40: TENÍAS RAZÓN
Sofia, le sostiene el cabello a Lara que está vomitando, y llorando, ambas aun llevan sus trajes y batas, las cuales están cubiertas de sangre, por fin habían pasado a la acción de emergencias, pero no había sido la experiencia que ambas habían esperado, o al menos no esperaban, que la incisión que uno de los residentes le hiciera al paciente terminara perforando una arteria, que había sido difícil de controlar, ambas habían terminado llenas de sangre al intentar controlar la hemorragia, mientras los otros médicos, trataban de estabilizar a la mujer, que había sido herida por varios disparos, resultados de una pelea de pandillas, por desgracia no hubo mucho que hacer y la mujer había muerto.
— ¡Dios! —gime Lara, mientras sigue vaciando el estómago—Odio, emergencias, quiero volver a mi rotación de pediatría.
Sofia se muerde el labio inferior, porque en realidad quiere reír, por lo ridícula de la situación, están a nada de graduarse y ambas están temblando como la primera vez que tuvieron en sus manos, al conejo blanco que tenían que cuidar y con el cual harían sus primeras cirugías, Sofia, había odiado ese momento, intento negarse a practicar con el animal, pero su maestro, había dicho que simplemente la reprobaría y no le había quedado de otra, que seguir con el programa, y por suerte Bobo, había tenido un final feliz.
— ¿Cómo es que tú sigues, aun de pie? —Cuestiona limpiándose la boca, con el dorso de la mano— ¿Qué no quieres vomitar? —Sofia niega—Te envidio.
—En realidad tengo hambre—comenta, obteniendo como respuesta que la chica se incline de nuevo, sobre el excusado, esta vez, Sofia no puede evitar reír, recibiendo gruñidos y maldiciones en intervalos de la pelirroja que tiene la cabeza casi dentro del excusado—Creo que habrá que inyectarte para el vómito, vamos ponte de pie, saquémonos esto y vamos por algo para ti y después vamos por algo de comer.
—No entiendo cómo puedes pensar en comer, una chica murió, terminamos llenas de sangre por la incisión mal hecha de un residente.
—La cual le costara su trasero, no el nuestro, así que camina fuera de aquí, la sangre comienza a sacarse y a traspasar al traje y mi ropa interior es blanca—la empuja fuera del baño, ganándose una risilla burlona, de Lara, para ambas dirigirse a los casilleros por un cambio de ropa e ir por algo de comer.
Con ropa limpia y una Lara con mejor semblante, ambas chicas se dirigen a la cafetería que se encuentra cruzando la calle, le ha enviado un mensaje a Morgan, para que vaya ordenando por ellas.
— ¡Doctora Sacks! —el grito, hace que ambas chicas se detengan y miren en dirección a la voz, encontrándose con Jake Fritz, que le hace una seña a la rubia.
—Adelántate, voy a ver que se le ofrece al doctor Fritz y los alcanzo.
—Creía que ya, habías terminado la investigación con Köller.
—Así fue, por eso voy a ver que se le ofrece—responde, haciendo una mueca de fastidio y dándose la vuelta para caminar en dirección de Jake, bajo la atenta mirada de la pelirroja.
—Doctor Fritz. —saluda, al hombre deteniéndose frente a él, pero manteniendo una distancia adecuada entre ellos, es consciente de que algunos de sus compañeros están yendo, hacia la misma cafetería que ella se dirigía antes de ser llamada por el hombre—¿En qué puedo ayudarlo? —se cruza de brazos, desvía la mirada de vez en cuando hacia las personas que pasan.
— ¿Te veré esta tarde? —pregunta, ignorando el tono de voz usado por la rubia.
—Haces la misma pregunta, desde que comenzamos a vernos de nuevo, si Jake, te veré esta tarde—se gira y camina de nuevo hacia la cafetería, para reunirse con sus amigos, frunce el ceño al ver la mirada que recibe de Erika, que en ese momento se fuma un cigarrillo en una banca un poco alejada de donde ella, se encontraba hablando con Jake, sabe de sobra que la estúpida chica, no pudo haber escuchado nada, pero con tal de joder es capaz de decir cualquier estupidez que le salga de la boca. Rueda los ojos al verla intentar abrir la boca, para provocarle y simplemente le sonríe y continua con su camino.
