44: PEQUEÑA CONVERSACIÓN
Sofia, Lara y Morgan, están frente a las puertas de cristal del Alexianer Krankenhauser, el hospital privado más importante de todo Berlín, la lista de espera de aspirantes es inmensa y sumamente conocida y ellos son otros de los tantos chicos que aspiran a un día estar en dicho lugar, ya que solo los médicos más importantes de Alemania, recibían la invitación para formar parte del equipo de médicos y no solo ellos, sino todo encargado de salud.
—Buenos días—los tres se giran al escuchar la voz de la doctora Luan, quien para desgracia de Morgan y Sofia, será quien esté a cargo de ellos, durante el tiempo que estarán haciendo sus guardias, la mujer también trabaja en ese hospital, pues es una de las mejores neuropediatra de Berlín. Detrás de ellas y con una sonrisa estúpida y de autosuficiencia esta Erika, pero Sofia y sus amigos, saben que eso es pura fachada, la chica, aunque es inteligente es demasiado inútil, cuando se trata de emergencias o de tratar a un paciente.
—Buenos días doctora—responde los tres a coro.
—Veo que todos madrugaron, —da una mirada a Matt, que se va incorporando—eso me agrada, y veo que lucen extremadamente profesionales el día de hoy—da una mirada escrutadora a la ropa de sus alumnos que si bien no están vestidos de blanco, llevan sus trajes azul marino y tenis blancos, además de sus batas—Bien será mejor que entremos, tienen que conocer a la persona que estará a cargo de ustedes, la cual será mis ojos y oídos, durante las veinticuatro horas que estén aquí, saben porque están este lugar y no continúan en el general de Berlín.
Los cinco chicos niegan y Luan, los mira sonriendo.
—Están aquí, porque han demostrado ser los mejores de la clase—Morgan, y Sofia, se miran al escuchar eso, está claro que Erika y Matt, no entran en esa oración y si solo están ahí es por influencias—y porque han hecho un trabajo increíble en ese lugar, así que ahora está es su recompensa, estar tres meses en el mejor hospital, para que sean tomados en cuenta el día de mañana, si realizan un mejor trabajo del que hicieron en el general, así que no me hagan quedar mal, moví demasiadas influencias para que ustedes cinco fueran aceptados en este lugar, ahora muévanse.
Los cinco chicos, caminan detrás de la doctora Luan, que se pavonea al ser saludad por algunos trabajadores, a su lado Erika se siente igual de grande que su madre, aunque por dentro este temblando de miedo, por si arruina algo, su madre la va a matar.
—Buenos días Carol—saluda la mujer, deteniéndose frente al mostrador, la mujer del otro lado, es alta y de cabello y ojos oscuros que le sonríe agradablemente a Luan y a los chicos detrás de ellos.
—Buenos días Luan, bienvenidos chicos—saluda con la misma sonrisa—Soy la doctora Hataway y soy la encargada de servicios escolares del hospital.
—Mucho gusto—responde a coro, como si estuvieran entrenados.
—Luan, me ha dicho que ustedes son los mejores del general de Berlín y de su clase, así que es un placer que estén aquí, conocerán una manera distinta de trabajar, digamos un poco “más relajada” —dice haciendo comillas al decir la última frase, pero sin perder su cálida sonrisa.
—Espero que no te decepcionen Carol y de la misma forma espero que no me decepcionen a mí—les advierte con una severa mirada, deteniéndose en Sofia y Morgan, unos segundos más, pero su intento por poner nerviosos a ese para, no funciona—Bien, yo me tengo que marchar al otro hospital, a recibir al grupo B, pero voy a venir cuando menos se lo esperen y como ya les he dicho, Carol, será mis ojos y oídos, así que mucho cuidado con lo que hacen.
Después de que ambas mujeres se despiden, Carol, regresa su mirada a sus nuevos cinco estudiantes, a los cual examina rápidamente, notando que están algo estresados, por estar en ese lugar y es que con el prestigio del hospital eso es más que natural.
—Primero quiero que los cinco respiren, no me los voy a comer, el día de hoy será solo de reconocimiento, no voy a lanzarlos directo al matadero, prefiero que se familiaricen con el lugar, con el personal, serán tres meses los que estén este lugar, así que digamos que hoy será su día de exploración, posteriormente les asignare un residente para que trabajen, bajos sus órdenes, tendrán veinticuatro horas, en este lugar, así que tranquilos.
