Believer 1: Padre Kaulitz

«Believer» Fic TWC de MizukyChan

Y si tu mano o tu pie te es ocasión de pecar, córtatelo y échalo de ti; te es mejor entrar en la vida manco o cojo, que teniendo dos manos y dos pies, ser echado en el fuego eterno. (Mateo 18:8)

Capítulo 1: Padre Kaulitz

El crepitar de las llamas, carcomiendo la madrea del techo hizo que el niño abriera los ojos, asustado de ver tanta luz en su cuarto, si apenas hace un momento se había ido a dormir. Cuando su mente infantil comprendió que la iluminación no era producto de la mañana, sino de un fuego ardiente que destruía poco a poco su habitación, quedó congelado en su sitio, pasando la mirada por las flamas que subían por el techo y rápidamente se acercaban a su cama.

Cuando la primera viga cayó junto a él, gritó fuerte y desesperado, pero aún incapaz de moverse. La cara le ardía por la proximidad del fuego, quería cerrar los ojos y pretender que todo era un mal sueño, pero aunque sus párpados se cerraran, todavía podía sentir el calor, quemando su piel. Gritó más fuerte, una y otra vez, hasta que otra viga se desprendió del techo, justo sobre su cuerpo, quemándolo, destrozándolo.

¡NOOO!

Tom abrió los ojos y se sentó de golpe, con la respiración agitada y el corazón bombeando a mil en su pecho. Una vez reconoció el lugar en el que se encontraba, tragó el nudo en su garganta. Era su habitación, en la pequeña capilla de Avery, Texas.

Pasó una mano por su cara, abarcando todo su rostro, arrastrando con ella el sudor y las pequeñas lágrimas que siempre acudían cuando tenía aquella horrible pesadilla. Se quedó quieto, manteniendo los ojos abiertos, temeroso de cerrarlos y volver a ver las llamas sobre él.

Pasaron diez minutos completos para poder controlar su respiración, pero el leve temblor en sus manos continuaba, así que encendió la lámpara de su mesita de noche y sacó del cajón las pastillas que tomaba cada vez que el temblor persistía. Se levantó y caminó hasta el baño, llenando un vaso de agua para tomar la píldora.

Abrió nuevamente la llave y mojó sus manos, para luego lavar su rostro. Levantó la cara con pesadez y miró su reflejo en el espejo, el café de sus ojos destellaba con el brillo de la luz artificial y sus pestañas humedecidas acentuaban el efecto, era como si sus ojos todavía mostraran el fuego que vio en sus sueños.

Fuego del infierno —dijo en un susurro apenas audible.

Cerró los ojos un segundo y al volver a abrirlos, la imagen parecía mucho menos atemorizante que hacía un instante. Sonrió y pasó la mano por su barba, haciendo una nota mental de recortarla por la mañana, después de todo era un pastor, no Jesús en persona.

Regresó a su cuarto y se sentó, pero el sueño ya lo había abandonado, así que quitándose la playera que llevaba, se agachó y estiró la mano bajo la cama para sacar un par de mancuernas. Debía ejercitar, extenuarse para poder dormir un poco, o al menos dejar que el tiempo trascurriera sin llevarle de vuelta al fuego de sus pesadillas.

Su mentor le había aconsejado, años atrás, dejar de tomar las pastillas para dormir y recurrir a un método más saludable para procurar la llegada del sueño por las noches, el cual consistía en ejercitarse hasta agotarse. Además, usar el ejercicio para castigar su cuerpo, era mucho mejor que la auto-flagelación.

Tom llevaba practicando ese consejo desde los dieciséis y ahora, doce años después, su cuerpo mostraba una complexión que cualquier atleta envidiaría. Sin embargo, pese a las medidas extremas que utilizaba, todavía no podía conseguir una noche completa de sueño sin pesadillas.

Se soltó de la barra de hierro, que estaba estratégicamente ubicada cerca de la puerta del baño, y sintió sus músculos ardiendo. Una capa de sudor cubría sus marcados pectorales y una gota bajó directo hasta su obligo, haciéndole arrugar el ceño. Mejor se daba una ducha, pronto sería la hora de la primera misa de su parroquia y debía ser puntual ante los feligreses. Si bien no había logrado conciliar el sueño nuevamente, al menos había logrado mantener la mente ocupada hasta el amanecer.

Su baño era igual de extremo que la rutina de ejercicios, agua fría y una tela áspera para jabonarse. Debía adormecer el cuerpo con dolor, para evitar los malos pensamientos.

