65 : Tenemos que encontrarla

65: TENEMOS QUE ENCONTRARLA

Dormir no intentar dormir en una posición derecha con una pierna sobre algunas almohadas era la peor tortura por la que había pasado, no lograba encontrar una posición adecuada, el estúpido camisón se le subía y el yeso le picaba horriblemente.

La estúpida y cómoda cama era demasiado grande, debió pensar mejor cuando le sugirió a Bill, que ese era el único mueble que no necesitaban comprar solo había que mudarlo del Loft a su casa y ahora se encontraba en esa horrible y monstruosa cama King size, demasiado cómoda pero demasiado grande para una persona, había intentado que Lucas subiera con ella, pero desde que Bill tomara baja su tutela al perro este se había vuelto muy obediente, lo que se traducía en que a menos que él se lo pidiera, Lucas no subía a la cama.

Intento girar el cuerpo hacia el lado de la pierna enyesada, para poder tener una posición cómoda pero no resulto como esperaba, suspiro frustrada, volviendo a la posición original y decidió que lo mejor era cerrar los ojos en espera de que el sueño llegara.

Habían pasado solo cinco minutos cuando escucho la puerta abrirse, suponía que era la enfermera y decidió seguir con su intento de dormir.

Sintió como el colchón se hundía a su lado, de modo que fingió estar profundamente dormida—Creía que no querías compartir la cama conmigo—giro el rostro para encontrarse con la mirada sorprendida de Bill—¿Qué haces aquí?

Me retracto de lo que dije—pasa su mano por el muslo de ella—¿Por qué usas un camisón de seda negro, transparente en mi parte favorita? —pregunta comenzando a besarle el hombro.

Tranquilo—le frena empujándolo por la frente—respondiendo a tu pregunta, porque es lo único que puedo usar con esa cosa en la pierna, además despues de las cosas, que me dijiste, ¿esperas que te deje entrar a mi cama, así como así?

Te las merecías y lo sabes—le golpea la nariz—Y te recuerdo la cama es nuestra, no tuya.

Como sea, pero fuiste cruel.

Tu una irresponsable—responde con voz seria, Sofia suspira cierra los ojos, los cuales vuelve abrir al sentir los labios de Bill en su clavícula.

Bill, no vayas a romper el tirante —pide en voz baja, pero siendo escuchada por él, quien se rie—sabes cuantos pijamas tengo gracias a ti.

Las suficientes para dormir, siempre te compro dos, cada vez que rompo uno—le muerde la barbilla—Así que no te quejes.

No me quejo, es solo que… ¡Bill! —jadea al sentir su mano dentro de su ropa interior—No podemos.

Sofh, me has tenido en abstinencia por dos semanas.

Aguantaste bastante tiempo antes, puedes hacerlo por cuatro semanas más.

Ahora no, ya te tuve y eres como una droga, no tengo suficiente de ti—le besa la mejilla—además tú también lo quieres—pasa su mano por su muslo.

Lo sé, pero tengo una pierna enyesada.

No me voy a follar tu pierna.

En verdad me sorprende, lo ordinario que llegas hacer en ciertos momentos—lo empuja, Bill rie.

Discúlpame ¿puedo hacerte el amor? Prometo no lastimar tu pierna— la toma de la cintura, antes de apoderarse de sus labios, los cuales no se oponen y responden con la misma pasión

***

Morgana cierra con cuidado la puerta de la habitación de Bill y Sofia con una sonrisa en su rostro, sabía que esos dos no durarían separados más de una noche y bastaba con verlos enredados de una forma extraña en las cobijas y completamente dormidos.

***

Un par de horas más tarde, Bill observa a Sofia inmersa en la computadora, sus ojos y sus labios se mueven rápidamente, la cama está rodeada por los libros y libretas de ella, mientras él se encuentra sentado cómodamente con su cuaderno de dibujo y un lápiz entre sus dedos, mientras añade los últimos detalles al dibujo que está haciendo de ella uno más a su larga colección. Su mirada viaja desde su piernas blancas y torneadas, esas que lo vuelven loco, aun con esa porquería en una de ellas, sigue mirando hasta pasar por las caderas que se esconden en ese diminuto short de mezclilla que lleva, continua con el recorrido hasta llegar a su vientre oculto por una camiseta negra con el rostro de la vocalista de Blondie, se detiene en esa parte de su cuerpo.

Sofh—la rubia desvía la mirada de la computadora para fijarla en él—¿Por qué no me dijiste?

