esa amable sonrisa le hacía sentir que el chico solo quería hacerlo sentir mejor.

– Tengo muchas emociones acumuladas dentro de mí, algunas que he tratado de ignorar, pero… simplemente no puedo más, este año fue bastante atropellado para mí, perdí… personas que amaba, dejé mi hogar, casi pierdo a Tom… hasta mi boda se fue a la mierda – rio con esfuerzo

– ¿Boda? – repitió el chico parpadeando varias veces

– Sí, estuve a punto de casarme, pero Tom… me abrió los ojos, por así decir – sonrió el mayor

– ¡Vaya! – exclamó James

– Pero, debo admitir que me han pasado cosas muy buenas, pude estar con Tom luego de siete años separados, me uní a la banda y he cumplido uno de mis grandes sueños – dijo el pelinegro con una sonrisa – Pero, no tengo con quien compartir esa alegría

– ¿Por qué dices eso? – preguntó el chico más joven – Tienes a Tom, apuesto que él está orgulloso de ti, eres su hermanito menor

Bill rio débilmente, eso ya lo sabía, aunque Tom ni siquiera se había dignado a preguntarle cómo se había sentido la noche anterior, pero él se refería a que le gustaría que sus padres pudieran estar a su lado en ese momento tan maravilloso. Ambos estarían felices de ver que había cumplido su sueño.

– Algo pasó esta tarde ¿no? – indagó el adolescente – Estabas bien en el almuerzo, ahora te ves como la mierda

Bill se carcajeó ante el comentario y asintió, luego de dar un largo suspiro, habló.

– Tom… Tom y yo hemos peleado – confesó en un susurro

– ¡Oh, vaya! Eso sí que apesta – exclamó – Pelear con tu gemelo es… ¿acaso fue por John? – el moreno miró confundido al menor y este al ver su expresión habló de nuevo – Digo… ellos se odian y tú y John, pues ya sabes lo que dicen en T.V. de ustedes dos, tal vez tu hermano no quiera que ustedes se involucren románticamente por todo el rollo de Charlotte, pero al menos yo creo que harían linda pareja – sonrió inocentemente

– ¡No quiero nada con John! – estalló Bill sin querer – ¡No quiero tener nada que ver con él, yo amo a Tom!

James miró a Bill con los ojos muy abiertos y tragó el trozo de postre que tenía en su boca. Por otro lado, el pelinegro cayó en cuenta de lo que había dicho y no sabía qué hacer, sintió como su respiración se agitaba y su cuerpo comenzaba a temblar. Solo esperaba que James no se enterara de su secreto.

– ¿Bill? – susurró James confundido

– Yo… lo que quise decir es… – comenzó a decir el cantante

– ¡Calma! Te entiendo, Tom es tu gemelo es normal que lo ames sobre todas las cosas – sonrió el guitarrista forzosamente

El pelinegro miró al joven inglés y asintió lentamente, pronto sintió como sus ojos se llenaban se agua y un nudo en su garganta se empezaba a formar.

– ¡Oh, Bill, por favor, no llores! – le pidió el menor poniendo su mano en el hombro del otro – Yo no sé qué hacer en estas situaciones, me pongo muy nervioso cuando alguien llora frente a mí

El menor rompió a llorar amargamente y su cuerpo comenzó a sacudirse bajo la mano del inglés, este cada vez se desesperaba más al no saber qué decir ni qué hacer para consolar a su nuevo amigo, además, su mente era un lío por lo que estaba llegando a imaginarse debido a lo que había dicho el pelinegro anteriormente. No, era imposible, eran hermanos.

– Bill… Vamos, no creo que sea tan grave – murmuró acariciándole la espalda al cantante

– Tom… Tom me ha tratado de puta fácil… y yo le he bofeteado – lloró Bill

– ¡Oh! Yo… Lo siento, Bill – susurró sintiéndose nervioso – Te aseguro que él no hablaba en serio, solo está enojado

El pelinegro no contestó, solo dejó que su llanto se apoderara de su cuerpo. Se sentía patético por derrumbarse frente a alguien que apenas conocía, pero ya no soportaba más. Escuchaba unos susurros nerviosos por parte de James y pronto sintió como unos débiles bracillos le abrazaban. Se dejó hacer y abrazándose al delgado cuerpo de James, lloró como cuando era pequeño y su madre le consolaba.

– Todo va a estar bien, Bill – susurraba James acariciándole el cabello – Todo estará bien

Continuará…

¿Ustedes quién creen que tenga la razón de enojarse? Creo que ambos han dicho cosas crueles ¿no? ¿Creen que James en realidad malinterprete el amor que siente Bill por Tom? No se pierdan la continuación para saber qué sucederá con esta complicada pareja.

¡Gracias por leer y comentar! ¡Besos!