CAPÍTULO 72: ¿CÓMO PUEDES SER TAN FRÍO?
Morgana se encuentra en su oficina cuando Andrew llama a la puerta.
—Disculpa que te interrumpa, pero hay un oficial de policía afuera que te buscas.
—¿A mí? —El chico asiente—¿Dijo para qué?
—No, pero se ve que es algo serio, ¿crees que le haya pasado algo a Sofh?
—Espero que no—se pone rápidamente de pie— Bill sería el primero en avisarme—dice.
Morgana sale de su oficina, con Andrew caminando junto a ella.
Sentado en la barra con una taza de café en sus manos, se encuentra un hombre alto de complexión robusta y mirada pacifica ya entrado en años.
—Buenas tardes, soy Morgana, mi Chef me informo que usted me busca—extiende su mano al oficial.
—Buenas tardes, soy el detective Hunts, ¿hay algún lugar donde podamos hablar en privado?
—Si claro, podemos hablar en mi oficina, Andrew sigues al frente—se gira y le indica al hombre hacia dónde dirigirse.
En el momento en que Morgana desaparece por el pasillo hacia su oficina, Sofia entra en la cafetería.
—Hey, Andrew—saluda llamando la atención del chico que tiene la mirada puesta en el pasillo en dirección a la oficina de Morgana.
—¡Oh, hey Sofh! —le saluda.
—¿Dónde está mi tía? —pregunta Sofia, inclinándose en la barra para dejar un beso en la mejilla del chico.
—En la oficina, hablando con alguien—dice—¿Qué les ofrezco?
—Lo de siempre para todos—Sofia señala la mesa del fondo, donde sus dos sombras están sentadas. Andrew deja los pedidos de ambos sobre la barra, mientras uno de los meseros se encarga de atender a las sombras.
—¿Qué tal él día?
—Solo parece empeorar con el correr de las horas—se queja, Andrew tuerce los labios, las palabras dichas por la rubia, le suenan a presagio.
—¿Tan mal eh? —ofrece una suave sonrisa.
—Nunca voy a lograr que Lemir y Bill se lleven bien. Si defiendo a uno, el otro se molesta y viceversa, ¡Odio quedar en medio! —cierra los ojos frustrada.
—Lamento escuchar eso, ¿pensaba que Lemir ya lo había superado?
—También yo, pero hace unas horas hemos discutido y creo que esta vez sí iba en serio, cuando me mando a la fregada—hace una mueca.
—Dale unos días, ya verás que se le pasa, siempre es así, ese hombre no puede estar enojado contigo por más de dos días y todos lo sabemos.
Sofia rie, pero esta muere rápidamente al ver a Morgana aparecer acompañada de un hombre, el rostro de la mujer esta pálido y sus ojos están cristalinos.
—¡¿Tía, estas bien?! —Sofia salta de su asiento y camina hacia la mujer—¿Qué paso? —Morgana abre y cierra la boca incapaz de articular palabra alguna—¿Le sucedió algo a Adam? —dirige su mirada al hombre.
—Soy el detective Hunts—se presenta.
—Sofia Sacks—estrecha su mano—¿Qué pasa?
Él hombre intercambia una mirada con Morgana, quien finalmente logra encontrar fuerza en su voz para hablar—Sofh, vamos a mi oficina—le pide—Puede esperarme unos momentos—le pide al hombre que asiente.
Morgana cierra la puerta de su oficina, donde Sofia le mira con preocupación.
—Escucha cariño—cierra los ojos un segundo para alejar las lágrimas—Sucedió algo con Rachel—lo mejor es terminar con eso rápido y no darle tantas vueltas.
—Definitivamente este día va de mal en peor, ¿Ahora qué hizo? —pregunta fastidiada
—Sofh—se sienta junto a ella y le toma de la mano, apretándola suavemente—Sofia… Tu ma…—exhala —encontraron a Rachel—guarda silencio un segundo, pero el gesto de la rubia le indica que continúe hablando—está muerta—dice finalmente, sintiendo las lágrimas comenzar a deslizarse.
—¿Mu…? ¿Muerta? —pregunta con la voz llena de incredulidad —No—niega y se rie unos segundos, dicha risa va muriendo poco a poco hasta convertirse en una línea fina, mientras vuelve a negar—No, tía, tiene que haber una equivocación, ella no tarda en volver a parecer, para molestar—sus ojos están brillantes y siente el estómago revuelto.
—El detective Hunts, me informo, que una vecina, llamo a la policía para informar la desaparición—Sofia vuelve a negar—tengo que ir a al departamento de policía a reconocer el cuerpo y encargarme de todo.
