41 FIN

N/A: ¡Hola, Hola! No saben cuanto lamento la tardanza, pero sinceramente no me sentía inspirada para darle un buen final a esta temporada de la historia, hasta esta semana me sentí lista para hacerlo. Sin más ¡Disfruten!

«As the lights go down» Temporada I

Capítulo 41

– ¡Tom, apresúrate! – decía Bill con insistencia

No sabía cómo había logrado convencerlo de hacer esto, pero ahí estaban, caminando por el largo camino de piedra que los llevaría a reunirse con sus padres. Bill caminaba delante de Tom con entusiasmo, llevando en sus manos un hermoso ramo de rosas blancas, el guitarrista por su parte, caminaba arrastrando los pies, como si estos pesaran. Odiaba estar ahí, odiaba los cementerios y no quería “ver” a sus padres, bueno quizás a su madre sí, pero a Gordon jamás. Pero es que tampoco había podido negarle a Bill acompañarlo, no cuando sabía lo importante que era para él hacer eso y mucho menos con la mirada de súplica con la que se lo había pedido.

– ¡Mierda! – se quejó Bill al sentir una brisa colarle hasta los huesos

A pesar de ir cubierto de pies a cabeza, el frío decembrino se colaba por cualquier lado y ni siquiera un gorro, guantes y capuchas lo mantenían caliente, el pelinegro maldecía eso con todo corazón.

– No deberías maldecir en un camposanto, pequeño – se burló Tom

– Maldecir mis bolas, Tom – tiritó el moreno – Como tú eres un mastodonte, no te pasa el frío – agregó

– ¿Un mastodonte? – rio Tom

– Sí, una bestia, eso es lo que eres –

– Pues, soy la bestia que más amas en este puto mundo congelado de mierda – rio Tom pasando un brazo sobre los hombros del más joven

– En eso tienes razón – rio el cantante pegándose más a su hermano para entrar en calor

Caminaron unos cuantos metros más entre bromas y risas y llegaron al lugar donde había dos lápidas, pronto el ambiente de diversión se puso tenso y silencioso. Bill fue el primero en arrodillarse frente a ellas, Tom retrocedió unos cuantos pasos para darle un poco de privacidad a su hermano. Por unos segundos se quedaron así, quietos y en silencio hasta que Bill comenzó a poner rosas en cada una de las tumbas.

– ¡Hola! – dijo con voz apagada – Lamento no haber venido en mucho tiempo, pero… ¡mierda! Si supieran todo lo que ha pasado… bueno, supongo que ustedes mejor que nadie deben saberlo ¿no? Sé que siempre se dan cuenta de todo, siempre nos están cuidando desde allá arriba – rio sin ganas – Pues bien, hoy he venido para que sepan que no me he olvidado de ustedes, eso jamás sucederá… y no he venido solo, no van a creer quien ha venido hoy a visitarlos – el moreno volteó y le hizo una señal a Tom para que se arrodillara a su lado – ¿No vas a decir “hola”?

– ¡Hey, hola! – saludó el guitarrista sin interés

Bill rodó los ojos y siguió con su monólogo – Bien, pues… al fin estamos todos juntos de nuevo ¿no? Como en los viejos tiempos – Tom se sentía incómodo al ver a Bill hablándole con tanta propiedad a “la nada”, pero se preocupó más cuando escuchó como el moreno comenzaba a sollozar por lo bajo – ¡Dios, no saben cuánto los extraño! – lloró – Daría lo que fuera por tenerlo aquí de nuevo y así… así poder compartir con ustedes todo lo que he logrado este año

El desgarrador llanto del menor, hizo que a Tom se le estrujara el corazón y se le formara un nudo en la garganta, inmediatamente le tomó una mano para demostrarle que no estaba solo.

