51: Terminemos con esto

51: TERMINEMOS CON ESTO

El único sonido dentro del coche es la conversación que sostiene Markus y Sakí y el murmullo de la radio, Sofia y Bill están en completo silencio en la parte trasera, el primero está que bulle de rabia contra su madre y siente un dejo de molestia contra la chica a su lado, por no decirle lo que ocurrió la noche anterior.

Sofia por su parte solo intenta que el incidente no se vuelva mencionar, pero está claro que Bill está esperando por que estén solos, para poder estallar contra su madre y contra ella por omitir los detalles de la noche anterior, frunce el ceño cuando comienza a reconocer el camino, se maldice por haber accedido a que Sakí y Markus, los llevaran a la casa de Jörg Kaulitz. Desvía la mirada de la ventanilla hacia Bill, que está concentrado con su teléfono.

 —Bill —llama, pero no recibe ninguna contestación de su parte —Bill —intenta de nuevo, un poco más alto, pero sin llegar a gritar, aunque es consciente de que los dos hombres al frente están enterados de que algo malo pasa entre ellos dos, el mal humor de Bill y la incomodidad de ella son claramente palpables dentro del coche.

 —Ahora no Sofia —obtiene como respuesta en un tono más que molesto de Bill, lo que la obliga a retomar su posición en el asiento, se cruzó de brazos y regresa la mirada a la ventanilla, se hunde en el asiento, cuando el edificio del Loft de Bill, aparece frente a ellos.

Sakí detiene el coche frente al edificio, ambos hombres descienden del coche para abrir las puertas y que bajen, Sofia gruñe cuando Markus le ofrece su mano, pero aun así la toma y baja del coche, Sakí abre la puerta del edificio, dejando que Bill entre primero y después ella.

Bill toma la mano de Sofia, cuando cruzan la entrada, saluda al hombre de la recepción, sigue caminando hasta el elevador, Sofia voltea a ver si aún la siguen las sombras de Bill, pero para su triste decepción ambos hombres están sentados en el pequeño recibidor de la entrada.

Sofia da un salto cuando la puerta de metal de Loft se cierra, Bill ríe sardónicamente ante eso, observando su espalda completamente recta.

 — ¿Por qué estás tan nerviosa?  —cuestiona pasando por su lado para dirigirse a la cocina, por una cerveza.

 —No estoy nerviosa —responde alto, caminando hasta la sala, sentándose cómodamente o fingiendo eso en el suave y mullido sillón blanco.

 —Parece todo lo contario —le entrega la cerveza que lleva en su mano y se sienta frente a ella.

Sofia da un trago largo a la bebida en su mano, escondiendo su mirada de Bill, quien la mira fijamente.

¿Por qué estamos aquí? —deja la botella en la mesa de centro.

Porque es un lugar tranquilo.

¿Tranquilo?

Si tranquilo, además tenemos que hablar sin que nos interrumpan.

En mi casa también podemos hablar sin que nos interrumpan.

Sofia—le sonríe con condescendencia —no lo tomes a mal, pero en tu casa no podemos hacer nada sin que Pier o James entren en tu departamento, como si fuera la sala de su casa.

¿Disculpa, pero estas diciendo que mis amigos son unos entrometidos? —hay una nota de ligera molestia en su voz, que obliga a Bill a resoplar por eso.

James y Pier me agradan, me divierten sus comentarios —admite—pero también es cierto que no podemos tener cinco minutos de intimidad sin que ellos lleguen a arruinarlo.

Lo de esta mañana fue tu culpa, debiste haber cerrado bien la puerta—deja en claro, aunque no va a confesar que por un momento casi salto de alegría cuando Pier entro tan estrepitosamente en su departamento, si bien es cierto que quiere terminar con toda la tensión que los envuelve, necesita pensar un poco más acerca del asunto y no dejarse llevar tan fácilmente como Bill lo había sugerido.

No me refería precisamente al incidente de esta mañana, pero gracias por sacarlo a colación, lo cual me da un punto a favor sobre la poca intimidad que tenemos en tu casa y que mejor que aquí para hablar.

