CAPÍTULO 83: TE EXTRAÑO
Las largas jornadas de hospital solo eran un ligero sedante que la hacía desconectarse de todo… todo era Bill, pero al final del día cuando se desplomaba en su pequeña cama fría, dejaba que la tristeza, la soledad y la rabia la envolvieran en un capullo que tenía como resultado una larga noche de llanto.
Las manos le picaban casi a diario cuando revolvía entre sus contactos hasta dar con el número de él, sus dedos temblaban, su corazón martillaba tan fuerte que podía asegurar que podían escucharlos cualquier persona que estuviera lo suficientemente cerca de ella, pero de la misma forma frenética que latía, volvía hundirse en un repiquete lento cuando se daba de cuenta que él no respondería su llamada.
Cerro los ojos dejando escapar un suspiro derrotado, cuando volvió a sentir ese picor en sus dedos, llevaba cerca de veinte minutos observando su fondo de pantalla, no era una foto más de ella y Bill, era la primera foto compartiendo lo que una vez había sido su hogar, no era una foto tomada en cualquier lugar de esa enorme casa, era una foto tomada en la intimidad de su recamara, una foto que se habían hecho después de hacer el amor en su cama, solo podía verse su rostro y el de él con sus cabellos desordenados y sus ojos brillando de amor y puede que solo un poco de piel, nada que revelara que en realidad no había nada que los cubriera, la cama ni siquiera había estado en condiciones cuando se revolcaron en ella.
Torció los labios en una mueca triste sintiendo el nudo del dolor descender con fuerza por su garganta.
—Deberías dejar de atormentarte y cambiar el fondo de pantalla, Sofía no es sano, que continúes así—la suave voz de Lara, la hizo despegar la mirada de su teléfono, el cual volvió al bolsillo de su bata.
Sofía le ofreció una sonrisa melancólica mientras hacia un movimiento de asentimiento con su cabeza, si habría la boca, estaba segura de que solo saldría un sollozo, odiaba los días en que se sentía así, pero no podía evitarlo.
— ¿Cómo te fue con Tom? —pregunto después de unos minutos cuando estuvo segura de que su voz saldría firme.
—Bien.
Dejo escapar un gruñido ante la respuesta escueta de su amiga, podía ver en sus ojos que se estaba conteniendo de hablar del mayor de los Jaulita por respeto a ella.
—Lara, puedes hablarme de tu cita con Tom, te aseguro que no voy a llorar.
***
Dio una mirada a su reloj de pulsera solo eran las tres de la tarde y estaba exhausta, hacia unos minutos había tenido un cruce de palabras con la estúpida de Erika que no perdía oportunidad para molestarla, se contuvo para no darle una buena bofetada que terminara de acomodarle las neuronas, pero eso habría significado que la suspendieran y ya tenía demasiadas mierdas que soportar como para lidiar aun con más.
Apoyo su cabeza contra la banca de madera, dejando que el cálido aire y los rayos de sol impactaran contra su rostro con la esperanza de que eso la relajara, solo pedía cinco minutos de minutos de paz, para poder continuar lidiando con todo, nunca se imaginó que su ruptura con Bill sería tan insoportable de llevar, no era solo por el hecho de extrañarlo, eso era algo que podía controlar la mayor parte del tiempo, pero las miradas y los cuchicheos a los que se veía sometida diario no solo en el hospital si no a donde quiera que fuera gracias a la maldita prensa era algo que la estaba volviendo loca.
Una ligera presión en su hombro la obligo abrir los ojos de golpe solo para encontrarse cara a cara con el doctor Campbell.
—La asuste doctora Sacks, disculpe—le sonrió.
—Solo me tomó por sorpresa—respondió, alejándose un poco del hombre— ¿puedo ayudarle en algo?
—Le pediría un cigarrillo, pero usualmente usted nunca tiene uno para compartir con los demás— Sofía le ofreció una sonrisa incomoda—tranquila, nunca he dicho que lo hace apropósito.
La rubia se removió inquieta no le agradaba nada el doctor Campbell, solo lo soportaba porque era su jefe y hasta el momento no había hecho algo para que ella pidiera un cambio y decir que se sentía acosada, no sería un argumento válido, puesto que el hombre tenía una reputación intachable.
—Tengo que volver—se puso de pie.
—Antes de que se marche, me gustaría hablarte de algo, será rápido, no te quitare más de cinco minutos—dijo invitándola a sentarse de nuevo en la banca—es sobre tu próxima evaluación—agrego después de ver como desconfiaba en sentarse de nuevo.