– Mamá – continuó Bill – Hay algo muy importante que debes saber, recuerdas… ¿recuerdas cuando me decías como debía ser mi chico ideal? – preguntó limpiándose las lágrimas con su guante – Lo he encontrado, mamá y sé que estarías feliz de ver quien es… siempre estuvo conmigo, siempre estuvo a mi lado

Tom sonrió débilmente y le dio un beso en la mano, Bill le devolvió una tímida sonrisa mientras se limpiaba nuevamente las lágrimas – Sé que… Tom y yo… no deberíamos, pero no nos juzguen, por favor… nos amamos y no debería haber nada de malo con eso, además no podría estar en mejores manos, si pudieran ver en lo que se ha convertido Tom, estarían tan orgullosos de él… porque es el mejor chico con el que podría estar y mamá, puedes estar tranquila porque él me cuidará y me hará feliz siempre, ambos lo haremos.

– Eso es cierto, madre – intervino Tom – Puedes estar segura de que siempre protegeré a este enano, lo amaré y lo cuidaré con mi vida si es necesario, nunca dejaré que nada le pase

– ¿Lo ves? Ya no queda nada de ese chico tonto de rastas que conocías – rio el cantante entre lágrimas, Tom rio un poco también al recordar como su madre se había puesto cuando le vio con las rastas por primera vez

– Y por último – habló Bill de nuevo – Te quería pedir que… le dieras un beso de mi parte a mis pequeños – Eso fue suficiente para que el corazón de Tom se detuviera por un momento – Sé que ni siquiera debo pedírtelo, pero por favor cuida a mis angelitos, mamá, no pueden estar en mejor lugar que contigo, sé que los cuidarás muy bien – dijo Bill rompiendo a llorar amargamente, Tom al escucharlo no pudo contener más sus lágrimas y también lloró, pero se mantuvo calmado y se apresuró a abrazarlo – Diles que papá…

El pelinegro no pudo terminar, su llanto le impedía hablar, se abrazó fuertemente a Tom y lloró contra su pecho, liberando todo el dolor que albergaba en su corazón y lo quemaba por dentro. Tom, solo optó por susurrarle cosas bonitas para consolarlo mientras le acariciaba la espalda y le besaba la cabeza.

Luego de varios minutos, un Bill más calmado se limpió las lágrimas y respiró profundamente, dedicándole una hermosa sonrisa a su hermano.

– Bien, creo que podemos irnos – sonrió con esfuerzo

Tom le devolvió la sonrisa y le ayudó a ponerse de pie – ¿Seguro? – preguntó acariciándole una mejilla, el otro solo asintió

Con un “Feliz navidad, hasta pronto” se despidieron de sus padres y caminaron de vuelta al auto de Tom, el semblante de Bill había cambiado completamente, se veía feliz y relajado. Durante el camino a casa, no había parado de hablar sobre todo lo que haría el próximo año y también cantaba alguna que otra canción navideña que sonaba en la radio y a pesar de que a Tom lo aturdía, este estaba feliz de poder verlo así.

&

El 24 de diciembre, los chicos salieron temprano de vuelta a Berlín, Tom había insistido en volver aludiendo que la navidad se pasaba mejor en la ciudad. Bill aceptó a regañadientes, pero ahora que se encontraban en las calles de la capital, admitió que Tom tenía razón.

– Esto es maravilloso – decía el moreno viendo encantado con las decoraciones de la ciudad por la ventana del auto

– Lo sé y aún no has visto lo mejor – sonrió Tom

– ¿Ah, no? – preguntó volteando con la ceja alzada

Tom negó con la cabeza y detuvo el auto.

– ¿Qué haces? – preguntó el cantante con curiosidad

– Date la vuelta – le pidió Tom

Bill frunció el ceño en señal de confusión y luego sonrió maliciosamente.

– ¿Aquí, en el auto, Tomi? – rio con tono insinuante – ¿No puedes esperar a que lleguemos a casa?

Tom soltó una carcajada y negó repetidamente con la cabeza – No seas tonto, Bill

El pelinegro rio e hizo lo que su hermano le había pedido, pronto sintió como este le colocaba una banda frente a los ojos y la anudaba detrás de su cabeza.

– ¡Oh, Dios! Cincuenta Sombras de Kaulitz – rio el menor

Tom rodó los ojos y luego le besó detrás de la cabeza, justo arriba de donde estaba el nudo de la banda – Tranquilo, tengo una sorpresa para ti

– ¿Acaso… piensas violarme? – preguntó en un tono juguetón – ¡Qué fantasías tan sucias, Tom!