Al salir, se secó apresuradamente pues la piel le ardía, pero no dijo ni una palabra para quejarse. Se acercó al armario y sacó su atuendo. Colgó con reverencia la pecha, mientras iba quitando una a una las prendas, vistiéndolas con humildad y mansedumbre. Arregló el alzacuello y, finalmente, besó la estola y la colgó sobre sus hombros, dejándola caer hacia adelante, como último ítem de su indumentaria.

Su cuerpo musculado quedó completamente cubierto con el traje sacerdotal, ocultando las largas horas de ejercicio. Sostuvo su rosario favorito en la mano y se dirigió al frente de la iglesia.

El lugar estaba frío, el otoño ya casi terminaba, dando paso a las temperaturas extremas del invierno, la estructura de roca del edificio tampoco ayudaba a mantener el calor, pero los fieles devotos llegaría allí sin importar las condiciones del tiempo.

Encendió las luces y se sobresaltó al ver una figura en el último banco, tenía la cabeza cubierta con una capucha negra y, a esa distancia, sólo alcanzó a distinguir el brillo de un crucifijo en su pecho. Estaba en actitud de oración, así que no alzó la voz, simplemente continuó caminando por el lugar, preparado todo para la misa, ya tendría tiempo de preguntarle cómo había entrado si todo estaba cerrado aún.

A las seis de la mañana en punto, comenzó el primer servicio del día. Un puñado de personas asistía en ese horario, aquellos temerosos de Dios que trabajaban los campos de Texas, levantándose al alba, siguiendo el refrán “al que madruga, Dios le ayuda”. La gente siguió sus instrucciones, salvo aquel hombre cubierto, al final de la iglesia; él se mantuvo sentado durante todo el servicio.

Al terminar, bendijo a los miembros y los despidió en la paz del Señor. En silencio, se dirigió hasta el confesionario, situado al costado izquierdo del altar, y entró, cerrando la puerta, aguardando la visita de las beatas de siempre.

Perdóneme, Padre, porque he pecado.

Tom se sobresaltó al escuchar aquella voz de hombre, diferente a todas las que había oído en su estadía en Avery. Elevó el rostro para mirar por la ventanilla de intrincados patrones y reconoció al hombre de antes, quien todavía llevaba la capucha puesta.

Se aclaró la garganta y se dispuso a responder, pero no alcanzó a decir nada, pues el hombre alzó el rostro, y Tom sintió que la sangre se congelaba en su cuerpo al ver un destello de fuego en los ojos de aquel ser. Ni siquiera distinguió el resto de su cara, sólo el brillo de sus ojos, como el fuego del infierno.

He privado a un hombre del aliento de vida —dijo con una sonrisa de lado—. Y lo he disfrutado —agregó con frialdad.

Dios, mío —susurró Tom, sin poder quitar la mirada de aquellos ojos refulgentes.

Y lo haré de nuevo esta noche, Padre, pero no se preocupe, soy la mano de Dios en la Tierra, sólo castigo a los pecadores que él me indica.

Se oyó un grito agudo y Tom salió del confesionario, corriendo hasta la entrada, donde el grupo de personas que había asistido a misa, rodeaba a un perro que se negaba a soltar la presa ensangrentada que tenía en el hocico.

¡Es una mano!

Tom retrocedió hasta el pasillo de la iglesia y vio con horror como la puerta cercana al altar se cerraba, dejando escapar al hombre que acaba de confesar un asesinato.

Y si tu mano o tu pie te es ocasión de pecar, córtatelo y échalo de ti; te es mejor entrar en la vida manco o cojo, que teniendo dos manos y dos pies, ser echado en el fuego eterno.

(Mateo 18:8)

& Continuará &

Y así comienza todo para el Padre Kaulitz. ¿Qué les parece? Gracias por leer y nos veremos pronto.

Escritora y traductora del fandom

2 Comments

  1. Wooooo o.o que creepy, de solo imaginarme la escena sentí muy feo.
    Muy buena introducción, ya me encantó *-*
    Tengo una ligera idea de porque Tom se tortura y sufre de esa forma y de quién apuesto es Bill, ya tengo maso menos una idea 7u7
    Chamas yo quiero ver twincest <3

  2. Ohhhh!! El primer capítulo y ya tiene mucho suspenso, amo el suspenso.
    Me coato un poco de trabajo proyectar a Tom como sacerdote, pero lo he logrado y me gusta mucho la idea.
    Me intriga bastante saber la identidAd de la persona encapuchada
    😁😁

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