42: Mal humor y Celos

42: MAL HUMOR Y CELOS

¿Estas, segura sobre regresar a tu departamento? —Morgana mira con recelo las maletas de Sofia, que están en la entrada de la casa, mientras la chica sigue guardando las cosas de sus mascotas, le noticia de que regresaba ese mismo día a su departamento la había tomado desprevenida.

Tía, el lunes comienzo con las guardias y el hospital me queda más cerca, además detestas que conduzca de noche—responde mientras revisa que lleve todas las cosas de Lucas y Milk—además ambas necesitamos nuestros espacios y la señora Donovan ha instalado cámaras en la entrada y Lemir y Ed, me regalaron una pistola eléctrica y un gas pimienta. Puedes estar tranquila—le sonríe, tras encontrar el ultimo juguete de Lucas, debajo del sillón.

Excepto porque sigues sin poder dormir—no puede evitar recordarle y sabe que es un golpe bajo, pero no está segura de que dejarla marcharse sea lo mejor, menos con la cara que trae, tiene los ojos hinchados y unas feas ojeras.

Bueno durante un tiempo no me hará falta—se encoje de hombros. —Tía —dice, colocando sus manos sobre los hombros de Morgana y dejando escapar un suspiro—mis niveles de ansiedad, estrés y paranoia, han disminuido, y Ernesto, dijo que nos avisaría cuando la fecha de liberación de ese hombre se fijara.

¿Ya le contaste a Bill, sobre que ese hombre saldrá en unos meses? —Sofia contiene la respiración al escuchar esa pregunta, pero sobre todo trata de que su cara, no demuestre las pocas ganas que tiene de escuchar ese nombre, así que solo asiente para felicidad de Morgana, en realidad si lo había hecho, pero por cómo habían terminado las cosas entre ellos, está segura que él, olvidara la promesa que le hizo sobre ese hombre—Espero que logre que revoquen la sentencia, un monstruo como ese, no debería salir nunca.

Ya veremos que logra—responde y toma las maletas para salir de la casa.

Por cierto, leí en el periódico sobre el éxito de su exposición y la inauguración de su galería, no sabía que estaba tan cerca del bistró, ¿Qué tal estuvo? ¿No me contaste nada al respecto? —la maleta resbala de la mano de Sofia, haciendo que Morgana la mire preocupada.

No pude asistir, cambié mi guardia con Morgan, para poder ir hoy a edén. —miente, pero su tía no tiene por qué saber, que solo cambio la guardia por tener algo en que enfocarse y no ponerse a llorar de nuevo por Bill.

Oh, bueno deberías invitarlo a cenar, quiero conocer propiamente al novio de mi sobrina y de paso agradecerle, si logra que ese hombre no salga nunca de la cárcel.

Sofia suspira y lanza la maleta al interior del coche, antes de girarse hacia su tía —Seguro, en cuanto logre en hueco en mi agenda, se lo diré—Tal vez nunca, piensa y frunce el ceño al mirar hacia el suelo, gesto que no pasa desapercibido de nuevo para Morgana.

¿Pasa algo? —Sofia niega—Cariño te has puesto triste de pronto—le acaricia un brazo.

Es por el hecho de que te dejo, me había acostumbrado a estar aquí, de nuevo.

Siempre puedes quedarte, ya lo sabes—vuelve a presionar para que no se marche, pero Sofia no cede—de acuerdo, pero al menos ve a verme más seguido al bistró y los días que te vayas a quedar de guardia, llámame, puedo pasarme a dejarte algo de comer—recibe una sonrisa de su la rubia y suspira— ¿Llevas todo?

Sí y si algo se queda, siempre puedo usarlo de excusa para venir a verte.

Y yo puedo acompañarla—interrumpe Lemir sacando a Lucas del interior de la casa, haciendo que ambas mujeres se giren a verlo— ¿Habías olvidado que estaba aquí? —le reclama a Sofia, que se encoje de hombro. —Son increíbles, ambas—las señalas metiendo al perro en el interior de su coche.

Bueno, será mejor que se marchen ya, aún tienen que ir a trabajar esta noche y no me gustan que corran el coche demasiado en carretera—le advierte a Lemir, que regresa de nuevo al interior de la casa, por la maleta que aún falta—Cualquier cosa me llamas—pide abrazando a Sofia—y no olvides decirle a Bill, que quiere conocerlo, pero avísame con tiempo para planear algo, no podemos quedar mal ante tu novio.