¿Decirte que? —pregunta confundida

Lo del embarazo—responde, la observa parpadear—¿Por qué no me dijiste, que sospechabas que estabas embarazada?

Sofia traga el nudo que siente en su garganta—Amm, y… yo… tú…

¿Cómo me entere?

Si.

Vi a una doctora salir de tu habitación un día, así que le pregunte quien era la mujer a una enfermera, fui hasta el consultorio de ella y le pregunte ¿Por qué se encontraba en tu habitación? Al principio se negó a darme información, hasta que le dije que yo era tu novio, así que no le quedó más remedio que decirme, que había acudido a tu habitación porque una enfermera le dijo, que tu pensabas que habías estado embarazada antes del accidente. Dijo que nunca estuviste embarazada, ahora esto me lleva a mi pregunta principal, ¿Por qué no me dijiste que sospechabas?

Porque quería estar segura, esa tarde iba a ver a Timo, para que me realizara una prueba, si estaba te lo diría y si no—se pasa la lengua por los labios y suspira—simplemente omitiría ese detalle, no tenía caso decirte sobre algo que nunca existió.

Claro que tenía caso, somos una pareja y esa clase de cosas merezco saberlas.

¡Oh, vamos, Bill! No comencemos una discusión, por algo que jamás existió.

No es una discusión, Sofia somos una pareja—repite lentamente, Sofia solo se encoje de hombros y regresa su atención a la computadora, Bill suspira—¿Oye?

Ya Bill, no sigamos con este tema, tenía un retraso, que pudo derivarse a que el mes trajo treinta días lo que convirtió mi periodo de veintiocho en uno de treinta, también pudo deberse al estrés de la mudanza, lo del fideicomiso y sobre qué hacer con mi… con Rachel—dice exasperada.

No iba a tocar ese tema de nuevo, iba a preguntarte otra cosa.

¡Oh! —las mejillas se le ponen rojas al darse cuenta de su exabrupto.

¿Alguna vez has pensado en eso?

¿Eso?

Lo de tener hijos.

No, aun somos demasiado jóvenes para eso.

No me refería a tenerlos ahora mismo, pero ¿Qué habría pasado, si estuvieras embarazada?

¿A qué te refieres?

Yo estaría feliz, ¿Pero tú?

Sofia lo mira por un segundo y despues regresa su mirada a la pantalla frente a ella, meditando que responder, finalmente tras unos segundos de silencio, solo se encoje de hombros.

¿Cómo se supone que debería tomar ese gesto?

¿De verdad estarías feliz?

Supongo.

¿Supones?

Bueno, siempre he dicho que yo sería mejor padre que los míos o al menos intentaría no culparlos de mis errores y esas cosas—murmura.

Lo de tus hermanos, fue un accidente, ¿Cuántas veces tengo que repetirte, que no fue tu culpa? —aleja la computadora de sus piernas y toma las muletas que están a su lado, pero Bill, rápidamente se pone de pie y llega hasta ella.

Tú no has respondido mi pregunta—la pone sobre sus piernas.

Nunca me he planteado la idea de tener hijos, además aun quiero hacer muchas cosas.

Es un no.

Es un veremos, a diferencia de ti mi infancia no fue color de rosa y no sé qué clase de madre podría ser—juega con las manos de él—¿Quieres que sea honesta?

Me gustaría.

No quiero tener hijos, no ahora, ni en un futuro lejano, simplemente no quiero—un escozor se hace presente en su garganta. Bill besa su cabeza y la abraza.

Si en algún futuro se da esa posibilidad, de algo estoy seguro y es que serás una asombrosa madre, pero si no los quieres, no me importa, a fin de cuentas, yo solo te quiero a ti y eso me es suficiente.

Bien, porque es todo lo que tendremos, yo a ti y tú a mí y un montón de perros—Bill se rie.

***

Bill se jactaba de tener una gran memoria y sabía que dicha memoria jamás le fallaba a pesar de las cantidades inhumanas de drogas que solía consumir, aunque claro ahora solo fumaba un porro ocasionalmente y nunca cerca de Sofia, sabía lo que ella opinaba de dicho tema y no iba a arriesgarse.

Afortunadamente tantos polvos no habían jodido su olfato y era ese sentido el que en ese momento tenía activa su memoria, cuando entro en la galería, fue recibida por un asqueroso aroma, que en una época sintió como el olor más sensual que pudo haber olfateado en su vida, camino todos los pasillos del lugar en busca de la fuente del olor, pero no encontró nada.

