45: TIENE QUE SER UNA BROMA
Lucir como zombie y responder automáticamente, era el estado actual de Sofia, y no solamente el suyo, sus amigos estaban en el mismo estado, y solo era su tercera guardia de la semana, afortunadamente estas solo se hacían cuatro veces por semana, y tendría descanso durante tres días, pero todos estaban seguros que necesitaron al menos tres días para compensar las ahora treinta seis horas, que llevaban de guardia, mientras los residentes tenían derecho a dormir y no ser molestados a menos que fuera realmente importante, ellos tenían que permanecer despiertos.
Se habían turnado para dormir media hora cada uno, afortunadamente, la enfermera Green se había apiadado de ellos y les permitió, utilizar la sala de descanso de enfermería para que durmieran durante treinta minutos, mientras el resto se hacía cargo de los pendientes que tenían.
Sofia mira sobre su hombro a Lara que está cabeceando, regresa la mirada a los expedientes que está leyendo, acomoda de nuevo sus lentes, los cuales insisten en seguir resbalando por el tabique de su nariz, es algo molesto, pero al menos eso la mantiene en funcionamiento cada tres segundos, la trenza que hace unas horas le hiciera Lara, para mantenerse despierta está ligeramente desecha, después de las veces que se ha pasado las manos por el cabello para aliviar la tensión, el café de la maquina sabe horrible, la cafetería a cerrado desde hace horas y está comenzando a tener hambre y esa no es una buena señal, además aún sigue dándole vueltas a la conversación de hace dos días con Tom, no está segura sobre si confiar en él, puede que tenga razón en eso de que Bill, nunca le mentiría, pero los “Y si” o “Tal vez” , siguen regresando una y otra vez, y con ellas las dudas y Lemir no ayuda mucho, la noche anterior le envió la foto de un ramo, que él mismo tuvo que dejar en el camerino de Tabatha, rojo y con una tarjeta con la inscripción del nombre de Bill en ella, Tom asegura que Bill nunca envía tarjetas, pero siempre puede existir una primera vez, Lara lloriquea y la hace volver la mirada hacia ella, que ahora está golpeando su frente contra el mostrador, mientras sus hombros se encojen.
—Pssst—llama a Lara que sigue con la frente apoyada sobre el escritorio, pero logra captar su atención — ¿Estás llorando?
Lara se limpia las lágrimas y asiente— ¡Tengo sueño y mucha hambre! —Se queja—y ya no sé qué estoy haciendo—se queja, Sofia se ríe y Lara lo hace también— Me siento patética.
—Nos vemos patéticas, pero ya solo nos quedan nueve horas, puedes aguantar—le aprieta el antebrazo y Lara sonríe, sorbe los mocos, asintiendo—A Morgan le quedan tres minutos, puedo darte mi turno para dormir, lo necesitas más que yo.
—Eres un sol, Sofh—se pone de pie y enreda sus brazos entorno a Sofia.
—Si claro, eres una zalamera, anda vete antes de que me arrepienta.
—Cuando ambas hayamos descansado, tienes que contarme sobre Kaulitz.
— ¿Quieres dormir? —Lara asiente—Entonces no digas tonterías, y vete a dormir—la corre, cuando ve que intenta replicar, pero la mirada de Sofía la hace replantearse ese argumento y retrocede, para salir corriendo en busca de Morgan.
Sofia suspira una vez más y se pasa las manos por el rostro, pone sus lentes contra la mesa y termina de deshacer la trenza, se pasa las manos por los mechones ondulados, se estira en la silla y vuelve a trenzar su cabello, coloca de nuevo sus gafas y busca entre sus bolsillos, por el ultimo chicle que le queda, observa su taza vacía y gruñe, tendrá que ir de nuevo a la máquina, por un café amargo y malo.
Gruñendo se pone de pie y le informa a una de las enfermeras que está en la estación, que ira por un nuevo café y se ofrece a traerle otro, invitación que es declinada.
