CAPÍTULO 77: VULNERABLE

Sofia pensó que la necesidad de salir corriendo y esconderse del mundo jamás volvería a sentirla, sin embargo, ese maldito sentimiento le había regresado con demasiada fuerza, sus manos temblaban mientras arrogaba ropa de los cajones a una bolsa que no sabía si partencia a Bill o a ella, pero en ese momento no le importaba, solo quería desaparecer, la foto había sido el inicio de una cadena de eventos que sabía no tendrían un buen final. 

Sus ojos ardían de rabia e impotencia, por la fotografía, por no poder comunicarse con Bill, una cosa era lo que le había prometido a Tom, antes de que recibiera la sorpresa de esas dos, en ese momento no pensaba quedarse callada y que Bill, siguiera tan tranquilo al otro lado del mundo, mientras ella se sentía en medio del ojo del huracán.

¿Qué haces? —pregunto Tom entrando en la habitación, Sofia se limpió una lagrima que resbalo por su mejilla y siguió guardando sus cosas—¿Sofh?

¿Qué crees tú que estoy haciendo? —le miro molesta y siguió con lo suyo.

Sofia, por favor, no hagas una tontería, deja que me encargue de todo.

Dejo escapar un gemido al tiempo que una blusa resbalaba de sus manos, Tom aprovecho el momento y la abrazo, se veía a kilómetros que lo necesitaba y sabía que no era de él, precisamente de quien lo necesitaba, pero no iba a dejar a la pobre chica, sufrir un colapso nervioso por culpa de esas dos, en el fondo, le preocupaba que ella, respondiera de la misma forma visceral en que lo hacía Bill, porque en el tiempo que llevaban ese par juntos, había comprobado que ellos, eran exactamente iguales y eso es lo que hacía que su relación funcionara, era un contante estira y afloja de locura combinado con pasión.

Ambos exigían, gritaban y pataleaban, si no lograban salirse con la suya, ella aparentando ser más calmada y racional y Bill siendo el mimado egocéntrico y narcisista de siempre, pero todo se resumía en lo mismo, ellos no pensaban, si se sentían atacados, actuaban de la misma forma.

Decir que deseaba que se quedará en ese lugar para protegerla era verdad, pero también necesitaba que se quedara, para asegurarse de no fuera tras ellas, conocía a Sarah y sabía que haría cualquier cosa, con tal de lastimar alguien, de Tabatha no tenía muchas ideas en mente, pero de Sofia, estaba seguro que haría daño, sin pararse a pensar.

Sé que te pido mucho, porque estas asustada y molesta y tienes todo el derecho de estarlo, pero piensa que eso es lo que ellas desean, verte fuera de aquí, vulnerable.

Ellas quieren a Bill, todo esto es por él.

¿Y tú lo quieres?

Es la pregunta más estúpida que has me has hecho—le respondió, Tom se cruzó de brazos, dándole una mirada que decía claramente que esa no era la respuesta que esperaba escuchar—Lo quiero.

¿Y vas a dejarlo para que esas dos se lo disputen, sin dar pelea?

No, pero no estas entendiendo, están atacando donde más me duele.

Te entiendo, créeme que lo hago.

Entonces si entiendes, ¿Por qué?

Van ir detrás de ti, te quedes o te vayas, eres lo que en estos momentos les interesa, ambas te odian por la misma razón, pero te atacan por diferentes motivos.

No, quiero ni deseo estar en el medio una guerra.

Lamento decirte que estas en medio de una.

Merecía saber la verdad— empujo la bolsa de la cama, la ropa se desperdigo por el suelo, pero en ese momento no le importo—él debió hablarme claro desde el inicio de nuestra relación.

¿Tenía entendido, que él te pregunto si tenías instinto de supervivencia?

¿Eso qué significa?

¿Te habrías alejado si te hubiera contado todo, todo desde el inicio de su tonteo?

Sofia no respondió, en lugar de eso desvió la mirada, hacia su mesa de noche, donde descansaba una fotografía de ella y Bill abrazados celebrando el ultimo cumpleaños del rubio. Sintió una punzada en el pecho y se mordió el labio.

¿Por qué no te marchaste, cuando te revelo, quien era Sarah y lo que había significado en su vida? ¿Por qué hacerlo ahora?