— ¿Qué, quería el doctor Fritz?
—Quería saber si, asistiría hoy a su consulta.
—Te dije, que era bueno—responde Morgan—Ya estas durmiendo de nuevo.
—Estoy durmiendo dos horas seguidas, así que supongo que tenías razón, es bueno con eso de la hipnosis.
—A mí no me funciono—se queja Lara, uniéndose a la conversación.
—Es que tú no tienes nada, solo fuiste a ver si me hacía comportarme como una gallina—murmura Morgan, mirando con diversión a la pelirroja que se sonroja—Pero cuando se trata de Insomnio, ese hombre es el mejor, yo pude dormir, mejor después de que me hipnotizó, para alejar el trauma de mi accidente, nunca me contaste porque estabas teniendo problemas para dormir.
—Fue el asalto, jamás me habían robado y creo que eso me dejo muy impactada.
— ¿Qué sucedió con tus clases de defensa personal? Eres buena pateando traseros, tu misma lo has dicho.
— ¡Lo soy! Pero también soy buena razonando, cuando tengo un arma apuntando a mi frente—Ambos chicos asiente de acuerdo. Aunque nada de eso es verdad y el motivo por el que no duerme es otro.
—Yo aún estaría paranoica—murmura Lara, dándole una mordida a su hamburguesa, Sofia sonríe, estando de acuerdo con ella, pues, aunque tenga casi una semana y media yendo a la consulta de Jake, aun esta paranoica, lo de dormir dos horas es casi una mentira, es como si hubiera retrocedido en el tiempo y volviera hacer una niña, que duerme con la luz encendida, con Lucas y Milk a su lado y con el bate de béisbol de Lemir, junto a su mesa de noche. Pero eso es algo que ellos no tienen que saber. Ya suficiente tenía con haber tenido que explicarle a Morgan, que hacia saliendo de la oficina de Jake Fritz a las ocho de la mañana, el día que la atrapo.
—Dios, necesito que esta semana se termine ya—se queja, Morgan, caminando de regreso al hospital, las dos chicas asienten, Sofia mira su reloj de pulsera, se les faltan dos horas para salir, pero ellos sienten que el tiempo corre muy lento.
— ¿Hoy no tenemos que ir a clases en la tarde verdad? —Lara mira a los dos chicos esperando una respuesta esperanzadora.
—No, se suspendieron por que los festejos de la universidad—responde, Sofia con una voz llena de alivio, que hace suspirar a los otros dos.
—Bien, porque aún tengo que ponerme al día con el trabajo final del dragón—Morgan y Sofia, se ríen al escuchar el apodo para la doctora Luan, que se ha encargado de molestarlos desde hace dos semestres, en especial a ellos dos.
—Yo voy a la mitad—responde Sofia, Morgan asiente, después de decir que él está igual.
Los tres entran al hospital y cada uno se va detrás del interno que les ha sido asignado, solo dos horas más para poder salir y ser libres por el resto de la tarde, el resto del tiempo se la pasan corriendo de un lugar a otro, apresurando al laboratorio y al equipo de rayos x, para que les entreguen, los resultados de todo lo que necesitan, para realizar los diagnósticos que necesitan, además de correr detrás de la enfermeras, para que les ayuden, cuando algún paciente se pone pesado y el interno que debe estar con ellos, tiende a desaparecer, solo por molestarlos.
Además de responder a los regaños de los residentes, por los errores de los internos a los que ellos acompañan. Cuando el reloj, marca las cuatro de la tarde, los tres salen, cansados y fastidiados del día tan horrible que han tenido, se despiden al llegar al estacionamiento.