– Técnicamente, no sería una violación, Bill – dijo Tom – No cuando tu estarías regocijándote de placer

El moreno rio y pronto sintió como el auto se movía de nuevo, llevaba una sonrisa boba plasmada en su rostro por la emoción que le causaban las sorpresas de Tom. Aunque el guitarrista no fuera de dar muchas sorpresas, cuando las hacía se lucía.

– ¿Sabes? Si alguien llegara a verme así pensarían que me estás secuestrando – dijo Bill

– ¿Secuestrando? Nunca había visto un secuestrado tan feliz y cooperativo – se burló Tom

Bill rio nuevamente, imaginando lo graciosa que sería la situación. Luego de varios minutos y algunos giros el auto se detuvo y escuchó como se apagaba el motor.

– ¿Ya llegamos? – preguntó con emoción

– Sí, espera y te ayudo a bajar – dijo el guitarrista saliendo del auto

El corazón del menor se aceleró más con cada paso que escuchaba de su hermano, sonrió ampliamente cuando escuchó la puerta abrirse y sentir los cálidos brazos del mayor rodearle.

– Cuidado al pisar, está resbaloso – le dijo ayudándolo a salir

– ¿Ya me puedo quitar esto? – se quejó el menor muriendo de curiosidad

– Pronto – sonrió

Tom le ayudó a caminar unos cuantos pasos y luego le hizo detenerse, de repente sintió como le abrazaba por detrás y le dejaba un beso en la mejilla.

– Recuerda que todo lo hago porque te amo – le dijo contra ella

– ¿Qué? – preguntó confundido el moreno

No obtuvo respuesta, solo sintió como Tom deshizo el nudo de la banda y cuando esta dejó libre sus ojos, tuvo que tapar su boca para callar el chillido de fangirl de la emoción.

– Tomi – susurró

Frente a ellos, se encontraba la irreconocible casa de Tom decorada completamente de navidad, luces de colores, renos, Santa Claus y muñecos de nieve decoraban el jardín y la fachada y desde afuera Bill pudo apreciar el enorme árbol que estaba en el salón.

– ¡Oh Dios mío! – chilló – Pero Tom, tu odias navidad ¿cómo? – preguntó volteándose hacia su hermano

– Bueno – sonrió el mayor abrazándolo por la cintura – Quería darte una sorpresa ¿te gusta?

– ¿Qué si me gusta? Estoy a punto de orinar mis pantalones – rio el moreno abrazando al mayor por el cuello – ¿Pero, lo hiciste tú?

– ¡Ja! Por supuesto que no, pensé en hacerlo, pero quería que quedara bonito para ti, así que preferí pagarle a alguien – dijo pensativo

El pelinegro sonrió y luego de darle un beso fugaz volteó para admirar la decoración.

– ¿Te parece si entramos antes de convertirnos en estatuas de nieve? – preguntó el guitarrista

– Por supuesto – rio Bill

Una vez dentro, el menor se sintió como niño en dulcería, no había ni un solo rincón de la casa que no estuviera decorado, pero definitivamente lo que más llamó su atención fue el árbol decorado de arriba abajo con motivos navideños y luces blancas, Tom amaba ver al pelinegro maravillado y se felicitó el mismo por su gran idea.

Luego de unos cuantos besos de agradecimiento y descanso, tomaron un baño y se prepararon para la media noche. Bill rio a carcajadas cuando se dio cuenta que Tom había pensado hasta en la vestimenta, ya que le había comprado un abrigo rojo con renos y muñecos de nieve bordados, unas medias altas de rayas rojas y blancas y una diadema de cuernos de renos con cascabeles. Tom rio a más no poder cuando el cantante le dijo que esperaba que los cuernos no tuvieran doble sentido, pero ahora, ahí andaba el pelinegro, paseándose por toda la casa con su gran outfit.

Tom estaba embobado viéndolo usar el abrigo como vestido, esa no había sido su idea, pensó que lo usaría con un pantalón, pero Bill era Bill y él no se quejaba, mucho menos al poder tener a simple vista las largas piernas de su hermano con las medias las cuales ya había arrancado de mil y un maneras en su mente.