Porque nunca me había sentido tan vulnerable como ahora, cuando me lo confeso, sabía que no me dejaría, en cambio ahora…

En cambio ahora, sigue contigo.

Porque no llama, porque no responde mis llamadas.

Sofh.

Por favor no intentes excusarlo, han pasado cuatro días desde que se marchó. No paso un día con su noche en que no trato de persuadirme para que me fuera con él, prometió llamarme, prometió que no se despegaría del bendito teléfono, pero no fue así.

Escucha no sé qué rayos está haciendo allá, pero de algo si estoy seguro y es que mi hermano, no están imbécil como para engañarte. Deben tener una buena explicación.

Sofia no dijo ni una palabra, continuo con la mirada fija en la fotografía.

¿Sabes que no estás sola, ¿verdad?  —pregunto apretando suavemente su brazo, hasta que ella poso sus ojos verdes en los suyos—tienes a Morgana, los chicos te aprecian, tienes a la suricata, esa—rio.

¡Tom!

De acuerdo, Lemir, pero tienes que estar de acuerdo que parece una, con sus ojos saltones y siempre moviendo la cabeza de un Aldo a otro.

Ustedes nunca van a dejar de molestarse, ¿cierto?

Es lo que hace divertidos la vida de los tres, además en el fondo nos agradamos los tres—rodo los ojos y eso solo hizo reír más a Tom—y me tienes a mí, sé que pocas veces tenemos estos momentos de seriedad tú y yo, pero te quiero Sofh, eres una buena amiga y eres lo mejor que le ha pasado a mi hermano, aunque a mi madre le cueste reconocerlo, también te aprecia.

Gracias—cubrió su mano con la de ella—también te quiero Tom.

¡Awww!, que tierna—se burló Tom, riendo.

Jodete—se soltó y lo empujo, el castaño solo rio y esquivo una almohada—es la última vez que te digo algo tierno, pedazo de idiota—dijo eso ultimo riendo.

Ya me voy, ¿quieres ayuda con eso, hasta el coche? —señalo la bolsa de ropa en el suelo.

¿Creía que querías que no me fuera?

No voy a retenerte Sofh, si quieres irte, puedo llevarte hasta casa de Morgana, sin embargo, sí, me gustaría que te quedaras, una parte por mi hermano y la otra porque no deberías de darle el gusto a esas dos perras de verte asustada, a diferencia de ellas, tu nos tienes a todos y ellas solo están solas, en cualquier momento van a cometer un error y se van a sacar los ojos entre ellas—la rubia solo movió la cabeza afirmativamente—pero es tu decisión.

Me voy a quedar.

Me alegra escuchar eso niña, voy a dormir en la habitación de invitados, buenas noches.

Buenas noches, ¿Tom? —le llamo antes de que abandonara la habitación, ¿Dónde están Pumba, Lucas y Milk?

Tom movió la cabeza de un lado a otro, al darse cuenta de que la habitación estaba vacía.

¿Tom?

La bolita de grasa y el perro hiperactivo están en el patio y tu gato …

Te voy a matar si Milk está afuera—le amenazo dando un paso en su dirección—sabes que le encanta internarse en el bosque.

¡Tranquila fiera! —levanto la mano como escudo—tu gato está en el armario de Bill, voy por tus niños, ¡dios, que exagerada! —dijo saliendo de la habitación.

***

¿Y bien? —pregunto Tom entrando al despacho de su seguridad—Ya me tienes una respuesta.

He preguntado a todos, pero nadie vio alguien poner el sobre en el buzón.

Sakí, esa no es la respuesta que estaba esperando, no me decepciones, viejo.

Esa tampoco es la respuesta que yo deseaba darte Tom, estoy tan encabronado como tú, por no saber qué clase de juego se traen esas dos putas con la pobre chica.

¿Has sabido algo del pendejo de mi hermano?

Sí, hace unas horas logre comunicarme con Markus, al parecer los pendejos de Andreas y tu hermano, perdieron los celulares en una fiesta.

Seguro estaban drogados y borrachos hasta las orejas.

Me temo que sí.

Los voy a matar en cuanto los tenga en frente, le has dicho a Markus lo que está sucediendo.

Sí, me prometió subir a Bill en el primer avión, en cuanto le bajara la borrachera.

Perfecto, mantenme informado.

