Fic de lyra

Capítulo 6. Era necesario

El coche llegó a su hora puntual. Para entonces Tom había conseguido que Bill abandonase la cama y se cambiara de ropa, la que llevaba estaba toda arrugada. Le sorprendió que le echara de la habitación mientras se cambiaba, pero sabiendo que una vez en casa de su madre tendrían el tiempo de sobra de hablar de lo que le pasaba, dejó el tema por el momento.

Cogió su equipaje y bajó a despedirse de sus compañeros, sintiendo que era la última vez que los iba a ver.

Solo serán unos días—dijo Gustav, como si le hubiera leído la mente.

Tom asintió en silencio y se volvió cuando escuchó un débil gemido. Bill bajaba por las escaleras y se apresuró a ayudarle a cargar con la maleta. La dejó en el suelo del recibidor junto a la suya, y se volvió a despedir de sus amigos.

Os hemos preparado unos bocadillos para el viaje—explicó Georg pasándole una bolsa a Tom.

Gracias, tenemos por delante un largo viaje y llegaremos de noche.

Esperó en silencio mientras que veía como Bill se abrochaba hasta arriba la cazadora del chándal que él mismo diseñó, esa que llevaba la estrella que tenía en su cadera derecha tatuada. Le vio ponerse encima de ella una cazadora de cuero negra y sacarse la capucha, todo sin alzar la cabeza.

Buen viaje—dijo Gustav abriendo la puerta.

Tom asintió de nuevo y mientras que el chófer guardaba sus maletas, se montó en el asiento trasero al lado de Bill. Le escuchó gemir de nuevo por lo bajo y acomodarse en el asiento con cuidado, dándole la espalda al mirar por la ventanilla a través de sus oscuras gafas.

No le quedó más remedio que pasar el viaje en silencio. Encima les llovió por el camino, lo que hizo que les entrara sueño. Escuchó como Bill bostezaba a su lado y al minuto le sintió caer dormido.

Solo entonces le pudo mirar fijamente. Se había quitado las gafas de sol que llevaba y bajo sus cerrados ojos había unas grandes ojeras que delataban su estado de ánimo. No había descansado nada, aún andaría bajo los efectos de ese extraño catarro que se cogió. No tuvo fiebre ni nada, solo estaba muy cansado y con el cuerpo dolorido, pero halló las fuerzas necesarias para ordenarle que no se metiera en su vida.

¡Cómo no hacerlo, si era su hermano pequeño! Y más que eso, les unía un lazo muy especial. Aún estando separados, podía sentir si estaba bien o mal. Como en esos momentos, sentado a su lado podía sentir una gran tristeza recorrerle el cuerpo. Bill sufría, y él no pararía hasta saber el porque y poner remedio a la situación.

Si alguien le había hecho daño, lo iba a pagar bien caro….

&

Llegaron a la casa de su madre cuando ya era de noche, no había parado de llover en todo el camino y no pudieron parar a estirar las piernas. La bolsa con los bocadillos que tan amablemente les preparó su amigo continuaba sin ser abierta, ninguno de los dos tenía ganas de comer nada. Bill por lo que estaba pasando, Tom…por verle en ese estado…

El coche aparcó delante del jardín y se apresuraron a bajar y correr bajo la intensa lluvia que estaba cayendo. El chófer insistió en encargarse él mismo de su equipaje, pero nada más ver el coche su padrastro salió a echarle una mano, dejando que la madre de los gemelos se encargara de sus hijos.

Estáis empapados—murmuró Simone dando una toalla a cada uno.

Tom cogió la suya y se secó la cara con ella, viendo como Bill se escurría el agua del pelo y se estremecía.

Sube a darte una ducha caliente—dijo Tom tocándole en el brazo.

Sintió como se ponía tenso a su contacto antes de asentir en silencio. Le vio subir las escaleras con paso lento y entonces se volvió a su madre.

¿Qué le pasa? Tiene muy mala cara, y ya os dije que vuestro padre no podía hacer nada…—empezó a decir Simone.

Se siente mal, por el viaje—contestó Tom con lo primero que se le vino a la cabeza.

En cuanto coma algo se pondrá bien. Sube tú también a cambiarte de ropa antes de que pilles algo—ordenó Simone a su hijo con suavidad.

Tom asintió y subió tras Bill, entrando en la habitación que compartían desde que eran bien pequeños. La puerta que daba al baño estaba entre abierta y por el suelo vio la ropa tirada de Bill.

Se inclinó a recogerla y la dejó sobre una silla, iría directa a la lavadora al igual que la suya. Se cambió y se puso ya un cómodo pijama. Cuando estaba ya terminando de vestirse, vio salir a Bill del baño y quedársele mirando con una rara expresión en la cara.

Solo llevaba puesto una toalla y comprendiendo su mudo y extraño mensaje, salió de la habitación sin decir nada. Mientras bajaba las escaleras para reunirse con su madre, solo podía rezar para que no fuera nada, solo imaginaciones suyas…

Que Ryan no le haya hecho nada»—pensó conteniendo el aliento.