Había ocho personas en la galería, cinco de ellas eran sus empleados y tres parecían clientes potenciales, que estaban interesados en una fotografía de Andreas, hacia una semana su amigo había montado una exposición en la cual solo estuvo unos minutos antes de regresar al hospital con Sofia.

Lila era la chica que se encargaba de dar información sobre las exposiciones y llamar a los encargados de vender las piezas, camino hacia ella, despues de dar una última mirada en busca de una cabellera rubia.

Hola Lila.

Hola, pensé que no vendrías hoy.

¿Por qué no habría de hacerlo?

Tu novia acaba de salir del hospital.

Y me corrió, está estudiando y no quiere que la moleste—la chica solamente se rio—¿Novedades?

Esos tres de allá están disputándose ese cuadro, Andreas va hacerte ganar una jugosa suma y Gabo está ansioso por su comisión —rio.

¿Solo están ellos tres?

Acaba de salir una chica rubia, solo dio vueltas por aquí, dijo que teníamos piezas interesantes, pero que no era lo que buscaba.

¿Rubia? —Lila asiente

bastante perfumada, dejo la galería impregnada por el olor.

¿Hace mucho que salió?

Unos segundos—responde, Bill se gira y sale de la galería, quedando frente a la puerta observa a las personas que se alejan, pero no avanza hacia ellos, regresa de nuevo al interior del lugar, la chica le mira confundida, pero Bill no dice nada, camina hacia su oficina para poder revisar la grabación.

***

Tom se encontraba revisando unos documentos que le urgían a su padre, cuando la puerta de su oficina se abrió.

Sarah, estuvo hoy en la galería—Tom sintió que le mundo dejo de moverse, fijo su mirada en los ojos oscuros de su hermano.

¿Estás seguro?

Bueno, las cámaras grabaron a una rubia, aunque todo el tiempo mantuvo el rostro fuera del foco de las cámaras, tenía un maldito sombrero y lentes, ¡pero estoy seguro que era esa perra! Y si eso no fuera suficiente, mi galería quedo oliendo a su perfume. —la voz de Bill está cargada de odio.

Ok, cálmate.

¡Que me calme! ¡Estas drogado o que mierda te pasa!

No, Bill, no estoy drogado, pero actuando como un idiota psicópata no vas a lograr nada, mejor hay que pensar donde encontrar a esa hija de puta y lo que le vamos hacer.

Tu no vas hacer nada, Tom, soy yo quien le va a cortar el clítoris y se lo va a dar los perros, despues le voy a sacar los ojos.

Tranquilo, llamare a David—dice ignorando sus palabras anteriores.

Bien, pero dile que la encuentre rápido, no quiero que esa zorra se acerque a Sofia.

¿Alguna vez, le has hablado sobre Sarah?

Claro que no, no tiene por qué saber, que hubo una época en la que fui un pendejo que se dejó engatusar y termino siendo encerrado por un año.

***

Sofia estaba medio dormida cuando Bill regreso, intento no hacer ruido, pero fallo miserablemente cuando Pumba comenzó a ladrar y lloriquear, lo que termino por despertarla por completo.

¿Bill?

Vuelve a dormir Sophie, ahora voy—respondió entrando en el vestidor, tras cambiarse de ropa y tomar a pumba para colocarlo con cuidado en la cama, siempre alejado de la pierna de Sofia, se acomodó junto a ella, tomándola con cuidado para que quedará apoyada en su pecho.

Había pasado el resto del día en casa de Georg, donde había sacado su rabia momentánea golpeado el saco de boxeo de su amigo, con un bate de fierro, era la única opción que había en ese momento para no hacer lo que tanto quería meterse una raya de cocaína y lo que tuviera a su paso, pero Georg había tenido una mejor idea y ahora por lo menos se sentía más relajado, pero aún seguía en alerta.

Los chicos te mandan saludos y lamento no llegar a cenar—murmura en su cabello aspirando el olor a lavanda de su cabello—hueles a lavanda.

Hicimos helado de lavanda y el olor es bastante fuerte—rie, besando su cuello.

Me gusta.

Por cierto, gracias por el perfume, pero no creo usarlo, esos olores me producen dolor de cabeza.

¿Qué perfume?

El que me enviaste, un chico le dejo una bolsa a Leo y tenía una nota firmada por ti, ¿No fuiste tú?

¡Oh, sí claro! Disculpa es que he tenido un día muy ajetreado—murmura, Sofia suspira y vuelve a quedarse dormida, pero Bill no puede hacerlo, sabe que él no envió nada.

Cuando la mañana llega él aun continua despierto, siente el movimiento de Sofia a su lado.