– Tom – le llamó Bill sacándole de sus pensamientos – ¿Quieres?

Tom frunció el ceño ante la pregunta y Bill lo miraba con la ceja arqueada esperando su respuesta. Se encontraban en la cocina, Tom sentado en la barra mirando fijamente al pelinegro preparar galletas navideñas.

– ¿Disculpa? – preguntó

– Te pregunté si quieres ayudarme – dijo Bill de mala gana

– Ahm, sí… claro – respondió torpemente

Y en ese momento, Bill se arrepintió de haber abierto la boca, las galletas de Tom eran peor que las de un niño de cuatro años, las pobres estaban deformes, las que tenían forma de muñecos de nieve, Bill podía escucharlas decir “mátame, por favor”, pero no pudo decirle nada a Tom, no cuando él estaba dando “su mejor esfuerzo” y las hacía con ilusión. Una vez que terminaron, recogieron todo el desorden y prepararon un poco de chocolate caliente, sirvieron las galletas y se fueron al salón.

Tom había puesto cojines y mantas sobre la alfombra del salón, mientras Bill buscaba villancicos en la radio y una vez preparado el ambiente, se sentaron sobre la alfombra disfrutando de sus bocadillos a esperar a que llegara navidad, como cuando eran niños.

– Bueno – dijo Tom comiendo una de sus lastimosas galletas – Me hubiera gustado haberte planeado una fiesta pero… no soy bueno en eso

– ¿Bromeas? – rio Bill gateando hasta quedar a horcajadas del mayor – Esta es la mejor manera de pasar la navidad, con el Grinch que más amo en el mundo – dijo señalándole el bordado de Grinch que llevaba el mayor en su abrigo

– No vas a superar mi súper abrigo ¿cierto? – rio el guitarrista

– Jamás, es lo mejor que te he visto puesto – sonrió Bill contra sus labios – Pero, preferiría verte sin él

Tom sonrió y levantó las cejas de modo sugerente y se dejó besar por el pelinegro, si hubiera sabido que esa sería la manera en la que celebrarían, habría esperado la jodida navidad desde octubre.

Bill le besaba con devoción y casi desesperación, el mayor por su parte, metió sus manos debajo del abrigo del menor y comenzó a acariciar los costados y la espalda de este, haciéndolo suspirar, mientras él se perdía en la suavidad de la piel del otro.

El pelinegro abandonó sus labios para besarle el cuello y como siempre, deshizo el moño que llevaba en su cabello para dejárselo suelto y luego comenzó a subirle el abrigo, intentando quitárselo mientras aprovechaba tocar el marcado abdomen del mayor.

– Presiento que hoy no quieres perder tiempo – jadeó Tom sintiendo como su miembro comenzaba a responder a las caricias del menor

– Es que falta poco para navidad y quiero darte tu regalo a las 12:00 en punto – susurró el moreno

– Bueno, si eso es lo que quieres…

Tom movió a Bill y lo dejó sobre la alfombra, él se colocó arriba para besarlo, comenzando por sus labios y luego su largo cuello, sus manos se encargaron de subir el abrigo hasta el pecho, el cual besó cuando estuvo descubierto. Dejó un camino de besos por el abdomen del cantante deleitándose con los suaves jadeos que comenzaban a salir de la boca de este.

– Tom – jadeó

El mayor le ignoró y se dedicó a quitarle las medias, dejando delicadas caricias y besos conforme las bajaba, una vez fuera, volvió a devorar los labios de Bill y procedió a quitarle el abrigo por la cabeza.

– ¡Auch, mis cuernos! – se quejó el menor al sentir que estos se iban junto con el abrigo

– Los cuernos se quedan – dijo Tom colocándoselos de nuevo sobre la cabeza

El pelinegro gimió al sentir a Tom besarle de nuevo el cuello y sabía que dejaría marcas, estuvo a punto de detenerlo, pero al sentir como él comenzaba a restregar su creciente erección contra la suya, sus pensamientos fueron a un lugar muy lejano de su consciente. Sus manos pasaron de la fuerte espalda del mayor al nudo que sostenía el chándal, con la mayor agilidad que sus uñas largas le permitían, deshizo el nudo y le quitó el pantalón, dando gracias al cielo que solo eso llevara puesto.