Una mujer de cabello rojo, de baja estatura y con unos bonitos ojos verdes, que están detrás de unos lentes de pasta negra, vestida de rosa, se acerca a la doctora Hataway que aún continúa su conversación con los estudiantes.
—Disculpe doctora—llama la atención de la mujer.
—Chicos, ella es la enfermera Green, ella me ayudara con ustedes este día, conocerán el lugar y cuando terminen de hacer el recorrido, les asignare algo para hacer, antes de asignarlos a un residente.
***
El recorrido por el hospital había resultado tan aburrido como Sofia lo había imaginado, un hospital era eso un hospital, por muchos cuadros de artistas caros que tuviera en sus paredes y por colores neutros agradables a la vista, eso no escondía el olor a medicina y enfermedad que flotaba en el aire, la enfermera Green resulto ser alguien agradable para conversar cuando hacia el recorrido, no había hecho alusión al parentesco de Erika, con su importante madre, y eso lo agradecía, pues no hubiera podido soportar caminar junto al gran ego de la chica, que aun lucia ligeramente intimidada cuando eran presentados a algunos médicos que se encontraban en el camino, eso no le restaba importancia para que se pavoneara frente a sus compañeros.
Sofia en más de una ocasión frunció el ceño, cuando Erika recibía halagos por lo brillante que era, en palabras de su madre, lo que la llevaba a cuestionarse el hecho de sobre cuanto habría endulzado la doctora Luan, la verdad sobre lo inteligente, pero poco proactiva era su hija.
—Bien chicos y volvemos donde iniciamos, aprendieron como llegar a los distintos lugares que visitamos—todos niegan, el lugar es inmenso tanto como el general, Green ríe cálidamente, lo que hace que los chicos se relajen—Tranquilos, tendrán muchos días para familiarizarse con los distintos pisos, del lugar, al menos se aprendieron dónde está la cafetería—todos asienten—genial, ese lugar será una de sus primeras tareas, que les parece traer una ronda de cafés para las enfermeras y algunos sándwiches, después de todo, van a necesitarnos si surge algún procedimiento que desconocen cómo hacer—cual niños pequeños asienten y la mujer sonríe aún más—cómo los chicos están en desventajas que les parece, si ustedes chicos traen los sándwiches y ustedes chicas los cafés, necesitamos doce de cada uno, ustedes están incluidos.
Green se aleja tras decirles donde la encontraran nuevamente cuando hayan cumplido con su tarea, Matt y un no muy de acuerdo Morgan, se dirigen al lugar que Green, amablemente les ha recomendado para conseguir unos deliciosos sándwiches, mientras las chicas caminan en dirección a la cafetería.
— ¿Así que eres muy conocida Erika? —Lara, pregunta solo para molestar a la chica, la cual sonríe arrogantemente—También saben que eres pésima para colocar una vía y que usualmente te paralizas—Sofia, deja escapar una risa al igual que Lara, mientras Erika acelera el paso.
—Creo que se enojó.
—Eso es para que se le baje el ego—responde Lara, Sofia asiente de acuerdo.
La cafetería es como cualquier cafetería de un hospital, la única diferencia son los precios por lo que Lara y Sofia pueden ver. Pero claro si en ese lugar se atienden los ricos y famosos de Berlín, es de esperarse que los precios sean tan ridículos. Mientras ambas chicas se preguntan cómo rayos van a pagar por doce cafés, Erika, se aleja de ellas meneando la cabeza, hasta chocar con la espalda de un chico, debe ser algo bueno que la cafetería este parcialmente vacía o seguramente Erika deseara que se la trague el suelo, pero eso no evita que Sofia y Lara rían, al ver el despiste de la chica, la sonrisa que está en el rostro de Sofia desaparece al ver a la persona, con la que su compañera ha chocado y ahora ella, es quien desea que se la trague la tierra.
