64: CORTANDO UN PROBLEMA DE RAÍZ

Bill observa la casa sin color desde la ventana tintada del coche, el jardín o lo que alguna vez fue un jardín es solo tierra muerta, es la única que desentona con el resto de las casas con colores vivos y jardines arreglados.

Forma una línea tensa con sus labios, mientras continua con su escrutinio a la casa, donde vive Rachel. Le ha costado una semana decidirse hacer esa visita, sobretodo porque Tom le había pedido que pensara lo que sea que fuera hacer, que dejara su molestia de lado y pensara con la cabeza fría antes de aparecer frente a la mujer y decir lo que sea que tuviera que decirle.

Sin mencionar que aún tenía que hablar con Sofia sobre lo que había pasado en realidad, puesto que la única vez que intento hablar del asunto, la conversación termino con en él gritando y en Sofia haciendo lo mismo, antes de que soltara el llanto y una enfermera entrara y le ordenara no alterarla en su estado.

En la semana y media que Sofia permaneció en el hospital, descubrió que detestaba verla en ese lugar y sobretodo verla tan vulnerable y necesitada de ayuda de los demás, esa no era la chica que él quería a su lado. Tenía que arreglar todo el desastre que esa mujer había hecho, no iba a matarla porque él no era esa clase de persona y sobretodo porque sabía de sobra que esa mujer no merecía tener un final tan fácil como ese.

¿Estás seguro que vive sola? —pregunta con la mirada a un clavada en la casa.

Si señor—responde Leo.

Bien—responde abriendo la puerta de su lado—Tú te quedas aquí—le ordena a Leo al ver su intención de bajar—Espero que al menos puedas hacer eso—Leo asiente en silencio, da gracias de que no fue despedido.

Bill camina a paso firme hasta la puerta de la casa, se detiene frente a la puerta de madera, la cual parece que en cualquier momento se vendrá abajo, arruga la nariz, al sentir un extraño olor que proviene del interior, se gira y da una bocanada de aire antes de tocar la puerta.

Se guarda las manos en los bolsillos del pantalón, mientras escucha un ruido procedente del interior.

Unos segundos después la puerta se abre, observa a través de sus lentes a la mujer frente a él, su cabello rubio casi cenizo, no le recuerda para nada a Sofia, su rostro demacrado y ligeramente arrugado tampoco lo hace, pasea la mirada hasta detenerse en sus ojos verdes, con una ligera chispa de vida en ellos, es ahí donde encuentra el parecido con su novia, continua evaluando a la mujer que  lleva unos pantalones caquis, una blusa de rayas negras y blancas, una sudadera azul y unos tenis blancos.  Regresa su mirada a su rostro, estudiando la expresión de sorpresa en la mujer.

Buenas tardes—saluda a la mujer frente a ella—Soy Bill Kaulitz

El novio de mi hija—su voz sale suave pero firme, Bill asiente—¿Se murió?

No, por suerte para usted, ella no murió—responde con voz fría—Me gustaría hablar con usted— da un paso hacia la mujer que instintivamente retrocede.

Yo no tengo nada de qué hablar contigo—responde a la defensiva—lárgate—intenta cerrar la puerta, pero Bill se lo impide empujándola, se abre pasa hasta el interior de la casa, ligeramente ordenada, pero con un olor a humedad que le pica la nariz.

Solo vengo hablar con usted—dice nuevamente, se quita los lentes y los guarda en el bolsillo de su chamarra—Estoy intrigado en la conversación que sostuvo con Sofh, antes de que la empujara hacia el tráfico.

¡YO NO LA EMPUJE! —grita. —ella no se fijó, yo quise detenerla

¿De verdad? Mmm, ¿Qué extraño? —se lleva una mano al mentón, observando como el rostro de Rachel, se convierte en una mezcla de miedo y molestia—Eso no fue lo que dijo Sofia.

Pues está mintiendo, siempre ha sido una mentirosa, desde niña, eso lo aprendió de la arpía de Morgana.

¿Morgana?

Si esa mujer, ella se llevó a mi hija, junto con su marido, que debe estarse quemando en el infierno, ellos la convirtieron en una interesada avariciosa, la muy desgraciada me robo mi dinero—dice con la voz temblando.

¿Qué dinero?

Mi dinero—sonríe—Bastian me dejo ese dinero a mí, pero la pérfida de Morgana, le hizo creer a Sofia que ese dinero le pertenece, y ella se lo ha quedado, además se también se quedó con mi casa.

