56: MOMENTO INCÓMODO
Sofia observa edén y un vestigio de añoranza cruza por su rostro, extraña horriblemente ese lugar y es algo que nunca imagino que llegaría a suceder, le parece que han pasado años desde la última vez que estuvo ahí, cuando en realidad han pasado casi siete meses desde que Georg despidiera a Nina de ese lugar, solo por no tener que soportar más la presencia de Bill en ese lugar, además del hecho del que echaba de menos las bromas con los chicos de seguridad, burlarse con Lemir de todos los que asisten a ese lugar y alguna broma con alguna de las chicas, incluso extrañaba sus peleas con Tabatha, ¡Rayos sí que ese lugar se le había metido en la piel!
Aunque probablemente era Nina quien extrañaba ese lugar, porque no iba a negarlo extrañaba esa parte de ella, ser la misteriosa chica que servía tragos para distraerse de la universidad y todo el caos que tenía por vida anteriormente, ahora su única preocupación era terminar su último semestre, trabajar en el estúpido discurso de despedida de la ceremonia de graduación y de algún que otro fotógrafo que aparecía de vez en cuando, afortunadamente aún conserva algo de anonimato aunque eso podía ser claramente a la orden de restricción que había sobre los fotógrafos, gracias a Gordon Trümper, quien había tenido la amabilidad de pedirle a su asistente que se girara una orden a toda revista y diario con la amable petición de que si aparecía alguna foto de ella, sin estar Bill a su lado, habría consecuencias legales, aunque claro nunca faltaba la persona que osaba a no respetar ese documento y la fotografiaba saliendo del hospital, la universidad, paseando con Lucas, hablando con Lemir ( quien en realidad era la razón de la orden de protección a su privacidad) lo que había ocasionado la furia de Bill ante el encabezado de que se repetía la historia para los Kaulitz y se estaba cocinando un nuevo engaño bajo las narices de la respetada familia.
Mira sobre su hombro a su nueva sombra, un aburrido Leo que espera a que entre para poder quitarse del rayo del sol, aun le molestaba tener a alguien siguiéndola a todas partes, pero Bill tenía muy buenas formas de convencerla o tal vez conocía el mejor momento, justo cuando giraba en torno a la espiral de su orgasmo, Bill solía conseguir cualquier cosa que le ocurriera, lamentablemente para cuando lograba reaccionar las cosas ya se habían hecho.
Acomoda sus nuevas gafas de diseñador (el nuevo regalo de Bill) sobre su nariz y tras una inspiración entra a edén, el lugar luce tal cual lo recuerda excepto por ahora algunos pequeños detalles que han cambiado en la decoración.
—Leo—murmura al sentir al hombre casi sobre ella—Espera ahí—señala una esquina del lugar, el hombre tensa la mandíbula, pero acata la orden.
—Kaulitz te tiene bien cuidada—Murmura Lemir contra su oído, se gira y le sonríe, momento que Lemir la abraza y la hace girar para que no pueda ver la sonrisa burlona que le dirige al guardaespaldas, que sabe que ira directo a contarle a Bill sobre ello— ¿Crees que tenga orden de golpearme si intento besarte? —Sofia lo empuja y le da un golpe en el brazo—solo bromeaba.
—No me gustan estas clases de bromas y lo sabes.
— ¡Sofh! —Ambos se giran a ver a Ed al igual que algunos chicos de seguridad a los que Sofia solo mira por un segundo y vuelve a enfocar su vista en Ed que camina alegremente hacia ellos — ¡dios hace tiempo que no te veía! Ese hombre te tiene casi sumergida en su mundo—Lemir lo golpea en la cabeza y lo mira molesto— ¡Auch! ¿Eso porque fue?
—Por idiota—responde con la intención de golpearlo nuevamente.
