«Believer» Fic TWC de MizukyChan
“Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos, no proviene del Padre, sino del mundo”
(1 Juan 2:16)
Capítulo 12: Lujuria
El sheriff caminó en silencio por los pasillos del hospital hasta el tercer piso, preguntándose quién podría ser el asesino y qué intentaba hacer arrastrando a personas inocentes en su juego de fanatismo religioso. Ni Mandy ni el Padre Thomas eran malas personas, ellos no eran parte del perfil de pecadores que parecía escoger para asesinar, asumiendo que el cadáver del hombre hallado en el contenedor de basura también fuera un pecador.
Se quedó de pie frente a la habitación C35 mirando por la ventana. El Padre Thomas continuaba dormido y dudó si debía entrar o no.
—Se ve cansado, sheriff —dijo una voz a su costado.
Mitch giró y sonrió al sacerdote—. Usted también, Morgan —arrugó el ceño al recordar la conversación que había tenido con el hombre ese mismo día—. Lo siento, John —carraspeó.
—¿Quiere un café? Hay una máquina maravillosa al otro lado del pasillo —ofreció el sacerdote con una sonrisa.
—Gracias.
John retrocedió sobre sus pasos y Mitch abrió la puerta de la habitación. Giró el rostro al escuchar un gemido ahogado del sacerdote recostado, se acercó y notó que el Padre Thomas sudaba copiosamente y empuñaba las manos. Recordó lo que John mencionó sobre las pesadillas.
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Un Tom adulto observaba las llamaradas ascender furiosamente por toda la pared de su cuarto, sentía que sus pulmones se llenaban de humo, impidiéndole respirar, sus ojos lagrimeaban y sintió que caería desmayado en cualquier momento.
—¡Tom! —escuchó un grito y giró el rostro para ver al hombre de ojos de fuego, extendiendo su mano—. ¡Ven conmigo, Tom!
—¡No vayas con él! —La voz de John se oyó a sus espaldas.
Tom no giró, sabía que su mentor estaba ahí, pero él sabía quién era el hombre de los ojos de fuego, así que extendió la mano—. ¿Bill? —lo llamó en un susurro y la capucha del hombre cayó, mostrando su bello rostro—. Bill —dijo con más fuerzas, dispuesto a seguir al hombre.
—¡No, Thomas! —John lo sujetó por detrás, impidiéndole dar siquiera un paso.
Pero Tom no era un hombre delgado, tras años de ejercicios y trabajos forzados, su cuerpo estaba fibroso y sus tenues músculos le dieron la fuerza necesaria para liberarse. Estiró la mano y cuando sus dedos rozaron los del Bill, sus manos se encendieron en llamas.
—Recuerda, Tom. Debes recordar —dijo la voz de Bill, mientras su cuerpo era consumido por las llamas.
—¡NOOO!
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—¡NOOO!
El sheriff dio un paso hacia atrás, asustado por el grito del sacerdote. Se acercó a la cama, oprimió el botón de emergencia y, a los pocos minutos, la enfermera de turno entró.
—¿Qué ha pasado?
—Creo que está teniendo un mal sueño, pero no logra despertar.
La mujer no logró despertar al sacerdote, así que procedió a inyectar un calmante a la vía conectada a su brazo. Cuando la respiración del Padre Kaulitz bajó de intensidad, la mujer se volvió hacia el sheriff y lo miró con el ceño apretado.
—La doctora ha dejado instrucciones para que el Padre no sea dado de alta.
—Lo sé, yo se lo pedí.
—Y ahora yo debo pedirle, sheriff, que lo deje descansar, como sabe, el Padre ha sido envenenado y su cuerpo necesita reponerse.
—Necesito interrogarlo —se defendió el hombre.
—No logrará hacerlo hoy. Con ese tranquilizante, estará dormido al menos hasta mañana.
Mitch asintió y se dispuso a salir, cuando John entró con el café en la mano y una expresión de preocupación en el rostro—. ¿Qué ha pasado?
