41: Hasta pronto chica testaruda

41: HASTA PRONTO CHICA TESTARUDA

Tom entra en la habitación oscura que Bill acostumbra a utilizar cuando se queda en su departamento, en sus manos lleva los diarios recién salidos de esa mañana, había mandado a Sakí a que consiguiera los primeros ejemplares a las cuatro de la mañana, solo para darle una sorpresa a Bill y que así se le subiera el ánimo.  La inauguración de la galería Minna & Kay, había sido todo un éxito, incluso la cara de Simone cuando leyó, el nombre del lugar había sido toda una “Sorpresa”, Tom aun no daba con la palabra adecuada para nombrar la expresión de su madre, muy diferente de la expresión de Gordon, a quien las lágrimas le habían traicionado y se había abalanzado sobre Bill, en un efusivo abrazo, el gesto sorprendió a propios y extraños, pues no estaban habituados a la demostración de afecto del siempre hermético señor gobernador y menos del estoico de Bill, quien solo poseía una expresión para la prensa, cinismo, pero esa noche, era un Bill Kaulitz distinto y Tom no podía haberse sentido más orgulloso de su hermano.

Las pinturas se habían vendido en sumas estratosféricas, sobre todo el hermoso retrato de Sofia… Sofia, el pensar en la chica rubia que nunca se apareció en la inauguración, provoca en Tom, un sentimiento de rabia, de solo recordar la mirada de Bill, que aunque se mantenía en apariencia tranquilo y disfrutando de su reciente éxito y de la bilis de Simone, no dejaba de mirar hacia la entrada cada cinco segundos, llegando incluso a revisar su teléfono, pero conforme la noche fue transcurriendo y el evento llegando a su final, la rubia de ojos verdes, nunca apareció.

Georg en más de una ocasión se ofreció a ir en buscar de la joven, pero Bill, siempre respondía que ya llegaría, para cuando finalmente dieron por terminada la velada, Bill, se encontraba más borracho que de costumbre y aunque esperaban un estallido de su parte por saberse en ese momento plantado, se había comportado de manera extraña para ellos, nunca lo habían visto tan callado y tranquilo, Tom había decidido que era momento de llevarlo con él a su departamento y de esa forma mantenerlo vigilado, tenía la corazonada que Bill estallaría en cualquier segundo, y no se había equivocado, veinte minutos después de entrar en su habitación y dejar a Bill en la suya escucho el primer objeto ser lanzado contra la pared, en ningún momento decidió intervenir, así que dejo que su hermano, destruyera ese lugar. Hasta que finalmente el silencio volvió a reinar en el lugar.

Volviendo al presente, Tom sabía que debajo de esa montaña de sabanas estaba su hermano, profundamente dormido, le había concedido más tiempo del necesario para que durmiera la borrachera que se había puesto, gracias a la ausencia de cierta rubia, de la cual esperaba que tuviera una buena explicación sobre porque había dejado a Bill plantado.

Coloca los periódicos sobre la mesa de noche del lado derecho y camina hacia las cortinas, en el camino pisa algunos trozos de vidrio y agradece el haberse calzado antes de entrar a la habitación, la luz entra rápidamente e ilumina todo, dejando que Tom pueda comprobar los daños de la habitación, afortunadamente son objetos pequeños que pueden ser remplazados fácilmente y tal vez haga falta comprar nuevas almohadas, ya que su hermano destruyo un par y la habitación está llena de plumas. Sin duda habrá que llamar a la señora de la limpieza para que haga algo con ese desastre.

Suspira y se presiona el puente de la nariz, antes de acercarse a la cama y jalar las cobijas que esconden el cuerpo de Bill, mejor se brusco y despertarlo de una vez, Bill gruñe cuando siente el calor de las sabanas alejarse de su cuerpo, pestañea y maldice cuando la luz da directo en su rostro, haciéndolo abrir completamente los ojos.

¿Qué hora es? —pregunta con la voz pastosa y tallándose los ojos.

Tom sonríe al ver que a pesar de la borrachera que se puso no esta tan mal como esperaba—Casi las dos, levántate arréglate y acompañe a desayunar.