—Tú mismo lo has dicho, antes todos nos veíamos diario, ¿Cuándo fue la última vez que estuvimos los tres juntos? —Sofia y Lemir fruncen el ceño al mismo tiempo—tres meses y fue solo unas horas y al día siguiente apareció esa bonita nota en el periódico—les recuerda— ¿entonces ese de haya es tu sombra?
—Si—responde con la voz ausente, aun dándole vueltas a lo dicho por Ed— ¿Dónde están tus padres?
—En la oficina, con ya sabes quién.
— ¿Tu sabías que uno de los amigos de tu novio es el socio?
—Sí.
—Eso explica porque te —baja la voz y le indica que se acerque acción que imita Lemir para poder escuchar—Te despidieron—Esta vez Sofia le da un golpe a Ed y se aleja cuando ve a Angela bajar las escaleras.
—Hola Angie.
—Hola Sofía— ambas se abrazan e intercambian un par de palabras, hasta que uno de los chicos de seguridad se acerca y les dice que las chicas ya están esperando, Angela le dice que espere un momento mientras sube a la oficina y baja con los expedientes en lo que Timo termina de realizar las pruebas de sangre.
— ¿Extrañas esto? —Lemir se coloca a su lado.
—Algunas veces—se cruza de brazos—Extraño pasar tiempo contigo—lo empuja leventemente con su cadera— y burlarme de todos, también extraño discutir con Ed.
—Si las cosas están algo diferente desde que te marchaste, aun no hay nadie de planta en la barra, Ed y yo nos turnamos para atenderla, pero estamos por dejarla en algún momento, tengo que enfocarme en mis estudios y papá está pensando en venderle el lugar a ese imbécil.
—Tal vez sea lo mejor.
—Mamá se molestó al principio, pero creo que ya tienen otro negocio en mente—Sofia asiente —Eva dejo edén.
— ¿De verdad? — pregunta sorprendida y Lemir le mira entre confundido y molesto—No lo tomes a mal es solo que me sorprendió.
—No veo porque, no todos podemos seguir aquí, tu misma lo dijiste hace un tiempo y estabas a punto de hacerlo de igual forma de no ser porque alguien te obligo a tomar una decisión forzada.
—Se lo que dije, no hace falta que me lo recuerdes, me alegro por ti, el que ella haya tomado esta decisión, se lo difícil que es para ti contenerte cuando varios hombres la miran como si fueran perros en celo.
—Eso mismo dijo ella—responde con humor.
—Listo Sofia, Timo ya termino—interrumpe Angela su conversación.
Recorre el mismo pasillo y vuelve a sentir ese momento de nostalgia cuando hacia ese mismo recorrido, con otra ropa y otra actitud y sobre todo cuando lo hacía bromeando con alguno de los chicos de seguridad a su lado, no como ahora que, hacia el recorrido en silencio, aunque podía sentir la mirada de Ethan sobre ella y aunque está segura que no la reconoce como Nina, seguramente la observa con curiosidad debido a las pocas veces que ha salido en los periódicos.
— ¿Paso algo malo Ethan? —pregunta deteniéndose frente a la puerta donde la esperan Timo y las chicas.
—Lo siento, es solo que has venido infinidad de veces y eres amiga de los Timbler y pareces alguien tan normal.
—Soy normal—se ríe—la última vez que me vi al espejo comprobé que era normal.
—Pensaras que soy un idiota, me refería a que nunca imagine que alguien como tu pudiera salir con Kaulitz—frunce el ceño confundida—Me refiero a que el tipo es un perdedor, sé que podrá tener mucho dinero, pero solía venir aquí a revolcarse con una las tantas putas que trabajan aquí y …
—Gracias—interrumpe la conversación —se perfectamente con quien salgo.
Las ganas de azotar la puerta la invaden, pero al ver la mirada que le dirige Timo, solo recompone el gesto, le hace una señal para que le envié a la primera chica, y poder hacer su trabajo y salir rápidamente de ahí, ahora ya no esta tan de buen humor.