Sofia vuelve a tomar la cerveza y da un trago a lo poco que queda de su bebida, Bill enciende un cigarrillo y deja la cajetilla junto con el encendedor en el centro de la mesa, para que Sofia tome uno, todo con la intención de hacer que baje un poco más la guardia, hasta que logre que hable de lo que tanto lo ha estado molestando desde que salieron de casa de su padre.

¿Y bien? —pregunta al cabo de unos minutos, ha dejado que el cigarro haga su efecto tranquilizador en ellos.

¿Y bien qué?

¿Me vas a contar sobre ese pequeño exabrupto que tuvo mi madre contigo?

No—responde con convicción algo que no es del agrado de Bill.

Sofia— se lleva las manos a las sienes ejerciendo presión en ellas—no entiendo porque estas empeñada en no contarme eso, lo voy a saber de igual manera de tus labios o de mi madre.

¡Es que simplemente, no puedes olvidarlo! —le mira molesta, no entendiendo a que se debe tanta insistencia por un tema que no es grato para ella.

No, estamos hablando de mi madre, la cual te ha insultado y…

Tú lo has dicho me ha insultado a mí, no a ti, así que no entiendo a porque estás haciendo tanto escándalo, es que simplemente no puedes olvidarlo—exclama exasperada poniéndose de pie y caminado de un lado a otro en la sala, bajo la mirada de Bill.

No cabe duda que eres una ingenua, lo hizo una vez y estoy seguro que lo hará de nuevo, por eso necesito saber que te ha dicho.

Para reclamarle.

Para asegurarme que no lo vuelva hacer.

No te creo.

¿Puedo saber porque tu falta de confianza? Creo haberte demostrado que no te miento.

No soy tan ingenua como dices, tu madre y tú tienen una constante guerra y disculpa que esta vez no confié en tus buenas intenciones de defenderme de ella, pero esto me suena más a una excusa patética solo para pelearte con ella.

Bill levanta ambas cejas.

Tal vez estés equivocada, respecto a eso y solo quiera que Simone, te respete por ser mi novia.

Sofia ríe y niega—Tú me quieres usar de carne de cañón, así que mejor dejemos este asunto por la paz o vamos a volver a discutir y realmente una discusión entre nosotros es mi límite.

Bill hace una mueca y se pone de pie.

Bien tú, ganas—cede mala gana—no mencionare este tema con mi madre, te lo prometo—le ofrece una sonrisa, aunque por la mirada que Sofia le dedica, le queda claro que no está muy convencida de sus palabras, así que lo mejor es optar por una distracción más convincente o al menos por una más entretenida.

Sofia retrocede un par de pasos ante la mirada traviesa de Bill.

¿Qué estás haciendo?

Estaba pensando que ahora que ya terminamos con este asunto de tu incomodo momento con mi madre, tal vez podríamos concentrarnos en otro asunto que nos atañe.

¿Qué asunto? —se hace la loca, mientras retrocede otro paso al ver a Bill acercarse más.

¿Tu sabes qué asunto? — la espalda de Sofia pega contra una de las columnas de metal, Bill pone una de sus manos en su cintura y se pega a ella, con la otra mano, retira el cabello hacia un lado, acerca sus labios a su cuello, debajo de su oreja, la misma zona que besara esa mañana y que le provoco cosquillas, solo que esta vez es su lengua, la que acaricia la zona.

Bi…Bill—gime haciendo puños el borde de la camisa de Bill.

Solo déjate llevar—introduce sus manos debajo de la blusa, acariciando el suave y plano abdomen, rozando el borde del sostén, sin dejar de besar sus labios.

Sofia siente la cabeza embotada por esa sensación, que no puede ni coordinar un pensamiento coherente, solo se deja llevar por los besos y las caricias que está recibiendo, Bill está tomando ventaja de los puntos sensibles que ya conoce que logran volverla loca de pasión, para desabotonar su pantalón, provocando un jadeo ahogado contra sus labios cuando sus dedos se han introducido en su ropa interior, hace presión con sus dedos contra las costillas de Bill.