Tom al darse cuenta que ya estaba completamente desnudo y sentir el fuego de Bill, decidió deshacerse del estorboso bóxer de este, lanzándolo a algún lugar del salón. Bill le tomó por las mejillas y lo atrajo para que lo besara nuevamente, rozando sus erecciones sin obstáculo alguno, provocando que el pelinegro gimiera y se retorciera haciendo que los cascabeles de su cabeza sonaran.

– Creo que eso comenzará a gustarme – jadeó Tom

Llevó una de sus manos al trasero de Bill y apretó una de sus nalgas, amaba hacer eso, sentir la suavidad de la piel de su hermano en sus manos y la reacción que provocaba en este. Llevó sus dedos a la boca de Bill y le pidió que los lamiera a lo que el menor negó apretando los labios.

– Hay… hay un jodido lubricante debajo de ese cojín – dijo el cantante señalando un cojín cerca de ellos, Tom miró hacia el lugar señalado y luego miró a su gemelo de nuevo – Sabía que esta noche terminaría así, Tomi – rio juguetón

– Eres un pequeño muy sucio – rio Tom tomando el lubricante

Destapó el recipiente y se untó una buena cantidad en sus dedos para luego dirigirlos hasta la pequeña entrada del menor.

– ¡Oh, sí! – gimió Bill al sentir el primer dedo jugueteando con su estrechez – Te extrañé tanto, Tom

El guitarrista le besó nuevamente con un poco de brusquedad mientras trabaja sus dedos en el interior del otro y disfrutaba sentir como Bill ahogaba sus gemidos en su boca y como le clavaba las uñas en la espalda a causa del placer.

– Tom, por favor – gimió Bill

– Solo un poco más, gatito – jadeó

Gatito” como había extrañado ese maldito sobrenombre. Al principio lo había odiado, pero conforme más le escuchaba de los labios de Tom, más le gustaba y le encantaba que se lo dijera.

Tres dedos fueron suficientes para que Tom lo tuviera listo, se acomodó bien entre las piernas del menor, puso un poco de lubricante en su miembro y lo guio hasta el estrecho orificio.

– Te amo – susurró Bill antes de que entrara

– Y yo a ti – sonrió Tom besándolo mientras se introducía en él

Bill jadeó y se abrazó a él, se quedaron quietos por un momento, tan solo disfrutando esa conexión, Tom se movió un poco para ver a su gemelo a los ojos y al ver su expresión de felicidad y placer, se sintió completo por primera vez en su vida. Sonrió y le besó una de las sonrojadas mejillas y comenzó un vaivén lento. Bill clavó de nuevo sus uñas en la espalda de su gemelo y cerró los ojos para disfrutar al máximo las sensaciones que su hermano se proporcionaba. Sentía a Tom llenarle por completo, sentía sus besos, su deseo y sobre todo su amor.

Por otra parte, Tom contemplaba cada reacción del menor, cada jadeo, cada gemido, como su cuerpo se sacudía con cada embestida y como los malditos cascabeles sonaban al ritmo de las mismas. Si seguía así, no duraría mucho, estaba en el jodido cielo.

Al ser las 12:00am en punto, se escucharon gritos y el estallido de los juegos de pólvora en las calles de Berlín dándole la bienvenida a la navidad, mientras en el interior de la casa Kaulitz, solo se escuchaban los gemidos de los gemelos al llegar al clímax.

– Feliz navidad, Tomi – jadeó Bill intentando tranquilizar la respiración

– Feliz, jodida y caliente navidad, amor – sonrió Tom besándole la frente – Lo que me recuerda…

Tom salió con delicadeza de él y los cubrió con una manta de las que había llevado, se estiró hasta alcanzar uno de los regalos que estaban debajo del árbol de navidad.