&

Cuando Bill quiso reunirse con ellos, su cena estaba casi fría. Su madre insistió en calentársela de nuevo, pero él se negó diciendo que no tenía mucho apetito.

Al menos tómate un vaso de leche, no te acuestes con el estómago vacío—pidió Gordon con suavidad.

Resopló como respuesta y se levantó para calentárselo al micro ondas y tomárselo con un par de galletas.

Bill, sé que estás nervioso pero no tienes nada de que preocuparte—dijo Simone tratando de calmar a su hijo pequeño—Tu padre se ha marcado un farol, tengo vuestra custodia y el juez jamás se la dará a él.

No…no quiero ir a vivir con él…—murmuró Bill mirando a su madre con los ojos llenos de lágrimas.

Y no lo harás. Ahora tómate la leche y trata de dormir—dijo Simone estrechando su mano.

Tom lo observaba todo. Como a Bill le tembló la voz al hablar, como sus ojos se le llenaron de lágrimas. Si el juez fallaba a favor de su padre, cogía a Bill y se escapaba de casa.

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Terminaron de cenar y se acostaron pronto, cansados del viaje. Mientras Tom ya estaba en la cama esperando que Bill saliera del baño, solo podía estar tumbado viendo la cama de al lado, recordando como cuando eran pequeños y si uno de los dos tenía miedo, siempre era Bill, por ser el más pequeño, iba a la cama del otro y dormían abrazado.

Sonrío al recordar la de veces que mintió diciendo que tenía miedo y no quería dormir solo, para poder meterse en la cama de Bill y dormir abrazándole muy fuerte.

¿Tendría miedo Bill esa noche? ¿Iría a buscar refugio en sus brazos?

Escuchó que se abría la puerta del baño y cerró los ojos, fingiendo estar ya dormido. Sintió como la luz se apagaba y contuvo el aliento, soltándolo en un profundo suspiro cuando Bill se tumbó a su lado. Se giró y le atrajo en sus brazos, dejando los labios en su frente y besándole suavemente.

Buenas noches—murmuró contra su piel.

Solo obtuvo un suspiro como respuesta y cerró de nuevo los ojos sonriendo. Pasara lo que le pasara a Bill, sabía que contaba con su condicional apoyo….

&

Se despertó muy agitado. Sentía un calor abrasador que le subía por el cuerpo y le impedía respirar. Abrió los ojos y lo primero que hizo fue darse la vuelta en la cama y dar la luz, para ver como Bill deliraba en sueños y se agitaba.

No….por favor Ryan….no lo hagas….—sollozaba Bill en sueños.

Bill, despierta…estás soñando—dijo Tom tocándole en el hombro con una mano.

Pero Bill no le escuchaba. Llevó la mano más arriba y se asustó al sentirle muy caliente la frente. Ardía de fiebre y solo le quedaba avisar a su madre. Salió de la cama con rapidez y llamó a la puerta de la habitación en la que dormían su madre y padrastro.

Mamá….abre por favor—llamó con voz infantil.

Esperó hasta que vio salir luz por debajo de la puerta. Al momento se abrió y su madre le miró preocupada mientras se ponía una bata encima del camisón que llevaba.

¡Tom! ¿Qué pasa?—preguntó Simone asustada.

Es Bill….arde de fiebre…y dice unas cosas muy raras—explicó Tom medio llorando.

Se están cumpliendo mis temores”—pensó ahogando un sollozo.

Siguió a su madre hasta su habitación, en donde Bill continuaba delirando dando vueltas en la cama. Vio como su madre se sentaba a su lado y le ponía una mano en su ardiente frente.

¡Gordon!—susurró Simone asustada.

Gordon asintió en silencio y corrió a su habitación de nuevo mientras que Simone destapaba a su hijo pequeño.

Tom, vete vistiendo. Nos lo llevamos al hospital—ordenó a su hijo mayor sin mirarle.

¿Tan…grave es?—preguntó Tom tragando con esfuerzo.

Simone asintió y le quitó con cuidado la camiseta a su hijo pequeño, empapada en sudor. La tiró al suelo arrugando la frente en el momento en que su marido regresaba ya vestido.

Te esperamos en el coche, cariño—dijo Gordon inclinándose sobre su hijastro.

Simone asintió y corrió a vestirse. Mientras Tom se recogía el pelo en una coleta baja, observaba como su padrastro tapaba a Bill con una manta y le cogía con suavidad en sus brazos.

He dicho que no…—gimió Bill en sueños.

Gordon dirigió una mirada a su hijastro mayor, que solo se encogió de hombros por respuesta. No quería contar nada que Bill no quisiera que se supiera…al menos si no era necesario…

Siguió a su padrastro escaleras abajo y le ayudó a acostar a Bill en el asiento trasero del coche, sentándose él a su lado y poniendo con cuidado su cabeza sobre su regazo.