Creme, Tía Morgana, debería ser al revés—dice Lemir, al pasar por lado, recibiendo una fea mirada de Sofia.

¡Lemir! No me extraña que alguien te haya roto ese labio, a veces eres muy imprudente cielo—le reprende nuevamente, antes de besarle la mejilla del castaño, que entra en el coche—Bien, llámame cuando llegues al departamento y no corran en carretera—abraza fuertemente a Sofia.

Nos vemos, Tía— se despide y corre hacia el coche de Lemir, que ya está encendido, ambos le dicen adiós y se marchan.

La música del coche, suena a un volumen bajo, Lucas y Milk, están completamente dormidos en la parte trasera del coche, Sofia, revisa nuevamente el teléfono, pero la casilla de WhatsApp, no muestra ningún mensaje de Bill, hace una mueca y aprieta fuertemente el teléfono en su mano.

Debiste decirle a Tía Morgana, que habías terminado con Kaulitz.

No, termine con él—responde sin despegar la mirada de la ventana.

Pues por los gritos que ambos dieron y por la forma en que salió de tu departamento, yo diría que fue todo lo contrario, si eso no es terminar, no sé cómo llamarlo.

Lemir, simplemente no terminamos, porque nunca comenzamos nada.

¡Oh! Así que lo sea que ustedes tenían, no era una relación amorosa, ¿dime Sofh, como le llamabas a lo que sea que tuvieran?

Lemir, cállate—pide cerrando fuertemente los ojos.

¿Te molesta que hable de él?

Solo cállate, por favor—pide nuevamente, sin mirarlo una vez.

Lemir la mira un segundo y regresa la mirada a la carretera, agarra fuertemente el volante del coche —Es un idiota que no se merece, que te estés hundiendo en una depresión y lo sabes.

No, me estoy deprimiendo y deja de hablar de él.

¿De quién? —Sofia se gira a verlo y si no estuviera conduciendo le daría un zape, solo para que se calle—debí decirle a tía Morgana que fue ese idiota quien me dejo el labio así.

Debiste hacerlo, para que así le dijeras porque te lo habían dado—Lemir gruñe en respuesta.

Es increíble que sigas defendiéndolo, después del favor que te estoy haciendo.

Pude venir yo sola, tu solo te ofreciste, para ver si le contaba a mi tía lo que paso con Bill—Lemir boquea y desvía la mirada un segundo hacia la rubia—No finjas inocencia, te conozco Lemir, así que ya dejemos este tema por la paz, antes de que uno de los dos, salga volando del coche.

Eres muy injusta, solo iba a decir lo que pienso de Kaulitz.

¿Por qué siempre tenemos que volver al tema de Bill? Tienes una novia, por el amor de dios, deberías estar pegado a sus faldas, no a las mías.

Me preocupo por ti.

Gracias, pero soy una chica fuerte, me ato las sandalias yo solita—le dice con sarcasmo—en verdad, deberías enfocarte más en Eva y menos en mí, te lo va a agradecer.

Sofh—suspira—creo que mejor me callo—Sofia asiente y ambos se sumergen en un silencio roto de vez en cuando, por las canciones que están sonando en la radio.

Te ayudo—ofrece cuando el coche se detiene frente al edificio de Sofia y ambos salen, del coche, a bajar las maletas.

Gracias, pero mejor lo hago yo.

Ok, Sofia, lamento las cosas que dije, lamento recordarte al imbécil ese, pero ¡Sabes que tengo razón! ¡Demonios, Kaulitz, no es para ti! —reclama, soltando las maletas.

Y tú cuando vas a entender, que lo que yo haga con mi vida es asunto mío—dice con la voz cansada—, ya vete Lemir—le da un suave empujón, para que regrese al interior de su coche, el chico, le mira molesto, pero la obedece, Sofia observa como el coche se pierde en la calle.