¿Este lugar? —mueve un dedo en círculo, la mujer asiente—¿Pero aun vives aquí?

Sí, Sofia no puede sacarme de aquí—camina hacia un sillón y toma una botella de ron, que se lleva a los labios— ella lo sabe, su padre lo ordeno, yo lo sé, porque yo estaba cuando redacto el testamento, Sofia tendrá que cuidarme hasta mi muerte.

Eso es algo que podemos arreglar—murmura.

¿Qué dijiste? —pregunta asustada

¿Qué como ella se niega, tu decidiste matarla?

¡No! —se lleva las manos a la cabeza—ella camino hacia la calle, sin volverse, intente detenerla.

No, tú la empujaste—le dice con voz tranquila—Igual que dejaste que la lastimaran cuando era una niña, no lo niegues.

Roger—murmura en voz baja— él no le hizo nada que ella no quisiera—aleja la botella y se pone de pie— él me lo confeso cuando fui a verlo, era ella quien lo buscaba.

¿Tú hija de siete años, provocaba a un hombre de casi cuarenta, no te parece algo ilógico?

No, hay niñas que son así—Una extraña sonrisa se pinta en el rostro de la mujer— apuesto a que Sofia te hace las mismas cosas que Roger le enseño y tú lo disfrutas. De no ser así no estarías con ella.

Bill siente que las manos le pican al escuchar la última frase, una de sus manos se mueve por inercia y sujeta fuertemente el cuello de Rachel, presionando fuertemente observando como los ojos de la mujer se cristalizan y parecen que en cualquier momento saldrán de sus orbitas.

Conozco de escorias, pero tu sin duda te llevas el premio—murmura con voz oscura, presionando a un más el cuello de la mujer que comienza a toser, tratando de alejar la mano de Bill de su cuello, la hace retroceder hasta que su cabeza pega fuertemente contra la pared, Rachel cierra los ojos por el dolor—Escúchame bien, pedazo de escoria humana, tengo ojos y oídos por toda la ciudad, te vuelves acercar a Sofia y te juro que te voy a sacar los ojos, yo mismo y voy a dejarte morir lentamente sin la más mínima pizca de remordimiento, te voy hacer sufrir igual de lento como lo hago con Roger.

Libera el cuello de la mujer que cae de rodillas, tose y da bocanadas de aire al mismo tiempo—¿Qué le hiciste a Roger?

Digamos que alguien se convirtió en la perra de la prisión, ¿tienes idea de lo que le hacen en las prisiones a los violadores y peor aun cuando les cortan el pene? —Rachel niega, su cabeza se levanta debido al fuerte un tirón que da Bill a su cabello, sus ojos verdes se fijan en los oscuros ojos de él—Jamás he amenazado en vano—introduce su mano libre en el bolsillo interno de su chamarra—para que me creas—le entrega un pequeño paquete de polaroids donde se puede ver a un hombre que ella reconoce, lleno de sangre y golpeado, sus manos tiemblan al ver una a una las fotografías en sus manos, todas son imágenes del hombre siendo sodomizado.

Ro…Roger—murmura con lágrimas—Monstruo, eres un monstruo—llora y siente una arcada.

Bill se encoje de hombros y se pone de pie—Eso mismo te voy hacer, si te vuelve acercar a ella y me va importar muy poco que seas mujer, estoy siendo bueno en venir advertirte lo que te va a pasar y solo porque gracias a ti, tengo a Sofia en mi vida, pero no te voy a dar una segunda oportunidad.

Rachel se pone de pie y se limpia las lágrimas—Tengo derecho a mi dinero.

Bill se frota la frente —Dime algo, ¿cómo has logrado sobrevivir, todos estos años? Tengo una enorme curiosidad, no trabajas, eres una alcohólica, drogadicta, sin olvidar claro que eres una asesina.

¡QUE YO NO SOY UNA ASESINA!

Solo porque Sofia, continua aún con vida.

Que yo no la empuje.

Sí, si lo hiciste—le dice con voz divertida—Sabes que es verdad.

No, no, no —se lleva las manos a los oídos.

Bueno, entonces ¿cómo sobrevives?

Hay gente que me quiere y me trae cosas.