***
Sofia entra rápidamente a su departamento, con el tiempo justo para darse un baño rápido y arreglarse, por primera vez se pondrá ese bonito vestido azul que le dio su tía Morgana y la chaqueta que le regalo Lemir, solo para ir a cenar con Bill, en lo que será su primera cita oficial, agradece que aún tiene ropa en su departamento y no se ha llevado el resto a Teltow, le ha enviado un mensaje a Jake, cancelando su sesión de esa tarde.
Odia el maquillarse porque no es muy diestra en ello, pero agradece a los tutoriales de youtube por haberla enseñado hacerlo de la manera correcta y no quedar completamente hecha un desastre, sacude la cabeza, al darse cuenta, que ella no era tan femenina antes, y tal vez Andrew tenga razón, en decir que Bill saca ese lado suyo. Que usualmente se niega a dejar salir. Se da una última mirada en el espejo, justo cuando escucha el golpeteo de la puerta.
Bill vestido como usualmente lo hace de negro, de no ser por el cabestrillo de color azul que le ayuda a mantener el brazo en una posición cómoda, ahora ya sin todo el vendaje— ¡Woow! —la observa de pies a cabeza, el coqueto y ligeramente sexy vestido azul que se pega como segunda piel a su cuerpo lo deja embobado, el cabello ligeramente ondulado. —Te ves hermosa—la halaga, recibiendo a cambio unas mejillas sonrosadas y una ligera sonrisa— ¿Entonces debajo de eso, llevas puesto algo de victoria Secrets? —levanta una ceja y le sonríe pícaro.
—Ibas tan bien, hasta ese comentario Kaulitz— lo empuja, sonriendo y negando con la cabeza, cerrando la puerta tras ellos.
—Te vez realmente hermosa—la toma de la cintura, besa su mejilla—Eso es lo importante. Además, me gustas, así, con tu traje de hospital, con la ropa del gimnasio e incluso con ropa interior de hombre—eso último, lo dice en voz baja, justo cuando pasan junto a la señora Donovan, que como siempre se encuentra en la entrada arreglando sus plantas, mientras habla con unos inquilinos, tras desearles buenas a la mujer y vecinos, salen del edificio.
Frente a ellos, se encuentra una escalade negra, uno de los guardaespaldas de Bill, apoyado contra la puerta.
—Sofia, él es Sakí—presenta al hombre castaño y serio, ambos se estrechan las manos, aunque ella se siente un poco intimidada por el hombre—Sakí, ella es mi novia.
— ¿A dónde se supone que estamos yendo? —pregunta cuando llevan un par de minutos en el coche.
—Es una sorpresa.
— ¿Una sorpresa? —Bill asiente—pero estas calles las conozco, el restaurante de mi tía Morgana, está del otro lado.
—Lo sé, pero mi sorpresa es del otro lado, así que aguarda un par de minutos ya estamos llegando.
Sofia, estudia el lugar en el que se ha detenido la camioneta, luce como una obra en construcción, observa a Bill que la mira con una mirada curiosa, vuelve a mirar el lugar con una clara muestra de confusión. Desciende del coche, y se toma fuertemente de la mano libre de Bill, cuando ambos ingresan al lugar, que parece estar en medio de una remodelación, tal vez debió usar Jeans y tenis, como usualmente lo hace y no haberse arreglado tanto para terminar en un lugar así. Está apunto de decirle a Bill, que lo mejor sería que fuera a un restaurante, donde no les caiga un andamio encima, pero todo argumento se desvanece de su mente, cuando Bill, corre una cortina de plástico, para dar paso a una parte iluminada tenuemente, en lo que sería su primera cita romántica, salida de una novela romántica, flores, velas, vino, observa al hombre a su lado, que le mira expectante, lentamente se acerca, hasta juntar sus labios.
—El lugar es horrible, pero esto es perfecto—susurra con sus labios aun puestos sobre los de Bill. Rodea su cuello y lo acerca más a su cuerpo para poder besarlo apasionadamente—Gracias.