***

Da una última calada al cigarrillo, antes de arrogarlo al suelo y aplastarlo con el tacón de su bota, se acomoda de nuevo los lentes y tras suspirar y reponer su gesto, decide entrar en edén, que por suerte está solo, salvo por los chicos de seguridad, nada nuevo, busca con la mirada a Lemir y tras no verlo, la hace suspirar aún más aliviada, tiene un fuerte dolor de cabeza y sabe que él con sus constantes comentarios va incrementar el dolor y que la poca paciencia que en esos momento aún conserva, se pierda por completo, saludo con una inclinación de cabeza a los chicos, sin detenerse a saludar propiamente alguno, camina en dirección a la oficina de Harry.

Hola, Nina—Saluda Otto, al ver a la rubia asomar a la puerta, tras el ligero toque.

Hola Otto, esta Harry ahí dentro—señala la puerta del baño.

Harry, vendrá más tarde, ¿Qué puedo hacer por ti?

Es un asunto personal, que prefiero discutir con él.

Como quieras—se encoje de hombros—pero ya que estas aquí, te entrego el sobre con tu paga, necesito que me firmes la nómina.

Yo, no firmo nomina— se adentra al despacho y se detiene frente al escritorio—Harry me da el dinero y eso es todo—le explica al ver el gesto del hombre.

Eso, explica porque no encuentro tu nombre, pero algún recibo tendrás que recibir, que no tienes seguro y esas cosas.

En realidad no lo necesito, solo el dinero— responde, tomando el sobre de la mano del hombre que frunce el ceño—Háblalo con él, afín de cuentas es el dueño.

Socio, Cariño, socio que no se te olvide

De acuerdo, socio, y no me llames cariño—le advierte.

Sabes, podrías ganar mucho dinero, fuera de la barra.

No me interesa.

Deberías pensarlo, mi representado te ha visto y sabe que puedes ser una buena adquisición, recibirías mejor paga que cualquiera de las chicas, incluso aun mayor que Tabatha.

Otto solo te diré dos cosas, la primera no soy un objeto que se adquiera y segundo, mi tiempo aquí, está por terminar. Así que puedes decirle a quien sea que sea tu representado, que no me interesa, tengo un contrato, exclusivo para estar detrás de la barra, el cual está próximo, a vencer, consúltalo con Harry— se da la vuelta y sale de la oficina.

Idiota—masculla, regresando a su lugar tras la barra, pero todos la han escuchado y han quedado intrigados.

Hey, Nina, no luces de buen humor—comenta Estefan, acercándose a la barra— ¿te han reducido el sueldo?

No, es solo que Otto es un idiota—hace una mueca—Por cierto, ustedes sí que tienen mala cara, les pagaron menos.

Es que no te has enterado—dice Ed, saliendo de la bodega y uniéndose a la conversación.

¿Enterarme de qué?

La arpía regresa esta noche—responde Estefan, secundado por un gruñido de Ed.

Me estas jodiendo, no ha pasado un mes.

Ayer fue un mes—aclara Ed—Harry nos lo dijo antes de que llegaras—este lugar será de nuevo un infierno—se queja, apoyando sus codos contra la barra.

El infierno Ed, es que regresan los Kaulitz y compañía, eso amigo es un dolor en el culo, ahora tengo que hacer que los chicos, no solo cuiden a las chicas, sino también a esos bastardos adinerados—Estefan está molesto y por la expresión de los demás chicos, todos comparten el mismo sentimiento—Ahora si me disculpan, voy asegurarme que el área vip de Kaulitz y compañía este en perfectas condiciones para esta noche.

Pensaba que tú le gustabas a Kaulitz, después del beso de año nuevo.

Pues pensaste mal—responde, y comienza poner en orden la barra para esa noche, tragándose el nudo de rabia y lágrimas que están formándose.

Nina, está completamente molesta según lo que algunos chicos puedes observar, por la forma en que las botellas se golpean las unas con otras cada vez que las coloca sobre la barra, lo mismo que paso con los vasos y copas que ya están en su lugar, pero después de ver la forma en que dejo caer el hielo, sobre la gran hielera termina de confirmar el hecho de que la chica por primera vez en los tres años que lleva en ese lugar, está de mal humor.

Nina, la cristalería no es la cabeza de Tabatha—Ed, murmura pasando por su lado, recibiendo una mirada que lo hace encogerse en su lugar.