***

Sofia se miró al espejo comprobando su aspecto ojeroso, solo había tenido un día para poder hacerle frete a la amenaza de semejante golfas, al menos tenía su día de veinticuatro horas, para mantener su cabeza ocupada en los heridos que llegaran a urgencia, vamos que hasta molestarse con la lela de Erika y el inútil de Mark comenzaba a tener su punto divertido, esos por lo menos no hacían daño a niveles estratosféricos.

Tomo sus cosas y salió de la habitación, tras darse ánimos a sí misma, ya que el zopenco de Bill (ya había repasado, la lista de insultos y era el menos agresivo que encontraba en ese momento) no respondía sus llamadas, la enviaba directo a buzón.

Entro en la cocina y no se sorprendió de encontrarse con Tom, atacando su refrigerador.

guegos gias—dijo Tom con la boca llena.

No me licencie en educación especial, pero asumo que me diste los buenos días—rio—así que buenos días.

¿Qué … tal… dormiste? —pregunto tras tragar el pedazo de fruta que tenía en la boca.

Teniendo en cuenta los hechos del viernes y que solo he tenido un día para asimilarlo, bien, ¿has sabido algo de Bill?

Sakí, logro comunicarse con Markus, perdió el teléfono en una fiesta.

¿Cómo está su brazo?

¿Qué le pasa a su brazo? —pregunto confundido.

Tom, para que Bill, pierda el teléfono significa que tuvo que haber perdido la mano, ya que ese aparato nunca está fuera de ella, vamos que me sorprende que no lo tenga con él, mientras tenemos sexo.

Oye yo no estoy inventando ninguna excusa, solo te estoy diciendo lo que Sakí me dijo, que le conto Markus.

Bien, entonces dile a Sakí que cuando se comunique con Markus, le informe a Bill, que digo yo que se invente una mejor excusa.

Se dio media vuelta y salió de la cocina.

¡Sofh, espera! —fue tras ella—¿A dónde vas? —pregunto reparando en su aspecto.

Tengo guardia entro en dos horas y salgo mañana temprano.

¿Cómo que tienes guardia?, ¿esas zorras te amenazaran, planeas salir de esta casa?

Me dijiste que no les diera la oportunidad de verme asustada, bueno lo único que puedo hacer en ese caso es continuar con mi vida, lo que seguir con mi rutina diaria, hasta que tu hermano decida regresar y le dé fin esta estúpida vendetta.

¿Por qué eres tan terca?

Escucha, podemos hacer esto del modo fácil o difícil, pero eventualmente voy a salir por esa puerta—se cruzó de brazos, Tom simplemente se encogió de hombros y se dio por vencido.

Sofia paso por un lado de Leo y Wali, quienes la esperaban con el coche en marcha, hacia el lugar donde se encontraba estacionado su coche, desde el accidente que tuvo, no había vuelto a conducir su coche, pero sabía que estaba con el tanque lleno y eso no le supondría un problema para llegar al hospital.

¿Qué crees que haces? —pregunto Sakí, al verla buscar por las llaves de su auto.

Busco las llaves de mi coche, que no es obvio.

Lo es, pero con todo respeto Sofia, en este momento es mejor que viajes como siempre en la camioneta.

Sakí, con todo respeto—le devolvió las palabras—pero con lo que llevo viviendo este fin de semana, conducir no supone un riesgo para mi vida, al menos no uno ahora y en verdad necesito los cuarenta minutos de viaje, para pensar en todo.

Bill se va a molestar si se entera.

Creo que está muy ocupado buscando su mano, así que no se va a enterar y si lo hace, es porque tú se lo has contado. Ahora se bueno y entrégame mis llaves.

***

Los cuarenta minutos de viaje en su coche, escuchando un viejo disco de canciones variadas que pertenecía a Lemir, había funcionado como un relajante neuronal, eso aunado al caos del hospital eran como unas tranquilas y relajantes vacaciones para todo lo que le estaba sucediendo.

Pero era consiente que una vez que saliera de ese lugar, todo volvería de nuevo y no estaba segura con qué nivel de fuerza la impactaría, solo rogaba tener la suficiente energía para poder resistir un nuevo embate. ¿pero cómo demonio se hacía eso, si ella no tenía armas contra esas dos? A diferencia de ella, esas no tenían nada que perder, eso la ponía en desventaja.

