Fic Toll de Miss Anunnaki

Capítulo 46

La puerta se abrió despacio, el pelinegro ingresó como si nada, Thomas cerró la puerta tras su paso y se escuchaba un silencio tan muerto, que era mejor estar en el cementerio. Las luces se prendieron de repente y agarraron al pelinegro desprevenido mientras él se sacaba la sudadera, todos salieron de sus escondites y le arrojaron serpentinas, él no podía creerlo. Al principio se había llevado un susto al ver a todas esas personas en el living del departamento; observó de manera veloz la divertida decoración con globos y carteletes coloridos que había en el interior.

— ¡Feliz Cumpleaños! —Le dijeron a coro y el pelinegro esbozó una tremenda sonrisa, luego dejó escapar un gemido de la emoción. Lo había olvidado con todas sus ideas en la cabeza. Se giró a su chico y se tiró en sus brazos, él lo atrapó sonriendo mientras no apartaba sus ojos de la felicidad del rostro de Bill. Lo besó en los labios y escuchó que el resto se moría de ternura por eso.

—En verdad, gracias por acordarte. ¡Me has tomado por sorpresa en serio! —le dijo con un brillo en sus ojitos color miel. Volteó y la multitud se abalanzó a él.

Estaban sus compañeras de trabajo y el gerente, su mejor amiga Lissa con su novio, los hermanos Leto (Aunque eso le había costado mucho aceptar al chico de rastas por temas anteriores), Liam no había podido asistir por cuestiones de trabajo. Los amigos de Bill también estaban; en verdad, Tom había hecho un gran esfuerzo y movimiento para llevar a cabo esa fiesta sorpresa.

La música comenzó a sonar por los parlantes, los aperitivos ya estaban listos sobre una mesa blanca que habían llevado al living. Había hecho modificaciones para que hubiera más espacio, los sofás no estaban y eso daba más lugar para que entraran todos. Le dieron un gorrito de cumpleaños al pelinegro y él se lo puso solo para complacerlos, todos iban con él para darle regalos y abrazos, él tan solo les sonreía y les agradecía por haber asistido.

El de rastas les observaba cruzado de brazos, no dejaba de sonreír debido a la emoción que veía en los ojos de su chico, estaba más que contento porque todo había salido según lo planeado. Aunque ese encuentro con el tal Andrew Biersack le había puesto en duda un montón de cosas, sabía que era mejor no hablarlo en ese momento, porque no quería traer problemas, él quería que su novio festejara otro año más de vida.

—Te felicito por esto, Thomas. —le dijo Lissa, la mejor amiga del pelinegro, él le dio una mirada sonriendo. —Jamás vi a Bill tan sonriente como ahora, en verdad, te pasaste con esto.

—Solo quiero que pase un buen momento. —se hacía el humilde, pero por dentro se sentía orgulloso de lo que había logrado en poco tiempo. Le golpeó levemente con su brazo. —Gracias por ayudarme.

—No hay de qué. —Echó un suspiro. —Y bien, ¿Cuándo se lo vas a decir?

El chico de rastas tragó saliva. El día de hoy había recibido un comunicado que decía que debía viajar durante el verano hacía Londres por trabajo, y no podía llevarse al pelinegro con él como deseaba, porque Tom iba a estar todo el día en oficinas y reuniones. Era costumbre llevarse a los nuevos a esos viajes de negocios para que supieran como era trabajar en el exterior, le iba acompañar a su jefe en ese viaje. Así que debía ser sincero con él sobre eso, pero no sabía cómo iba a reaccionar su chico cuando lo supiera; ambos habían estado planeando ese viaje a Paris con tanto entusiasmo que ahora, por trabajo, debía ser pospuesto hasta nuevo aviso.

—Primero dejaremos que disfrute la fiesta. —Eso sonaba bastante cruel, pero no quería arruinar el cumpleaños que había preparado con mucha anticipación en secreto.

—Cuanto antes, mejor. —Le dijo Lissa y su novio se acercó para darle una botella de cerveza, también le dio una a Tom y él le agradeció.

La comida y las bebidas se iban acabando acorde pasaban las horas, la música estaba muy pegadiza y todos bailaban mientras el pelinegro lo hacía en el medio de la ronda improvisada. Debía admitir que estaba un poco mareado, la torta de cumpleaños ya había sido partida en trozos para ser devorada. El chico de rastas se había camuflado para salir al balcón del departamento, se encontraba fumando mientras veía las hojas de los árboles, el verano se acercaba y él no iba a poder disfrutarlo como quisiera.