Tampoco la cabeza de Kaulitz—La voz de la Lemir, está cargada de ironía, lo cual hace que, a Nina, le rechinen los dientes.

¿Vas a seguir, con lo mismo?

Lemir, sonríe y se encoje de hombros, pasando por su lado, para relevar a Ed, que mira un poco asustado a la rubia, a la cual podrían asegurar que le han cambiado el color de los ojos de verde a rojo.

Corre, Ed, antes de que te arranque la cabeza—susurra a su primo, que no lo piensa dos veces, antes de saltar la barra.

Los dos continúan poniendo en orden la barra, faltan dos horas para que el lugar abra, Nina, gruñe y Lemir se muerde la lengua por hacerla enojar, pero no puede contenerse, es solo pensar en que Kaulitz la ha puesto en ese estado y todo lo que tiene en contra de ese idiota, sale sin filtro alguno por su boca.

Supongo que ya escuchaste que Tabatha regresa esta noche.

Sí, algo escuche.

Eva esta algo preocupada.

¿Tiene miedo que le arranque la cabeza?

Claro que no, es más bien que comience a molestarla, ya sabes cómo es, pero no habrá de que preocuparnos, de seguro Kaulitz, hará algo para mantener contenta a esa.

Nina, deja caer el vaso mezclador sobre la barra de granito, al tiempo que se gira a Lemir, quien ahora está completamente rojo—Si vuelves a decir algo relacionado a esos dos, te voy a cortar la lengua, sin anestesia.

Lemir boquea y la observa girarse de nuevo para levantar del suelo el vaso, que soltó.

Hola, chicos—la suave voz de Eva, los hace voltear.

Hola cariño—Lemir se inclina sobre la barra para besar a la morena, que le toma de las mejillas y le besa apasionadamente, Nina rueda los ojos y continúa haciendo su trabajo, escuchando los silbidos de los chicos.

Basta señores, regresen hacer lo que sea que tienen que hacer—Otto interrumpe el momento de Lemir y Eva—Nina—llama a la rubia que se gira y observa el enorme ramo, de rosas rojos que lleva con él—Puedes llevar esto al camerino de Tabatha.

Puedes hacerlo tú, no ves que estoy ocupada—extiende la mano a lo largo de la barra.

También tengo cosas que hacer y tú eres la única que puede entrar a los camerinos.

Está completamente solo allá atrás, así que puedes pasar.

Trabajas aquí, y te estoy dando una orden, así que cúmplela—coloca el ramo, sobre la barra, mirando fijamente a la rubia que está echando humo por las orejas— ¡Vamos! —grita haciendo que todos den un bote al estar pendientes de la conversación. Nina, hace puño las manos

Yo puedo llevarlas, no hay ningún problema—se ofrece Eva, al ver como no solo Nina esta fulminando a Otto, sino también Lemir y el resto de los chicos.

Gracias, Eva, pero las llevara Nina y bien—se cruza de brazos, esperando a que la rubia le obedezca.

Nina toma las flores sin la menor delicadeza, haciendo que estas se golpeen contra la barra y caigan algunos pétalos—No prometo que lleguen completas—responde, rodeando la barra para salir.

Más te vale, que lleguen, completas son un regalo para Tabatha y aquí está la tarjeta—le entrega una pequeña nota blanca, que Nina, le arrebata y lee rápidamente. Antes de girarse y comenzar a caminar hacia el camerino de Tabatha, para dejar las rosas que ahora saben son de parte de Bill.

Imbécil, estúpido, idiota—gruñe mientras abre la puerta del camerino de Tabatha, lanza las flores contra la cama y deja la nota en el suelo, antes de cerrar la puerta, justo para ver en ese momento a Tabatha, cruzar el corredor, como si fuera la dueña del mundo.

Hola, Nina—saluda y su voz está llena de presunción, haciendo que los dientes le rechinen por tal vez tercera o cuarta vez, en lo que lleva de ese día—Otto me dijo que Bill, me envió unas flores, ya las dejaste en su lugar.

No encontré el bote de basura, así que las puse por ahí— responde, al tiempo que pasa por el lado de la chica.

Eres una estúpida, si mis flores se arruinaron, me las vas a pagar.