Después de que los platos de comida son retirados, por una chica, de la cual aun Sofia no sabe de dónde salió, toma la mano de Bill.
— ¿No estuvo, tan mal o Si? —pregunta, esperando haberla hecho cambiar de opinión sobre el lugar.
—La cena estuvo muy rica y el postre fue increíble—se muerde el labio—El lugar, es algo rustico, ¿qué rayos es este lugar??
—Este horrible lugar, como lo llamas, es mi nueva galería—responde con la voz llena de orgullo—Tu eres la primera en estar aquí, antes de la inauguración, que será dentro de dos días, también mi exposición, mi primera exposición.
— ¡Tu primera exposición! Bill, estoy muy orgullosa de tu—se inclina sobre la mesa, para besarle.
—Gracias, esa noche estarás a mi lado, como mi novia y como mi musa.
— ¿Tu musa?
—Si mi musa, tu inspiraste muchas de mis pinturas, así que tienes que estar aquí, para darme suerte—Sofia asiente—Bien, ahora que ya sabes sobre mi exposición, necesitamos hablar sobre porque no estás en tu departamento, ¿Qué haces viviendo en casa de tu tía? —Sofia suspira y cierra los ojos, Bill, la toma del mentón, para que abra los ojos— ¿Qué está sucediendo?
—Tengo miedo—responde, diciendo por primera vez, esas palabras que se ha estado negando a decir.
— ¿Miedo? ¿A qué?
—Miedo a que me encuentre.
—Sofia, no te sigo, ¿Quién no quieres que te encuentre? —Cuestiona, observando como sus ojos brilla y su barbilla tiembla, por un momento, no ve a la chica, fuerte de la que se ha sentido atraído, si no aun chica, vulnerable y siente un nudo en el estómago— ¿Hablas del tipo que te lastimo? —Sofia asiente.
—Lo van a liberar, o tal vez ya lo hicieron y estoy aterrada de que me encuentre y vuelva a lastimarme.
— ¿Qué te hace pensar que ya está libre?
—Muchas cosas—responde, Bill , la mira esperando a que diga más—hace poco tiempo, había cosas en mi departamento que desaparecían y luego volvían aparecer, y no estoy loca—aclara al ver la mirada que Bill, le da—al principio no me daba cuenta, pero después comenzaron aparecer rosas blancas, ninguno de mis conocidos las llevo a mi departamento, así que eso solo significa una cosa, alguien había entrado a mi departamento—Bill, no puede evitar sentirse culpable, al verla tan asustada—Estoy segura que alguien entro—suelta, antes de que Bill, pueda decir algo.
— ¿Por qué estás tan segura?
—Porque ese día encontré un enorme arreglo de rosas blancas, y porque Lucas, tardo demasiado en responder a mi llamado, pero revisé el lugar y no encontré a nadie, pero estoy segura que alguien estaba ahí.
— ¿Por eso el sistema de alarma? —Sofia asiente—Escucha, voy a encargarme de ese asunto, te lo prometí y voy a cumplirte.
—No, tienes que.
—Sí, tengo eres mi chica, te prometí, encargarme de ese sujeto, hacerle pagar el daño que te hizo y de eso me voy a encargar, para que vuelvas a estar tranquila.
—Solo quiero dormir, sin tener el temor de que él entrara en cualquier segundo a mi habitación y me lastimara, ya no quiero volver a las terapias con Jake—hace puño las manos.
— ¿Terapias? ¿De qué Jake hablas?
—Jake Fritz—responde suspirando—Fue mi psiquiatra hace algún tiempo y —hace una mueca.
— ¿Y, que más Sofia?
Suspira—Supongo que tengo que confesártelo a ti también.
— ¿Confesar que?
—Jake y yo, fuimos amantes—desvía la mirada, para no enfrentarse a Bill, que solo hace puño las manos—No es algo de lo que me sienta orgullosa, si pudiera volver el tiempo atrás, sería una de las muchas cosas, que no haría, pero no confió en nadie más para hablar, de lo que me está pasando en este momento, el conoce mi pasado.
