CAPÍTULO 82: TENEMOS UN TRATO
Tom observaba con curiosidad la propiedad frente a él, era una casa que a leguas se veía que necesitaba una buena capa de pintura, aunque el barrio donde estaba ubicaba parece necesitar urgentemente una limpieza y no hablaba solo de la basura que veía en las banquetas, sino de las personas que se encontraban fuera de sus casas, observando atentamente la camioneta negra que en la que se encontraban.
Comenzó a preguntarse si habría sido una buena idea, el que solo llevaran a Markus y Sakí con ellos, pero Bill le había asegurado que no era necesario llevar un ejército con ellos, incluso había dicho que no era necesario que lo acompañara, pero él se negó a quedarse, solo había pasado un mes desde que su hermano y Sofia se separaran, la prensa aun hurgaba en la basura de su familia, con la intención de encontrar algo que revelara lo ocurrido en la relación para que terminara tan abruptamente, pero sabía que no encontrarían nada y Dunja se había encargado de que la prensa dejara de husmear y de molestar a Sofia.
Pero aún le preocupaba la nueva y desconocida actitud que había adoptado Bill, su hermano era un zombie, pasada las noches en vela, había entrado en su habitación varias noches, durante ese mes y lo había encontrado sentado a los pies de la cama con la mirada fija, encorvado y fumando, durante el día respondía con monosílabos y las únicas ocasiones en que mostraba que aún era una persona con vida era cuando, Simone o Gordon, sacaban a relucir el nombre de Sofia en alguna conversación, sus ojos brillaban y refulgían llenos de vida, sin embargo todo eso duraba unos segundos, antes de volver a ser opacos y sin vida.
Giro la cabeza para ver a su hermano quien tenía la cabeza apoyada contra el asiento, sus ojos estaban ocultos tras unas gafas oscuras, las cuales se habían convertido en un escudo, su respiración era tan pausada que podía asegurar que se había quedado dormido.
—Ya deberíamos tener noticias—Tom pego un bote al escuchar la voz de Bill, la cual salió ronca.
—Georg quedo de llamarme, no debe tardar.
—Bien.
—¿Qué hacemos exactamente aquí? —pregunto volviendo la mirada a la casa.
—Aquí esta Tabatha, ya te lo dije.
—Este lugar es un asco, no imagino a esas dos viviendo en una pocilga y en un barrio de mala muerte como este.
—Son dos putas que se esconden en la basura, que mejor lugar que este, para que no las encuentren—le recordó Bill, encendiendo un cigarrillo.
Tom estaba por decir algo más sobre la situación de esas dos, cuando su teléfono comenzó a sonar y el nombre de Georg, apareció en la pantalla, le tomo un segundo responder la llamada, el mismo segundo que le tomo a Bill, salir de la camioneta acompañado de Sakí.
Corto la llamada e intento abrir la puerta de su lado, solo para comprobar que había sido cerrada desde afuera.
—¡Markus, abre, la maldita puerta! —le exigió al hombre sentado frente a él.
—Lo lamento Tom, pero Sakí es quien tiene la llave.
Maldijo y golpeo el asiento frente a él, llamo a su hermano, solo para darse cuenta de que el teléfono estaba justo a su lado, volvió la mirada a la puerta, para ver como esta se abría y Bill entraba con Sakí detrás de él.
***
Tabatha llevaba toda la mañana intentando comunicarse con el imbécil de Otto, aun no podía creer que las hubiera llevado a ella y a Sarah a ese barrio de mala muerte, o mejor dicho a ella, porque en lo que se refería a la zorra de su prima, esta se estaba quedando con uno de sus tantos amantes y la había dejado a la derivaba, en cuanto se había enterado de que la noticia era cierta.
Volvió la mirada al periódico de esa mañana, donde se veía a Sofia en la terraza de un restaurante, con algunas personas, en la foto no se veía muy bien su rostro, pero la nota de página aseguraba que se veía, relajada y divirtiéndose con unos amigos, en la misma página había una fotografía de Bill, quien salía caminando con su hermano, paseando a sus mascotas y fumando un cigarrillo, su rostro estaba oculto por una gorra y unos lentes oscuros.