Sofia siente un fuerte dolor en el pecho, su respiración se vuelve entre cortada, cierra los ojos y hace puños las manos, mientras intenta digerir todo.
—Voy contigo—se pone de pie.
—No hace falta que vengas.
—Tengo que verla con mis propios ojos—responde firmemente, tras recomponerse.
—De acuerdo, vamos.
***
Leo llama a Sakí, para que le informe a Bill, sobre donde se encuentran, Sofia solo le ordeno que la llevaran a ella y su tía a la estación de policía, sin decir otra palabra. Así que su deber era informar a su superior, no quería tener más problemas con él por algo relacionado con Sofia.
Aunque presiente que haber llamado para informar de la situación, no lo va a salvar de alguna reprimenda, desde donde se encuentra parado, puede ver el rosto pálido y los ojos cristalinos de la rubia.
—¿Sabes quién es Rachel? —pregunta Wali llegando a su lado.
—Es la madre de la señorita—responde serio, sienta la mira de estupefacción de su compañero—Sakí ya viene y si deseas conservar tu empleo, te sugiero que te guardes los comentarios y las preguntas innecesarias.
—Solo quería saber que hacíamos aquí.
—Yo te diré que hacemos, cuidarla para seguir manteniendo nuestras cabezas sobre nuestros hombros.
**
Sofia se cubre la nariz con un pañuelo que le ha ofrecido el médico forense, mientras el detective le explica como la encontraron, frente a ella, en la mesa de metal, ya se encuentra el cuerpo sin vida de Rachel, en el cual ya comienzan a darse los primeros rastros de descomposición del cuerpo.
La mirada de la rubia se pasea por los brazos de la mujer, los cuales presentan heridas a lo largo de ambos brazos, señal de que se cortó las venas de forma vertical para que no pudiera ser salvada. Su piel esta azul con ligeros tonos verdes.
—Parece que intento colgarse, pero la soga o lo que haya usado no resistió, es por eso que la marca del cuello, parece una leve irritación—explica el médico—se abrió ambos brazos con un cuchillo, las incisiones fueron tan profundas que debió desangrarse en menos de veinte minutos—Sofia asiente—La causa de la muerte es clara, pero si deseas una autopsia detallada, podemos hacerla.
—No—responde con voz automática, en sus años de estudiante de medicina, con la cantidad de cadáveres con los que practico, jamás imagino que un día estaría en la morgue contemplando el de la mujer que le dio la vida.
—Bien, entonces hay que llamar a la funeraria para que se hagan cargo del cuerpo—indica el oficial—pasemos a mi oficina para continuar con el papeleo—señala la puerta, Sofia da una última mirada a la mujer que alguna vez fue su madre.
Morgana se encuentra sentada fuera de la morgue con Adam sujetando fuertemente su mano, mientras que con la otra le ayuda a dar sorbos del vaso con agua, se pone de pie con ayuda de su marido cuando ve la puerta abrirse y salir a Sofia, quien camina rápidamente para salir de ahí.
Sofia corre en dirección a los baños, entra rápidamente en uno, justo a tiempo para vaciar su estómago ahora revuelto, entre cada arcada, las lágrimas le queman los ojos.
Siente a alguien situarse a su lado, al tiempo que le retiran el cabello para que no se ensucie, cuando siente que nada más saldrá, se deja arrastrar hacia atrás y acunar en sus brazos.
—Lo siento amor—dice Bill, ayudándola a ponerse de pie y caminar hasta el lavamanos—Morgana está haciendo el papeleo, me dijo que te tomaras el tiempo que necesitaras—le toma el rostro mirando sus ojos, llenos de lágrimas.
***
Solo dos días después Sofia sostenía entre sus manos una pequeña urna de madera con una placa dorada donde ponía el nombre y la fecha de nacimiento y defunción de quien fuera la mujer que le dio la vida.
Morgana y ella han decidido colocarla junto a Bastian, despues de una pequeña misa, para pedir por su alma, solo ellas a petición de la rubia, aunque Adam, Bill y su sequito de seguridad se habían mantenido a una distancia prudente de ambas mujeres.
—¿Cómo ha estado Sofia? —pregunto el hombre al más joven, con la mirada puesta en las dos mujeres colina arriba, donde en ese momento el encargado colocaba las cenizas en el lugar que descansarían para siempre.
—Distante—responde, con la mirada en el mismo lugar—espero que se le pase rápido.
Adam desvió la mirada hacia el chico, sorprendió por la frialdad de su respuesta.
—Era su madre—argumento.
—Vaya pedazo de madre que fue—Bill le miró fijamente, antes de sacar un cigarrillo y encenderlo—no lo tomes a mal, Adam, pero preferiría verla llorando y gritando si fuese Morgana, a ver esa condescendencia que le muestra a esa mujer.