Seguro, Tabatha, lo que tú digas—se gira para continuar su camino—por cierto—se gira y observa a la chica, que está a punto de entrar a su camerino— te vez algo gorda, como si estuvieras embarazada—sabe que es un golpe bajo y en ese momento le importa poco, sonríe al ver detrás de Tabatha, a Jesse una de las chicas con la lengua más suelta de todo el lugar, sabe que solo es cuestión de segundos, para que todos hablen del supuesto embarazo, el rostro de Tabatha se pone blanco y Nina, puede notar un ligero temblor en su mentón, antes de verla entrar al camerino y azotar la puerta—Se ve gorda— le dice a Jesse  que asiente y le sonríe, antes de que ambas caminen en direcciones distintas.

Pusiste furioso al dragón—Lemir niega, cuando la ve aparecer una sonrisa en la cara, pero aún se puede ver que está furiosa.

Algo.

Las flores eran de Ka—se detiene y suspira al ver la mirada—de ese.

Sí y ya no digas nada. —da por terminado, cualquier comentario mordaz que Lemir, intente decir, para molestarla aún más.

Edén, abre las puertas y el lugar rápidamente se llena de hombres, ansiosos por ver nuevamente a Tabatha, tras regarse la noticia de que esa noche, después de un mes, volvía la chica más sensual de todo el lugar, Nina, no levanta la mirada de la barra, solo en ocasiones para entregar los tragos, a los clientes que se acercan a la barra y a las chicas que llegan por las ordenes, pero fuera de eso, no hace contacto visual con nada ni con nadie, solo quiere que el reloj marque rápidamente las horas y así poder irse a su casa.

Sabe de sobra que Bill, está ahí con su hermano y sus amigos, escucho hace unos segundos como Stefan y Devon se rifaban, quien de los dos estaría al pendiente de esa zona y quien, del resto del lugar, aunque los Kaulitz llevaban su propio sequito de seguridad.

Nina—se vuelve al escuchar su nombre, encontrándose con la mirada de Tom, quien está apoyado en la barra.

¿Qué te sirvo? —pregunta consiente de la mirada de Lemir y Ed, sobre ella.

Una cerveza—pide, frunciendo el ceño, ante la mirada fría de la chica.

Aquí tienes—coloca la cerveza sobre la barra y se aleja atender otro cliente, que se ha acercado también a pedir algo de tomar, la observa igual de fría y cortante con el cliente, lo cual lo hace sentirse ligeramente agradecido, de que no sea solo con él. Se queda cerca de la barra, solo para obsérvala y esperar un momento en el que puedan hablar, necesita saber que sucedió entre ella y su hermano, pues la resiente actitud de Bill, de no importarle nada, lo tiene sumamente preocupado.

¿Crees que podamos hablar un segundo? —le pide, cuando se vuelve acercar, para dejar un par de cervezas a una mesera, que los mira ambos, curiosa de esa petición.

Estoy trabajando y usted y yo no tenemos nada de qué hablar, ¿Quiere otra cerveza? —señala el ahora botellín vacío.

Seguro, y no necesito que me hables con tanta frialdad.

Escuche, no sé qué quiere, pero se lo digo igual que al resto de los clientes, no salgo con clientes, si lo que busca es compañía, la puede buscar con las meseras, las bailarinas, o la zorra que está en las piernas de su hermano—lo último, lo dice apretando los dientes y señalando hacia la zona, donde puede ver a Tabatha, sentándose en las piernas de Bill, al tiempo que deja una botella de cerveza nueva frente a Tom, que también mira en la misma dirección.

Nina—ambos vuelven la mirada a Otto, que le hace una seña, para que se acerque—Necesito que lleves una botella a la mesa Kaulitz.

Sabes que sobran meseros Otto.

Sí, pero te lo estoy ordenando a ti.

Por si no te has dado cuenta, en los últimos meses, no soy mesera, así que no voy a llevar nada, fuera de esta barra—responde cruzándose de brazos.

Ya la llevo, yo— dice Ed, tomando las cosas para llevar el pedido.

Edward, se lo pedí a Nina, no a ti, ella lo va a llevar—responde nuevamente, molesto de ser ignorado por la rubia.

Y yo ya te dije que no voy a llevar, nada.

Algunos clientes en la barra y cerca de la misma, observan el enfrentamiento entre la chica rubia y el hombre de cabello oscuro y ojos azules, que no está nada complacido con el comportamiento.