—¡Soy una idiota! —lanzo el periódico a través de la habitación, justo cuando llamaron a su puerta, se puso de pie en un brinco, pensando que se trataba de Otto, quien, por fin, daba señales—Llevo, buscándote toda la …—la frase murió en sus labios, en el momento que abrió la puerta y se encontró a la persona que menos esperaba ver.
—Es curioso porque yo llevo buscándote a ti y a la zorra de Sarah, bastante tiempo—le dijo.
Tabatha intento cerrar la puerta, pero fue un vano intento, ya que Sakí, la abrió de un empujón, la chica trastabillo asustada, aun recordaba lo que había sucedió la última vez que estuvo frente a frente con Bill, quien ingreso al lugar como si fuese el amo y señor, con él hombre detrás de él.
—¿Qué…que haces aquí? —su voz tembló al salir y una sonrisa divertida adorno el rostro de Bill.
—¿No estabas buscándome? —su voz sonó desconcertada—Pensé que tu visita a Sofia al hospital se debía a eso— se quitó los lentes y observo a la castaña frente a él, quien se encogió ante su mirada.
La chica balbuceo, en busca de algo que decir, sin embargo, nada pudo salir de sus labios, estaba aterrada.
—Bueno, pues yo si te he estado buscando, ¿sabes cuán difícil fue dar contigo? —dio un paso en dirección a ella, quien retrocedió—¿No te alegras de verme? —camino hasta uno de los sillones donde tomo asiento, le hizo un gesto a Sakí, quien retrocedió.
—Ni tu madre, se alegraría de verte, porque lo haría yo.
Bill se hizo el ofendido ante esas palabras.
—Tabatha, hieres mi corazón—dramatizo—pero tienes razón, Simone no se alegra de verme nunca, pero tú, vamos no seas rencorosa, cariño.
—¿Qué quieres?
—¿Que quiero?, es algo sumamente sencillo—sonrió encantadoramente— quiero arrancarte la cabeza—los ojos de la chica se abrieron grandemente—Soy un hombre de gustos sencillo, ¿no lo crees Sakí? —le dio una mirada al hombre que se encogió de hombros—desafortunadamente, Tom, piensa que lo mejor que puedo hacer es darte una oportunidad, ¿Qué opinas tú?
—Que no te tengo miedo—respondió, cruzándose de brazos.
—Creo que sí, creo que te mueres de miedo—se trono los dedos—pero hoy tengo esa vena, benevolente que rara vez, se despierta en mí y estoy dispuesto a darte una oportunidad para que conserves esa bonita cabeza, sobre tus hombros.
—¿Por qué habría de creer en tus palabras?
—Tabatha, tu mejor que nadie, sabe que mi deporte favorito es golpear putas, como tú, sin embargo, creo que después de la putada que te han hecho, mereces tu oportunidad de vengarte.
—¿Vengarme? ¿de que estas hablando?
—Te digo algo Sakí—dio una mirada al hombre, que le miro por unos segundos—siempre me he preguntado, ¿Cómo es posible que las putas, sean tan ingenuas? —el hombre se volvió a encoger de hombros como respuesta—Tabatha, te di un apartamento de lujo, al venderlo, podrías haberte mudado a una zona mejor que esta, sin embargo, le disté el dinero de la venta a Otto, fue una de tus decisiones más estúpidas.
La castaña le miro con una mezcla de confusión y molestia, estaba comenzando a odiar la mirada condescendiente y la sonrisa burlona que le mostraba Bill, quien se estaba tomando su tiempo, para hablar.
—¡Habla de una maldita vez! —exigió pasado unos minutos.
Bill observo el brillo de sus anillos como si eso fuera mucho más interesante que darle una respuesta a la chica, quien comenzaba a respirar pesadamente debido al estrés al que la estaba sometiendo, con su silencio.