***
Sofía sentía su estómago revuelto tras las palabras que había cruzado con el doctor Campbell, era una sensación nauseabunda que habría paso por todo su cuerpo, camino rápidamente por los pasillos del hospital buscando a Morgan, necesitaba salir de ese lugar, pero no era tan irresponsable como para dejar a sus pacientes olvidados.
Afortunadamente no tuvo que buscar mucho, ya que lo encontró en la cafetería con Lara y Vecky, la enfermera que recientemente se había unido a su grupo.
— ¿Te encuentras bien? —pregunto Morgan cuando la vio acercarse.
—No, realmente, necesito que me hagan un favor.
—Seguro—respondió Lara, preocupada al verla tan pálida— ¿pero que tienes?
—No puedo decirles, pero necesito que se hagan cargo de mis pacientes, ¿podrían hacerlo?
—Sí, nosotros nos ocupamos de ellos, no te preocupes, pero ¿Qué ocurre? —volvió a insistir Morgan, a leguas se veía que Sofía estaba intentando contener las lágrimas, además se veía sumamente asustada.
—Aah…y…yo… luego les digo, necesito irme ahora.
—Te acompaño a tu coche—se ofreció Morgan, tomando la bolsa de la rubia y colgándosela en el hombro.
Los dos caminaron hacia la salida del hospital, Sofía lo hacía más rápido de lo usual, era como si necesitara escapar de ahí, lo que hacía que Morgan se preguntara ¿Qué demonios le habida sucedido?
— ¿Puedes conducir? —pregunto reparando en sus manos temblando al abrir el coche.
—Si—movió su cabeza en asentimiento—gracias, si alguien pregunta di que tuve una emergencia, por favor.
—Claro, ¿pero estás segura de poder conducir hasta Teltow? —Sofía pestañeo al reparar en el nombre que salió de los labios del chico— ¿Vas a tu casa?
—Necesito hablar con alguien—respondió—voy a estar bien te lo aseguro.
Morgan no se quedó conforme con la respuesta de Sofía, pero tenía el presentimiento de que no podía llamar a Morgana y decirle que la rubia estaba extraña, puesto que eso solo alteraría a la mujer, torció los labios pensando en la forma de cómo ayudar a su amiga, corrió de regreso al hospital cuando un nombre apareció en su cabeza, era la única persona que conocía que podía ayudarla, esperaba hacer lo correcto.
***
El sentimiento de angustia que la había invadido hacia solo unas horas atrás fue reemplazado por la ira, contemplo el lugar por unos segundos, no parecía haber cambiado en los últimos años, nunca se habría imagino que volvería a poner un pie ahí, no después de lo que había sucedido.
Con un último suspiro empujo la puerta para abrirse paso en el interior del lugar, una mujer robusta de cabello castaño rojizo, le miro confundida ante tal exabrupto.
— ¿Puedo ayudarla? —pregunto con voz gentil.
— ¿Esta Jake dentro? —señalo la puerta.
— ¿Tiene usted cita? —pregunto ignorando, la forma de referirse al doctor Fritz.
— ¿Esta dentro, sí o no?
—Déjeme anunciarla—dijo, presionado una tecla del intercomunicador, pero Sofía no le dio tiempo a siquiera advertir su presencia en la oficina.
Jake levanto la mirada de su libreta de anotaciones al escuchar como su puerta era abierta y los gritos que daba su asistente, se puso de pie al ver a la rubia caminar en su dirección, — ¡Eres un hijo de puta! —dijo asestándole una bofetada, Jake retrocedió aturdió por el golpe, pero se repuso a tiempo para sujetarle la mano, cuando intentaba darle otra. Hacia demasiado tiempo que no la veía. Por lo que le sorprendía su visita y más aún su agresión
— ¿Qué demonios? —Pregunto tras reponerse, vio a su secretaria que le miraba confundida —Vecky retírate—ordeno, la mujer asintió y cerró la puerta detrás de ella.
— ¿De qué hablas?
—Sabes perfectamente de que estoy hablando—le dijo jaloneando su mano.
—Por supuesto que no, hace tiempo que no te veo, hice lo que me pediste me aleje de ti, así que ¿hazme el maldito favor de decirme a que se debe este ataque? — la llevo hasta uno de los sillones de su consultorio y la sentó bruscamente—Habla—le ordeno.
—Me acabas de hundir la carrera para siempre, te parece poco.
—De nuevo te repito, no sé de qué hablas.
—Claro que lo sabes, ¡le hables a Campbell de lo que hubo entre nosotros! —grito.