Anota las ultimas observaciones en el expediente de la penúltima chica que ha revisado, mientras espera a que Tabatha haga su aparición, Ethan le ha dicho que ni siquiera se ha presentado y le pide que vaya a buscar a Angela para que la localicen, necesitar irse y no tiene tiempo para esperar a que la reina del lugar decida aparecer.
Observa la hora en su reloj y golpea el suelo antes de dejar el expediente que revisaba sobre el escritorio y toma el de Tabatha comenzando a revisar las ultimas anotaciones que hizo, espera que esta revisión sea rápida y sin sorpresas, se gira al escuchar la puerta abrirse y aunque esta mentalizada sobre ese encuentro el ver a la exótica morena, la hace sentirse incomoda, sobre todo al ser consciente de la mirada despectiva que recibe de ella.
—Buenas tardes doctora, disculpe la tardanza—cierra la puerta y camina como si fuera la dueña de la habitación, Sofia solo pestañea y cierra el expediente.
—Buenas tardes, Tabatha— saluda tras recomponer su gesto, le entrega la bata azul de plástico —ya conoces la rutina—señala la puerta tras su espalda, Tabatha cierra la puerta del baño, justo cuando el teléfono de Sofia comienza a sonar, el nombre de Bill aparece en la pantalla, observa la puerta del baño cerrada y con la mirada en ella responde la llamada, solo responde un par de cosas, terminando la llamada justo cuando la puerta se abre.
— ¿Interrumpí su llamada?
—Claro que no, ya había terminado—Tabatha se encoje de hombros y se sienta en la camilla—Sera una revisión de rutina, ya sabes lo usual—le dice colocándose los guantes, toma un abatelengua y su linterna pidiéndole que abra la boca, para comprobar el estado de su garganta, tira el palito de madera a la basura y anota lo que encontró en su garganta, se coloca el estetoscopio y frota la campana contra su palma para que le quite lo frio, aunque las ganas de ponerlo directamente sobre el pecho de Tabatha y hacerla saltar por lo frio del aparato no parece ser una mala idea, el brinco que la morena cuando siente la campana contra su pecho la hace preguntarse si en realidad hizo lo que pensó—¿Esta frio? —lo retira y lo vuelve a frotar contra su mano.
—Un poco—responde colocando su cabello sobre uno de sus hombros, vuelve a colocar la campana sobre el pecho y le pide que inspire profundamente y contenga la respiración por unos segundos, hace lo mismo un par de veces más y anota nuevamente en el expediente.
— ¿A encontrado algo malo?
—Todo está en orden, ¿tendría que salir algo malo?
—No, pero es mejor estar segura, ¿no cree?
—Claro que sí.
—Sobre todo en mi trabajo, aunque ya no duermo con los clientes—se mira las uñas pintadas de un bonito rojo cereza—hace algún tiempo lo hacía, bueno solo con uno, era exclusiva para él—sonríe de lado, esperando una respuesta de Sofia.
—Puedes recostarte para hacer el siguiente examen—responde ignorando su comentario, por suerte Tabatha no vuelve hacer ningún otro comentario y cuando Sofia termina, la envía de regreso a vestirse.
—Sabes, la primera vez que la vi, me pareció alguien sin mucha gracia—levanta la mirada del expediente y la enfoca en la morena, que está terminando de colocarse las botas.
— ¿Disculpa?
—Tu novio—sonríe—yo solía salir con él, me paseaba tomada de su brazo en grandes fiestas—dice como si fuera algo sin importancia— ¿Lo sabias?
—No—miente, claro que lo sabe, y solo fue una vez en donde Bill la paseo en una fiesta, se muerde la lengua para no decírselo y borrarle la sonrisa de estúpida engreída que tiene en la cara—pero gracias por la información, ya puedes marcharte.
—Tranquila doctora, su novio y yo terminamos hace algún tiempo, ahora veo porque, aunque siendo honesta me alegro que me haya dejado por usted y no por otra puta que trabajaba aquí—Sofia rechina los dientes.
— ¿Perdón, otra qué?