El hombre no supo que responder, Bill siempre pareció un chico empático a las necesidades de Sofia, pero en ese instante, le parecía ver a alguien aburrido, contemplando con hastío como la mujer a la que le profesa amor frente a todos, está rota de dolor.
***
El suspiro que deja escapar Sofia llamo la atención de Bill al otro lado del jardín, donde ambos se encontraban, mientras él revisaba unos documentos de la galería, ella estaba sentada acariciando el pelaje de pumba que insistía en morder su mano, en lugar de correr por la pelota o nadar en la piscina como lo hacía Lucas.
—No, me muerdas—le ordeno con voz débil, el tono de su voz, le hizo poner los ojos en blanco, llevaba una semana actuando como zombie.
—¿Cuánto tiempo vas a necesitar? —pregunto alejando los papeles.
—¿A qué te refieres?
—Sé que te duele la muerte de Rachel, aunque si me permites ser honesto, no veo la razón para que así sea.
—Era mi madre.
—La mujer que te dio la vida, a la cual se lo voy a agradecer siempre, pero madre, discúlpame, pero ese apelativo le corresponde más a Morgana que a esa mujer. Solo quiero que te
pongas de nuevo en pie, estoy cansado de verte actuar como zombie, la mujer se mató, eso era algo que sabias que tarde o temprano haría, no sé qué te sorprende—se pone de pie llamando a pumba para entrar a la casa.
—¿Cómo puede ser tan frio? —pregunta deteniendo su paso y mirándolo como si fuera un extraño.
—Estoy siendo honesto contigo, odio verte así y puede que no sea el único, pero si el único que se atreve a decírtelo—responde con voz calmada— Así que ya deja de llorar por los rincones como una muñeca rota, porque no lo estas, solo estas molesta porque esa bruja nunca fue lo que tu deseaste.
—Eres un imbécil—lo empuja y entra en la casa.
—¿No crees que estas siendo un poco duro con ella? —pregunta Morgana apoyada en la puerta que da al jardín, había escuchado el pequeño intercambio de palabras.
—¿Prefieres que sea un hipócrita y me muestre compasivo con su perdida? — le da una gélida mirada a Morgana—Admítelo, en el fondo te alegra su muerte, solo que no te atreves a decírselo.
—No, no voy a negarlo, al principio estaba sorprendida de su muerte, pero han pasado apenas unos pocos días y ella va a superarlo a su ritmo, lo único que te pido es paciencia Bill.
**
Lemir duda sobre su visita a Sofia, ha pasado casi una semana desde el fallecimiento de Rachel y él se portó como la peor escoria del mundo, no fue a verla en cuanto supo la noticia, estaba tan furioso con ella por cegarse a ver la clase de basura que es Bill, que no pudo apartar por unos segundos las cosas y portarse como él amigo que ella necesitaba en esos momentos.
La mujer que ayuda en la casa le informa que la rubia se encuentra en el jardín, jugando con los perros.
—Hola Sofh—saluda llamando la atención de la rubia, quien detiene su juego con el perro, la mira fijamente, poniendo atención en sus ojos cansados y las ojeras que luce bajo ellos.
—Hola—responde lanzando la pelota a la piscina, para que Lucas vaya hacia ella, mientras Pumba se acuesta a su lado—creía que no volvería a verte.
—Lamento mucho no haberme pasado antes a verte, ¿Cómo vas? —se sienta junto a ella.
—No lo sé, bien supongo—responde, jugando con un hilo del pantalón—me siento adormecida y Bill está molesto conmigo.
Lemir frunce el ceño al escuchar lo último—¿Por qué está molesto?
—Dice que no debería guardarle el luto a Rachel—se encoje de hombros y suspira.
—¡Era tu madre, por el amor de dios! Claro que debes y puedes sentirme mal—responde molesto, Sarah tiene razón al decir que Bill solo puede responder a sus necesidades y no a las de los demás.
—No, fue la madre que yo hubiese deseado, él dice que ese apelativo le corresponde a mi tía, no para ella.
—Supongo que él nunca ha perdido a nadie tan cercano, eso explicaría su falta de tacto.
—Hay muchas cosas, de él que no te imaginas
—¿De verdad? ¿cómo cuáles?
—Perdió a sus hermanos, hace algunos años—confiesa.
Se sorprende con esa revelación, él siempre pensó que Bill solo tenía a su doble.
—Bueno, si sabe lo que se siente perder alguien que quieres, es suficiente razón para actuar con empatía y no como un…debería actuar mejor contigo—pasa su brazo sobre sus hombros atrayéndola a su cuerpo, le besa la cabeza y con su otra mano libre toma firmemente su mano.