Los ojos de Jake se abrieron grandemente ante sus palabras, recordaba haberle hablado a su amigo sobre una chica con que había tenido una aventura, pero nunca le dijo su nombre, sobre todo nunca le dijo que era una estudiante de medicina, mucho menos le había dado la descripción de Sofía, así que no entendía de donde, Campbell podría haberse enterado de que era…—Esther—dijo dando por fin con la respuesta.
— ¿Qué?
—Fue ella, hace poco tuvimos una discusión por la custodia de nuestro hijo, no se tomó nada bien el divorcio, discutimos poco después de que la prensa hizo eco de tu separación con el bastardo de Kaulitz.
—Estas mintiendo, ¿Qué ganaría ella con eso?
—Joderte.
—Campbell dijo que tú le hablaste de nosotros y como si eso no fuera poco, le hablaste de un video, Jake ¿nos grabaste teniendo sexo en tu oficina? —pregunto con los dientes apretados.
—Fue un accidente, fue solo la primera vez, Sofía borre el video, te lo juro, que me deshice de él.
Los ojos de Sofía ardieron ante la respuesta, ahora se sentía mucho más humillada de lo que había estado cuando el cerdo de Campbell se le insinuó.
— ¿Cómo puede jurar que te deshiciste de él, cuando Campbell asegura tenerlo?
—Está mintiendo, te juro que ya no hay nada, hace mucho que me lo desaparecí.
— ¿Cuándo?
— ¿Qué?
— ¿Qué cuando te deshiciste de él? ¿Cuándo te diste cuenta de que lo habías grabado o tiempo después?
Jake se quedó en blanco ante las preguntas, sabía cuándo se había deshecho del video, pero no estaba seguro de dar la respuesta que ella le exigía.
— ¡¿Cuándo?! —grito
—Cuando me dejaste, unos días después.
—Eso significa que ella lo vio y que cabe la remota posibilidad que ella tuviera una copia y se lo haya entregado a ese imbécil, solo para joderme.
—No… no lo sé, tal vez.
Sofía sentía que la sangre se le acumulaba en la cabeza y su corazón iba más rápido de lo normal.
—Hablare con ella.
—Oh, ya creo que lo harás—hizo puños sus manos—porque si algo aprendí de los Kaulitz, es que con dinero consigues todo, sin necesidad de remordimiento y afortunadamente a mi sobra dinero.
— ¿Qué significa eso?
—Que sería una pena que tu hijo crezca sin la zorra de su madre, estoy harta de que todos crean que pueden intimidarme—salió de la oficina dando un portazo dejando al hombre aterrado no solo por sus palabras, si no por todo lo que había visto en sus ojos, lo que lo llevo al recuerdo de aquella tarde que Bill estuvo ahí, esos ojos verdes se habían oscurecidos hasta la locura como los de él, estuvo seguro de que, de aquella dulce chica, estaba comenzando a quedar muy poco.
***
Bill sentía el cuerpo pesado quería desplomarse en su cama y lamer sus heridas en la oscuridad de su refugio, agradecía no haberse deshecho de él, estaba harto de las preguntas de Tom y sus padres, su hermano no dejaba de molestarlo con respecto a aquella conversación que tuviera con Tabatha hacía varias semanas, no le había hablado sobre lo que sucedió en la casa con la castaña, solo le dijo que las cosas ya estaban en marcha, pero Tom y Simone, no estaban conforme con esas respuestas.
Abrió la puerta de su estudio dejando que pumba entrara corriendo, no se molestó en encender las luces, la oscuridad era lo que mejor se adaptaba a él en ese momento de su vida, aunque el lugar no se veía tan oscuro, como habría deseado gracias a la luz de la luna y las farolas de la calle, que se colaba por los ventanales dejo sus llaves en una de las mesas del lugar, se quitó la chaqueta de cuero y la arrogo algún lugar, camino hacia la cocina para sacar una cerveza o una botella de whisky o lo que fuera, habría preferido meterse algo, hacia demasiado tiempo que no se drogaba y en ese momento sentía la necesidad de olvidarse de todo por un rato, pero también era consiente de cómo se desequilibraba cuando estaba drogado y no quería cometer una estupidez, que lo llevara arrepentirse esa noche, así que tendría que conformarse con el alcohol.
Se bebió una cerveza de golpe y estaba por abrir la segunda cuando el lloriqueo de Pumba lo hizo salir de la cocina, siguió el ruido que provocaba su perro, los cuales lo llevaron hasta su habitación.