Aún es temprano—responde y esconde la cabeza debajo de la única almohada que logro sobrevivir a su rabieta.

Levántate, traje los periódicos y todos hablan de la gran noche que tuviste.

Puras mierdas—murmura aun con la cabeza escondida.

No son mierdas, es tu trabajo, uno muy bueno.

Y de que me sirvió, ¡ella no estuvo ahí! —responde lanzado la almohada y sentándose, y esa es la reacción que Tom esperaba ver— ¡Me lo prometió! Dijo que estaría ahí y nunca llego, ¿Por qué no llego? —pregunta en una voz baja, pero Tom puede escucharlo

No tengo idea, pero levántate, desayuna, arréglate y averigua que paso—Bill niega y Tom se acerca a él, tomando del cuello de la camisa, poniéndolo de pie—Escúchame bien Bill, vas a ir a buscar a Sofia, a pedirle una explicación de porqué hizo lo que hizo y más le vale que sea una buena, porque nadie y metete eso en la cabeza ¡Nadie planta a un Kaulitz, y queda tan tranquilo, entendido! Así que ya has algo por ti— lo empuja en dirección al baño y tras escuchar como el agua de la regadera comienza a salir, toma los periódicos y sale de la habitación.

¿Tienes una aspirina?, no encontré ninguna en el botiquín del baño—Tom levanta la mirada de uno de los periódicos que tiene esparcidos por la mesa, para fijar su mirada en su hermano, que aún tiene el pelo húmedo, pero luce más despierto y espera que con el cerebro conectado.

Sí, voy por ellas, mientras puedes leer tu momento de fama, por algo que no tiene nada que ver con la corte—ofrece saliendo del comedor y dirigiéndose a la cocina, de donde sale no solo con las pastillas, sino también con una tasa de café y un plato de waffles que aún están calientes, dejando todo eso frente a Bill, quien está revisando los encabezados de los diarios— Mi favorito es este— señala uno que su hermano ha descartado, Bill le mira en espera de que diga porque—Hay una reseña de un crítico que ha dicho que tu trabajo es superior al de Simone—Tom, toma el periódico y busca el artículo que le han dedicado a Bill, se aclara la garganta y comienza a leer—“Bill Kaulitz Trümper, vaya sorpresa la que nos ha dado, atrás quedo el relacionar su nombre con escándalos, ahora el joven, figura como una de las promesa del arte plástico más importantes del año, su primera exposición, miradas, ha logrado cautivar tanto propios como extraños, una muestra que presenta todas las emociones que pueden aparecer en una mirada, ha sido capturada por la magnífica técnica y pasión de este joven pintor, que sin duda llegara muy lejos”—Tom, levanta la mirada y la fija en su hermano, quien tiene una radiante sonrisa—Esta es mi parte favorita —mueve las cejas divertido—Sin duda el joven Kaulitz ha sobrepasado la calidad artística de su madre, como el amante de arte que me considero, sé que esta no será la última vez que alabe el trabajo de la joven promesa Kaulitz. —Coloca la nota junto con las demás —Lo lograste, Jodiste a Simone, justo donde más le duele.

¿No pagaste por esa nota, ¿verdad?  —pregunta cruzándose de brazos.

¡Oh, claro! Porque ambos sabemos que Max Lelevier, aceptaría un pago, para escribir bien sobre ti, estamos hablando del mejor amigo de Simone, ¿Crees que escribiría algo bueno sobre ti, si no fuera verdad?

Ok, ya entendí el punto, es solo que me cuesta trabajo creerlo, en verdad jodimos a Simone—dice frunciendo el ceño y dejando escapar un suspiro.

¿Por qué la cara larga?

Sé que debería estar saltando en un pie, de la felicidad, pero no puedo sacarme de la cabeza, el hecho de que Sofia, no se haya aparecido y no me haya enviado un mensaje o una llamada.

¿Crees que algo malo, le ocurrió?

Espero que no, y en verdad espero que tenga una buena explicación—se pone de pie y da el último sorbo a su café.

¿A dónde vas?

A buscarla, te llamo más tarde.

¿No quieres que vaya contigo?