Sí, no lo llevas, date por despedida.

No eres el dueño y no puedes despedirme, eso lo hace Harry.

Escucha niña, trabajas aquí, así que has lo que te estoy ordenando, igual a como lo hiciste en año nuevo.

Ocasiones especiales Otto, no siempre, ¡Devon! —Grita, haciendo que el nombrado se acerque a la barra—Lleva esto a la mesa Kaulitz, antes de que se caliente.

Devon, no vas a llevar nada, lo va a llevar Nina—dice Otto, aun terco en que sea la rubia.

Lo voy a llevar yo—interrumpe Lemir, apareciendo, con una caja de botellas de whisky en sus brazos—Nina, no es mesera Otto y tú no eres quien para mandarla. —toma la charola y sale de la barra. Dejando al hombre molesto y a una Nina igual de molesta, pero satisfecha de que alguien le haya parado los pies al hombre.

¿Quieres la cuenta? —pregunta acercándose a Tom, que solo asiente.

Nina, siente la mirada de Lemir, sobre ella, cuando ha regresado de entregar la botella de la mesa de Bill, Tom aún sigue en la barra, observando también a la rubia, que se mueve de un lado a otro en la barra, sin mirar de nuevo en la dirección que se encuentra su hermano, Devon y Ed, siguen apostados a los costados de la barra, por si Otto, se aparece de nuevo, después con más órdenes para la rubia, la cual saben que no va cumplir, menos con Lemir ahí, para correr al hombre.

Nina—Devon, la llama cuando ve que esta por dejar la barra—Harry quiere verte. —Nina al igual que Lemir, lo observan, y el chico solo se encoje de hombros.

¿Ahora?

Creo que sí. —mueve la cabeza afirmativamente, para que le quede claro el punto, Nina, contiene la respiración, por unos segundos, al tiempo que maldice a Harry, por llamarla en ese momento, tendrá que pasar frente a la mesa de Bill, donde aún puede ver a Tabatha, que ahora no está en las piernas del rubio, pero si sentada a su lado. —Vamos—le hace una seña, para que camine.

Nina suspira comienza a caminar con Devon pisándole los talones, se abren paso entre la gente y las meseras que se cruzan por su camino, mira por el rabillo del ojo, la mesa de Bill, cuando pasan frente a esta, observando a ahora ambos gemelos hablando y Tabatha, sentada junto a Tom y otras dos chicas que están riendo con alguna tontería dicha.

¡Hey Nina! —gira la cabeza y observa a Andreas, sonriéndole, aprovecha ese momento para dar una mirada general al lugar y sus ojos se fijan en los de Bill, hasta que él desvía la mirada—Nos hace falta alcohol—dice, levantando una botella ahora vacía, frunce el ceño y retoma el paso, hacia la oficina de Harry.

Abre la puerta de la oficina, y observa al hombre sentado en su escritorio, con Otto sentado en el sillón de la oficina, Harry le hace una seña para que entre.

¿Querías verme? —pregunta, pero sabe que es estúpido preguntar, si no para que otra cosa la querrían ahí.

Harry, se aprieta el puente de la nariz, antes de fijar su mirada verde en ella—siéntate—señala la silla frente a su escritorio, obedece y se cruza de brazos—Escucha, jamás has tenido algún problema con la autoridad en el tiempo que llevas trabajando aquí, por eso me sorprende que—observa a Devon, parado junto a la puerta—Devon, puedes esperar a Nina afuera—el chico sale de la oficina—Bien, como te decía, jamás has tenido problemas por seguir una orden, lo cual me sorprende en este momento, cuando Otto, me ha dicho que no has querido obedecer una orden, tú no eres así, So…—se aclara la garganta al darse cuenta del error que estaba a punto de cometer—solo espero que no se repita—compone la oración.

Otto, te dijo también, porque me negué a obedecer una orden suya—mira al hombre que continúa sentando en el sillón, como si nada, pero ahora presta más atención a la chica, Harry, frunce el ceño—Escucha, Harry, nosotros tenemos un trato, yo ayudo cuando faltan meseras, pero en este momento sobran, así que no veía cual era la insistencia de que abandonara mi puesto detrás de la barra, solo para atender la mesa Kaulitz.