— ¡Madre mía! —susurra Lara—Pero si es el bombón de Tom Kaulitz—se muerde el labio y codea a la paralizada chica a su lado, mientras Tom está ayudando a levantar a la chica que se ha estrellado contra su espalda y ha terminado en el suelo. Sofia mirada vaga alrededor buscando a Bill, pero no está por ningún lado y eso lo agradece, ahora solo tiene que girarse y desaparecer sin que Tom la vea y sin levantar sospechas. — ¡Dios es más guapo en persona, que en televisión y periódicos! —La voz de Lara está llena de emoción y Sofia no puede evitar rodar los ojos.
Ambas continúan observando como Erika trata de disculparse, pero está tartamudeando y si definitivamente está siendo víctima del efecto Kaulitz, Tom sonríe encantadoramente, hasta que levanta la mirada para fijarla hacia donde Erika está señalando, Sofia deja escapar una maldición al ver como Tom, sonríe más ampliamente y comienza a caminar en dirección a ellas.
— ¡Oh, dios viene hacia acá! —toma a Sofia del brazo, impidiendo de esa manera que salga huyendo.
—Hey, Sofie—Tom coloca sus manos sobre los hombros de la rubia, haciendo una ligera presión sobre ellos, al tiempo que deja dos besos en sus frías y pálidas mejillas, dejando a dos chicas, completamente estupefactas al ver la forma tan familiar de Tom, para saludar a la aun paralizada Sofia—¿Cómo estás? — pregunta al verla tan callada.
—Bi—Sofia se aclara la garganta—Bien, ¿y u, tú? — se corregí, de nada le va servir hablarle tan fríamente a Tom, después del cálido saludo, aunque sus manos aún siguen haciendo presión sobre sus hombros, los cuales encoje para romper el contacto.
—Bien, Bill, tiene su terapia hoy y mientras lo estoy esperando—cuenta como si le hubiera preguntando, aunque eso era lo que estaba pensando, cuando por fin pudo echar andar su cerebro. Sofia asiente — ¿Creía que estabas en el general? ¿Qué haces aquí?
—Comenzare mi nueva rotación en este hospital.
— ¿Bill, lo sabe ya?
—No.
— ¿No? ¿Qué clase de novios son ustedes? —Lo dice lo bastante alto, para que las chicas que están a su espalda lo escuchen, entrecierra los ojos, esperando una respuesta de la chica.
—Yo, nosotras tenemos cosas que hacer, fue un gusto verte— pasa por su lado, pero Tom la toma de la muñeca y haciendo que se gire.
—Tu y yo tenemos pendiente una pequeña conversación—susurra, dejando un beso en su mejilla, recibiendo una mirada confundida y molesta de Sofia, a la cual el responde con una brillante sonrisa—Un placer chicas—les sonríe amabas, no sin antes mover el aro de su labio, antes de salir de la cafetería.
— ¡Sofia! —Grita Lara, cuando logra recomponerse de la presencia de Tom Kaulitz— ¡Tienes mucho que contarme! —la toma del brazo y la arrastra hacia el mostrador.
***
Sofia literalmente salto de alegría cuando su primer día de guardia termino, había sobrevivido a las miradas de sus compañeros que morían por saber que había sido, esa conversación con Tom Kaulitz, eso había sido peor que conocer al residente al que tenía que seguir como perro faldero, el cual le dio una mirada de pies a cabeza, el residente había resultado ser un ególatra, con el ego demasiado grande, quien había decidido que aun no merecía, que la llamara doctora Sacks y para molestarla aún más si era posible, Sofia no era el nombre por el cual se dirigía a ella, había elegido llamarla Lizzie, odiaba ese sobrenombre, le había repetido amablemente que si no iba a llamarla Sofia, podía dirigirse a ella como Elizabeth, pero el residente simplemente ignoro dicha petición, y continua dirigiéndose a ella como Lizzie, así que solo había tenido que recordarse que solo estaba ahí por un corto tiempo y que no iba a dejar que ese idiota con ego enorme, la molestara, aún tenía muchos problemas que solucionar, y sabía que Lara y Morgan iban a insistir, pero afortunadamente en esos momentos, ambos chicos parecían mantenerse despiertas con gran dificultad al igual que ella.