—¿Confías en Otto?
—Lo hago, es el mejor hombre que pude haber conocido, él no me trata como una puta—declaro con voz orgullosa y pose erguida, la cual se desvaneció rápidamente, ante la estruendosa risa que el rubio dejo escapar.
—Hay las putas, en verdad creen que cualquier hombre que se acerca a ustedes va a terminar como esa película de Julia Roberts, abre los ojos, pendeja, eso nunca va a pasar, tu hombre ideal, no es tan ideal.
—No tienes nada contra Otto, solo estas inventando cosas, por hacerme enojar, estas molesto, porque yo si tengo a la zorra de Sofia en mis manos.
Bill sintió que la sangre comenzaba a calentarse dentro de sus venas, con el recordatorio de la amenaza de esas dos zorras, sobre arruinar a Sofia. Se puso de pie en un parpadeo, que Tabatha no vio venir, solo pudo jadear al sentir una fuerte opresión en su cuello, llevo sus manos a las que rodeaban su cuello, encajo sus largas uñas en ellas, pero no parecía tener efecto en él, pues el agarre cada vez se hacía más fuerte, sus ojos se llenaron de lágrimas, comenzó a sentirse mareada, su cabeza estaba palpitando y estaba segura de que morirá, pero de la misma forma en que fue sujetada por el cuello, la presión desapareció rápidamente.
Llevo sus manos a su cuello y comenzó a toser, sus oídos zumbaban y las lágrimas se escaparon de sus ojos, elevo su mirada buscando asustada a Bill, solo para encontrarlo siendo sujetado por Sakí, el hombre le daba la espalda a ella, pero podía escuchar cómo le pedía al rubio que se calmara. No podía levantarse del sillón en el que se encontraba, pues sus piernas temblaban y estaba segura de que no le responderían si intentaba escapar, como si eso no fuera suficiente, Sakí, bloqueo la puerta con su alta figura, cuando Bill, le dijo que estaba calmado.
—¡Estás loco! —grito, asustada.
Bill se pasó las manos por el cabello alborotado, una sonrisa tétrica se posó en sus labios, con forme se acerca más a la chica, que se encogió sobre sí misma en el sillón.
—Escúchame bien, pedazo de escoria humana, te voy a dar una sola oportunidad de conservar esa bonita cabeza sobre tus hombros, pero sí de tus labios vuelve a salir el nombre de Sofia, lo último que veras, será el infierno en mis ojos.
Tabatha trago el nudo que se formó en su garganta, estaba segura de que Bill cumpliría su promesa.
—Sakí, puedes darme el sobre—extendió su mano en dirección al hombre, saco del interior de su saco, un sobre de color amarillo que le entrego al chico—gracias—camino hacia Tabatha quien aún se encontraba en hecha un ovillo en el sillón temblando como una hoja.
Los ojos azules de Tabatha se movían frenéticamente estudiando cada movimiento que hacía Bill, quien estaba muy entretenido revisando el contenido del sobre.
—Toma—le extendió el sobre, después de volver a guardar el contenido dentro.
—¿Qué es eso?
—Velo por ti misma.
Tabatha estaba reticente a tomar el sobre, sabía que cualquier cosa que viniera de Bill, no era nada bueno.
—¡Tabatha, agarra el puto sobre! —grito, haciendo saltar a la chica, quien rápidamente le arrebato el sobre.
No espero a que Bill, volviera a gritarle, abrió el sobre y extrajo el contenido, un jadeo se quedó atascado en su garganta, cuando sus ojos repararon en las imágenes, que estaba viendo, debía tratarse de un montaje, eso no era cierto, sus ojos comenzaron arder, mientras cambiaba de fotografía, cada vez más explícita a la anterior. Sus manos temblaron cuando llego a la última y dejo caer las fotografías que terminaron en el suelo, su garganta quemo de rabia, su pecho se hundió de dolor, sus oídos pitaban, estaba aturdida por lo que había visto. Escucho un bostezo, levanto la mirada, había olvidado la presencia de Bill, quien le observaba desde el otro lado de la habitación con expresión aburrida, vio como Sakí, le volvía entregar otro sobre, le vio torcer los labios, antes de dárselo, con las manos temblorosas lo recibió, odio cada segundo que transcurrió cuando comenzó a darse cuenta del contenido de esos papeles.