—Sofía—dijo al reparar en la figura que se encontraba sentada en el suelo con la espalda apoyada en la cama, las luces del exterior se filtraban en la habitación, sintió como su estómago se hundió al ver las mejillas llenas de lágrimas—Sofh, que sucede—tomo su rostro entre sus manos y paso sus pulgares por las mejillas llenas mojadas.
—Lo siento—murmuro entre lágrimas—sé que no debo estar aquí, pero te extraño—le hecho los brazos al cuello.
Bill la sujeto por la cintura y los llevo ambos a la cama, dejo que se acurrucara en su pecho y llorará, le acaricio el cabello y dejo un beso en su frente.
—Bill—le llamo con la voz rota —ya no puedo.
—Yo tampoco—confeso—pero es necesario seguir con esto.
La rubia se limpió las lágrimas, se alejó del cuerpo de Bill.
— ¿A dónde vas? —pregunto abrazándola y acostándola con él.
—Me voy a casa.
—No, esta noche—le beso—te necesito y tú a mí—dijo contra sus labios.
— ¿Qué hay del plan?
—Que se joda el plan por esta noche.
Sofía cerro los ojos, dejo que sus manos se aferraban a los hombros de él, mientras lo sentía entrar y salir de ella, sentía el hormigueo del orgasmo cosquilleando en su bajo vientre y quería retrasarlo lo más que pudieran no deseaba terminar, no quería que ese momento llegara a su fin, podía sentir como Bill respiraba a un más agitado mientras lamia y mordía su cuello, en ese momento poco le importaba si quedaba una marca, sería el recordatorio de esa noche.
Bill gruño al empujar sus caderas con más fuerza en su interior, provocando que ella enterrara sus escasas uñas en su espalda, mientras el orgasmo la golpeaba con fuerza, pudo ver estrellas tras sus parpados y sentirse flotando.
—No vayas a dormirte—escucho que le decía, rio cansadamente ante la petición—Sofh—le llamo, retirando los mechones rubios pegados a su frente.
—Mmm, no voy hacerlo—bostezo.
—No tienes remedio—le beso la frente.
El apacible sueño de Sofía se vio interrumpido por la horrible y lasciva sonrisa de Robert Campbell, sus asquerosas manos intentaron tocar su rostro, lo que provocó que un grito de terror emergiera de su garganta, haciéndola dar un bote en la cama.
— ¿Sofh? —La llamo Bill, sus ojos estaban llenos de lágrimas— ¿Cariño, que sucede?
Sofía asintió era consciente de que si intentaba decir algo nada saldría de su garganta.
—Mientes—dijo sujetándola por las mejillas —Te conozco demasiado bien, así que habla.
—No pasa nada, de verdad, estoy bien.
—Estas temblando como hoja, anoche no quise hacer más preguntas, pero ahora ya es hora de hablar.
—Te lo dije anoche, te extrañaba.
Bill la estrecho entre sus brazos y besos su cabeza.
—También te he extrañado, pero no estabas aquí por eso y necesito saber la verdad.
—No hay nada que contar.
La separo de su cuerpo y le sujeto fuertemente por los hombros.
—Si no está pasando nada extraño, puedes decirme ¿porque el imbécil de Jake, te envió un mensaje? —aunque su tono de voz fue suave, Sofía podía detectar la rabia que bullía desde el fondo de su ser.
—Tuve un altercado con el familiar de un paciente—mintió.
La mirada que Bill le obsequio era una que claramente dejaba entrever que no se estaba creyendo esa mentira.
— ¿No sabía que trabajaba en el mismo hospital que tú?
—No lo hace, es amigo de uno de los médicos y fue a visitarlo, ¿Por qué el interrogatorio? ¿No confías en mí?
—Sofía, no comiences.
—Sera mejor que me marche, Morgan me cubrió anoche, pero aún tengo pacientes que ver.
Bill no dijo una palabra y la observo caminar desnuda hacia donde había quedado su ropa y vestirse sin darle una mirada de regreso.
—Confió en ti, lo sabes—pronuncio cuando la vio lista a marcharse sin despedirse de él.
Sofía asintió, pero no se giró, abandono el lugar sin decir una palabra, sabía que había tenido su oportunidad de hablar y decir lo que estaba sucediendo, pero Bill ya tenía demasiado con tratar de encontrar a Sarah, como para poner más presión sobre él.
Así que ella sola tomaría el toro por los cuernos, no iba a dejar que el cerdo de Campbell la amedrentara, había llegado lejos por sus propios medios y le iba a demostrar a todos que no necesitaba que Bill la cuidara para valerse por sí misma.
Continuará…