—Ha sufrido un shock, pero está controlado ahora. Dormirá hasta mañana —respondió la enfermera—. Ahora si me disculpan, seguiré con mi ronda.
Cuando la mujer dejó la habitación, el sheriff miró a John, recibiendo el café y dijo—. Esas pesadillas…
—¿Fue eso? —Mitch asintió y John arrugó el ceño—. ¿Tan mala?
—No despertaba —respondió el sheriff, negando con la cabeza—. ¿Sobre qué son?
—El incendio… principalmente —contestó John—. A veces tiene variaciones, según lo que me ha contado, pero la base siempre es el incendio que mató a su familia.
Mitch pasó una mano por su rostro y cerró los ojos—. Pobre chico.
Se quedaron un rato más en silencio, pero cuando el sheriff terminó su café, se levantó de la silla y miró a Morgan con el ceño apretado—. Deberíamos dejarlo descansar. La enfermera dijo que dormirá hasta mañana.
—Sí —respondió el sacerdote—. Tengo llamadas que hacer.
Ambos salieron de la habitación y caminaron en silencio por el corredor hacia los ascensores. Ninguno de ellos notó la figura que se ocultaba tras el pasillo que daba a las escaleras y que caminó hasta el cuarto del Padre Kaulitz, cerrando la puerta con mucho cuidado.
&
Tom estaba de pie frente a su congregación, miraba con cariño a cada uno de los familiares rostros que lo veían desde las bancas con expresión de confianza. Inició su sermón, notando como las personas repetían sus frases y cantaban junto al pequeño coro de la iglesia. Al terminar la prédica, se retiró hasta el confesionario y cerró la puerta, aguardando a las jóvenes que siempre venían a confesar haber pecado en sueños.
—Perdóneme, Padre, porque he pecado —dijo una voz conocida a su costado.
—¿En qué has pecado, hijo mío? —Preguntó, sin girar el rostro.
—He asesinado a una persona —respondió la voz.
Tom giró el rostro y vio al hombre encapuchado sentado al otro lado de la ventanilla labrada—. Debes entregarte a la policía.
—Ellos no entienden los planes de Dios Todopoderoso —respondió con orgullo el hombre, bajando la capucha, mostrando su rostro decidido—. Por eso no puedo entregarme. No hasta que se haya hecho justicia.
—No hay justicia en asesinar inocentes —contra–atacó Tom, con voz dura—. Recuerda el quinto mandamiento. No matarás.
—Ellos no son inocentes, Padre.
—Si son asesinados sin un juicio, entonces son inocentes.
—Yo soy el verdugo del juicio divino, Padre. —respondió el hombre, acercándose más a la ventanilla—. Dios los considera culpables y nadie es más justo que Dios —Tom podía sentir el calor de su aliento en la cara. Quiso retroceder, pero no podía.
—Ya basta, te voy a entregar a las autoridades —anunció el sacerdote y, poniéndose de pie, salió del confesionario.
—¡No puedes hacer eso, Tom! —Exclamó el hombre, siguiendo a Tom hacia el corredor—. Es secreto de confesión.
Tom giró sobre sus talones y enfrentó los ojos avellana del otro—. Ya no me importa.
Los ojos del extraño se achinaron en una sonrisa, haciendo que Tom arrugara el ceño.
—¿Qué?
—No puedes hacerlo, Tom.
—Claro que puedo.
—No sin dejar al descubierto mi identidad —Tom arrugó el ceño—. Soy todo lo que eres, todo lo que fluye por tus venas.
—¿Bill?
El extraño dio un paso al frente y tocó el pecho de Tom, acariciándolo con cuidado. Tom podía sentir el calor de las manos enguantadas de Bill a través de la tela, le quemaba. Quiso retroceder, pero no podía.
—¿Ves, Tom? No puedes resistirte a mi, porque nosotros somos iguales, tú eres la voz del Señor en la Tierra y yo soy su mando castigadora.