—Había una tipa que solía trabajar aquí tras la barra, era una mustia, pero estoy segura que se acostaba con Lemir, el hijo de los dueños y no solo eso, también estaba detrás mi hombre—ríe—usted disculpe la costumbre, el caso es que la corrieron después de que me atacara, la muy zorra pensaba que porque le abría las piernas a Lemir era intocable.
— ¿Estás hablando de Nina? —interrumpe el discurso.
Tabatha la mira sorprendida— ¿La conoce?
—Solo de nombre, es muy cercana a los Timbler.
— ¿Usted como conoce a los Timbler? Lo digo porque parece ser alguien proveniente de una buena familia, nada que ver con este mundo.
—Mi familia y ellos se conocen desde hace años.
—Eso explica el que usted este aquí—la mirada de Sofia la hace rodar los ojos—lo digo porque este no es un lugar en que alguien como tu debería ser vista, —Sofia se sorprende por el cambio de usted a tu, que está empleando esa puta, como si fueran conocidas— sobre todo si sale con alguien como Bill—Sofia pestañea, siente el cerebro entumecido por la extraña conversación con Tabatha—Aunque no lo tomes personal, pero no pareces el tipo de mujer a la que él está acostumbrado.
— ¿Según tú, que clase de mujer prefiere él? —se regaña por está alargando la conversación con esa y sobre todo por dejarle que se burle de ella, porque es más que claro que esa está disfrutando de verla contenerse.
—Una mujer más—se lleva un dedo al mentón pensando en la palabra adecuado—una mujer más, cual es la palabra que busco.
—Zorra—murmura por lo bajo.
—Disculpa.
—Exótica, una mujer más exótica, eso dije.
—Si algo así.
—Bueno pues Bill, me prefiere a mí en lugar de cualquier mujer… exótica—se palmea el hombro, orgullosa al ver la cara que ha puesto Tabatha.
La morena esta por rebatir ese último comentario, cuando la puerta se abre y Lemir entra.
— ¿Todo bien? Se está alargando esta revisión.
—Sí, Tabatha estaba preguntando por su revisión—le sonríe a la morena con displicencia y guarda rápidamente las cosas dentro de su maletín y toma los expedientes —Si no tienes ninguna duda, puedes ir con Timo, para que te realice la toma de sangre.
Sofia sale de la habitación con Lemir quien camina a su lado expectante a que le cuente sobre lo que sea que hayan estado hablando, no es idiota y conoce a Sofia mejor de lo que ella cree y puede ver claramente como está conteniendo las ganas de hacer una rabieta.
— ¿Oye, cuando fue la última vez que tú y yo nos medimos en el ring? —el rictus en el rostro de Sofia cambia —Que tal si le dejamos estos papeles—levanta los expedientes— en manos de mi madre, nos llevamos a Ed y dejamos botado a tu sombra aquí y nos escapamos al dollhouse.
—Justo que lo necesito.
—Entonces deja que me encargue de todo.
—Bien, pero yo me deshago de Leo y te veo en la puerta.
***
— ¿Me vas a decir que sucedió dentro de esa habitación? —pregunta aflojando los guantes de Sofia, ahora que esta calmada y drenada de energía se siente seguro para preguntar.
—Solo me restregaba, que había sido la amante de Bill. Y que Nina era una puta que se lo quería quitar ¡Por el amor de dios, ella nunca lo tuvo! —grita, ganándose la mirada de los chicos que están entrenando.
Lemir no puede evitar reír ante su estallido—debió ser un momento incomodo, escuchar todo eso de la boca de esa idiota.
—Lo fue, créeme que lo fue, pero lo que más me molesta es la desfachatez para restregarme en la cara, la de veces que le abrió las piernas a Bill, de solo imaginarlo se me revuelve el estómago—estrangula la botella de agua vacía en sus manos, Lemir solo se muerde la lengua para no soltar un comentario que lo convierta en la botella que está sufriendo en manos de Sofia.