Me dijiste que tenía que hacer algo, bien eso voy hacer, pero solo.

Bien, solo.

No te preocupes no hare ninguna locura.

***

La primera corazonada de Bill, había sido ir hacia el departamento de Sofia, en lugar de pedirle a Sakí, que lo llevar a Teltow y no se había equivocado, el coche de la rubia estaba entrando al estacionamiento del edificio, desciende del coche, tras decirle al hombre de su seguridad que lo espere dentro del coche, cuando nota sus intenciones de seguirlo, sabe que son ordenes de Gordon y Jörg el que no se le deje solo, pero en ese momento lo último que necesita es una niñera.

Saluda con un buenas tardes, a la mujer castaña que siempre está en la entrada y que sabe es la dueña del lugar, para después dirigirse a la escalera, llama dos veces a la puerta que se abre rápidamente y no es precisamente la persona que él esperaba la que abrió la puerta.

¿Qué haces aquí Kaulitz? —la voz del chico, sale cargada de desprecio, al igual que su mirada, la cual le parece divertida a Bill.

Vengo a ver a Sofia, no a ti—responde, con la clara intención de pasar al interior del departamento, pero el cuerpo de Lemir, se interpone en su objetivo.

Sofia, no quiere verte, así que largarte de aquí—sisea, Bill solo suspira y aunque solo tenga un brazo disponible en ese momento, está claro que va a dar pelea.

Eso debería decírmelo, mi novia, no su perro faldero—la cara de Lemir, hace que Bill se regodee— ¿No sabias? Sofia y yo somos novios, ¿Qué no se supone que tú eres el mejor amigo?

Estas mintiendo, ella jamás sería tu novia.

Preguntémosle—se acerca a Lemir hasta que ambos están a un palmo de nariz—hazte a un lado, niño.

Oblígame Kaulitz, ya te lo dije ella no quiere verte.

Y yo te repito, que quiero que ella me lo diga—le da un empujo y Lemir trastabilla retrocediendo y Bill aprovecha para entrar.

¡Qué demonios te pasa! —Lemir camina hacia Bill, con la intención de sacar a Bill.

¡¿Qué demonios te pasa, a ti?! ¿Quién te crees que eres, para impedirme el paso al departamento de mi novia? —responde en el mismo tono que el castaño, ambos retándose con la mirada.

¿Por qué rayos están gritando? —la voz de Sofia, cruzando el pasillo, los hace voltear y alejarse el uno del otro— ¿Bill que haces aquí? —pregunta mirando al chico, a quien claramente no desea ver en ese momento.

¿Cómo que, que hago aquí? Eres mi novia y…

Por favor—interrumpe Lemir, con la voz llena de asco, haciendo que Bill, desvié la mirada de la rubia, al estúpido chico, que lo está comenzando a molestar—Sofía, por favor, dime que no eres novia de este imbécil— señala al rubio, que siente la mano picarle—Entiendo que te deslumbre, pero tanto como para tomar enserio a una basura como él, en realidad te creía ma…— sus palabras se ven interrumpidas por él golpe que Bill, le propina, haciéndolo trastabillar, sacude la cabeza y está a punto de lanzarse contra el otro, cuando Sofia, reacciona y se coloca en medio de ambos.

¡Basta, Lemir! — Dice, colocando su mano contra el pecho del chico y haciéndolo retroceder—vamos a curarte el labio, para que pueda hablar con Bill.

¿Hablas en serio? Después de lo que te hizo.

Oye, yo no le he hecho nada—se defiende Bill, dando unos pasos hasta ellos, pero la mirada de Sofia, lo hace detenerse.

Eso dices tú

Ya basta Lemir—pide, jalándolo hacia la cocina, Bill los sigue y se detiene en el marco de la puerta, para ver cómo le sangra el labio reventado al imbécil, mientras se queja, siente la mano arderle, por el mismo golpe—Toma—observa la bolsa de guisantes congelada que Sofia le ofrece y eleva una ceja—De acuerdo espera ahí, ahora te veo la mano, le reventaste el labio a Lemir.

Haber si así se calla, ya me tenía mareado.