—Lo extraño es que no sé si me duele su muerte o me alivia y eso es lo que me tiene así.
—Te duele Sofh—murmura bajo—es normal, te conozco mucho mejor que él y sé que siempre deseaste que ella se curara y fuera la mujer que te cuido los primeros años de tu vida, vamos que se convirtiera en la madre que se suponía debía ser.
Escucha un débil sollozo, ese sonido le provoca una opresión en el pecho seguido de una rabia incontenible, ¿cómo es posible que Bill, este furioso con ella, si parece que está muriendo de dolor?
Se pone de rodillas frente a ella, le toma el mentón obligándole a verlo fijamente, sus ojos verdes están rojos y llenos de lágrimas, ver esa imagen de ella, le hace recordar aquella vez que se rompió tras su visita a Rachel, es como retroceder en el tiempo, limpia todo rastro de lágrimas de sus mejillas.
—Hey, estoy aquí, recuerdas, siempre voy a estar a tu lado, no te rompas Sofh, tú eres más fuerte que esto.
Un carraspeo lo hace desviar su mirada de Sofia, encontrándose con Bill quien está parado observándolo fijamente, hasta ese momento se da cuenta que su nariz está rozando la de ella, se aleja solo unos centímetros.
—¿Interrumpo? —pregunta, sus ojos echan chispas al ver al chico tan cerca de su novia.
—No—responde Sofia, acercándose a Bill.
—¿De verdad? Qué raro, me parece que, si llego unos segundo despues, él te habría besado—se cruza de brazos. —eres increíble, aprovecharte de lo miserable que luce Sofia, ¡que buen amigo eres!
—Basta Bill—pide Sofia, mirándolo con molestia—no se estaba aprovechando y no iba a besarme, ¿crees que se lo hubiese permitido? —Bill se encoje de hombros y le da una mirada de burla a Lemir.
—Sofia tiene razón no iba a besarla, a diferencia de ti, yo no me aprovecho de las mujeres, soy un caballero, algo que no se puede decir de ti.
—¿Disculpa? ¿de qué mierdas estás hablando?
—Estoy hablando de la forma en que tu manipulas a las personas y cuando te aburres de ellas, las eliminas de tu vida, no solo a ellas, si no a todas las personas a su alrededor.
Bill le mira sin entender de que está hablando, su mirada se dirige a Sofia, que esta tensa ante las palabras de Lemir.
—Basta—ordena Sofia
—¿Por qué continúas defendiéndolo? Sofia está feliz por la muerte de tu madre, no le importa verte hecha mierda y aun sigues sin abrir los ojos.
—Ya te dije que basta, es suficiente.
—¡Pero es que tú en verdad, estas enajenada por este imbécil!
El puño de Bill, se impacta en el rostro de Lemir, quien retrocede para volver solo unos segundos y arremeter contra Bill, quien trastabilla, pero no cae al suelo.
—¡Bill! ¡Lemir! —grita Sofía—¡Basta, los dos paren! —grita—los perros comienzan a ladrar, ambos caen al suelo rodando y golpeándose—¡Sakí, Leo! —entra en casa gritando, ambos hombres aparecen rápido—Se van a matar—señala el jardín.
Los dos hombres corren y separan a los chicos, ambos tienen sangre por todo el rostro y la ropa sucia por haber rodado por el pasto, se jalonean de los agarres de Sakí y Leo, pero no los sueltan, están gruñendo y matándose con la mirada.
—¿Qué les pasa a los dos?!
—¡Te prohíbo que le vuelvas a levantar la voz de esa manera, mucho menos en mi presencia! La próxima vez te voy a matar—le advierte Bill, que se sigue removiendo entre los brazos de Sakí.
—Tu no me vas a prohibir absolutamente nada, ¿sabes por qué? Porque no voy a dejar que le destruyas como a Sarah—Se suelta del agarre de Leo, quien lo vuelve a sujetar cuando lo ve correr hacia Bill.
Bill se queda quieto al escuchar eso último.
—¿De que estas hablando?
—Ya se la clase de escoria que eres, asesinaste a un chico, solo porque te encaprichaste con Sarah, ¡la violaste!
—¡Yo jamás he violado a alguien! —se suelta del agarra de Sakí, Lemir hace lo mismo y los vuelven a golpearse, ambos hombres intentan separarlos, pero está resultando una tarea imposible.
—¡Déjenlos que se maten! —grita Sofía, cuando los ve caer a la piscina, con Lucas y Pumba saltando a la misma, entra en la casa furiosa, pero unos instantes despues una sonrisa se planta en su rostro.