— ¿Puedo acompañarte? —Escuchó una voz a su espalda y se giró, Shannon cerraba la puerta de cristal tras su paso y el otro asintió. Se apoyó en el barandal como Thomas y prendió un cigarrillo.

— ¿Qué te incomoda? —Le preguntó Leto luego de darle una calada profunda a su cigarrillo. —Tú deberías estar ahí más que nadie.

—Solo dejo que él lo disfrute. —contestó el de rastas mientras entre cerraba sus ojos al succionar la nicotina. Tenía razón, debía estar con su chico pero sentía que no podía hacerlo ya que luego tendría que lidiar con el dilema del viaje por trabajo.

—A mi no me parece eso. —dijo de entrometido. —Sabes… Yo no puedo dejar que otra persona siga lastimando a Bill, he llegado a pensar que eres perfecto para él, pero si le sigues ocultando cosas muy lejos no vas a llegar.

Trümper desvió sus ojos a la mirada de Shannon, él la mantenía hacía adelante. No sabía por qué le decía eso, ¿Acaso pensaba que continuaba engañándolo? ¿Por qué seguía con esa idea absurda en la cabeza? Él le había dejado en claro a la rubia esa que ya no tendría nada más con ella, y que no intentara buscarlo porque no lo iba a encontrar.

—No lo estoy engañando, si eso estás pensado. —espetó, no podía ser que aún siguiera insistiendo con eso. —Tengo que hacer un viaje por trabajo, y no voy a poder llevarlo conmigo.

El baterista volteó sus ojos a la mirada del chico de rastas, frunció el entrecejo, ¿Así que ese era el motivo por el cuál se le veía un poco retraído? Alzó ambas cejas y volvió a la vista de antes. Los trabajos eran horribles cuando se ponían pesados, él lo entendía, siendo el baterista de una banda exitosa implicaba sacrificar varias cosas, entre ellas la relación amorosa. Recordó cuando estaba con el pelinegro y tenía una gira en ese entonces, la despedida había sido dolorosa, el pelinegro no podía ir con él porque sus padres estaban en contra de eso, además de que sería un problema grave si lo llevaba, ya que también estaría su hermano y no quería discutir todo el tiempo con él cada que los veía juntos.

Si hablábamos de trabajo y relaciones, Shannon Leto lo entendía muy bien, así que podía comprender la frustración y preocupación que el chico de rastas estaba sintiendo en esos momentos.

—Shannon. —le llamó Trümper. —Normalmente no suelo pedir favores a los ex de las personas con las que suelo estar.

Exhaló el aire, sintiéndose un estúpido por pedirle ese favor, pero sentía que no podía recurrir a otra persona que no fuera él, podría ir con su mejor amiga pero ella le había dicho que también se iría de vacaciones a un país de Latinoamérica con su novio.

—Necesito que cuides a Bill cuando yo no esté. —Los dos se miraron de frente, dejaron de apoyarse en el barandal y el baterista apagó su cigarrillo enterrándolo en el metal del mismo. —Hoy me encontré con un tipo que parecía estar acosando a Bill, y no quiero que él se sienta incómodo con eso, por eso quiero que tú estés con él cuando lo necesite.

Si Tom le pedía eso, entonces quedaba más que claro que confiaba en Shannon. Eso era asumir mucha responsabilidad y mantener esa promesa en pie, porque había mucho en juego y la dignidad estaba primero antes que todo. El baterista tragó saliva, él podría ser de esos que aceptaba la petición y luego se lo quitaba pero no, no era tan inmaduro como decía Bill que era; si el pelinegro era feliz con él, no iba a destruirlo.

—Puedes estar seguro que conmigo, merodeando alrededor, no le pasará nada. —le dijo con una sonrisa. Extendió su mano y el chico de rastas le sonrió, estrecharon sus manos y se miraron a los ojos.

—Gracias.

— ¿Todo bien por aquí? —Ambos miraron al pelinegro que les sonreía, se notaba que estaba bastante entonado, ellos deshicieron el agarre y Tom asintió mirando a Shannon. — ¿Están peleando?

—No, mi vida. —le respondió Thomas en un tono dulce y el otro lanzó una risita. —Ven, vamos a divertirnos un rato.

Le tomó de la mano y se adentró junto a su chico. Shannon les quedó mirando desde su lugar, ¿Quién mierda era la persona que estaba molestando al pelinegro? Como fuera, no iba a permitir que esa relación se rompiera porque un estúpido quería intervenir, él iba a hacer lo posible por ayudar a su… Socio, si así se podía llamar. Aunque ahora pensaba, que después del favor que le había pedido, ellos se convertirían en amigos.

Continúa…

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por MissAnunnaki

Escritora del Fandom

Un comentario en «Café 46»

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