—Amo mi carrera, amo mi carrera—se repite, mientras introduce las monedas en la máquina y selecciona su café.
—Es bueno escucharlo, muchas vidas dependen de eso. —da un bote y se gira para encontrarse con Andreas.
— ¿Tu qué haces aquí? —su voz sale molesta y cortante.
—Mi abuela fue operada de la cadera esta mañana, y me ofrecí quedarme.
— ¡Oh! —es lo que logra balbucear.
— ¿Pensaste que estaba siguiéndote? —Sofia boquea, pero no responde—Lo que hay entre Bill y tu es cosa de ustedes.
—Lo siento, es que no he dormido en veintisiete horas correctamente.
— ¡Veintisiete horas! — Exclama alarmado— Eso es explotación.
—Tal vez, ¿Quieres un café? —señala la maquina detrás de ella.
—Eso no es café, créeme lo probé esta mañana y casi vomito.
—Creo que ya me acostumbré al sabor, en fin ¿Qué haces aquí?
—Voy a fumar, mi abuela está profundamente dormida y voy a llamar alguien para que me traigo algo de comer y un café decente, ¿Se te antoja uno?
—Seguro, pero tengo que volver —señala el pasillo, por él que ambos llegaron.
—Puedo buscarte después, podríamos hablar.
—Déjame adivinar, todo esto es parte de una emboscada.
— ¿Emboscada? —Andreas, le mira divertido— ¡Oh!, ya entiendo, tuviste una visita de Tom. Por tu cara, una nada agradable.
—Lo conoces bastante bien.
—Años de amigos, pero supongo que era de esperarse, Bill ha estado algo deprimido, las últimas semanas.
—Por mi culpa.
—Ummh—se encoje de hombros—Dice que tú no le crees, ¿Por qué no le crees Sofh?
— ¿Por qué habría de hacerlo?
—Porque el chico, está enamorado, créeme besaría el suelo si se lo pides, ¿crees que fue fácil para él, conseguir llamar tu atención? —Se cruza de brazos, mirándola con socarronería—Déjame decirte que no lo fue, Bill ha tenido que hacer muchos cambios por estar contigo.
—Suena como si me estuvieras vendiendo una versión de un Bill que no conozco.
—En realidad no lo conoces muy bien, pero él te está entregando la mejor versión de él que hemos visto en mucho tiempo, y estas actuando como una idiota, por confiar más en las palabras de una mujer como Tabatha, que en la de Bill, digo el chico está moviendo cielo, mar y tierra por conseguir que te sientas segura.
—Aclárame una cosa, ¿Qué tanto saben todos ustedes de mi vida? —pregunta cruzándose de brazos e intentando controlar el sin fin de sentimientos que están creciendo en ella.
Andreas se muestra avergonzado y un poco incómodo, tal vez ha hablado de más, pero en ese punto ya no hay marcha atrás, respira hondo y profundo, antes de responder la pregunta de Sofia—Sabemos la parte triste de, de… bueno tu sabes, no me hagas repetirlo—asiente—cuando nos enteremos, quedamos bastante… nunca sentimos pena por ti, en realidad estamos orgullosos de ti, por saber todo lo que has logrado y como has lidiado con eso, yo en tu lugar, creo que me habría suicidado.
Las mejillas de Sofia se torna rojas y una mueca de simpatía aparece en su rostro, sin duda escuchar eso, de otra persona, que no sea su tía o Lemir, se siente bien.
—Eres simplemente excepcional Sofia y creo que, por eso, Bill, está siendo mejor persona, para poder estar a tu altura, solo necesita que le des una oportunidad, el pobre chico, no ha tenido una vida fácil, dios sabe que es un milagro que esté vivo.
—Bill, me conto que fue su madre quien lo ataco, ¿Por qué lo hizo?
—Ellos se odian, pero hubo una época en que ambos se amaban realmente, creo que Simone, lo amaba aún más que a Tom, pero las cosas se torcieron y ella culpo a Bill, de la muerte de sus hermanos pequeños.