—Como ya te habrás dado cuenta, tu cuenta bancaria está en cero, desde hace meses ¿te digo la razón? —pregunto divertido, Tabatha negó, pero eso no pareció importarle a Bill—Otto ha estado haciendo movimientos en tu cuenta, comenzó a transferir tu dinero a su cuenta.
—Maldito bastardo—murmuro llena de cólera.
—Sabes que lo peor es que no pensaba decirte nada, iba a dejarte cuando te dieras cuenta, lo peor es que iba a dejarte por la puta de … Sarah.
Tabatha levanto la mirada del documento y fijo su mirada en Bill, esperando ver un atisbo de mentira en sus ojos, pero solo pudo ver en ellos, como se burlaban de su propia estupidez.
—Mientes—dijo limpiándose las lágrimas —ellos jamás me traicionarían, ¡Sarah y yo estamos juntas y vamos a terminar con la estúpida de Sofia! — grito y eso solo provoco que Bill la abofeteara. Tabatha grito y se llevó la mano al rostro.
—¡Eres estúpida o te haces! —la sujeto por el cabello—ve las malditas fotos, ese de ahí es Otto, follandose a la puta de Sarah, como la perra que es—tiro más fuerte de su cabello, las lágrimas caían libremente de los ojos de Tabatha—¿Sabes dónde está Otto, en este momento? —Tabatha negó—En este momento está siendo llevado a una cárcel, te diré la razón, por haberle robados a los Listing … ¿Sabías algo de esto? —Tabatha negó rápidamente, pero Bill sabía que mentía—No te creo, Sakí, ¿le crees?
—Ni una palabra—respondió con voz monótona.
Bill comenzó acariciar el suave cabello de Tabatha, quien aún estaba temblando y siendo un desastre lloroso y lleno de hipos con mocos.
—Tabatha—la llamo con voz suave—Sé que esto es sumamente duro y difícil para ti—dejo escapar un suspiro derrotado—Pero no te guardo rencor, creo firmemente que eres una pobre víctima de esa malnacida de Sarah, y mereces vengarte, yo puedo darte eso, lo único que pido es, que me digas donde puedo encontrarla.
La castaña miro fijamente a Bill, mientras estudiaba su rostro, el cual se veía tranquilo, sus ojos no estaban negros llenos de odio, sino de un color caramelo suave, era el rostro de alguien que lucía como si no pudiera ser capaz de lastimar, pero ella sabía que ese rostro angelical, era el del mismo demonio.
Bill se pasó la lengua por los labios, esperando pacientemente a que la castaña pudiera responder a su pregunta.
—Tabatha, ¿Dónde está Sarah? —volvió a preguntar, acariciando unos cuantos mechones, los cuales fue atrapando entre sus dedos.
—Y… yo … no lo sé—finalmente respondió, pero esa no era la respuesta que Bill deseaba escuchar, ya que tiro fuertemente del cabello de la chica, quien casi podía sentir, como estos se desprendían de su cabeza.
—No me mientas, estoy seguro de que sabes ¿Dónde está esa maldita puta mal nacida?
—¡No lo sé! —grito llevando sus manos a la parte trasera de su cabeza hacia la mano que tiraba con fuerza del cabello.
—¡Si lo sabes! —le grito—Escúchame bien Tabatha y hazlo con mucho cuidado, me estoy conteniendo enormemente de reventarte a golpes, teniendo en cuenta que la última vez, fui muy blando contigo, porque créeme si hubiese sabido de quien eras familia, me habría asegurado de dejarte inservible para el resto de tu patética vida.
—Bill—le llamo Sakí—compórtate— le ordeno el hombre—se lo prometiste a Tom.