Eres un idiota, te voy a partir la cara, cuando, ¡Aah, Sofia! — Grita al sentir la bola de algodón con alcohol, contra su labio—eso arde.

Haber si te callas un segundo, por favor Lemir, sostén eso, mientras veo la mano de Bill.

Claro, a mí me rompe el labio y tú corres a ver al imbécil de tu novio y, ¡Aah! —vuelve a gritar, al sentir como Sofia presiona de nuevo el algodón contra su boca.

¡Cállate ya! —grita, girándose a Bill que también está riendo—Lo mismo va para ti—dice, tomándole de la mano y sacándolo de la cocina, para llevarlo a la sala, observa los nudillos rojos y el anillo con sangre de Lemir, le retira el anillo que coloca sobre la mesa, pone la bolsa de guisantes contra su mano roja, tras comprobar que no está muy lastimada.

Tengo que hablar contigo.

Tengo que ver cómo le dejaste el labio a Lemir, no tenías por qué golpearlo—Bill hace una mueca, Sofia solo niega y regresa donde el chico, unos segundos después Lemir, sale de la cocina y le dedica una mirada de odio, que es correspondida por una mirada divertida de parte de Bill, que también tiene algo de odio en ella, ambos se observan hasta que Lemir, sale del departamento cerrando la puerta detrás de él. Sofia se gira a ver a Bill, sus brazos están cruzados sobre su pecho y su postura está a la defensiva.

No tenías, porque golpearlo—le reclama, Bill se cruza de brazos y le mira molesto por estar defendiendo al estúpido chico, que no solo lo insulto a él, sino también a ella.

¿Qué debía hacer, dejar que siguiera insultándote?

Lemir no, ¿Qué haces aquí?

¿Por qué no fuiste a mi exposición? —Pregunta, poniéndose de pie — ¡Estuve como imbécil, esperando a que mi novia llegara, pero la señorita nunca se apareció, tienes idea de cómo me sentí!

Sofia deja escapar una risa sarcástica que llama la atención de Bill— ¿Tú, sentirte como un imbécil? Por favor Bill, no me hagas reír.

¿A qué viene tanta hostilidad?, no me digas estas ovulando y por esa razón te estas comportando como una perra—Sofia, se acerca a Bill y lo abofetea, haciendo que se tambalee y rechine los dientes al sentir como el dolor, se apodera de su rostro, pero también la rabia, detesta que lo golpeen, hace puño la mano y cierra los ojos, intentando controlar su respiración para no agredir a la chica, que está frente a él, tiene que recordarse que es Sofia y no una vulgar prostituta.

Eres un imbécil y te quiero fuera de mi departamento y de mi vida—señala la puerta, sintiendo el enojo burbujear en su interior. Al diablo las palabras de Andrew, sobre escuchar la versión de Bill— ¿Que no me escuchaste? ¡Lárgate Bill, no te quiero volver a ver!

¡No, me voy a ir hasta que me digas que chingados te pasa! Me has abofeteado, sabes cuantas lo han hecho y han recibido una de regreso—se acerca hasta que sus narices se tocan, ambos respiran rápidamente, Bill la toma de la mano y la arrastra al sillón donde la deja caer—Puedes gritar, todo lo quieras, pero antes me vas a explicar que está pasando contigo—sus ojos miran fijamente a Sofia, que está debajo de su cuerpo, sabe que la chica si lo desea puede lanzarlo al suelo, la ha visto golpear a Georg, como si fuera un pedazo de carne  y aun así está dispuesto a darle pelea, solo por entender que rayos le está pasando.

¡Quítate, Bill, no obligues a lastimarte!

Bien, si lo haces tendrás que curarme, pero primero me dices que te pasa, no estabas así el día que cenamos, que paso para que de repente te comportes como una arpía.

¿Cómo una arpía? Que tal el hecho de saber, que te has estado burlando de mí.

¿De que estas hablando, burlarme de ti? ¿Es que acaso estás loca? — retrocede y Sofia lo empuja, logrando escapar de su agarre, se pasa las manos por el cabello alborotado.

No estoy loca, sabes perfectamente de que estoy hablando.