—Mina y Kay—Andreas asiente—no me dijo que paso, ¿tú podrías decirme?
—Eso deberías preguntárselo a él, yo te puedo hablar de otras cosas de Bill, pero necesitas confiar en su palabra, si dijo que no te mintió, creme no lo hizo.
—Pareces muy seguro.
—Aprendió su lección, así que no lo volverá hacer, ahora voy fumarme mi cigarrillo, encargar algo decente de comer, cuando llegue puedo buscarte y te puedo contar algunas cosas de Bill, pero solo las buenas, lo oscuro tendrás que adivinarlo o preguntárselo tú.
—Esto es parte de tu treta, para que hable con él.
— ¿Está funcionando?
—Voy a pensarlo—se encoje de hombros—Al menos tu no me llamaste pedazo de idiota.
—Es el insulto favorito de Tom, créelo, te aprecia o de lo contrario te habría llamado de otra forma—le aprieta el brazo y se gira para caminar hacia la salida.
— ¡Andreas! —llama deteniendo sus pasos—No imaginaba que fueras… así.
—Tengo mis ratos, no te acostumbres, usualmente hago muchas pendejadas, nos vemos después Sofh.
***
Los días libres son sin duda lo mejor del mundo, después de estar metida por treinta seis hora en un hospital, corriendo de arriba abajo y soportando a residentes imbéciles y narcisistas, se encuentra sentada en la sala, con la televisión encendida, viendo nuevamente los cazafantasmas, con un enorme tazón de palomitas en sus piernas y una cerveza en la mesa de centro, Lucas se encuentra a su lado dormido y Milk, debía estar en algún lugar del departamento también durmiendo, tiene dos días libres y tiene planeado pasarlos de ese modo, aunque claro también tiene bastante que leer y estudiar, pero no tener que ir a clases es sin duda una gran liberación a su horario.
La película ha terminado, así como el tazón de palomitas y la cerveza, está comenzando a quedarse dormida, cuando llaman a la puerta, por un segundo sopesa la idea de fingir que no se encuentra en casa, pero Lucas ya está ladrado y saltando frente a la puerta emocionado, por escuchar la voz de Lemir al otro lado, con toda la pereza del mundo, se pone de pie y camina hacia la perta.
—Qué cara— besa su frente y entra en la casa, con Lucas detrás de él.
—Bueno, intenta sobrevivir a treinta seis horas sin dormir y me dices como te fue.
—Creo que paso—sonríe, mientras se dirige a la cocina, llevando el botellín de cerveza y el tazón vacíos.
— ¿No deberías estar en casa, haciendo tarea o visitando a Eva?
—Eso ya lo hice, y a Eva la veré en un rato más. Estoy aquí, por ti.
— ¿Por mí?
—Quería ver cómo estás, hace varios días que no te veo, te encuentras muy ocupada con tus guardias y además te suspendieron.
—No me recuerdes, eso por favor. Tú padre debe seguir molesto.
—Ya te dije que no, solo estaba sorprendido, además hoy quiere verte.
— ¿Me va a despedir, definitivamente?
—Claro, que no—se ríe— es solo que hoy es ese día en el que hacemos la emboscada a las chicas, ya sabes.
—Debería contratar un médico de planta.
—Después de lo que paso con Wolfang, no lo creo, además tú conoces a las chicas y es difícil que intente engañarte o sobornarte y eres muy buena doctora.
—Lemir, no necesitas alagarme tanto, lo voy hacer de igual forma, solo dame unos minutos para arreglarme y preparar mis cosas.
—Bien, mientras llamare a Timo, para decirle que pasamos por el en unos veinte minutos.
— ¿Oye y porque precisamente hoy?
—Porque hoy se paga y que mejor momento que este, además que hoy no abrimos, así que puedes tardarte todo lo que gustes.