Mira nada más eres una cucaracha con suerte, bueno entonces sigue recibiendo esa ayuda, y no te acerques a Sofia o te va a pasar eso—señala las fotos del suelo—la toma del brazo y la acerca a la ventana, para que vea a Leo que espera afuera del coche—¿Ves a ese hombre? —ella asiente—bueno uno muy parecido a él, va a estar al pendiente de ti, pero si en algún momento lo ves a él, yo que tú, me abro las venas en vertical, porque él me va a llamar y yo vendré expresamente a sacarte los ojos—Rachel palidece—entonces estamos claros, no vas a seguir insistiendo en ese dinero, no te vas a acercar a Sofia y vas a continuar aquí, hasta que te pudras como el insecto que eres, disfrutas las fotos, son un regalo para ti.

Se da media vuelta y sale de la casa.

Llama a Romano—le ordena a Leo—ella esta advertida.

Sí señor.

Otra cosa, encárgate de que Romano, la vuelva loca, esta aun paso de serlo, pero aceleremos el proceso—Leo asiente.

***

Sofia cierra los ojos, conteniendo la respiración, cuando Sakí, la coloca suavemente en el centro de la cama.

¿Dónde está Bill? —le pregunta al hombre.

Bill tenía un asunto importante que arreglar—responde Tom, por el hombre, Morgana, mira al chico, no conforme con la respuesta, está un poco molesta, porque se supone que él debería estar ahí, pero no es así.

¿Mas importe que estar con ella, cuando fuera dada de alta del hospital? —Lemir no puede contenerse y Tom lo mira, preguntándose porque rayos está ahí.

Lemir—pide Morgana, al ver el semblante decaído de Sofia—guárdate tus comentarios, Bill estuvo con ella todos los días—Tom mira de mala gana al castaño que solo chasquea.

Permiso—una mujer regordeta de mejillas rojas entra en la habitación, cargando una charola con un vaso con agua y algunos frascos en ella—Doctora Sacks, es hora de su medicina.

Te dejamos descansar, Sofh—dice Tom, en tono firme indicándole al castaño que tiene que salir de la habitación que recorre con la mirada.

Yo me quedo—dice Morgana, Tom le hace una seña a Lemir para que salga, quien de no muy buen agrado lo hace.

Sofia cierra los ojos, suspirando—Todos están molestos.

Lo estamos—le dice, cruzándose de brazos—sin embargo, doy gracias a dios, que solo tienes una fractura y que en seis semanas estarás como si nada, pero sigo sin entender, ¿Por qué eres tan testaruda?

No comiences tú también.

¿Qué no comience? Sabes que te mereces un buen tirón de orejas, no puedes seguir fingiendo que tu vida es normal.

Mi vida es normal.

No, ya no lo es, fuiste consciente de ello, cuando aceptaste comenzar una relación con él—Sofia está a punto de replicar, pero no lo hace debido al suave golpe en la puerta.

Buenas Tardes.

Buenas tardes, Bill—saluda Morgana.

¿Cómo te sientes? —pregunta entrando en la habitación.

Tan bien, como me puedo sentir—responde, Morgana se pone de pie, incomoda por la tensa situación entre ambos chicos.

Voy a traerte el almuerzo—informa, recibiendo un asentimiento de parte de la rubia—Bill, tome la habitación del fondo, espero que no te moleste.

Claro que no Morgana, esta es tu casa —responde con una amable sonrisa.

Gracias, pero como ya le informé a Sofia, solo me quedare hasta que pueda moverse por sí sola.

Cómo tu gustes, pero sabes que esta es tu casa.

Eres muy amable, voy a ver si Tom y Lemir no se mataron y por el almuerzo de esta niña.

Lemir ya se fue—le informa, Morgana asiente, para después abandonar la habitación.

Morgana cierra la puerta tras ella, para darles privacidad en caso de ambos se vayan a gritar, está vez, sabe que Bill tiene toda la razón en seguir molesto con Sofia.

¿Dónde estabas?

Cortando un asunto de raíz

¿De qué hablas?

Hablo de que fui a ver a tu madre—responde, ocupando el sillón donde Morgana estaba sentada hace unos minutos.

¿Fuiste a ver a Rachel?

Sí, eso dije.

¿Para qué?

Solo fui a saber para que te buscaba, el día que tuviste el accidente, en vista de que tú te niegas a decírmelo—se cruza de brazos, Sofia gira el rostro—dijo algo sobre, que tú tienes su dinero, supongo que habla de tu fideicomiso.

Insiste en que le corresponde a ella.

¿Por qué no me lo dijiste?

Porque es un asunto que yo tengo que arreglar.