– No, Tom abre el mío primero – dijo Bill sentándose

– Nop, abrirás primero el mío – sonrió Tom entregándoselo – He esperado mucho por esto

Bill hizo un puchero y aceptó la bolsa que Tom le tendía, la abrió bajo la expectante mirada del mayor y al ver que una cajita de terciopelo azul se encontraba dentro sintió que su corazón salía de su pecho y miró a Tom con ojos llorosos.

– ¡Tom! – dijo casi sin voz

– ¡Oh vamos, cariño! – rio Tom tomando sacando la cajita de la bolsa – No te lo di para que lloraras

– Es que… eres un idiota – lloriqueó el menor

Tom abrió la cajita y dejó ver un hermoso anillo de plata con tres zafiros azules y tres diamantes en fila. El pelinegro se tapó la boca con ambas manos y miró a Tom incrédulo.

– Bill, sabes que no puedo proponerte matrimonio, pero si pudiera créeme, créeme que lo haría, pero lo único que puedo darte es este anillo como promesa de mi amor por ti, prometo que te amaré hasta el día de mi muerte y si hay algo más allá, también te amaré, te apoyaré y cuidaré con mi propia vida – dijo Tom con sinceridad mirándolo fijamente a los ojos.

– Tom, basta – sollozó Bill

El mayor rio – ¿Qué dices? ¿Me aceptas?

– ¡Por supuesto que sí, idiota! – rio el cantante abrazándose a su gemelo con fuerza – Te amo, te amo, te amo – repetía dándole besos en la mejilla

– Y yo a ti, mi amor, te amo muchísimo –

Después de compartir un dulce beso, Tom procedió a ponerle el anillo a Bill, sellando así, una promesa de amor eterno, una promesa de luchar por su amor, una promesa de que no dejarían que nada ni nadie se interpusiera entre su amor. Sabían que su relación nunca sería fácil, el destino les tenía preparadas muchas pruebas y estaba en ellos enfrentarlas juntos y salir adelante, por su amor…

F I N

Pues ¿qué decir? Tengo sentimientos encontrados al terminar esta historia, he estado trabajando en ella desde hace un año y me he encariñado mucho con los personajes. Pero me pone feliz saber que tendrá segunda temporada, ya la tengo toda en mi mente, pero no he comenzado a escribirla, así que no se cuándo empezaré a subirla.

Por último, muchísimas, pero muchísimas gracias por leer, por el apoyo y buen recibimiento que le dieron a esta historia, realmente no me lo esperaba. ¡Muchas gracias!

Y pues, espero que nos leamos pronto y nos veamos en la siguiente temporada, tendremos MPREG, lo más esperado por muchas jajaja.

¡Besos y abrazos inmensos para todos!

Ya está disponible la temporada 2. Pincha el banner.

Escritora del fandom

5 Comments

  1. No queda Nada del Tom idiota del principio del fic… Que tierno todoo! Termina una etapa para los gemelos y comenzarán otra muy importante que cambiará sus vidas… Me muero de ganas de leer ese Mpreg!

    • No te puedes perder la siguiente temporada, creo que estará de muerte buajajaja. Muchas gracias por leer siempre y dejar comentarios, esto es lo mejor de escribir.

  2. Y yo los extrañé a los dos dándose amor ^//^ Me encanta como escribes tus lemons♥)
    Fue triste leer lo de los bebés muertos. .pero también está la promesa de hacer un mpreg y que ahora si Bill estara felz de poder disfrutar de un embarazo completo y un bebé y mucho mejor si es de su Tom♥

    Imagino que habrá drama en la siguiente temporada pero ojalá sea de otro tipo y no del que arruine su estabilidad como pareja, creo que ya sufrieron much en esta y es momento de que puedan disfrutar.
    Un año! Y yo feliz de haber estado desde el inicio complicadome y echando gritos por escenas o personajes xD
    Felicidades por darle un final y ahora tw mando ánimo para que puedas sacar la segunda!
    Nos vemos!

    • Awww Ady, tu siempre con tus súper comentarios. Y pues, ya verás que en la próxima temporada sí tendremos a ese bebito tan esperado, no sé quien lo espera más si nosotras o Bill jajaja. Y por último, agradecerte por el apoyo que le diste a la historia desde siempre. Muchas gracias, besos!

  3. Muy linda y entretenida. Gracias

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.