Eso, no me lo dijiste—mira al hombre que ahora está lívido—dijiste que le pediste un favor y puso en tu contra a los chicos de seguridad.

Amm, bueno como en año nuevo, sirvió la mesa, ellos pidieron expresamente que fuera Nina, quien los atendiera.

Eventos especiales Otto, como lo ha dicho ella, de otra manera no tiene permitido atender ninguna mesa, su lugar es detrás de la barra—la voz de Harry, entre deja ver su ahora molestia.

Es solo una empleada más.

Mi empleada, la cual no entra en los arreglos que tengo con tu jefe, tengo un trato con ella y yo cumplo mi parte y ella el suyo, así que vamos a dejar esto claro, la próxima vez, que a cualquiera de los Kaulitz o cualquier cliente quiera que los atienda Nina y te lo pidan a ti, explícales que mi empleada, trabaja detrás de la barra sirviendo tragos, no entregándolos, Nina puedes volver a tu puesto de trabajo—Nina asiente y se pone de pie, regalándole una mirada burlona al hombre.

¿Qué hay Tabatha?

¿Qué hay con ella? —pregunta Harry, haciendo que Nina se detenga.

El ridículo rumor, que esparció, sabes que esa chica, es quien nos deja demasiado dinero, como para que tu empleada, nos arruine.

¿Nina?

Solo estaba jodiendola, ella comenzó—se encoje de hombros.

Ya escuchaste, estaba —se gira a ver a la rubia—Nina, no levantes rumores falsos, sé que, en cualquier momento, las dos se van a matar, pero no aquí, te paso muchas cosas y lo sabes, pero no voy aceptar que pongas en riesgo mi negocio, porque estés de mal humor y celosa.

¡Celosa de esa! — Ríe—vamos Harry, como si hubiera algo que esa pudiera hacer para provocar eso—la mirada del hombre, le deja ver que no se traga esa excusa.

Bien, como sea, pero la reputación de Tabatha, es importante para mis finanzas.

las primeras cuatro letras, son importantes para este negocio de esa.

¡Basta, Nina! —Le grita—ya terminemos con esto, vuelve a tu lugar y limita tus comentarios con Tabatha—le advierte.

Nina asiente y sale de la oficina.

¿Te regañaron? —pregunta Devon, al verla salir, haciendo puño las manos.

Tengo que limitar mis comentarios con la Diva—le explica, comenzando a caminar, escucha el bufido por parte de Devon y ella está de acuerdo con él, camina con la mirada en alto, no va a darle la satisfacción a Tabatha de que la vea, molesta.

Pero claro una cosa es desear y otra contenerse, Tabatha se cruza en el camino de Nina, con una enorme sonrisa burlona decorando su rostro.

Hazte a un lado—pide con la voz más amable que le puede salir, teniéndola enfrente, porque justo están frente a la mesa de Bill—Tabatha, córrete, tengo que trabajar.

Te dije que me las ibas a pagar—le dice, haciendo una mueca.

Puedes quejarte con Otto, lo que quieras, pero aquí manda Harry, y para tu mala suerte, me prefiere más a mí que a ti—le pica el hombro, escuchando como Devon, le dice que se contrale.

Pero —se acerca a Nina y la escudriña con la mirada—Bill, me prefiere a mí.

Todo tuyo—responde acortando la distancia entre ellas, Devon mira sobre la cabeza de ambas chicas, haciéndole una señal a Mike, para que se acerque, algo le dice que esas dos en cualquier momento se matan.

Claro que es todo mío, en verdad pensaste que alguien como él, se va a fijar en alguien sin gracia como tú.

Al menos no soy una puta, a la que van a dejar en cualquier momento—Sonríe, orgullosa al ver el tic en el rostro de la castaña, quien sin pensarlo dos veces, estampa su palma contra la mejilla de Nina, haciendo que el rostro de la rubia se gira, Nina rechina los dientes y antes de que Devon, Mike y los chicos que están alrededor de ellas, reacciones, Nina, le lanza un puñetazo a Tabatha haciéndola trastabillar, provocando los gritos de varias chicas, al ver la escena, provocando que todos se giren, los chicos de seguridad se ponen en movimiento al ver como ambas se lanzan la una contra la otra dispuestas arrancarse las extensiones en caso de ser necesario, ambas se toman del cabello y comienza al jalarlo, mientras, Devon y Mike intentan separarlas, Devon, toma a Nina por la cintura, pero la rubia, tiene demasiada fuerza y no deja de propinarle golpes a Tabatha, que al no tener la misma agilidad de ella, solo acierta dando aruñones a los brazos de Nina, que está completamente fuera de sí, mientras esta sobre Tabatha que ya hace en el suelo, intentando cubrir su rostro para no recibir más golpes.