La mención del nombre de su hermano hizo que torciera los labios en señal de fastidio.
—Está bien—respondió—pero esta bruja no está cooperando—se quejó y abofeteo de nuevo a la chica.
Tabatha sintió que el lado derecho de su rostro comenzó a punzar e incluso pudo sentir el sabor metálico en su boca, esta vez el golpe había sido mucho más fuerte, su ojo punzaba y estaba segura que se inflamaría, por el rabillo de su lado izquierdo, observo como Sakí caminaba en su dirección con algo metálico en su mano, cuando pudo reparar mejor en el objeto se dio cuenta que eran unas tijeras, las cuales tomo Bill, sus ojos se abrieron grandemente, cuando contemplo la enorme sonrisa en su rostro, una que no le auguraba nada bueno.
—Te hable de aquella ocasión donde apuñale a un chico con unas tijeras—le dijo como si fuera algo divertido, Tabatha negó—fue muy divertido, creo que tenía como diez o nueve—poso las tijeras en la punta de la nariz de la castaña.
—No por favor—murmuro al sentir como estas se abrían sobre sus labios y al cerrarse le cortaban—dejo escapar un grito de dolor.
—¡Ups! Lo lamento—se disculpó retirando la sangre del labio de la chica con su pulgar y embarrándoselo en la blusa—se me resbalo.
—Por … favor—imploro
— No voy apuñalarte no seas exagerada, pero si continúas mintiendo te voy a cortar, todo el cabello y despues, Sakí, va a proceder a dejarte totalmente calva.
—¡Es que no lo sé! —grito —te juro que no lo sé—sorbio —cuando… cuando vendí el departamento, el cabron de Otto me trajo aquí y ella se fue con uno de sus tantos amantes.
Bill le dio una mirada a Sakí, antes de volver a sus ojos a la chica.
Achino los ojos—Voy a fingir que te creo—respondió levemente, se puso de pie y ayudo a la chica a sentarse, le entrego un pañuelo para que se limpiara el labio que aún le sangraba.
—Es que tienes que creerme—murmuro contra el pañuelo que tenía presionado en su boca.
—¿Puedes averiguar donde se encuentra?
—Puedo hacerlo.
La tomo fuertemente del brazo y la acerco a la ventana, en el momento justo cuando un coche de policía se detenía frente a la casa.
—¿Qué hace la policía aquí? —pregunto asustada
—Solo me aseguro de tenerte vigilada, ellos se van a encargar de llevarte a un lugar del que no podrás escapar para esconderte—Tabatha le miro aterrada—se lo que es escuchar como violan a una persona en ese lugar, créeme es lo peor que puedes escuchar en una noche, pero yo puedo hacer tu estadía menos miserable, si me pones a Sarah en charola de plata, me voy asegurar de que salgas rápido, me entiendes.
—Si.
—Bien, si me engañas y le cuentas a Sarah, que estás ahí porque me la vas a entregar, te juro Tabatha, que voy hacer que te lleven a una prisión con hombres, créeme una belleza como la tuya va hacer un placer de disfrutar, solo imagínate por cuantos vas a pasar, te vas a morir mientras de violan.
—No lo haré, te entregare a Sarah—respondió presa del miedo.
—Bien tenemos un trato—le palmeo la cabeza—Vez Sakí, no es tan imbécil y no esta tan hueca, dile a los chicos que se marchen—se rio del rostro de estupefacción de la castaña cuando los vio marcharse—No voy a encerrarte idiota, solo quería ver tu cara de miedo, pero el otro coche, se va encargar de llevarte a un lugar seguro y menos deprimente, pero estarás vigilada, me entregaras a Sarah, cuando yo te lo diga y me informaras de cada cosa que planee, sobre todo si es contra Sofia.
—Si.
—Tenemos un trato, rómpelo y lo último que veras, será le piso de una cárcel y lo último que escucharás serán los jadeos de otros entrando y saliendo de tu cuerpo y no podrás decir una palabra, puesto que yo mismo te arrancare la lengua.