Believer 24: Recuerdos. Parte 1

Creo que al responder comentarios había dicho que lo de la cinta (oculta en la biblia) se sabría hoy, no me acordaba que este capi estaba antes de ese, jijjiji, pero este capi les gustará.

«Believer» Fic TWC de MizukyChan

Y después de que hayan sufrido, Dios mismo, los hará fuertes, firmes y estables”

(1 Pedro 5:10)

Capítulo 24: Recuerdos. Parte 1

Tom nunca se había sentido tan solo en su vida. Cuando la puerta se cerró y Erik se llevó a John de su lado, sintió que el mundo le daba la espalda, que Dios lo abandonaba. Su pecho se llenó de angustia y su estómago se apretó dolorosamente. Se quedó sentado en la cama, notando como las luces artificiales de la ciudad iluminaban tenuemente su ventana. No podía pensar en nada con claridad, las palabras Bill, incendio, vivo, muerto, bailaban en su mente, sin formar ninguna oración coherente. Estaba perdido, confundido y solo.

La puerta de la habitación se abrió y sus ojos parpadearon al ver a Donna en la entrada, dándole una mirada de preocupación.

¿Está bien, Padre?

Tom no contestó, pero negó con la cabeza.

Es normal que se sienta así, ha sufrido un shock hace sólo unas horas.

¿Horas? ¿Ya han pasado horas? Parece que sólo han pasado minutos desde que supe que Bill es, de verdad, mi gemelo.

Vine para asegurarme que sus vitales han vuelto a la normalidad —explicó. Tom asintió y permitió que ella lo revisara, controlara su presión arterial y anotara algunas cosas en la tabla—. Todo parece estar bien, pero…

Yo no… —no me siento nada bien.

Donna lo miró fijamente y soltó un gran suspiro—. Jody me dijo que si llegaba a presentar un episodio grave de pesadillas, le diera un calmante, Padre. Como un S.O.S.

Tom la miró con los ojos muy abiertos. Dormir; escapar de la realidad por unas horas bajo el efecto del calmante. En verdad era una oferta tentadora.

Tendría que ser una emergencia, Padre, porque no queremos seguir intoxicando su cuerpo con barbitúricos —agregó la mujer.

Tom negó con la cabeza y la rubia asintió, agregando—. Está bien. Pero volveré en una hora y si no ha conseguido dormir por su cuenta, lo inyectaré de todos modos, ¿está bien? —El joven asintió nuevamente—. ¿Quiere comer algo? Tal vez eso le ayude.

Tom tragó pesado y negó con la cabeza, si ponía cualquier cosa en su estómago, incluso agua, vomitaría. Estaba seguro de ello.

No.

Está bien. Descanse, ¿si?

Tom quería asentir y dar calma a la mujer, parte de su naturaleza le obligaba a tranquilizar a las personas a su alrededor, pero no pudo, simplemente cerró los ojos, pero no se movió de su posición sentada.

Donna apagó la luz y salió del cuarto, cerrando la puerta. Cuando dio unos pasos por el corredor, vio al policía de turno y lo saludó, asintiendo con la cabeza. Ambos sabían que sería una larga noche, ambos sentían la responsabilidad de velar por el bienestar del joven sacerdote de la habitación C35.

Cuando Donna regresó, una hora después, Tom se había deslizado en la cama, buscando una posición más cómoda y dormía intranquilo. La mujer suspiró y acarició la mano del joven con cariño.

Descansa, Thomas —dijo en un susurro y volvió a dejar el lugar.

&

Un Tom de catorce años salió corriendo de la casa de su amigo y compañero Justin, estaba tan sorprendido por lo que acababa de presenciar, que no se dio cuenta que tomó un giro equivocado y se estrelló de frente con otra persona, derribándola.

Lo siento —dijo rápidamente y estiró la mano para ayudar al chico a levantarse—. No veía por donde iba. Lo siento.

Corrías como si te persiguiera el diablo —respondió la suave voz del joven de cabello negro, quien aceptó la mano ofrecida para ponerse de pie.

Más bien mi conciencia —respondió Tom, dando un paso atrás, cuando el chico estuvo frente a él. Demasiado cerca para ser cómodo.

El pelinegro le dio un guiño y dijo—. De esa no puedes escapar, por muy rápido que corras.

La actitud despreocupada del joven, hizo que Tom se sintiera nervioso, avergonzado incluso, y bajó la mirada, sonriendo—. Supongo que tienes razón.

Mi nombre es Bill —dijo el pelinegro, estirando nuevamente la mano, para ofrecerla al otro chico.