— ¡Hey! No te juzgo—responde con voz tranquila, aunque por dentro está pensando en las mil maneras de hacer que Jake, se aleje de Sofia.
—Eres el primero, Lemir me crucifico y mi tía quedo bastante decepcionada.
—Bueno, yo no tengo la calidad moral para culparte de algo, pero ahora que estamos juntos, no me gustaría que eso se repitiera de nuevo, ahora estamos juntos.
—No te preocupes, por eso, no es un error que me gustaría cometer de nuevo, además Jake, está casado y pronto será padre, no voy a arruinar una familia. —Bill asiente—Entonces ¿cómo se llamará tu galería? — cambia de tema.
—Minna y Kay, es el nombre de mis hermanos menores.
—Creía que solo tenías a Tom.
—Sí, así es, pero hubo un tiempo que fuimos cuatro, eran mellizos y ambos murieron siendo pequeños.
—Lo siento, no tenía idea—responde frotándole el brazo, Bill sonríe triste.
—Pocas personas lo saben—Sacude la cabeza—Pero olvidémonos de eso, mejor concentrémonos en tu asunto, puedo hacer que alguien de mi seguridad te cuide, hasta que sepamos con seguridad si ese tipo está libre o aún sigue encerrado.
—No, puedo cuidarme sola—responde, Bill, la mira con suspicacia —En Teltow estoy bien.
—No es verdad, odias estar con tu tía por esa razón, amas tu departamento y tu independencia.
—Vaya que me conoces—responde, dándole un sorbo a su copa de vino, desvía la mirada a su reloj de pulsera —Es tarde, mañana tengo que ir al hospital temprano.
—Bien, te llevo a Teltow, ya es tarde y no quiero que conduzcas a estas horas. —Se ponen de pie y salen del lugar— ¿Aun te parece horrible?
—No, y creo que es un lindo gesto que le pongas el nombre de tus hermanos. —recuesta la cabeza sobre su hombro—No me lleves a Teltow, quédate conmigo en mi departamento esta noche.
— ¿Estas seguras?
—Contigo me siento segura—murmura cerrando los ojos, Bill, besa su cabeza y le indica Sakí, hacia donde ir.
***
El paso de la semana llega rápido, siendo agradecido por Sofia, aunque en ese momento está comenzando a sentir nervios, por su cita con Bill, dentro de un par de horas, la inauguración de su galería y su primera exposición, el día anterior había recibido un paquete de Chanel y en su interior un hermoso vestido negro, con una nota, escrita por Bill, hacia unos minutos había terminado de hablar con él, declinando la oferta de que Sakí, pasar a buscarla al hospital, aún tenía que asistir a tres clases esa tarde, así que saldría algo tarde, pero le había asegurado, que ahí estaría para acompañarlo, aunque no llegara para cuando cortaran el lazo, algo que a Bill, le habría agradado, pero no le quedo de otra más que conformarse con esa promesa.
Ahora se encontraba pensado, en esa noche y en que tal vez, volvería a compartir la cama con él, aunque no pasaran de besos y caricias, aunque hace dos noches, Bill la había vuelto loca en la cama, con sus caricias, logrando que obtuviera dos orgasmos, que la habían dejado agotada, y la habían hecho dormir de un jalón durante toda la noche, e incluso el efecto aún continuaba y esperaba que esa noche, se repitiera y quien sabe tal vez regresara a su departamento.
— ¡Sofia, Hola! —Una mano se sacude frente a ella, haciéndola pestañear.
— ¿Qué quieres Morgan? —responde fastidiada, por haber sido interrumpida.
—Necesito que me ayudes—Sofia, frunce el ceño, Morgan, nunca necesita su ayuda, cuando se trata de un paciente—Es una chica, que está pidiendo ver a otro médico.
—Una adolescente hormoneada—ríe, al imaginarse que tal vez a eso se deba el pedido de ayuda de Morgan.
—Ummh, más bien una chica, racista—Se encoje de hombros.