***
Lemir detiene el coche frente a Edén, Sofia mira el lugar, como si hubieran pasado años desde la última vez que estuvo ahí, y no una semana. Suspira antes de salir del coche.
—Lista para el round dos—susurra en su oído, recibiendo a cambio una mirada molesta, a la que responde con una sonrisa.
—Lemir, no voy hacer un espectáculo, ya no más.
—Es bueno escucharlo.
—Yo puedo alterar los exámenes, si así lo deseas—Timo, comenta pasando junto a ellos, pero no lo suficientemente rápido, para no recibir un golpe de Sofia. —Hey solo trato de ayudar a Nina—responde, sobándose la parte golpeada, lo que hace que los otros dos rían
— ¿Tú también conoces a Nina? —Los tres se giran, para ver a Eva, parada detrás de ellos—Hola amor—besa a Lemir.
—Sí, los cuatro somos amigos—responde Timo, al ver a Sofia y Lemir, intentando inventar una excusa. —Eva asiente y Lemir murmura lo mismo con la voz ahogada. Sofia solo niega y camina hacia al interior de edén, seguida de Timo, no sin antes sonreírle cortésmente a Eva.
En el lugar se encuentran todas las chicas y el staff completo, Sofia, mira por el rabillo del ojo a Tabatha, que está sentada mirando a las demás como si fueran algo insignificante a su lado, pero por la mirada y las risillas que se escuchan, es obvio que aún siguen comentando sobre la pelea, donde a ella o Nina fue suspendida, pero Tabatha, resulto con varios golpes, observa sus manos y agradece haberse puesto una blusa de manga larga.
—Bien chicas, acérquense—Harry pone fin a los chismes —antes de entregarles sus pagos, veo que ya notaron la presencia de la doctora Sacks y de Timo, así que no hace falta que le explique qué vamos hacer.
— ¿Todas? —Tabatha pregunta sin acercase, continua en su lugar con su pose de diva.
—Todas, Tabatha, no habrá excepciones para nadie.
— ¿Y si no lo habrá? ¿Dónde se encuentra Nina? —mira a todas
—Tabatha, Nina no se acuesta con los clientes, así que no veo para que haces este drama, cuando me refiero a todas sin excepción, me refiero a ti, que seas exclusiva de Kaulitz, no te hace saltarte este procedimiento.
—Disculpa Harry—interrumpe Otto, el regaño del hombre, hacia la castaña—Necesito que vengas a la oficina, hay alguien que necesito presentarte.
— ¿Justo ahora, no puedes esperar a que terminemos con esto?
—Bueno, en realidad mi cliente no desea perder el tiempo, es un hombre ocupado—responde, los cuchicheos no se hacen esperar, todos habían realizado una hipótesis sobre porque el socio de Harry y Hansel, se escondía detrás de un hombre como Otto, Sofia y Lemir se miran y no pueden evitar reírse, al recordar la de veces que dijeron que de seguro se trata de un hombre entrado en sus noventas, decrepito y libidinoso al estilo del dueño de playboy—De hecho también quiere conocer a la doctora Sacks—las risas de Lemir y Sofia desaparecen, se miran por un segundo, antes de volver la mirada a Otto.
— ¿A mí?
—Si doctora a usted.
— ¿Por qué?
—Bueno, porque usted, es quien realiza los estudios de las chicas y quiere asegurarse que todo se haga de forma legal.
—Todo es legal—confirma Harry.
—Bueno eso pueden hablarlo con mi cliente. —señala las escaleras que ya llevan a la oficina de Harry—Él está esperando.
— ¿Hace cuánto tiempo que llego?
—Hace unos minutos, entro por la parte trasera y subió directo a la oficina, no desea que el personal lo conozca aún.
—Demonios—gruñen Hansel y Harry, caminando hacia la oficina del segundo, seguidos de Lemir y Sofia y obviamente Otto encabeza el grupo, mientras todos los demás se quedan hablando del misterioso socio.