Eso fue lo que ocasiono, que terminaras así—señala la pierna ahora sin el aparato metálico y rodeado solo por una bota negra, que le ayuda a sujetar el yeso y que la pierna tenga soporte.

¿Qué más te dijo? —pregunta ignorando su comentario anterior

No, mucho, no luce como una mujer que este en sus cabales, deberíamos encargarnos de ella.

¿A qué te refieres con encargarnos?

Ah, que deberíamos ingresarla en una clínica de salud mental, ya quedo claro que es un peligro para ella, pero sobre todo para ti.

Después de esto no, creo que vuelva acercarse.

Igual deberíamos hacer algo con ella, y también contigo.

¿Conmigo?

Eres tu propio peligro, no quise volver a tocar el tema hace unos días, en visto de cómo te pusiste, pero lo vamos hacer ahora.

Ya lo entendí, no necesito que me lo vuelvas a repetir, no volveré a salir a ninguna parte sin Leo.

Bien, eso nos ahorra gastar saliva—se pone de pie.

¿Hasta cuándo vas a seguir enojado?

No lo sé, tal vez un tiempo—Sofia se muerde el labio y gira el rostro—Ya que tu tía tomo la habitación del fondo, tomare la que está al lado.

¿No vas a dormir, conmigo?

Necesitas descansar y la enfermera se va a quedar contigo.

No necesito una enfermera, te necesito a ti.

Eso debiste pensar, antes de cruzar sin mirar a ambos lados.

Estas siendo un idiota—la voz le tiembla.

Tal vez, pero aun continuo molesto.

Si no duermes en esta habitación, me voy a ir a mi departamento—Amenaza.

Eso quiero verlo—se cruza de brazos— solo aclárame una cosa ¿vas a sacar a Morgan, de tu departamento? —se burla, Sofia gruñe al recordar que le ha rentado su departamento a su amigo—Eso estaba pensando, así como tú te pasas mi preocupación por el arco del triunfo, escondiéndote y alejando a tu seguridad, yo lo hago con tus berrinches—el rostro de Sofia esta rojo de coraje, lo que causa un poco de diversión en Bill—una cosa más, espero que no busques a esa mujer, no me importa si está muriéndose y desea pedirte perdón, no quiero que te le acerques. ¿está claro?

No te preocupes, no pienso verla.

***

Bill entra en la cocina, donde esta Morgana y la cocinera.

Tu hermano ya se fue, me lo dijo la enfermera, puedo hacerte una pregunta.

Claro.

Puedes responderme o simplemente ignorar que te pregunte.

Morgana, haz la pregunta.

¿Qué era eso tan importante, que tenías que hacer, que no pudiste estar con Sofia, cuando salió del hospital? Como dije, puedes responder o no.

Fui a buscar a Rachel.

¿Para qué?

Para ordenarle que no se vuelva acercar a Sofia, le dije que no tomaríamos acción legal en su contra, siempre y cuando se mantuviera alejada de ella.

¿Acepto? —su voz está llena de incredulidad.

No de buena gana, pero no tiene otra opción.

No voy a preguntar, si la amenazaste, pero con tal de que no se acerque a Sofia, apoyo cualquier cosa que le hayas dicho.

Gracias, Sofia está enterada sobre mi visita a esa mujer y también sabe que espero que no la busque, bajo ninguna circunstancia y en verdad espero que así sea, voy a nadar un rato.

Bien, yo voy a llevarle el almuerzo a Sofia.

***

Sofia tiene la mirada puesta sobre el ventanal de la habitación, que da en dirección al enorme jardín con la piscina, donde en esos momentos observa a Bill nadando con Lucas.

El almuerzo—dice Morgana entrando en la habitación, haciendo que la rubia despegue la mirada del ventanal—¿Cariño estas bien? —pregunta preocupada al verla con la nariz roja y las mejillas húmedas.

Estoy bien, es solo un poco de dolor—se limpia la cara e intenta sonreír.

¿Solo dolor o hay algo más?

Es solo dolor, el analgésico está tardando en hacer su efecto.

Ok, bueno entonces come, para que haga más rápido el efecto y te deje de doler—coloca con cuidado la mesita sobre las piernas de Sofia—Prepare tu platillo favorito, pastel de papas.

Gracias.

Sofia come en silencio, siendo observada por Morgana,

Bill, fue a ver a Rachel—comenta después de un rato.

Si me lo comento, cuando preparaba tu almuerzo.

¿Solo eso vas a decir?