Bueno discúlpame por llamarte loca, pero serias tan amable de iluminarme, sobre el hecho de que me estoy burlando de ti, porque sinceramente no entiendo y no estoy de humor para adivinar.

Estoy hablando de Tabatha, imbécil, ¡¿Cuánto tiempo pensabas seguir engañándome?! —siente las lágrimas agolparse en sus ojos, pero no va a llorar, no de nuevo y menos por un idiota como Bill—no me vengas, con que no sabes de que te hablo, te estabas revolcando con ella, mientras intentabas meterte por completo de mi cama.

¿Con Tabatha? De donde sacas tú esa pendejada, hace más de un mes que no la veo, ni siquiera me he parado por Edén.

Lo de Edén, te lo creo, pero fuera del lugar no te creo nada.

Me he pasado, las últimas semanas pegado a tus faldas, así que dime ¡Oh, brillante e inteligente Sofia! En qué momento pude haberme ido a meter en su cama, porque si no recuerdas los días que no nos vimos, fue porque estuve en el hospital, recuperándome del ataque de mi madre.

¿Tú madre? dijiste que había sido un ladrón.

Bien, pues te mentí, fue mi adorada madre en uno de sus ataques de locura, quien me apuñalo con unas tijeras.

¿Estas mintiendo?

Sobre mi madre, jamás, Simone es una perra psicópata que me odia y es correspondida, esto—señala la escayola de su brazo—me lo hizo ella, siempre miento, pero hay tres cosas con las que nunca lo hago, el amor que le tengo a mi hermano y mis amigos y Gordon, el odio sobre mi madre y la última pero la más importante, lo que siento por ti, no miento cuando digo que te quiero y nunca te he mentido, todo lo que te he dicho es verdad, hace tiempo que no la veo, te lo prometí y lo cumplí, además no entiendo de donde sacas, que me sigo revolcando con ella, mientras intento meterme en tú cama, que te aclaro que eso ya lo he hecho.

Tabatha estuvo en el hospital ayer.

¿Qué hacia Tabatha en el hospital?

Llego por un… un aborto—el rostro de Bill, muestra confusión, inclina la cabeza y pestañea, logrando que Sofia se aturda por ese movimiento, sacude la cabeza y vuelve a mirar a Bill, con renovada molestia— ¿Hace cuánto tiempo que no la ves? ¿Mejor aún, hace cuanto tiempo que no te la coges?

Hace más de un mes, y la última vez que la cogí, como dice, me puse un condón, siempre lo hago, y más con putas como esa, no soy tan imbécil como crees, o como muchos como esa zorra creen, así que esa cosa que se perdió, métetelo en la cabeza, ¡No, era mío! —grita, haciéndola dar un bote en su lugar—de todas las personas a las que les he dado mi confianza, no pensé que tu fueras a desconfiar de mí, ¿Cómo le crees a una zorra de quinta? De seguro lo hizo solo para joderte.

Tabatha, no tenía idea de quién soy yo.

¿Y dijo que esa cosa, que llevaba dentro era mía? —Sofia niega— ¿Entonces porque crees, tú que te miento?

Ella, dijo que no podía tenerlo, que arruinaría sus planes y tú la dejarías.

Bill pone los ojos en blanco y siente la necesidad de golpearse la cabeza contra la pared, más cerca y de paso llevarse a Sofia con él, para dicha acción, solo con la esperanza de que la sangre le irrigue bien el cerebro y escuche la sarta de estupideces sin sentido o no tan sin sentido que dice.

Escucha Sacks, Tabatha y yo teníamos un acuerdo, ella me dejaba follarla cuantas veces se me diera la gana y de la forma que me apeteciera y yo le alquilaba un departamento y le daba una mesada para que se comprar la lencería que posteriormente arrancaría de su cuerpo—Sofia hace una mueca de asco.

Ahórrame los detalles, Kaulitz y lárgate, no quiero volver a verte.