Conducir del hospital a su departamento, había resultado toda una hazaña, teniendo en cuenta que había dormido solo cuarenta minutos en dos periodos de veinte cada uno y eso no había sido para nada algo placentero, realmente aún se sorprendía de haber logrado estacionar el coche sin golpear los coches que estaban en la cochera del edificio y como aun logro mantenerse en pie hasta entrar a su departamento, alimentar rápidamente a Lucas y Milk, colocar de nuevo la alarma, tomar una ducha corta y vestirse para llegar a directo a la cama, todo en prácticamente en tiempo record, mientras luchaba con el sueño que estaba logrando ganar, ahora solo quedaba cerrar los ojos y acurrucarse en su capullo de mantas.
Desea que la persona que está aporreando su puerta, se encuentre realmente agonizando o de lo contrario ella se encargara de que así sea, sabe de sobra que no se trata de Lemir, ni Pier o James, quien estaban del otro lado de la puerta, aunque había dormido casi nueve horas, no era el tiempo suficiente para recuperarse de una guardia de veinticuatro horas, Lucas está ladrando, como si al también le molestara que alguien estuviera llamando de esa forma tan insistente, observa por la mirilla y gruñe al ver a Tom del otro lado de la puerta.
—Abre Sofía, ya sé que estás ahí—cierra los ojos y al abrirlos mira hacia sus pies, afortunadamente esta vez esta vestida.
Si las miradas mataran, Tom está seguro de que, en ese preciso momento, el estaría agonizando, la chica rubia del otro lado de la puerta, está molesta y por el cabello revuelto y la ligera marca de la almohada en su mejilla, sabe que la saco de la cama.
— ¿Qué quieres Kaulitz?
—Vaya eres igual de agria que Bill, cuando lo despiertan—Entra en el departamento, sin esperar una invitación, sabe que no lo van a invitar a pasar y no está de humor para esperar a que la chica decida hacerlo.
—Como si estuvieras en tu casa—dice con toda la molestia que puede envolverla en ese momento, Tom solo se encoje de hombres, palmea la cabeza de Lucas, que está detrás de Sofia y camina hacía el sillón—Claro, puedes sentarte—azota la puerta y Tom no se inmuta.
—Sofia, Sofia, Sofia, esos arranques no me asustan, Bill hace los mismos berrinches—niega y se cruza de brazos.
— ¿Qué haces aquí? —se sienta frente a él, cruzándose también de brazos y aun mirándolo como si deseara arrancarle la cabeza
—Te lo dije ayer, tenemos una pequeña conversación pendiente, y deja de verme como si quisieras arrancarme la cabeza.
—Tom, tu y yo no tenemos nada de qué hablar, así que vete de mi departamento y déjame seguir durmiendo.
—Claro que tenemos que hablar, no me voy andar con rodeos, no soy de esos, así que dime. ¿Qué paso entre Bill y Tú?
— ¿Disculpa?
—Me entendiste bien, no te hagas tonta.
—No me hago la tonta, no entiendo a ¿qué te refieres?
—Sofia, si hay algo que detesto es ver a mi hermano lucir miserable, y en estos momentos Bill se ve así y sé que tú tienes que ver en eso.
—Bueno pues yo no tengo nada que ver con eso.
—Tú crees que yo me trago ese cuento—Sofia se encoje de hombros— ¿Por qué Bill, no quiso ir a verte cuando, le conté que estabas en el mismo hospital?
—No lo sé.
—Yo creo que, si lo sabes, ¿Así que dime que está pasando? Sofia no me hagas repetírtelo nuevamente, que paso entre ustedes, para que mi hermano, luzca tan deprimido.
— ¿Y no has pensado, que es tu hermano, quien se buscó el lucir de esa forma? —Tom cambia su postura relajada a una postura retadora, apoya sus brazos sobre sus rodillas y cruzas sus manos, escrutando con la mirada a Sofia, quien adopta la misma posición.
—Mi hermano es un idiota, la mayor parte del tiempo, pero sé cuándo hace las cosas para joderlas y cuando no, así que esto es por ti, ¿Qué le hiciste a mi hermano? —su voz es fuerte y demandante al exigir una respuesta, si Sofia fuese otra chica, tal vez estaría temblando al escuchar ese tono de voz, pero por desgracia o afortunadamente, hace falta más que eso, para intimidarla.
