CAPITULO 9 SOMOS UNA FAMILIA UNIDA

Bill odia las cenas benéficas, odia todo lo que se relaciona con el hecho de compartir unas horas con Simone y fingir que son una familia unida, pero siempre puede hacerla rabiar en esos eventos y este no será la excepción, aunque trataría que su madre no actuara como una perra rabiosa, no desea que haga un escándalo por respeto a la única persona, que actúa como su padre aunque no lo sea.

Su mirada se dirige al rolex de oro que Jörg le regalo por su cumpleaños, aún le quedan varias horas antes del evento, así que decide aprovecharlo, toma su cuaderno de dibujo y pasa las dos primeras hojas, ambos con dibujos distintos de la misma persona, hasta llegar en la hoja, en la que estaba trabajando antes de que Tabatha llegara al departamento de Tom y su atención se perdiera entre las curvas de la morena.

Bill está concentrado en los detalles de su dibujo, buscando el color adecuado que se adapte al color verde de los ojos de Nina, a simple vista la chica, no posee una belleza tan deslúmbrate e impactante como Tabatha, su belleza es más sencilla, pero aun así no deja de cautivarlo, sobre todo porque la chica, no parece estar impresionada por quién es él, como lo hacen todas las mujeres que ha conocido a lo largo de su vida. Observa el dibujo a medio terminar y decide que este le gusta más que los últimos que ha hecho, mira nuevamente su reloj, dándose cuenta de que ha pasado tres horas en ese dibujo, suspira y cierra el cuaderno, que pone estratégicamente debajo de todo el desorden que tiene, en su escritorio, solo para prevenir que alguien de con él, específicamente Simone, quien tiene la manía de inspeccionar en las cosas de sus hijos, solo para molestarlos, bajo la estúpida excusa de que se preocupa por ellos, aunque ya no sean unos niños, sabe de sobra que si encuentra el cuaderno, comenzara hacer preguntas sobre ella y sobre la relación que hay entre ellos. Pero sobretodo y más importante porque sabe qué hará cualquier cosa para sabotearlo.

Unos golpes en su puerta, lo hacen ponerse en movimiento, antes de permitir la entrada a Tom.

—Se honesto—es lo primero que Tom, dice al entrar en la habitación, Bill observa el conjunto de Tom, unos Jeans oscuros, una camisa azul y saco del mismo color, lleva su cabello en un moño y su barba luce menos desarreglada , de cómo lucia durante su conversación.

—Sabes que Simone va a gritar, porque no llevas un traje—Tom se encoje de hombros, mirando las colonias de Bill—pero en fin, el punto es hacerla rabiar.

Simone observa de reojo, el reloj que se encuentra sobre la chimenea, fingiendo estar muy ocupada en que sus brazaletes, de diamantes, este correctamente alineados, gira ligeramente la cabeza, solo para comprobar los rostros tranquilos de Gordon y Tom, cada uno metido en sus asuntos, mientras ella intenta no comenzar a gritar, por el retraso al que los está sometiendo Bill, porque es consciente que Tom está pendiente de sus movimientos y no desea darle motivos, para verlo sonreír con arrogancia una vez más, suficiente había tenido con que Gordon aceptara como presentable el atuendo de su hijo mayor, cuando lo reprendió. Estuvo a punto de gritar de alegría cuando escucha la voz de Bill, quien se apareció en la sala, aun hablando por teléfono. Simone da una repasada al atuendo de Bill, pantalones de color negro, camisa negra y saco del mismo color y claramente todas las pulseras y anillos que su hijo pudo colocar en sus manos, cierra los ojos, contando hasta diez, internamente.

—Bueno chicos, no es lo ideal para una cena de gala, pero aprecio el esfuerzo—Gordon se pone de pie y le hace una seña a Stuart, para que ponga en movimiento a la seguridad para marcharse.

La fila de coches, que esperan para avanzar hasta situarse en la entra del hotel intercontinental de Berlín, es larga, Bill observa, el desfile desde su lado de la ventanilla en la limousine, Tom por su parte da un trago a su vaso de whisky, intentando que el nudo que siente en su garganta por su discusión de hace unos instantes con Simone, desaparezca y todo porque se rehusó a estar con Kate y su familia en el coche que iba delante de ellos, Gordon por suerte y como siempre fue el mediador entre ellos, dejando en claro, que esa noche se trataba de estar en familia y hasta que no fuera publico el compromiso del mayor de los Kaulitz, no había porque darle algo, a la prensa con que molestar.

—Debí traer a alguien—murmura Bill, ante el incómodo silencio.

— ¿Conoces a alguien que pueda pagar 1,200€, por platillo? —responde Simone

—Yo, podría pagarlo—responde sonriendo—el dinero es lo de menos, cuando te mueras, voy a heredar la mitad de tu fortuna y no puedes hacer nada, porque así lo estipulo el abuelo—Simone rechina los dientes.

— ¡Suficiente! —el grito de Gordon, les hace dar un bote —Simone, para de estar molestando a los chicos—Simone, le mira irritada, pero no dice nada—y ustedes, dejen de estar molestando a su madre, solo les pido unas horas de su apoyo y después pueden matarse en la intimidad de nuestro hogar— Tom y Bill, se miran y asiente, para alegría de Gordon, justo en el momento en que la puerta de la limousine es abierta.