—Aun no entiendo, en este siglo y con todo lo malo que pasa a diario, aun exista gente que juzgue por el color de la piel, o la preferencia sexual, ¿tienes el historial?
—Ni siquiera eso pude hacer, dejé a una de las enfermeras, haciéndolo.
—De acuerdo vamos, pero si es una estúpida, la echamos en cuanto terminemos con ella—Morgan asiente y la conduce a hacía una cortina cerrada.
Sofia, siente que se le mueve el piso, cuando corre la cortina, encontrándose con la única persona que nunca deseo haberse encontrado, le da una mirada sobre su hombro a Morgan que esta cruzado de brazos, antes de volver la mirada a Tabatha, que tiene los ojos cerrados y una mueca de dolor, se apodera de su hermoso y odioso rostro, la enfermera en turno aparece y le entrega la historia clínica, dándole una mirada apesadumbrada a Morgan y una mirada llena de paciencia a Sofia.
—Buenas Tardes, señorita Kurtz—dice, mirando a la chica que ha sido su dolor de cabeza, desde hace tres años, Tabatha abre los ojos y los enfoca en ella, agradece estar usando lentes y aunque, para su suerte, Tabtaha, nunca la ha visto sin su antifaz, eso no evita que a veces no se ponga nerviosa al pensar que alguien pueda reconocer a ambas chicas—Soy la doctora Sacks y voy a revisarla—explica colocándose los guantes que la enfermera le ha pasado— ¿Puede decirme donde siente dolor?
—En el abdomen—responde, con la respiración entre cortada, Sofia comienza a palpar la zona mencionada, encontrándolo ligeramente distendido, comienza hacer las preguntas pertinentes para encontrar una razón lógica al dolor, que la morena presenta.
— ¿Cuándo fue la última vez, que tuvo relaciones sexuales? —no puede evitar que los dientes le rechinen, ante esa pregunta, pero tiene que hacerla, sobre todo cuando está por realizarle un examen ginecológico.
—Hace pocas semanas—responde, Sofia se tensa y asiente—pero… —calla, haciendo que Sofia levante la cabeza y la observe al igual que la enfermera que la está ayudando.
— ¿Pero?
—Hace unos días me realice un aborto—gira el rostro y Sofia siente como un hielo le recorre la espalda.
— ¿Cuánto, de cuantas semanas estabas? —pregunta y esta vez, no puede evitar que la voz le tiemble, se aclara la garganta, observando a la enfermera que tiene el rostro pálido, ante las palabras dichas.
—Creo que un mes y medio, no podía tenerlo. —responde, Sofia se muerde la lengua para que el nombre de Bill, no salga de sus labios—Un bebé arruinaría mis planes y mi cuerpo—comienza a relatar o más bien a quejarse, Sofia la ignora y comienza a pedir una serie de estudios y le pide a la enfermera que llame al interno o al residente, ya que ella no puede atenderla sin la supervisión de alguien más. La enfermera va en busca de lo que le han pedido.
—Señorita—traga, pues se muere por llamarla de otra forma—Señorita Kurtz, vamos a realizarle una serie de pruebas, parece ser que aún tiene restos de lo que sería la placenta en su interior, en unos minutos vendrá una ginecóloga para confirmar el diagnóstico, si tiene alguna otra duda, por favor, no dude en preguntar.
— ¿No te he visto en algún lado? —pregunta, haciendo que Sofia se gire a verla.
—No lo creo—responde volviendo a leer el historial, mientras espera a que llegue la ginecóloga y al mismo tiempo intentando controlar las ganas que tiene que golpear a la mujer frente a ella— ¿Hay alguien a quien debamos llamar, algún familiar, al padre de tu hijo?
—Llame a una amiga cuando esperaba a que viniera otro médico a revisarme, el bebé había sido un error, si el chico con el que salgo, se entera me deja—cuenta, mirando fijamente a Sofia, estudiando su rostro, pero los lentes se lo impiden y la mueca de fastidio, también le dificulta dicha tarea. Por suerte para Sofia, la ginecóloga aparece, para terminar con el momento incómodo.