Abrió su casillero y saco su bata y estetoscopio, metió dentro su mochila, antes de cerrarlo, miró fijamente la fotografía que se encuentra enmarcada en su mesa de noche de ella y Bill y suspiro al pensar de nuevo en él. Tenía un extraño presentimiento y no tenía idea de que podía ser, comenzaba a cuestionarse por qué la estaba evadiendo.

Cerro de un fuerte golpe el casillero al sentir de nuevo esa ola de rabia que la estaba envolviendo desde que Bill comenzara a ignorarla.

Vas a ocasionarle una contusión al casillero si vuelves a golpearlo de esa forma—dijo el doctor Campbell tras la espalda de la rubia que se giró rápidamente.

Doctor Campbell, buenos días—saludo con voz rígida, sin corresponder la sonrisa que el hombre le dirigía, se colocó la bata y se puso el estetoscopio alrededor de su cuello—¿puedo ayudarlo en algo, aún faltan algunos minutos para que comience mi turno?

Tengo algunos casos que podría resultarte interesantes, ¿Qué te parece si tomamos un café y lo discutimos?

Ya he tomado mi ración de cafeína esta mañana, gracias por el ofrecimiento—le respondió educadamente, aunque comenzaba a sentirse incomoda, sobre todo porque se encontraban ellos dos solos y no le gustaba para nada la mirada que le dirigía el hombre—Si no necesita algo más y puede esperar hasta que comience mi turno tengo que llamar a mi novio —hizo énfasis en esas dos palabras.

Bill Kaulitz—dijo el hombre.

Sí, ese es su nombre—respondió

Es un hombre con suerte, tener a una mujer tan atractiva como tú a su lado.

Es más que suerte—dijo sin perder de vista ningún movimiento del hombre, que comenzaba acercarse a ella, afortunadamente la puerta se abrió en ese momento.

Buenos días doctor Campbell, ¡hey Sophie! —saludo Morgan entrando.

Buenos días doctor Evans—saludo el hombre retrocediendo los pequeños pasos que había dado en dirección hacia la rubia—los veo en unos minutos más sean puntuales—dijo justo en el momento que se abría la puerta y el resto de los internos entraban en la habitación a los cuales saludo con un escueto buenos días.

¿Qué rayos fue eso? —le pregunto en voz baja, mientras tomaba rápidamente sus cosas.

No tengo idea—respondió con voz cansada.

Ten mucho cuidado con el doctor Campbell, algo me dice que le gustas.

Que tome un número y espere sentado—dijo molesta, saliendo de la habitación sin esperar a Morgan o a Lara que entraba justo en el momento que ella salía.

¿A esa que le pasa? —pregunto la chica colocándose junto a Morgan.

Ni idea, pero mejor dejarla sola unos minutos, ya sabes que cuando esta de malas, lo mejor es mantenerse apartado.

Lara y Morgan salieron unos segundos despues en busca de la rubia, encontrándola sentada en una banca fumando.

¿Qué rayos te pasa a ti? —pregunto Lara sentándose junto a ella.

Sofia aspiro del cigarrillo casi consumiéndolo por completo antes de responder.

Sofía Elizabeth Sacks, ¿quieres decirnos que fregados te pasa? —exigió saber Lara, Morgan solo se mantuvo al margen, pero atento a la respuesta de la chica.

Bill no me ha llamado—finalmente confeso, necesitaba decir al menos una de las cosas que le preocupaban o iba a explotar.

Debe estar muy ocupado trabajando, tu misma lo dijiste, iba a reunirse con muchos artistas plásticos—intento darle ánimos, la rubia dejo escapar una especie de risa opaca—¿desde cuándo no sabes de él?

Desde hace cinco días.

¿Los días que lleva fuera? —murmuro Morgan

Así es.

¿Crees que pudo haberle pasado algo malo?

No lo sé—se froto la frente.

Morgan y Lara se miraron por unos segundos, sin saber que decir o hacer para que levantarle el ánimo.

¿Crees que te está engañando? —se atrevió a preguntar Morgan, lo que hizo que Sofia levantara el rostro con una expresión ilegible en él.

Expresión que fue fotografiado a la distancia sin que los tres chicos se dieran cuentan, lamentablemente no pasarían muchas horas para que Sofia se viera en todas las revistas y fuera el centro de atención.

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