Oh, hola, Bill —dijo Tom y estrechó la mano ofrecida, sorprendiéndose cuando la risa del pelinegro resonó en el oscuro callejón.

Se supone que debes decirme tu nombre —rió y Tom volvió a bajar la mirada, sonrojado y todavía sin soltar la mano del chico.

Soy Thomas.

Es un nombre muy largo, para alguien tan corto —dijo Bill, sin dejar de sonreír.

¿Corto? —Tom lo miró ladeando la cabeza.

Alguien que dice poco. Corto de palabras, corto de genio, ¿qué se yo como le dice la gente a los tímidos? —continuó Bill, con tono ligero. Todavía sosteniendo la mano del otro—. Creo que es mejor llamarte Tom.

Algo hizo clic en la mente del chico, quien negó con la cabeza—. No. Nadie me llama Tom.

Pues yo no soy nadie. Soy Bill. Me gusta mi nombre y me gusta el tuyo. Bill y Tom, suena bien, ¿no? Corto y preciso. Somos iguales, Tom.

Esa frase aturdió a Tom, quien se quedó muy quieto, mirando al chico frente a él, reparando en los pequeños detalles de su rostro. Bill llevaba una leve capa de sombra oscura en los ojos, tenía una hermosa nariz, delicada y fina, como la suya, tenía unos labios pequeños y rosados, como los suyos, y tenía un lunar, justo bajo el labio.

Tú tienes uno en la mejilla —dijo el pelinegro, como si leyera la mente del otro.

Tom no supo como, de pronto, caminaba junto a Bill por la calle oscura, sin saber a donde iba, sólo dado un paso frente al otro, acompañando a este chico tan extraño y tan familiar. La luz del día se estaba extinguiendo, pero no era raro en pleno invierno.

Bill hablaba mucho, de todo y de nada. La verdad es que Tom no podía comprender las palabras, sólo veía como los labios de Bill se movían, como el lunar bajo su labio, le recordaba algo, a alguien. Quería detenerse y gritarle a su cerebro que le respondiera de dónde conocía ese lunar, pero su cabeza estaba completamente nublada bajo el embrujo de la voz del pelinegro.

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Tom giró en la cama, como si su mente consciente quisiera obligar a la subconsciente a detenerse y responder la pregunta que se formuló a los catorce años. ¿Dónde había visto ese lunar? ¿Por qué le era tan familiar? Sus manos se hicieron puños sobre las mantas.

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La siguiente imagen que vio lo mostraba en una habitación que no era suya. Seguía en el cuerpo que tenía a los catorce y sus manos se aferraban a la espalda delgada de Bill, mientras sus bocas se fundían en un beso ardiente que le hacía estremecer por completo y se extendía por zonas que jamás creyó que funcionarían en su anatomía.

Cuando una mano de Bill dejó su espalda para descender hasta su entrepierna, se separó de forma brusca.

¿Qué haces?

Ayudarte con eso —respondió el chico, con la respiración entrecortada y la voz ronca.

No —Tom quitó la mano y la pasó por su boca, limpiando los rastros de saliva dejados por el beso. Giró y se alejó del chico.

Hey, ¿qué pasa?

Yo… no puedo.

Bill no lo dejó estar, caminó hasta Tom y lo abrazó por la espalda, respirando su aroma, dejando pequeños besos en la curva de su cuello—. Sí puedes.

No quiero —se defendió Tom.

¿No quieres?

La mano de Bill volvió a descender, esta vez por el pecho de Tom, hasta amasar el bulto, tan bien escondido en los pantalones extra grandes del otro. Tom gimió ante el contacto, no pudo evitarlo, su cuerpo respondía ante Bill, de forma que nunca había respondido con nadie, ni siquiera con Justin, especialmente con Justin.

No lo entiendo —dijo Tom con voz ronca, casi en un susurro—, ¿por qué tú puedes hacerme esto, por qué me siento así contigo?

Ya te lo dije, porque somos iguales, somos prácticamente uno, sientes lo que yo —Bill giró a Tom y tomando una de sus manos, la guió hasta su propia erección, mucho más visible en sus jeans ajustados—. Eres todo lo que soy y todo lo que fluye por mis venas.

Bill… —Tom exhaló el nombre en un gemido de placer. Era cierto, acariciar a Bill era como acariciarse a sí mismo.

Sí, soy tu Bill.

Sus bocas se unieron desesperadas, buscándose, fundiéndose en una. Las manos de Bill no se detuvieron y lentamente, abrió la bragueta de Tom, deslizándose allí, buscando su premio.