—No, no, no —balbuceó el sacerdote, sintiendo las manos de Bill en su pecho, incapaz de alejarse.
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—¿Qué haces aquí? —La voz demandante de la mujer, hizo girar de golpe a Ben.
—Está teniendo una pesadilla —respondió, agitando al sacerdote.
—Déjalo —dijo la mujer, acercándose para revisar los estados del paciente. Al terminar la inspección, volvió a mirar al adolescente—. No has contestado a mi pregunta. ¿Qué haces aquí?
—Soy amigo del Padre Kaulitz, sólo quise ver que estaba bien —respondió el joven, luciendo pálido.
—¿No deberías estar en tu casa? Ya es muy tarde —dijo la enfermera con el ceño apretado.
—Mi amigo Corbin tiene a su hermana, Mandy, hospitalizada en el segundo piso, estoy con ellos, por eso aproveché de visitar al Padre Thomas.
La mujer asintió, pero de todos modos le obligó a salir de la habitación—. Déjalo descansar —dijo cerrando la puerta detrás de ella.
—¡Ahí estás! —exclamó Jen, señalando con el índice a Ben—. Te estaba buscando.
—Ve con tu amiga y dejen dormir al sacerdote —ordenó la enfermera, caminando por el corredor.
—Sí, señora —respondió Ben, bajando la mirada, avergonzado.
Cuando Jennyfer quedó junto al castaño, se acercó a su oído y susurró—. Te han pillado, ¿cierto?
Ben entrecerró los ojos y emprendió la marcha. La chica lo siguió con una sonrisa pintada en la cara. Caminaron hasta el ascensor y en lugar de marcar el piso de Mandy, Ben marcó el último botón, estacionamiento. Ninguno dijo una palabra, hasta que las puertas se abrieron y Jen sacó una llave, abriendo el coche de su madre, para entrar en el asiento trasero.
Se recostó en él, dejando espacio suficiente para que Ben entrara y cerrara la puerta.
—¿Ya estás caliente, Ben? —Preguntó, levantando lentamente la falda que llevaba.
El chico no respondió, simplemente se lanzó sobre ella, besando sus labios con desesperación, metiendo mano bajo su playera, feliz de que no llevara brasier.
—¿Pudiste tocar a tu precioso Padre Thomas estando dormido, Ben? ¿Pudiste meterle la lengua? —Preguntó, arqueando la espalda mientras el chico lamía sus pezones, cada vez más excitado con las frases sucias de la chica.
—¿Qué le tocaste, Ben? ¿Las manos? —Gimió al sentir, como los dientes del joven apretaban más fuerte de lo esperado—. ¿Los brazos? —El chico sacó el tubito que acostumbraba llevar en el bolsillo y lo abrió, empapando los dedos de lubricante.
—¡Muévete! —Mandó sentándose, abriendo su pantalón, esperando a que la chica lo montara.
—Estás tan caliente, Ben —lo provocó la rubia, sentándose sobre él, alzando lo suficiente las caderas para que Ben introdujera los dedos lubricados en su recto—. ¿Ver al curita indefenso te ha puesto así de cachondo?
Ben manejó a la chica, hasta que ésta se sentó sobre su polla lubricada y comenzó a montarlo, sin dejar de proferir esas frases que enojaban y calentaban al adolescente.
—¿Pudiste besarle la boca? ¿Le tocaste esa sombra de barba que tanto nos gusta? —Preguntó la chica entre gemidos—. ¿Alcanzaste a tocarle la polla antes de que te viera esa enfermera?
Ben embistió más fuerte, ahogando el gemido de la chica con sus labios, hasta que ya no pudo aguantar más y se corrió fuerte en su interior. Sin salir de su cuerpo, bajó una mano para hacerla terminar, metiéndole los dedos incesantemente.