Sofia, quiere golpearse la cabeza contra la mesa de las enfermeras, desde que Tabatha fuera subida a piso, tras realizarle un legrado, para terminar de extraer los residuos de la placenta que aun tenia pegados al útero, había estado haciendo cuentas y se negaba a creer que el producto que ya no existía, fuera de Bill, cuando él le había dicho que hacia un tiempo que no veía, a esa arpía, pero comenzaba a sentirse insegura y esa sensación no le gustaba.
— ¿Disculpa? —el sonido de una voz, la hace volver la mirada hacia al frente, encontrándose con una chica rubia de ojos verdes—Estoy buscando a una amiga, que fue ingresada esta tarde, Tabatha Kurtz.
—Hola, soy la doctora Sacks, ¿Eres familiar? —pregunta y después quiere golpearse la cabeza, al recordar que dijo amiga—disculpa, la señorita Kurtz está en el cuarto piso, habitación 365.
— ¿Sabes que le sucedió?
—Tu amiga se realizó un aborto, al parecer casero, y le quedaron residuos de la placenta adheridas al útero, lo que le estaba provocando dolor, se le realizo un legrado, para extraer todos los residuos. Vamos, te acompaño a su habitación —rodea la estación de enfermeras y le indica a la chica que la siga—Tu amiga dijo, algo sobre que el producto había sido un error, creo que el error, fue hacerse el legrado, puso su vida en riesgo.
—De seguro la obligaron—responde cuando ambas salen del elevador y camina en dirección a la habitación en la que se encuentra la morena, Sofia abre la puerta y deja que la rubia entre primero, que corre en dirección a la chica que está en la cama—Eres una idiota, te dije que lo no hicieras— le reclama.
— ¡Ya cállate, Sarah! — grita, Sofia las observa desde la entrada—Si estoy aquí, es por tu culpa, Bill, me va a dejar si entera de lo que paso y no quiero terminar como tú, que…—desvía la mirada posándola sobre la rubia que está en la entrada, haciendo que la chica junto a su cama, se gire—Hablamos después—murmura.
—Lo siento—responde, sin acercarse a ellas—si necesitas cualquier cosa, hay un botón arriba de la cama, la enfermera vendrá a verte en un segundo— se gira y cierra la puerta tras ella, dejando a las dos chicas solas. La cabeza comienza a darle vueltas y las palabras de Tabatha, golpean una y otra vez en su cabeza.
***
Sofia abraza el volante del coche, y se muerde el labio, conteniendo las lágrimas de rabia, que ha estado guardando durante todo el día, el golpe en la ventana la hace voltear hasta encontrarse con los bonitos ojos verdes de Lemir, que le miran preocupados.
Sofia baja del coche y antes de que le dé oportunidad de decir algo, se abraza a él y deja salir las lágrimas que se ha estado aguantando durante todo el día, tras lo poco que escucho de la conversación de Tabatha con la tal Sarah, donde Bill salió a relucir.
—Tenías razón—murmura contra el pecho de Lemir—Bill, es un imbécil.
— ¿Qué te hizo? —la aleja de su cuerpo, lo suficiente para verla llorar.
—Tabatha, estaba esperando un hijo suyo—murmura entre lágrimas, dejando escapar un jadeo —Y me toco atenderla, ¡Me mintió! ¡Dijo que hacía tiempo que no la veía y no es verdad! ¡La muy puta me dijo que hacía unas semanas que había tenido sexo y eso solo significa que Bill, se ha estado burlando de mí! —se aleja del cuerpo de Lemir y se desploma en las escaleras de la entrada de la casa de Lemir, cubriéndose el rostro y comenzando a llorar, Lemir se sienta a su lado y la abraza, besando su cabeza y mordiéndose la lengua para no comenzar a despotricar contra Bill y soltar un te lo dije, en ese momento es lo que menos necesita.
Continuará…