Otto abre la puerta de la oficina, dejando pasar a los cuatro que van de tras de él.
Los ojos de Sofia casi salen de sus cuencas al ver a la persona, sentada cómodamente en el escritorio de Harry — ¡Tiene que ser una broma! —murmura, mirando incrédula a Georg, quien levanta la mirada de la computadora y observa al grupo frente a él.
—Hola Sofia.
— ¿Ustedes se conocen? —pregunta un confundido Otto.
—Sí, es una vieja y querida amiga—responde Georg, con una divertida sonrisa en su rostro, contemplando las caras de los presentes— ¡Sorpresa! —exclama extendiendo los brazos y acomodando sus gafas negras.
— ¿Tu eres nuestro socio? —pregunta Harry incrédulo, de lo que está viendo, un amigo de los jodidos Kaulitz, es su socio.
—Así es, oficialmente no nos conocemos, Georg Listing, su socio mayoritario señores Timbler.
— ¿Cómo? ¿Cómo rayos te convertiste en nuestro socio? —Lemir, mira al chico sentado en la silla de su padre, como si fuera el dueño, aunque técnicamente lo es.
—Bueno, un pajarito me conto que estaban pasando por problemas y paso demasiado tiempo aquí, con mis amigos y me dije, porque no hacerme socio, el lugar da buenas ganancias y yo amo el dinero y soy bueno a la hora de hacer negocios—Las miradas de los cuatro hombres se dirigen a la rubia—No fue ella, fue otra persona—mira a Otto que no deja de ver a Sofia—Otto, puedes llevar esto, al chico que va a tomar las muestras de sangre y dejarme solo unos momentos con los Timbler y Sofia.
— ¿Ahora? —pregunta observando el documento de confidencialidad
—Sí, ahora—hace un gesto con la mano, para que salga de la oficina.
—Pero soy tu abogado y debo estar presente en cualquier negociación que hagas.
—Y yo tu jefe, te pago para que hagas lo que te mando, no para escuchar tus consejos, quiero hablar a solas con los Timbler y Sofia—mira de mala gana a Otto, quien solo asiente y abandona la oficina de mala gana, Georg, le hace una seña a los demás para que tomen asiento, Harry, hace una mueca al sentarse frente al chico, obviamente incomodo de que este ocupe su lugar—Bien, antes voy hacer unas pequeñas aclaraciones, antes de que comiencen hacerse ideas, primero ningún Kaulitz está detrás de esto—dice mirando a Sofia —de hecho ninguno lo sabe, segundo no soy el único socio que tienen, Gustav es el segundo socio, pero yo llevo la responsabilidad, no voy a decirles nuestras razones, solo que sabemos que este lugar deja dinero y como dije antes, soy bueno para hacer negocios, ahora tercero y más importante, te quiero fuera de edén, Sofia.
— ¡¿Qué?! —responden los cuatro
—No quiero que Sofia, siga llevando a cabo esta farsa de ser Nina, la quiero fuera de edén
— ¿De qué rayos hablas? —Lemir se pone de pie
—De que Sofia y Nina son la misma persona—observa a la rubia que solo pestañea—No es un lugar para ella.
—Ha trabajado aquí por casi cuatro años—responde Harry.
—Los que se le van a pagar, pero como ya lo dije, no la quiero aquí.
— ¿Es por Bill? ¿Cierto? —pregunta Lemir, dejando a Harry y Hansel desconcertados.
—No voy a mentirte, es cierto, la única manera de sacar a Bill de este lugar, es sacando a Sofia de aquí, además ya me di cuenta que no es un lugar muy seguro para ella, teniendo en cuenta lo que sucedió entre Tabatha y ella.
—Eso no tiene nada que ver—vuelve a reclamar Lemir.
—Solo queremos que nos expliquen una cosa—Mira Hansel que asiente— ¿Qué tienes que ver con Bill Kaulitz, Sofia? —pregunta Harry, mirando a la chica, que está apoyada contra el librero, que juega inquieta con sus manos—Sofia, estamos esperando una respuesta.