Buenos días, dormilona—se rie al verla gruñir—Olvidaste bajar las persianas—se burla al verla esconderse en su cuello, estira su mano y presiona el botón que baja las persianas—Listo.

Gracias.

Tengo que ver a Tom, ¿Dónde está el perfume?

¿Lo vas a cambiar?

Dijiste que olor te produce dolor de cabeza, buscare un olor que sea más agradable a tu delicada nariz.

Está en mi tocador—Bill asiente y se pone de pie.

Bill sale de la cama y se dirige al tocador de Sofia, se tensa al reconocer el empaque, pero espera que sea solo una coincidencia, la mayoría de los perfumes tienen empaques similares, observa a la rubia a través del espejo, aún continúa dormida, abre el empaque y extrae la pequeña botella de color negro, retira el tapón y acerca su nariz, su mandíbula se tensa, ese maldito olor.

Sofia ¿Dónde está la tarjeta? —la mueve suavemente.

Aquí—estira la mano y la saca de debajo de su libro—¿También la vas a cambiar? —pregunta con burla.

Tal vez—dice intentado que su voz, sea igual de divertida que la de ella, pero la verdad es que esta comenzado a ponerse molesto, esa tarjeta es de su puño y letra, pero él jamás la escribió para ella, si no para esa zorra, cuando lo tenía en la palma de su mano.

***

Bill no entiende porque Tom lo cito en la oficina de su madre, es verdad que ha hablado muy poco con ella desde que se mudara con Sofia y cuando fue a ver a su novia al hospital no hubo mucho intercambio verbal.

Saludo algunos empleados que se encontraban ahí, la asistente de su madre, ni siquiera lo anuncio, solo abrió la puerta donde se encontró con que Tom ya estaba dentro disfrutando de una taza de café, su madre también estaba dentro, vestida impecablemente de blanco y perfectamente peinada y maquillada.

Se puede saber ¿Por qué estoy aquí?

Mamá tiene que decirte algo, ¿No es así, mamita querida?

¿De verdad? —pregunta, incrédulo al ver como su madre continua en completo silencio—¿Qué seria eso?

Primero, quieres dejar de comportarte como una perra y sentarte a mi lado—pide Tom con voz suave, palmeando el lado del sillón—Vamos dile—ordena, pero Simone solo mira ambos chicos sin decidirse a decir algo—Voy hacerlo yo, si no hablas tú.

¿Qué hicieron? —pregunta mirando a su madre y hermano.

Bill, mamá hizo algo hace unos años por ti.

Es algo bastante difícil de creer Tom, estamos hablando de la mujer que me odia, la que incluso fue capaz de apuñalarme, ¿ya lo olvidaste?

¡Bill! Basta y no he olvidado ese asunto y ella tampoco, pero esto no tiene nada que ver con lo otro ¡Dile mamá!

Arruine a la familia de Sarah—finalmente dice mirando fijamente a Bill —Averigüe quienes eran y a que se dedicaban, le dije a tu padre lo que iba hacer y que más le valía apoyarme, no iba a dejar que esa estuviera tan campante mientras tú eras encerrado.

Bill estalla en carcajadas, Tom lo mira como si se le hubiera soltado algún tornillo al igual que Simone.

¿Estas drogado? —pregunta, extrañado.

No—responde deteniendo su risa—es solo que es tan increíble lo que dice mamá, arruinar a la familia de esa, solo por mí, si claro, vamos Simone ambos sabemos que, si hiciste eso, fue por ti, no por mí.

Te lo dije, no iba a creer una sola de mis palabras, ¿ya estarás contento? Me has hecho perder la mañana Tom—responde molesta.

Tom se frota las sienes molesto, sabía que las cosas no serían tan fáciles, pero su hermano y su madre están actuando como un par de imbéciles.

Bill, mamá lo hizo por ti y no fue lo único que hizo, se encargó de que estuvieras aislado y que ningún guardia te tocara y que…

¿Qué ningún guardia me tocara? ¿Me estas jodiendo? El año que estuve ahí, me hicieron la vida un infierno, recibí insultos y burlas, si eso es cuidarme, preferiría que no lo hubiera hecho, ¿alguno de ustedes, tiene idea de lo que pasaba en ese lugar por las noches?