Tom gimió en la boca del pelinegro cuando sus hábiles dedos se encargaron de masajearlo, hasta que eyaculó, caliente entre ellos. Estaba tan absorto en su placer, que no notó como Bill se frotaba contra su muslo, hasta que oyó su gemido ahogado, advirtiendo que también había logrado su liberación.

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Tom volvió a moverse en la cama, gruñendo, sintiendo el familiar placer que el sueño le recordaba a su cuerpo.

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Justin le había pedido a Tom ayuda en su tarea de artes, notando la expresión triste en los ojos de su amigo, Tom aceptó, bajo la única condición de que no hiciera nada como la última vez. Justin le dio una sonrisa triste y caminó lento hasta su casa, no muy lejos de la escuela, seguido por Tom quien no paraba de hablar de las cualidades del té verde.

¿Y quién te contó todas esas maravillas? —Preguntó el chico, girando la llave de su casa, para abrir la puerta—. Porque estoy seguro que no te has pasado una tarde entera en la biblioteca leyendo sobre las diferencias de té orientales.

Tom soltó una risita, lo habían pillado. Sí había aprendido sobre el té verde, pero no estudiando sobre el tema, sino degustándolo de los labios de Bill.

¿No dices nada? —Preguntó Justin, manteniendo un tono ligero, pero muriendo de rabia por dentro, cosa que Tom notó por sus manos empuñadas.

Un amigo me contó —dijo, pasando rápidamente a la habitación de su amigo—. ¿Dónde tienes los materiales? —Preguntó para cambiar de tema—. Hoy debo regresar temprano o John se preocupará.

Seguro se enteró de lo que pasó en el cementerio —agregó el chico—. Todos los maestros hablaban sobre eso, los adultos están escandalizados.

Tom no hizo mucho caso, sólo giró el rostro y sonrió—. No sé de qué hablas. John sólo me pidió que no esté hasta muy tarde en la calle. Ya sabes, es invierno y se oscurece más rápido.

La verdad es que Tom pasaría por casa de Bill antes de regresar a la parroquia, así que estaba ansioso por terminar con la tarea de Justin y correr hasta el pelinegro.

Justin rodó los ojos—. John te trata como un crío. No me extraña que seas tan frío conmigo, apuesto a que te hace rezar cada noche.

La sonrisa se borró de los labios de Tom y miró al chico con una frialdad enorme—. No hables mal de John. Él es como un padre para mi.

Oh, literalmente es un Padre, Thomas. El Padre Morgan.

¿Sabes, qué? —Dijo Tom levantándose de su lugar—. Creo que tú puedes hacer tu tarea.

Hey, no… —Justin sujetó el brazo de Tom cuando pasó por su lado—, disculpa, Tom.

No me llames así —lo regañó—. Soy Thomas.

No le dijiste eso al chico pelinegro que te abrazó el otro día —susurró Justin, con más veneno en la voz de lo que hubiera deseado—. Sé que te has visto con él. Sé que le dejas llamarte Tom. Sé que le has besado…

Tom abrió grandemente los ojos y se soltó a la fuerza de su amigo—. ¡Cállate! No sabes de lo que estás hablando.

Oh, claro que lo sé. He sido tu amigo de toda la vida. Desde que llegaste aquí he estado a tu lado. Te he tenido paciencia, te he esperado, pero tú ni caso. Me masturbé para ti, quería que fueras el primero en follarme ¿y tú? Corriste, huiste asustado…

Cállate, Justin —pidió Tom con voz baja y temblorosa.

Corriste y caíste en los brazos de ese chico raro. Y a él… —inspiró, lleno de ira—, a él le dejas hacerte de todo, ¿verdad Thomas?

¡Cállate! —Tom giró y empujó a Justin, para quitárselo de encima.

¿Lo has follado, Thomas? —Preguntó Justin con voz maliciosa—. ¿Te ha follado él, gimiendo “Tom” en tu oído?

No, idiota. Pero lo haría, lo dejaría, porque él no es tú. Tú… ¡me das asco! —Gritó y sujetando su mochila, salió corriendo de ahí, directo a casa de Bill.

El pelinegro estaba sentado en el jardín de su casa, todavía con el uniforme de la escuela, escribiendo cosas en un diario que no dejaba que Tom leyera. Apenas oyó el ruido de pisadas corriendo, levantó la cabeza y la sonrisa que se dibujó en sus labios al ver a Tom, se borró al ver la expresión en el otro chico.

¿Tom, qué ha pasado? —Preguntó mientras se levantaba.