Se pone sobre sus rodillas y comienza a dejar besos y mordidas por el vientre, besando sobre la ropa interior al tiempo que va deslizando el pantalón por esas largas y torneadas piernas, Sofia hunde los dedos en el cabello de Bill, tirando de los mechones cuando siente la lengua de Bill tan profundo en su interior, tiene los ojos fuertemente cerrados y la boca abierta dejando escapar jadeos y palabras ininteligibles.

Bill regresa a sus labios tomándolos con pasión tirando suavemente del labio inferior, solo rompe el beso por un segundo para sacar la blusa del cuerpo de Sofia, quien no se ha enterada que lo única prenda que cubre su cuerpo ahora el sostén de encaje negro que Bill le regalara, quien sonríe encantado al descubrir la prenda, aunque después de que abriera los pantalones y notara la tanga que estaba usando, ya se hacía una idea que se escondía debajo de esa blusa blanca.

Tú—logra murmurar contra sus labios, que se alejan de ella con la intención de que vaya tras ellos.

¿Yo que? —pregunta tirando del labio inferior.

Ropa, mucha—lloriquea al sentir de nuevo los dedos de Bill rozando su sexo nuevamente.

Se asegura de hacerla estremecer de nuevo, antes de despojarse de su ropa, acción de la que no ha perdido ningún detalle Sofia, Bill vuelve a besar su cuello entrelazando sus dedos, para que se deje hacer esta vez, no va parar hasta hacerla completamente suya.

Levanta a Sofia del suelo y sus piernas rodean su cintura, mientras siguen besándose, Bill camina hacia el pasillo, con la única intención de llevarla a la habitación, donde entre besos y mordidas la deposita en la cama, los rayos del atardecer que entran a través del techo de cristal, pintan luces naranjas en el ahora desnudo cuerpo de Sofia, quien tiene las pupilas dilatadas, los labios hinchados, el cabello alborotado, las mejillas rojas y hay pequeñas gotas de sudor por su cuerpo.

Bill retira un mechón rubio de su cara y besa su cuello, sube a su mentón y después a sus labios, Sofia enreda una pierna en su cadera, para lograr más fricción entre ellos, sus lenguas se enredan.

Ya basta de juegos—Bill se separa de ella, pone sus brazos ambos lados de su cabeza, observando sus ojos verdes que lucen oscuros—Estoy cansado de los juegos previos, te quiero ahora, así que te lo preguntare una vez y más te vale que sea una respuesta afirmativa, ¿Me va a dejar follarte si o no?

El pecho de Sofia sube y baja rápidamente, bate sus pestañas en un intento de aclarar sus ideas y dar una respuesta a la pregunta de Bill, traga saliva sintiendo su garganta de pronto seca, al ser consciente de la postura y las condiciones de ambos, los ojos color caramelo de Bill, parecen de color oscuro y muy peligrosos, levanta ligeramente el rostro rozando su nariz con la de él, obteniendo un resoplido a cambio, deja un suave beso en sus labios antes de recostarse de nuevo en las suaves sabanas.

Si—responde finalmente, pasando sus manos por el pecho de Bill, acariciando entre sus dedos el arete que tiene en su pezón—terminemos con esto.

La sonrisa de Bill es grande y brillante al recibir semejante respuesta, Sofia invierte sus posiciones en la cama, quedando ahorcajadas sobre él, se inclina y comienza a besar el estómago de Bill, subiendo por su pecho, lamiendo el pezón con el arete, tiembla de anticipación al escuchar los gruñidos en respuesta, pero no está segura si se debe a que está mordiendo el pezón o a su mano, acariciando el miembro de Bill.

Solo tengo una condición—murmura contra su cuello.

Maldición—jadea Bill ante un suave tirón que recibe en su miembro—Lo que quieras—responde sin siquiera saber de qué se trata.