¡Nina! —Grita Lemir, ayudando a Devon, separar a la rubia de Tabatha, que, con ayuda de Mike y Estefan, logran sacar a la castaña debajo del cuerpo de Nina— ¡Estás loca! —le grita a la rubia tomándola por los hombros y haciéndola retroceder del cuerpo de Tabatha que es sostenida por Mike.

Lemir acomoda el antifaz, sobre el rostro de Nina, justo cuando las luces se encienden, Harry y Otto, salen de la oficina, al ver por las cámaras de seguridad como se armaba una trifulca, pero ambos hombres se sorprenden al ver que se trata de las dos chicas. Le hace una seña a Devon y Stefan, para que suban con las dos chicas a su oficina, mientras Lemir le pide a Trevor, que se encargue de hacer olvidar el incidente, también le pide a Ed y Hugo, que se encarguen de la barra, cuando ve que todo mundo se pone en movimiento, corre hacia la oficina de su padre.

¡Que te dije hace un momento! —abre la puerta y se adentra en la oficina para ver a Nina, apoyada contra la pared y Harry gritando en dirección a la rubia, que mantiene la mirada fija en su padre, Otto, está curando las heridas de Tabatha, que está sollozando y temblando, Devon y Mike, están también dentro— ¡Te dije que, si se iban a matar, no lo hicieran aquí!, ¡Te lo dije o no! —Vuelve a gritar, todos pueden observar la vena del cuello, de Harry saltada y su rostro rojo, no queda nada del hombre usualmente amable que trata a la rubia como si fuera su hija— ¡Contesta, con un demonio, te lo dije o no!

Si—responde Nina, con la voz firme, provocando la admiración de los chicos, usualmente cuando les gritan a ellos, no pueden evitar el casi llorar, pero la rubia esta parada sorprendentemente firme, aceptando los gritos, sin hacer una sola mueca.

¿Y bien, que paso? ¿Para qué olvidaras lo que te había dicho hace menos de cinco minutos?

Perdí, la cabeza—responde, mirando a Tabatha, que está sangrando por el labio y tiene las mejillas rojas—Ponle una toalla con hielo, para que disminuya el dolor de sus mejillas—le dice a Otto, que la mira con el ceño fruncido—Solo hazlo.

¿Y qué hiciste tú, para que Nina, perdiera la cabeza? ¿Por qué dudo, que te haya atacado, solo por diversión?

No hice, nada—responde limpiándose las lágrimas y recibiendo la toalla que Otto, el da, con hielo.

¿Te creo? —pregunta nada convencido.

Harry—llama Devon, el hombre se gira a verlo—Tabatha, comenzó, ella la provoco, no tengo idea de que se dijeron, pero fue Tabatha, quien le cerró el paso a Nina.

Harry asiente—Ya veo, en vista de que su animadversión sobre paso los limites, tendré que tomar medidas, sobre ustedes dos—señala ambas—Nina, tendría que despedirte por este incidente.

¡Y qué esperas, mira como me dejo! —grita Tabatha, Nina solo parpadea.

Entonces también a ti—le responde a la castaña—Bien, Nina, quedas suspendida por un mes—dice, recibiendo un asentimiento de parte de la rubia—Con tu sueldo, íntegro y espero que cuando regreses, lo hagas con la cabeza fría, quiero todos sus problemas fuera de aquí, porque no habrá una próxima y Tabatha, por desgracia no puedo suspenderte a ti, pero te voy a descontar, los destrozos que ambas hicieron. Ahora, las dos fuera. No las quiero ver aquí, por lo que resta de la noche, ambas se van a casa, Lemir, Devon y Mike encárguense de que se marchen sin más escándalos.

Publico con autorización del autor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.