—Amm, yo, Harry, ammm, yo
—Sofia es novia de Bill—responde Georg, por la nerviosa chica —Aunque en este momento estén peleados.
— ¿Eso es verdad? —Harry mira a Sofia, que solo cierra los ojos y asiente
— ¿Y tú lo sabias? —Es el turno de Hansel, de mirar a Lemir, que solo gruñe palabras ininteligibles— ¡Y no, nos dijeron nada!
—Bien, ya lo sabes, ahora no te quiero en edén—vuelve a decir Georg.
— ¿Qué si no decide irse? —Lemir se cruza de brazos y mira retadoramente a Georg, que solo pone los ojos en blanco y mira con irritación al chico.
—Fácil, me voy y me llevo mi dinero conmigo y les dejo con la deuda que tienen, más la que han adquirido conmigo por las renovaciones del lugar—se encoje de hombros.
—No, puedes hacer eso, Papá dile que no puede—Lemir mira a su padre, que tiene la frente arrugada, y una clara muestra de preocupación por lo que se les viene encima si no se deshacen de la chica—¿Papá no estarás considerando acceder a este chantaje? Es un chantaje y es bajo hasta par a ti—mira a Georg, que solo sonríe y encoje de hombros, mientras enciende un cigarrillo.
—Hecho—los cuatro miran a Sofia, quien ha caminado hasta acercarse al escritorio.
— ¡Sofia! No puedes acceder, no a los caprichos de Bill.
—Lemir, no te das cuentas, necesitan más el dinero que Georg está inyectando a este lugar, que mi presencia.
—Pero Sofia—la voz de Lemir sale derrotada, Sofia niega y eso provoca que Lemir monte en cólera y abandone la habitación no sin antes azotar la puerta.
—Harry.
—Gracias Sofie—recibe una sonrisa cálida de ambos hombros—igual siempre supimos que este no era tu lugar —Sofia suspira y asiente.
—Te voy a liquidar como corresponde, no vamos a echarte, así como así
—Gracias—responde —No esperaba menos de ti.
—Pero me gustaría que te quedaras como la doctora de cabecera, ya saben, realizando estas revisiones al azar que llevan, obviamente voy a pagar tus servicios.
—Seguro, pero no lo hago por ti, Georg, lo hago por ellos.
—Si, como sea, ahora puedes volver hacer tu trabajo y antes de irte puedes volver por tu cheque—sale de la oficina y deja a los tres hombres solos.
Sofia, recompone su rostro cuando llega hasta donde se encuentran todos, esperando a que salgan los demás, Lemir, está cerca de la barra hablando con Timo y Ed, claramente molesto, mientras Eva, se encuentra sentada junto a las otras chicas, sin perder de vista a su novio. Se acerca a Angela y le pide que comience a reunir a las chicas, para llevar a cabo las revisiones, le hace una señal a Timo, quien se acerca no sin antes darle un apretón al brazo de Lemir.
—Ya me conto, ¿estás bien?
—Sí, claro, prepara todo, las iré revisando y tú podrás tomar las muestras de sangre conforme vayan saliendo.
Angela, se acerca y le informa que ya todo está listo, se dirigen a la habitación que es la enfermería, Sofia y Timo preparan todo, mientras Angela comienza a llamar a las chicas para que vayan entrando.
— ¿Cuántas chicas faltan? —pregunta Timo, cuando le parece que llevan demasiado tiempo metidos ahí, revisando y tomando muestras de sangre.
—Solo dos, Eva y Tabatha—responde Angela haciendo una seña a la morena para que entre.
— ¿Creía que no se acostaba con los clientes? —susurra Timo a Sofia.
—No lo hace, pero Angela la va a torturar un rato, solo porque sale con su bebé—responde en el mismo tono, ambos se ríen, pero se callan cuando la chica entra, Sofia le entrega una bata y le señala la cortina.