Aun no sabes que quiero—le pasa la lengua desde la barbilla hasta los labios, los cuales delinea, mordisquea los artes en las comisuras de sus labios, mueve sus caderas sobre el miembro de Bill, obteniendo en respuesta más jadeos.

Bien, ¿de qué se trata?

Quiero estar arriba—le besa

Arriba, abajo, de lado, boca abajo, en la posición que quieras te voy a tomar—responde con una sonrisa divertida.

Solo arriba.

Por ahora—responde tomando un puñado de cabello rubio entre sus dedos y acercándola a su boca, recibiendo un asentimiento contra sus labios.

Ambos continúan besándose y acariciándose, Bill le está dando tiempo de no retractarse, mientras ella esta entretenida mordiendo su cuello, estira su mano hasta su mesa de noche, abriendo el cajón sacando un condón del interior.

Oye—la separa y le muestra el pequeño empaque en sus manos— ¿Lo haces tú o lo hago yo? —es su última oportunidad de echarse para atrás y Sofia es consciente de ello, pero aun así se obliga a tomar el preservativo y abrirlo para deslizarlo.

Un último beso y un suspiro escapan de los labios de Sofia, antes de que Bill se hunda lentamente en su interior, le clava las uñas en los hombros, aprieta fuertemente los ojos al sentirlo. No puede evitar ponerse tensa cuando siente sus manos acariciar su cintura.

Abre los ojos—le ordena mordisqueando su mentón, observa los ojos verdes cubiertos de lágrimas, le acaricia la mejilla pasa su pulgar por su labio inferior—Tranquila, soy yo—Sofia mueve la cabeza afirmativamente, esconde el rostro en el cuello de Bill—Seguimos—pregunta con los dientes apretados.

Sí.

Se vuelven a besar, sus lenguas se enredan, Sofia se aferra al cuello de Bill, conforme las embestidas aumentan, aprovechando que está pérdida en su propio placer, la gira quedando de espaldas, Sofía jadea contra sus labios, arquea la espalda justo en el momento que el orgasmo la recorre de pies a cabeza como descarga eléctrica, muerde fuertemente el labio de Bill, provocando una pequeña hemorragia, pero eso no le importa, la enviste dos veces más hasta que por fin llega a su tan esperada liberación.

¿Estas sangrando? —inquiere con la voz entrecortada.

Me mordiste—se pasa el pulgar por el labio encontrando un ligero rastro de sangre, se desliza fuera de ella y sale de la cama en dirección al baño.

Lo lamento—lo abraza por la espalda y le besa entre los hombros—déjame revisarte—se pone frente a él, Bill lleva sus manos a su cintura, la sienta en el lavamanos y se coloca entre sus piernas, le entrega la toalla húmeda con la que estaba controlando la hemorragia—Es una herida pequeña, pero son las más sangronas.

Bonita camiseta—comenta, mientras desliza sus manos por sus muslos.

La encontré entre tus cajones, nunca imaginé que usaras este tipo de prendas.

Es de Tom—le aclara y un sonrojo aparece en las mejillas de Sofia—se esconde aquí cuando no quiere lidiar con Simone y creo que diste con el cajón de sus playeras.

Oh.

Te ves muy bien con ella, así que creo que esta prenda no la devolveré a su dueño.

Volvemos a la cama—revisa por última vez el labio, percatándose que la sangre ya ha dejado de salir.

Deberíamos tomar una ducha, apestamos.

Bueno entonces toma tu ducha y yo regreso a la cama—brinca del lavamanos y sale del baño, no llega muy lejos cuando Bill la abraza.

Si nos vamos a la cama, iremos por una segunda ronda.

No puedes esperar a otro día.

No, me has tenido por varios meses en abstinencia así que no me pidas algo como eso, pero puedo darte una hora de sueño y después podemos volver hacerlo—se lanza a la cama donde ambos revotan.

Tres y después veremos—se envuelve en la cobija y cierra los ojos, sorprendiendo a Bill de lo rápido que se queda dormida.

Publico con autorización del autor

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