Tom no respondió, lo abrazó tan fuerte que casi lo derriba y enterró la cara en su cuello—. Estoy jodido, Bill.

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Tom rodó sobre la cama, gruñendo de dolor. Tenía medias lunas marcadas en las palmas de sus manos por la fuerza con que sus uñas se enterraban en su piel.

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Pese a haberlo preparado lo mejor que pudo, entrar en Bill fue doloroso, su canal lo envolvía por completo, era tan cálido y apretado, que creyó que moriría allí. El gemido del pelinegro fue de dolor, lo sabía porque lo sentía en sí mismo.

Lo siento —susurró en su oído.

No, Tom, no lo sientas. Esto es lo que deseaba.

Hicieron el amor torpemente aquella vez, pero ambos alcanzaron el clímax, jadeando el nombre del otro.

Recostados en la cama del pelinegro, Tom arrugó el ceño al ver la oscuridad al otro lado de la ventana—. ¿Y tus padres? —Preguntó al notar, por primera vez, que Bill siempre parecía estar solo.

El teléfono de la casa sonó y Bill se levantó, presuroso y desnudo, a contestar. Tom lo observó y vio como su cuerpo se tensaba, sintiendo la tensión en sus propios músculos, como si aquello que le decían al pelinegro, de algún modo, fuera a marcar un evento terrible para ambos.

Cuando Bill cortó la llamada, giró rápidamente y comenzó a recoger su ropa—. Tienes que irte, Tom.

¿Qué pasa?

Prométeme que no vendrás aquí, hasta que yo te busque —pidió, mirando a Tom directo a los ojos.

¿Eh? ¿Por qué? —Tom se desesperó, no podría vivir sin Bill. No después de lo que acababan de hacer, de compartir.

Porque es peligroso y no quiero que nada malo te vaya a pasar.

¿De qué rayos estás hablando, Bill? —Tom se terminó de vestir, de forma brusca.

¿No te has enterado de nada? ¿No has visto las noticias del cementerio?

Tom negó con la cabeza—. Sólo estás buscando excusas, ¿verdad? ¿Quieres terminar conmigo?

¿Qué? Tom, no. No es eso.

Ahora que ya hemos follado, quieres mandarme a la mierda. Como si fuera una puta o algo peor —a Tom le temblaba la voz de rabia y pena contenida.

Tú me follaste a mi, ¿recuerdas? La puta aquí sería yo, no tú, Tom. Déjate de decir tonterías y escúchame, ¿quieres?

No, Bill, escúchame tú, volveré aquí cada día, porque no quiero que esto termine —Tom suspiró hondo y se sentó en la cama otra vez. Hundió la cara en las manos y trató de calmarse.

Bill se sentó a su lado y lo abrazó—. No quiero terminar contigo, Tom. Somos uno, ¿recuerdas? Eres todo lo que soy y todo lo que fluye por mis venas. Soy tu Bill.

Si eso fuera cierto, entonces seríamos familia, ¿no crees? —Preguntó Tom con una sonrisa y levantó la cara, pero el rostro de Bill no respondió con una sonrisa, sino con una expresión de solemnidad que heló la sangre de Tom—. ¿Bill?

Lo somos, Tom.

Tom ladeó la cabeza y arrugó el ceño—. ¿De qué… estás hablando? Yo no…

Un incendió mató a mis padres. Yo y mi gemelo debíamos morir allí, con ellos, pero…

Tom se levantó de golpe—. No, no, no… No digas tonterías.

Debes ver las noticias, Tom, porque pronto lo vamos a resolver y entonces, tú y yo volveremos a estar juntos.

Creo que te has vuelto loco, Bill.

No, Tom, tú eres mi gemelo, Thomas Kaulitz. Mi Tomi. Yo soy tu hermano menor, Bill.

Tom sujetó su mochila y por segunda vez en el día, salió corriendo. Corrió y corrió hasta que sus piernas dolieron.

Al llegar a la parroquia, John se preocupó al verlo—. Thomas, estás pálido, ¿qué ocurre?

No alcanzó a preguntar nada más, porque Tom cerró los ojos y se desplomó, golpeándose la cabeza contra el marco de la puerta, abriendo una herida allí.

Al abrir nuevamente los ojos, Tom miró a su alrededor y se encontró en un lugar sumamente blanco—. ¿Dónde? —Su garganta dolía. ¿Dónde estoy?

Hola, Thomas, soy el doctor Jackson, ¿cómo te sientes?

Mareado —respondió con voz ronca.