Si—responde Simone—Los guardias que se encargaban de cuidarte, eran parte de la seguridad de tu padre y tenían órdenes de reportar todo lo que sucedía ahí, pero sobre todo mantenerte a salvo, fue así como supimos los horrores que pasaban ahí, antes de que salieras se abrió un expediente y se encerró a esos hombres, se les ofreció ayuda a esos chicos y otras cosas que a ti no te interesa saber, pero si quieres saberlo, puedo llamar a Dunja y ella te entregara los expedientes. Ahora volviendo a tu “maltrato” lo que ellos te decían no fue para lastimarte, lamento mucho que pensaras de esa forma, pero no podían delatarse o no se podría demostrar lo que ocurría ahí dentro. Vele el lado positivo, si tú no hubieras estado ahí, jamás habrías ayudado a esos pobres chicos a poner un alto al daño que les hacían. Velo como tu redención —Bill siente que la mandíbula se le va a caer ante las palabras de su madre, pero aún sigue sin creer en ellas.

Dile lo de Sarah—Pide Tom, aprovechando el silencio de Bill, sabe que la información que está recibiendo es demasiada, incluso él cuando lo supo se sintió aturdido, pues parecía que era otra mujer quien había realizado esas acciones y no su madre, pero todo era verdad, Dunja, Gordon y su padre se lo confirmaron.

Simone suspira tras alisar una arruga de su traje —Sarah estuvo aquí, hace unas semanas, su intención era ponerme nerviosa al decirme que se vengaría de mí y de ti por el daño que le causamos a su familia, obviamente no me deje amedrentar por una niña tonta como ella, así tome mis precauciones, llame a David para que averigüe donde está, lamentablemente no hemos logrado dar con su paradero, pero es cuestión de tiempo para dar con ella, Tom me dijo que estuvo ayer en tu galería, lo que confirma mi teoría de que está dando vueltas como tonta, porque no sabe cómo dañarte, le dije que si tú la veías le sacarías los ojos, que tu odio por ella, era mucho más grande de lo que era el tuyo por mí—Bill siente como está comenzando un fuerte dolor de cabeza, pero está determinado a escuchar todo—Menciono a Sofia, le advertir que se alejara de ella, cuando supe del accidente de ella, me preocupe, pensé que había subestimado a Sarah y había encontrado un punto débil, pero Tom me dijo que en realidad si  fue un accidente que no tenía nada que ver con ella, desde entonces Gordon, tu padre y yo, en conjunto con David y Sakí hemos aumentado la seguridad tuya y de Tom, obviamente también en Sofia, porque se lo importante que es para ti y porque al inicio pensaba que no iban a durar mucho que solo era un capricho tuyo, pero he visto el bien que te hace, has encausado tu vida —se aclara la garganta —y  ustedes pueden odiarme todo lo quieran, pero no voy a dejar que esa chica, los dañe son mis hijos y aunque les cueste trabajo creerlo los quiero a los dos, son mis hijos, yo los traje al mundo y no voy a permitirle a esa loca bajo ninguna circunstancia tocarles un cabello.

Me cuesta trabajo creerte—dice finalmente Bill.

Lo esperaba.

¿Tú le creíste? —pregunta mirando a Tom.

No al principio, hable con Papá y con Gordon y Dunja me mostro los expedientes, incluso hable con Olly.

¿Olly? ¿Qué tiene que ver él con esto?

Tal vez no lo recuerdes, porque en esa época no solías prestarle mucha atención a la seguridad y bueno él estaba unos cuantos kilos, más delgado y tenía más cabello, pero él era uno de los guardias que te cuidaban en el reformatorio.

Tengo mucho que pensar.

Gordon quiere que presentemos una denuncia a la policía sobre Sarah, quieres saber ¿qué opino yo?

Ya que.

Tenemos que deshacernos de ella, está claro que esa chica no está bien y es un peligro para ti, quieres su cabeza, te voy a dar su cabeza.

Esto suena descabellado, pero estoy con mamá, Bill, siento el mismo odio por ella que tú y la quiero lo más alejada de nosotros y si la única forma de deshacernos de ella es desaparecerla hay que hacerlo.

Bill parpadea le parece demasiado lo que está escuchando, su madre y su hermano diciendo en voz alta, lo que siempre ha estado en su cabeza.

Sarah, le envió un paquete a Sofia, con una nota que yo le di a ella hace un tiempo.

¿Un paquete? —pregunta Tom y Simone al mismo tiempo.

El maldito perfume que usa o usaba, no sé qué planea, pero el caso es que se lo envió.

Tenemos que encontrarla— dice Tom, Bill asiente.

Tienen que encontrarla antes de que esa loca, se acerque a cualquiera de ellos o a Sofia, ahora que ha dado el primer paso, Bill no va a dejar que, de otro más, no al menos en dirección a su chica.

Publico con autorización del autor

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