¡Ah, no señorita, tú me vas a escuchar! y después si lo deseas me largo, y no te vuelvo a buscar, porque vas a ser tu quien regrese a mí. Si esa idiota salió embarazada esa porquería que llevaba dentro no era mía, y de haberlo sabido, habría esperado a que esa cosa naciera y le habría realizado una prueba de ADN, no voy a dejar que una puta barata me indilgue a un hijo, cuando se exactamente cuántos condones uso cada vez, que me abre las piernas.

Sofía pestañea un par de veces, le cuesta trabajo creer que esa persona frente a ella, sea Bill, el no tan dulce, pero nunca patán del que se está enamorando. Regresa al sillón y se cubre el rostro, la cabeza está comenzando a dolerle.

Solo vete, olvida cualquier cosa que sea que estuviéramos comenzando—pide con la voz cansada y mirando al suelo.

¿En verdad, quieres eso? —Pregunta en el mismo tono, sentándose frente a ella y tomándola del mentón fijando el verde de sus ojos contra el marrón claro de los suyos— ¿Vas a creerle más a Tabatha que a mí?, Sofía, te he mostrado un Bill que nadie conoce, te he prometido tantas cosas, que pienso cumplir, pero por favor no me pidas que me aleje, deje a Tabatha, tal vez no se lo he dicho, porque no la he visto, hace un tiempo tuvimos una discusión y nos hicimos de palabras, le dije que cuando se le bajaran los humos y estuviera de humor me llamara, pero no lo hizo  y no la he buscado, me he pasado cada momento desde entonces, detrás de ti, no voy arriesgar a perderte por alguien como ella, eres lo mejor que me ha pasado. ¿Qué tal si lo dijo, solo para alejarte de mí? ¿No has pensado en esa posibilidad?

Ella no sabe quién soy fuera de Edén, ella odia a Nina, no a mí.

¿Dijo que era mío? —Sofia niega—Entonces porque te empeñas en creer eso.

Sofia presiona sus labios en una firme línea y libera su rostro del agarre de Bill—No lo sé y no lo voy a averiguar, así que solo vete.

Entonces esto es todo, yo puedo aceptar el que hayas sido la amante de Jake Fritz, pero tú no puedes aceptar cuando yo te digo, que ya no tengo nada que ver con esa.

No, metas a Jake en esto, estamos hablando de Tabatha.

¿Cuál es la diferencia? Sigues yendo a terapia con él, quien me asegura que tus terapias no terminan de la misma forma que cuando eras su amante, yo sí puedo confiar en tu palabra y tú no puedes confiar en la mía— Sofia desvía la mirada, Bill se pone de pie —Perfecto, gracias Sofia, por el voto de confianza que me otorgaste, quieres que desaparezca de tu vida, bien así lo haré—se inclina sobre ella y vuelve a tomarla del mentón, presiona sus labios sobre los de ella, besándola salvajemente, las manos de ella hace presión sobre su pecho, para alejarlo, pero Bill, la hunde más en sillón, mordisqueando sus labios, haciendo que abra por completo la boca y su lengua pueda traspasar el interior de su boca, enredándose con su lengua, siente el cosquilleo, del arete sobre su paladar y lleva sus manos al cuello de Bill, intentando profundizar el beso, cuando se ha rendido por completo ante él, pero a él le toma menos de un segundo, romper el beso y dejarla con la respiración entre cortada y con deseos de más, sus labios están hinchados y un hilo de saliva se escapa de su boca, que Bill limpia con su pulgar y se lleva a los labios—Cuando te des cuenta de tu error, serás tú quien vaya a buscarme,  porque nunca te mentí cuando te dije que la dejaría por ti, estaba tan cerca de enamorarme de ti, no cerca no—Sonríe—me enamore de ti, me enamore como nunca lo había hecho con nadie, incluso llegue a pensar que tu podrías salvarme del monstruo que soy, pero veo que no es así—Sofia, le mira con los ojos rojos, pero no deja caer ninguna lagrima y Bill sonríe de lado, —Hasta pronto, chica testaruda, espero que cuando te des cuenta de tu error, no sea tarde para ambos—le besa la frente y sale del departamento, dejando a Sofia, completamente sola y con un sentimiento de vacío que se instalado en su pecho.

Publico con autorización del autor

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