¿Qué más debería decir?

No sé qué tal vez, es algo de lo que yo debería encargarme.

Siendo honesta me alegro que haya sido él, en vista de que tú no parecías estar lista para lidiar con ella.

Dijo que lo mejor para ella sería encerrarla, por su bien y por el mío—dice en voz baja, pero Morgana logra escucharla a la perfección.

No es que me agrade la idea, pero creo que está vez tiene razón, Rachel, nunca supero la muerte de tu padre y el maltrato de ese hombre, solo la volvió un ser vulnerable y enfermo, algunas veces no dejo de culparme.

Tía no fue tu culpa.

No, pero tu madre, no tenía más familia que tu padre y yo y después de su muerte, se hundió en la depresión y luego ese hombre les hizo tanto daño ambas, yo debí ayudarla a salir de ese hoyo, pero estaba tan furiosa con ella, por lo que dejo que te hicieran, que…—se pasa las manos por el rostro, limpiando un par de lágrimas—internar a tu madre en una clínica especializada es lo mejor para ella y para ti, tu madre necesita recibir ayuda, antes de que se vuelva un peligro para alguien más.

Lo sé.

Sé que te duele, cariño, y sé que, en el fondo, conservabas la esperanza de que, en algún momento, ella volviera hacer la mujer que una vez fue, aquel ser que te trajo al mundo y que te adoro por ser lo más hermoso que Bastian pudo darle, pero la perdimos y tal vez nunca vamos a recuperarla—Sofia baja la cabeza, el cabello le cubre la cara y Morgana puede ver como los hombros le tiemblan, se pone de pie, retira la mesita de las piernas de la rubia, para envolverla en sus brazos.

Tenía un retraso de una semana—murmura entre lágrimas, los ojos de Morgana se abren, rápidamente, la toma de los hombros y la aleja lo suficiente para verle el rostro

Pensaba que usaban protección.

Lo hacemos, pero el condón puede tener fallas, al igual que las pastillas.

Claro.

El día del accidente, se cumplía una semana—sorbe y se aclara la garganta—Bill, me había dicho que ese día nos veríamos aquí en casa, iba a provechar para ir con Timo y que me realizara una prueba—deja escapar una especie de risa—lo curioso es que mientras volaba por el aire, lo único que podía pensar en ese momento, era que ya no importaba si estaba embarazada, con el impacto era más que obvio que habría desprendimiento.

¡Oh, cariño! —acomoda los cabellos rubios lejos del rostro de ella.

Cuando, desperté la primera vez, esperaba ver las caras de condolencia del personal médico, pero eso no paso, en la segunda ocasión cuando vi a Bill, esperaba que él dijera algo, como lo siento, pero simplemente salió de la habitación y pensé que era su forma de confirmarlo—vuelve a dejar escapar una especie de risa sarcástica—le pregunte a la enfermera, que por suerte era la enfermera Hataway con quien había trabajado durante mi estadía ahí, ella llamo a una ginecóloga y me reviso. Si había estado embarazada, seria obvio.

¿Lo, lo estabas?

No, afortunadamente, nunca estuve embarazada, mi útero estaba tan vacío en ese momento como ahora—responde con frialdad, que Morgana decide ignorar.

Tal vez algún día, tengan niños rubios—le acaricia el cabello.

Tal vez.

Sofia, encargarnos de tu madre, es lo mejor que podemos hacer en este momento, si en un futuro, llegas a estar embarazada y ella intenta acercarse de nuevo, no será solo un peligro para ti y lo sabes.

Ya lo sé, es solo, que…

Sí, no quieres hacerte cargo tú, deja que él lo haga.

Está molesto y no me dejo hablar con él, ni siquiera quiere dormir conmigo—Morgana, contiene la risa ante la queja de Sofia.

Yo también, lo estoy, pero doy gracias a dios, porque estás viva, él también, solo que creo que no está acostumbrado a verte en este estado.

¿A qué te refieres?

Vulnerable, Bill, siempre te ha visto, fuerte e independiente, y en este momento estás desvalida y necesitas ayuda de todos. Incluso para ti es difícil este momento—Sofia hace una mueca—Dale tiempo, él no se separó de ti el tiempo que estuviste en el hospital, ahora solo tiene que asimilarlo—se pone de pie y le besa la frente—piensa lo que hablamos y sobre qué hacer con Rachel y el enojo de Bill, no va a durar mucho, tranquila.

por administrador

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