Al acabar, Jen sonrió satisfecha y miró a Ben a los ojos. Ambos se quedaron un rato así, en silencio, observándose, midiendo al otro, hasta que al fin, se fundieron en un beso tierno, totalmente opuesto a la acción que acaban de terminar.
—Deberías tener más cuidado, Ben —dijo ella en un susurro, abrazando al menor contra su cuerpo—. El asesino está obsesionado con el Padre Kaulitz, casi tanto como tú.
Ben correspondió el abrazo y besó el cuello de la chica—. Deja que te limpie —dijo y, con cuidado, retiró a la chica de su regazo, para limpiar sus fluidos con cariño—. Ya es tarde, mejor vamos a casa.
La rubia asintió y ambos pasaron a los asientos del frente, saliendo del hospital, ocultos por las sombras de la noche.
& Continuará &
Chan, chan, chan, ¿alguien esperaba algo así? Ben se metió al cuarto de Tom y lo toqueteó y el pobre curita soñaba que era Bill. OMG, ¿qué pasará ahora? Pues los invito a continuar leyendo. Besos a todos.
La verdad es que yo estaba empezando a desconfiar de Ben, es un adolescente pero ha hecho muchas cosas raras y como dijo la chica al final, está obsesionado con el padre, tanto como el asesino. No será él el asesino??? MMM, tengo muchas dudas.
Gracias por actualizar.
En este tipo de fics no se puede descartar a nadie, hay que tenerlos a todos de sospechosos.
No es justo!!! Yo creí que la Lujuria era por Tom y Bill (que ligeramente se vió algo ) pero oh sorpresa fue por adolescentes hormonados xD
Es raro que si Bill murió en el incendio pareciera que nadie sabía que tenía un hermano. El sacerdote menciona a sus padres Pero creo nada de un hermano.
Y sobre lo que hizo Ben..se me hace que pronto encontraremos un nuevo cadáver..
No puedo adelantar nada aun sobre el incendio, iremos viendo todo eso a través de las pesadillas de Tom. Y sobre la lujuria, pues tendrás que esperar un poco para ver qué pasa entre el Padre Thomas y su encapuchado de ojos de fuego.
Oh, oh! Bill se va a enojar con ese Ben por tocar lo que es suyo, será la próxima víctima?
Gracias por actualizar!
Jajajajajaja, Ben no será la siguiente víctima, pero Bill sí se va a enojar porque han tocado a su curita favorito jajajaja
Cuando leí el título pensé que Bill se metería al hospital y se aprovecharía de Tom, pero fue Ben el que se aprovechó.
Espero que el sheriff ate cabos, porque no me gusta que Tom esté ahí en medio, entre el asesino y los muertos. Además, esa pesadilla me deja con dudas. Qué es lo que debe recordar? Ya quiero leer más.
Desde que apareció la primera víctima, Tom está en medio de todo esto y no saldrá hasta el mismo final, así que lo siento por eso. El sheriff no podrá con esto solo, pero llegará ayuda para intentar atrapar al asesino.
Ben es un pendejo caliente. Aunque yo creí que era totalmente gay, no me imaginé que se lo montaba con esa chica, que es igual de caliente que él. Par de retorcidos!
Los adolescentes no son totalmente gay o hetero, están investigando, cureoseando, Ben está loco por el padre Thomas, pero eso no quita que se lo monte con alguien de su edad.
Chicos retorcidos XD..pero bueno, son jóvenes…y el padre siendo víctima, no me esperaba eso. También pensé que el título era por Bill.
No te preocupes que también tendremos lujuria entre el Padre y Bill, pero más adelante, porque ahora Tom está recuperandose del veneno.
OMG !!!! que capitulo !!!! continua porfisss !
Me alegro que te guste. MUAK
Jajajaja ese Ben es todo un depravado caliente, mira que entrar a tocar ql padre Tom, eso solo creí que lo hacía Bill, pwro ya veo que no.
A proposito de Bill, ojalá no le haga nada a Ben por pasarse de listo con su Tom.