Bill…aguanta…—susurró retirándole el pelo de la cara.

Vio como le temblaban los labios y le tapó mejor con la manta, momento en que su madre salió ya vestida de la casa y entró en el coche con ellos. Su padrastro arrancó y en menos de media hora se llevaban a Bill en una camilla hacia una sala de observación.

En ella le pusieron una vía para suministrarle los medicamentos que le harían bajar esa fiebre que rozaba los 40º, y le sacaron sangre para ver que había hecho que enfermase de la noche a la mañana.

Mientras, Tom paseaba por la sala de espera sin despegar los ojos de la puerta por la que desapareció Bill. Solo habían pasado unos minutos y él ya se estaba impacientando. Su madre estaba sentada en un sofá de la sala y no paraba de hablar con su padrastro en voz baja.

Podía escuchar lo que estaban diciendo, su madre no sabía si avisar a su padre de que Bill había caído enfermo, no fuera que lo tomara en cuenta y dijera al juez que su madre no le mantenía al corriente de lo que le pasaba a sus hijos.

Dejó a un lado a su padre, las puertas se abrieron y por ellas salió un médico. Se acercó a él corriendo, sintiendo como su madre se ponía tras él y le cogía de la mano con firmeza.

Doctor, ¿qué le pasa a mi hijo?—preguntó Simone con un hilo de voz.

Mejor sentémonos—contestó el doctor con tono grave.

Gordon asintió y cogiendo del brazo a su mujer la llevó de nuevo al sofá en el que estaba sentada minutos antes. Se sentó a su lado y vio como su hijastro se acomodaba en el brazo del sofá sin soltar la mano de su madre.

Tom, ¿por qué no le traes a tu madre un café?—pidió Gordon.

Era mejor que no estuviera presente, ya le contarían con sus palabras lo que el doctor les iba a explicar.

Quiero quedarme, es mi hermano—susurró Tom mirando a su madre.

Es mejor que se quede, tal vez nos puedas ayudar a saber qué le pasa a tu hermano—intervino el doctor.

¿Cómo?—preguntó Tom con un hilo de voz.

Pasas con él mucho tiempo, y seguro que hablaréis…y él te contará cosas que ni siquiera tu madre sabe—contestó el doctor mirándole fijamente.

Tom asintió, sabiendo en parte a donde quería llegar el doctor.

Tienes que ser sincero conmigo—avisó el doctor antes de empezar—¿Sabes si tu hermano…ha mantenido alguna relación sexual sin usar la debida protección?

Tom miró a su madre antes de contestar, sintiéndose algo incómodo por hablar de un tema que era de la privacidad de Bill, más estando él ausente.

Tom, di lo que sepas—ordenó Simone con suavidad—Lo que digas puede ayudar a Bill.

Tom asintió en silencio y se aclaró la voz antes de hablar, pidiendo perdón a Bill en voz baja por traicionar su confianza…aunque bien era cierto que no le había contado nada, pero lo que había visto, sentido y oído era más que suficiente para que él hubiera sacado sus propias conclusiones.

Si, creo que sí—contestó al cabo de unos minutos.

¿Sí, o lo crees?—insistió el doctor.

Sí, estuvo con…alguien…—resopló Tom.

Ya veo—murmuró el doctor arrugando la frente.

¿Qué le pasa a mi hijo?—repitió Simone con más firmeza.

Tiene una infección severa—contestó el doctor mirándola fijamente—Le hemos hecho unas pruebas que han salido positivas y ya le estamos dando los antibióticos necesarios. Tendrá que estar unos días en el hospital y luego seguir el tratamiento en casa. Nada de conciertos en una temporada, estará muy débil y necesitará mucho descanso.

No podía creer lo que estaba escuchando. Bill enfermo por culpa de ese desgraciado. Cuando le pusiera las manos encima, le mataría él mismo.

No me puedo creer que Bill haya sido tan irresponsable—estalló Simone—Y encima habrá que avisar a la chica con la que estuvo, y si sabía que estaba enferma se va a enterar.

Lo primero es curar a su hijo, señora Kaulitz—dijo el doctor a modo de despedida.

Tom le vio girarse y maldiciéndose por volver a traicionar a Bill, se puso en pie con lentitud y le llamó con voz ronca. Esperó a que se volviera, sintiendo los ojos de su madre fijos en su nuca.

Bill…él no….él no estuvo con una chica—explicó con esfuerzo.

Escuchó el gemido de sorpresa de su madre, vio como el doctor asentía en silencio y tomaba nota en el historial de Bill suspirando.

¿Hay algo más que deba saber?—preguntó el doctor—Recuerda que la salud de tu hermano está en juego.

Bill…cuanto lo siento…”—pensó antes de traicionarle de nuevo.

Fue forzado—contestó mirando a su madre.

Continuará…

por lyra

Escritora del fandom

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