—Eres mala—dicen ambos chicos a la mujer que está apoyada contra la puerta.
—Aún tengo que asegurarme que es buena para mi niño—les sonríe.
Sofia, apunta los últimos datos de Eva, antes de mandarla a que se vista y pase con Timo.
—Sabes, me recuerdas un poco a Nina—murmura Eva, poniéndose de pie.
— ¿A Nina? —responde, intentando que la voz no le tiemble y revele su sorpresa ante el comentario.
—El color de ojos, el cabello y podría asegurar que tienen la misma sonrisa y hasta los mismos gestos, de no ser por el antifaz que le cubre casi todo el rostro, aunque no he compartido mucho con ella. No podría estar segura. No quiero ofenderte.
—No claro que no lo haces, pero no te aseguro que no somos la misma persona. Alemania está llena de rubias con ojos verdes. No somos tan únicas.
—Lo sé—responde con una sonrisa y camina hacia la cortina para recuperar su ropa—Lemir, no me deja acercarme mucho a ella, pero tú eres amiga de él y me gustaría conocerte un poco más.
—Seguro—responde, ahora ya no tiene por qué esconderse, Georg la ha despedido y Nina lamentablemente ha desaparecido de edén, para siempre.
Sofia suspira cuando es el turno de Tabatha, de entrar, tiene que contenerse para no darle de golpes nuevamente y borrarle la sonrisa de autosuficiencia que lleva plasmada en el rostro.
—Buenas tardes—saluda
—Buenas tardes doctora.
—Detrás de la cortina, encontraras una bata, quítate la ropa y después regresa a la camilla—se gira y camina hacia Timo, que está colocando los nuevos implementos para extraerle sangre a Tabatha.
— ¿Estas, segura, sobre no querer que modifique el resultado?
—No Timo, pero gracias—le sonríe.
Regresa a la mesa de exploración donde ya se encuentra Tabatha recostada.
—Sabía que la había visto antes, porque no me dijo que había sido aquí.
—No era el lugar adecuado para decirte que así era.
— ¿Le avergüenza que se enteren que sirve a un lugar como este?
—Para nada, estaba pensando que, a ti, tal vez te incomodara que lo afirmara.
— ¿No les conto, sobre que nos vimos en el hospital?
—Claro que no, tampoco lo que pase aquí, solo hare un reporte de la exploración física, pero si hay algo que desees contarme, te aseguro que nadie lo sabrá, es parte de la confidencialidad médico-paciente.
—No tengo nada que contarle.
— ¿Estas, segura? —Levanta una ceja y la mira curiosa, recibiendo un asentimiento—bien entonces recuéstate y flexiona las piernas, tengo que hacerte una revisión ginecológica—Tabatha hace lo que le ordena y Sofia procede a realizar la exploración, frunce el ceño al notar pequeñas lesiones— ¿Cuándo fue la última vez, que mantuviste relaciones sexuales?
—Amm, no sé de qué habla.
—Escucha tienes unos pequeños desgarres en tu vagina, es por eso que te pregunto—se pone de pie y se quita los guantes, lanzándolos a la basura y bajando las piernas de Tabatha.
— A mi novio, le gusta el sexo rudo.
— ¿El mismo que era el padre, de tu bebé? —Tabatha hace una mueca y gira el rostro—escucha lo que me digas no saldrá de aquí, puedes confiar en mi—agradece ser médico y poder decir eso, para así averiguar si Bill dice la verdad.
—Si—Sofia siente que se le hunde el estómago antes esa respuesta—Pero, no es el único con el que me acuesto.
—Dijeron que eras exclusiva de Kaulitz, él era el padre.
—No, claro que no, si eso hubiera pasado, me mata, me lo advirtió desde la primera vez—casi puede escuchar el canto de los ángeles e intenta que la mueca de felicidad que esta por aparecer en su rostro no sea tan obvia.
— ¡Oh! —es lo único que logra responder.