—Lo único que yo hice fue mandarlo al diablo—se cruza de brazos, Tom la mira confundido—tú dices que es mi culpa, ¿pero de mi quien se preocupa?
— ¿De qué rayos hablas?
—De tu hermano, revolcándose con Tabatha y yo quedando como estúpida.
— ¿Y de dónde sacas tú, semejantes estupidez?
—No es una estupidez, sé que Bill, aun se ve con esa.
—Bill, hace meses que no la ve.
— ¿Y tú le crees?
— ¡Por supuesto que sí! Bill, jamás me mentiría, no a mí y si te dijo que no la ha visto es porque no la ha visto.
—Bueno pues déjame decirte que esta vez, Bill te ha mentido, porque aun la ve y ¿cómo lo sé?, porque me toco atender a esa zorra, hace unas semanas, cuando llego al hospital por un sangrado, producto de un aborto.
— ¿Aborto? —pregunta con incredulidad.
—¡SI!, esa zorra estaba embarazada y decidió terminar con eso, pero la muy estúpida no lo hizo de forma adecuada.
— ¿Y dijo que mi hermano era el padre?
—No hacía falta, que lo dijera, era más que obvio.
Tom, se pasa las manos por el rostro, en un gesto de frustración e incredulidad sobre lo que escucha—Pues eres muy estúpida por creer en esa, antes de hablar con Bill.
—Ya lo hice.
— ¿Y te confirmo la historia?
Sofia, hace una mueca y desvía la mirada—Dijo que no era suyo.
— ¡¿Y, aun así, no confiaste en él?! —grita, provocando que Sofia salte—Bill no te mintió.
— ¿Y cómo estas tan seguro?
—Porque es mi hermano, estúpida, y si él te dice que no se ha metido en meses con esa es porque es la verdad, todo este tiempo se la ha pasado detrás de ti, como perro faldero, está intentado que el cerdo que te violo, no salga de prisión y así le pagas—Sofia, vuelve a mirar a Tom, al escuchar eso último.
Enciende un cigarrillo, con la intención de liberar un poco el estrés que Sofia está comenzando a provocarle, ahora entiende porque Bill, pierde tan rápido, la paciencia con las mujeres y termina golpeándolas, sin duda son tercas e idiotas, exhala el humo, observando a Sofia, que tiene el ceño fruncido y mira hacia un punto detrás de él.
—Sé que eres inteligente Sofia y no puedo creer que estés confiando más en lo que dijo Tabatha, que en lo que te dijo mi hermano.
—Tom, las mujeres siempre saben, quienes son los padres de sus hijos.
—Pero ella no dijo que era de Bill, tú me lo acabas de decir. Sofia, no me hagas cuestionarme tu inteligencia, deberías averiguar mejor las cosas, antes de andar golpeando gente.
—Lo que paso en Edén no tiene nada que ver con Bill.
—Seguro te lo repites mucho, sigue así tal vez se vuelva realidad—Se pone de pie y palmea la cabeza de Sofia al pasar por su lado.
—Tom—llama deteniendo sus pasos, se gira a verlo—si dices que Bill esta tan deprimido, ¿Qué hacían en Edén?
Le sonríe y niega—Fue a verte a ti, pedazo de idiota, eso era lo que quería decirte, pero tú me ignoraste.
— ¿Qué hay de las flores?
— ¿Qué flores?
—Las que Bill, le envió a Tabatha, unas rosas rojas—Tom frunce el ceño—Yo misma las deje en el camerino de ella y en la tarjeta decía el nombre de tu hermano.
— ¿Algo más?
—Solo su nombre.
—No eran de Bill, seguramente ella misma se las envió, según se Nina y Tabatha, se pelan por él, pudo hacerlo por molestarte y por la paliza que le acomodaste, funciono bastante bien.
— ¿Cómo estas tan seguro que no era de Bill?
—Bill, nunca envía flores con tarjeta, ya deberías saberlo—Sofia, frunce nuevamente el ceño —te dio unas rosas blancas hace un tiempo—explica, cuando se ha dado cuenta que por poco revela, la estupidez de Andreas y Bill, dejando rosas en su departamento—No tenían nota, nunca las tiene, no es su estilo, en fin, yo me voy tengo cosas que hacer, en dos semanas es mi fiesta de compromiso, espero verte ahí.