Te golpeaste la cabeza al desmayarte —explicó el hombre—. El Padre Morgan te trajo hasta acá, pero no ha sido nada serio. Hemos hecho algunas pruebas, pero no hay daño, ni golpes, ni nada que indique que tienes algo de gravedad.

¿Entonces, qué ha sido eso? —Preguntó John, acercándose a ellos con un café en la mano.

Estrés —respondió el médico con una sonrisa—. ¿Hay algo que te tenga estresado, Thomas?

El chico asintió, pero no dijo nada.

Recomiendo que regrese a casa y duerma. Le dejaré una orden para que no asista a la escuela en lo que resta de la semana —agregó el hombre mirando a John y se retiró, dando a los otros un poco de privacidad.

¿Thomas, estás bien?

Los ojos del chico se aguaron y negó con la cabeza—. Creo que le he hecho algo terrible a Justin.

.

Tom abrió los ojos de golpe. Lo había olvidado, había olvidado a Bill después de que le dijo que era su gemelo. Lo enterró en su memoria, así como una vez lo sepultó creyendo que había muerto en un incendio.

No lo haré de nuevo, Bill. No te olvidaré esta vez —susurró en la habitación vacía.

& Continuará &

Chan, chan, chan. Bueno, ellos ya se habían encontrado antes y Tom ha recordado. ¿Qué pasará ahora? Recuerden que ahora Tom está solito, porque el otro cura se llevó a John.

Escritora y traductora del fandom

10 Comments

  1. OMG … ! Tom ya recordó …. pero … como pudo no haberlo reconocido cuando se encontró con Bill ? todavía está algo confuso todo esto …. a no ser que cuando fue el incendio ambos hayan sido chiquitos … pero entonces como se salvó Bill del incendio y quien lo cuidó ? ya quiero seguir leyando. Gracias mi hermosa Mizuky por actualizar… continua pronto porfisss ! besos … muakkkk !

    • Ellos se encontraron a los 14, Julie, y el incendio fue cuando ellos tenían 6. Además de ser una experiencia traumática, Tom simplemente olvidó todo, para poder seguir con su vida, fue la forma en que su cuerpo (mente) lidió con el trauma.

  2. Perooooooo primera parte!?… ya! Te pusiste a publicar la segunda my friend! Me dejas histérica jshskskdjfj aqui me late que Tom va a largarse del hospiral y a defender a Bill ahora le toca él no? Hay que alejar a los metiches disfrazados de ovejitas dulces -_- en todo! Asi que le toca al Tom peear por su twin, Bill ha hecho todo, y me late que ese cura tiene algo que ver en todo esto…. Sigue pronto my friend! Excelente fic!
    Hugs!

    • Creo que me vas a matar, Fer, pero la segunda parte no viene justo después de este capi jijijiji, viene cuando recuerde el resto de las cosas, el incendio en sí (chan, chan, chan) Por el momento este recuerdo será lo suficientemente útil para lo que viene. Ay, que emoción.
      Muchas gracias por el apoyo. MUAK

  3. Tom recordo el primer encuentro con Bill, vaya que pasaron cosas interesantes entre ambos en esa epoca, me dejo intrigada la llamada que recibio Bill y como le pedia a Tom que se marchara, tambien como le decia la verdad sobre ellos y Tom dejaba todo eso en el fondo de su mente y ahora lo ha recordado todo.
    Nos leemos en el proximo, saludos 😊

    • Pasaron cosas que ninguno esperaba, ¿verdad? Pero bueno, todo pasa por una razón y poco a poco iremos desvelando esas razones.
      Gracias por el apoyo, linda.

  4. Omg estoy en shock que genial X3 ya sospechaba que se conocían o que Bill lo conocía de antes por como le hablo desde un principio X3 que emoción.

    • Es cierto, Bill siempre le habló a Tom sabiendo quién era. Aaahh, es cierto, yo también estoy emocionada por lo que viene. Muchas gracias por comentar.

  5. Sigue siendo confusa la parte sobre quién o cómo sobrevivió Bill al incendio y porqué de la amnesia de Tom.y luego ¿porqué Bill llegó al fín, conclusión para castigar con sus rpropias manos a las acciones de hombre?
    Se aclara un punto, pero luego eso del Bill Ángel ejecutor .
    *se rasca la cabeza *

    Nos vemos en el siguiente muakk!

    • Por eso en el título dice «Parte 1!, Ady, porque Tom sólo ha recordado algo de los 14 años jijiji, todavía no se explica nada del incendio de cuando eran chicos, porque prácticamente eso es la clave de toda la historia y la razón de Bill. Pero no desesperes, que todo se sabrá.
      Un beso.

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