—Salgo con alguien de aquí, pero nadie debe saberlo, o me van a despedir.
—No te preocupes, no voy a decir nada—responde con una sonrisa, mientras por dentro da de brincos de felicidad. —Deberías decirle a tu novio, que no puedes mantener relaciones por un par de semanas, hasta que las lesiones sanen. Te voy a indicar unos medicamentos.
—Ah Otto, no le va ajustar.
Sofia siente un latigazo en el cuello, al levantar la mirada de su recetario hasta fijarlo en Tabatha— ¿Otto? El tipo… el abogado, del socio de los Timbler—Tabatha se sonroja y asiente— ¡Woow! Amm, ¿Quieres que hable con él y le explique?
—Me harías el favor.
—Seguro, ve a vestirte para que Timo, te saque sangre y yo voy hablar con Otto—Tabatha la mira preocupada—Tranquila, me voy asegurar de que nadie nos escuche.
Sale del consultorio, dejando a Tabatha siendo torturada por Timo, quien la ha pinchado demasiado fuerte a propósito, sale del consultorio, en busca de Otto, para hablar con él, lo encuentra sentado revisando unos papeles, se acerca rápidamente y le pide unos segundos para hablar con él, a los que el hombre acepta, después de explicarle lo que encontró en la zorra de Tabatha, se dirige a la oficina, donde aún continúan hablando de negocios, Hansel se ha marchado y solo se encuentra Harry.
— ¿Terminaste? —pregunta Harry, al verla entrar.
—Sí, tendré los diagnósticos listos para mañana y Timo se encargará de meterle prisas al laboratorio para que estén listos los resultados para mañana también.
—Bien, gracias Sofia.
—De nada, Harry, ¿te importaría dejarme unos minutos a sola con Georg?
—Claro que no, voy entregarles su pago a todos y hacer que firmen la nómina.
Sofia y Georg observan la puerta cerrarse.
— ¿Y bien? ¿En qué te puedo ayudar?
— ¿Dónde encuentro a Bill? —Georg se cruza de brazos y la mira divertida y arrogante— ¿Me vas a obligar a rogarte?
Georg, chasquea la lengua —mmm, tal vez.
—Georg, por favor.
— ¿Para qué quieres saber?
—Amm, yo, tengo que—se sonroja y Georg se regodea al verla así—decirle que lamento no haber creído en su palabra.
— ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
—Digamos que me aclararon las cosas.
— ¿Y quieres que te crea?
—Eso debe decidirlo él, no tú, ¿así que serias tan amable de decirme donde lo encuentro?
—Fácil, en su casa—Sofia se encoje en la silla y se muerde el labio.
—Eres su novia, puedes llegar fácilmente y presentarte como tal o puedes esperarme y te llevo.
—Hay una cafetería a un par de calles de aquí.
—Te veo ahí y toma—le extiende el cheque de su liquidación, Sofia observa la cantidad y no puede evitar silbar al ver la cuantiosa suma, fácilmente puede pagar su deuda escolar y aun le quedara dinero, para vivir desahogadamente por un tiempo.
— ¿Qué, te parece poco?
—Me parece bastante—Georg le arrebata el cheque y observa la cantidad, antes de regresárselo— ¿Tanto te molesta que Nina, siga en edén?
—No, dejas bastantes ganancias en la barra, hay muchos que compran solo por verte, eres algo que desear, pero me molesta tener a Bill aquí metido, todo el tiempo, además estamos cansados de tantos problemas.
— ¿Por eso invertiste?
—Bill, hablo una vez sobre eso, al principio nos negamos, pero después de ver que era imposible sacarlo de aquí, Gustav y yo hablamos, de que, si no podíamos sacarlo, al menos podíamos asegurarnos de que estuviera a salvo y no hiciera, mas pendejadas de las usuales y ha funcionado, sin contar que nuestras carteras se han inflado. Pero como dije antes, ni Tom ni él saben sobre esto y me gustaría que se mantuviera de esa forma.