La alfombra roja, rebosa de reporteros, que gritan el nombre de los chicos, que camina detrás de sus padres, se detienen frente a un grupo de fotógrafos y posan como se los piden, pero no se acercan, cuando les hacen preguntas, se detienen junto a Simone y Gordon y posan como la familia feliz, que son, observan un ligero revuelo en la multitud, cuando ven a Georg, entrar en la alfombra, acompañado de una morena, de ojos azules, Bill le guiña un ojo al verla, gesto que es correspondido por una ligera sonrisa, Simone, mira a la acompañante de Georg, después de ver la actitud de Bill, pero no dice nada, aún están posando en la alfombra, Bill y Tom, se dirigen al interior del hotel, dejando a Gordon, hablando con los reporteros. Toman una copa de vino cada uno y saludan a algunos conocidos, Tom deja escapar un gruñido, cuando ve a Kate, caminar en su dirección, con su dulce sonrisa pintada en su rostro, aunque sus ojos marrones, no pueden ocultar, la molestia, por el atuendo de Tom, que no hacia juego con su vestido rosa pálido.

—Hola, Bill—saluda en tono condescendiente, antes de colgarse del brazo de Tom—cariño, creí que te ibas arreglar mejor, para esta noche—reprocha. Tom murmura algo, que Kate no logra escuchar.

— ¡Hola, Kaulitz!—grita Georg, acercándose, con Tabatha detrás de él—Bill, aquí está tu encargo—toma la muñeca de la morena y la coloca frente a Bill, que sonríe.

—Gracias, Georgi— toma la mano de Tabatha y la sitúa a su lado—esta noche, va hacer genial—Tabatha sonríe, está emocionada por estar ahí, pero finge que no es así, solo para que nadie note, que no pertenece a ese lugar.

— ¿Tú quién eres? —pregunta Kate, mirándola, con desconfianza.

—Ella es Tabatha y es mi cita y es todo lo que una entrometida como tú, debe saber—responde Bill, para darse vuelta y caminar con Tabatha hasta la mesa, donde Simone observa con el ceño contraído a su hijo que se acerca.

—Bill, ¿Quién es tu acompañante? —pregunta Gordon, poniéndose de pie y sonriéndole a la hermosa chica.

—Tabatha, es una muy buena amiga, mía—sonríe— él es Gordon mi padrastro y esta mujer hermosa de aquí, es mi madre—coloca una mano en el hombro de su madre, Gordon sonríe al escuchar el alago de Bill, pero sabe que solo lo hace porque en la mesa están sentados los padres de Kate y el padre de la novia de Tom, es quién financia en gran parte sus campañas. Tabatha, saluda y después toma su lugar junto a Bill, Simone mira a su hijo, pero no dice nada, Tom y Kate llegan a la mesa, la rubia luce ligeramente disgustada, le da una mirada hostil a Bill y su acompañante, quienes solo le sonríen, Georg y Gustav, también toman sus lugares en la mesa.

Bill, observa a Simone que no puede despegar la mirada de Tabatha, sabe que se muere por preguntar sobre la chica, pero no lo hace porque le han prometido a Gordon, tener una velada tranquila y fingir ser una familia, feliz.

Se inclina un poco hacia su madre, lo suficiente para que sus labios lleguen a la oreja de su madre—Es una bailarina exótica—susurra, Simone deja caer el tenedor, creando un sonido estridente, mira a Bill y después a la chica.

— ¿Todo bien?—Gordon frunce el ceño, al ver la repentina palidez de su mujer y la sonrisa divertida de Bill.

—Claro—responde rápidamente Bill—solo le decía a mamá lo mucho que me alegra que seamos una familia unida— se escucha un suave suspiro y Simone sonríe un poco, solo para no dar pie a algo, que en ese momento no cree poder controlar.

—Buenas noches— Bill maldice internamente, al reconocer la voz de juez Schneider, se encoje un poco sentir una mano, hacer presión sobre su hombro.

—Buenas noches, Robert, gracias por venir—Gordon estrecha la mano del hombre.

—Es una velada agradable, Simone luces muy guapa—Simone sonríe y tras un rápido saludo a todos los presentes, se vuelve a cercar nuevamente a Bill, quien se pone de pie y se disculpa diciendo que va al baño, unos segundo después Schneider va tras él.

Bill esta cruzado de brazos y apoyado en la pared del baño, cuando ve entrar al hombre.

— ¿Qué quieres?

—Escúchame bien, pequeño bastardo— se acerca a estar casi a un palmo de nariz— no arriesgue mi reputación, para que tu sigas jugando, no te has presentado al servicio, no has pagado la deuda y estuviste en otro lio en Edén—Bill frunce el ceño al escuchar lo último—Oh, no creerás que no tengo gente vigilándote, mi trabajo está en riesgo por aceptar un trato para que no pisaras la prisión, así que o cumples por voluntad propia o yo me voy a encargar de que cumplas—le toma del cuello de la camiseta. Las aletillas de la nariz de Bill, se expanden cuando su respiración se vuelve errática, intenta alegarse del hombre, pero este golpea su espalda en la pared, provocando que su rostro se contraiga por el dolor. Pero su mirada está llena de rabia—Compórtate como un hombre y no como un marica, que se escuda en los millones de sus padres.

Bill lo empuja y el hombre trastabilla, llegando al suelo, Bill se acomoda un mecho que se ha escapado de su perfecto peinado. Schneider lo mira desde el suelo, justo cuando la puerta se abre, Tom observa al hombre en el suelo y a Bill, respirar furiosamente.

— ¿Qué está pasando?

—Nada, solo un pequeño mal entendido—toma la mano que Tom le ofrece y se pone de pie —pero ya está aclarado, ¿cierto Bill? —Tom, mira a su hermano, quien no dice nada, el hombre se despide, dejándolos solos.

— ¿Bill, que está pasando?

—Nada, volvamos a la mesa—Tom suspira y sale tras Bill, sin estar convencido de la respuesta del hombre y bastante desconfiado de la actitud de su hermano.

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