Fic TWC de lyra
Capítulo 3
Arrugó la frente y separando los labios emitió un débil gemido por lo bajo. Rodó y se quedó tumbado de espalda jadeando, le costaba respirar y de repente sintió un frío intenso, además del dolor de cabeza que le estaba matando.
Escuchaba como un susurro lejano, le pareció escuchar su nombre entre sollozos ahogados…
—¿Qué…?—susurró él también.
Pestañeó y poco a poco fue abriendo los ojos, tratando de enfocar la vista y ver lo que había a su alrededor. No veía con claridad, estaba todo a oscuras y se levantó con cuidado de no golpearse su dolorida cabeza. Se quedó sentado y llevándose ambas manos a ella cerró los ojos y gimió de nuevo por lo bajo.
—¿Estás bien?
Escuchó una voz familiar y abrió un ojo, mirando a través de sus dedos. Entonces se hizo la luz y pestañeó gruñendo hasta que sus ojos se adaptaron a ese cambio brusco de luminosidad.
—Tom, ¿estás bien?—volvió a preguntar Georg preocupado.
—Si, es que me ha dado un dolor de cabeza así, de repente—susurró Tom.
Se destapó la cara y sus ojos se dirigieron a la cama había enfrente a la suya y que ocupaba su hermano cuando estaban de viaje. Estaba vacía y el autobús parado. Se levantó como pudo y sintiendo un escalofrío se abrigó con la gruesa sudadera que se quitara cuando se acostó en la cama.
Bajó las escaleras seguido de Georg y se encontró con Gustav en el piso inferior. Pasó por su lado y se dirigió a la pequeña cocina, donde abriendo un armario cogió un vaso de agua y se dirigió al baño. En el tenían un pequeño botiquín en donde encontró el analgésico que necesitaba. Se lo bebió con un sorbo de agua y salió del baño resoplando, viendo que David entraba en ese mismo instante por la puerta.
Se le quedó mirando, viendo que nadie más iba con él.
—¿Y mi hermano?—preguntó mirando por encima de su hombro.
—¿No ha regresado?—preguntó David a su vez.
—¿Cómo que si no ha regresado? ¿Es que no estaba contigo?—se asustó Tom.
—Me dijo que iba a la tienda de la gasolinera, y cuando entré en ella no le vi por ningún lado y pensé que había vuelto al autobús—explicó David.
—Pues no está—gritó Tom saliendo en su busca.
David se le quedó mirando mientras echaba a correr y luego miró a los otros integrantes del grupo, que como él se habían quedado asombrados por la reacción del guitarrista.
—¿Qué le pasa?—preguntó David sin entender.
—Ni idea, pero se ha levantado algo raro—contestó Georg encogiéndose de hombros.
—Vayamos con él, a ver si le ha pasado algo a Bill…—murmuró Gustav poniéndose en pie.
David asintió y fue el primero en salir del autobús. A lo lejos vio como el guitarrista entraba en la tienda de la gasolinera y como llamaba a gritos a su hermano. Echó a correr él también, estaba montando un escándalo y aún no sabían que había pasado. A lo mejor el cantante estaba en el baño y estaban haciendo un drama. Solo habían pasado 10 minutos desde que le vio entrar en la tienda, y conociéndole tan bien como lo hacía, se podía pasar media hora eligiendo una simple chuchería.
Entró en la tienda y sonrió educadamente a la dependienta, que no entendía nada de lo que pasaba.
—Estamos buscando a un amigo—explicó David por encima.
La chica asintió y siguió con lo que estaba, mientras que desde el fondo de la tienda le llegaba la asustada voz del guitarrista.
—¡Bill! ¿Dónde estás?
Fue en su busca y le cogió del brazo haciéndole callar.
—Tom, tranquilo—dijo tratando de mantener la calma él mismo.
—No puedo, le ha pasado algo…lo presiento…—murmuró Tom frotándose la frente con una mano
David se le quedó mirando sin saber si creerle o no. Siempre habían dicho que siendo gemelos compartían los mismos sueños y podían saber si al otro le pasaba algo aún estando separados…
—David, ¿le habéis encontrado?—preguntó Gustav poniéndose a su lado.
—No, preguntad a la dependienta mientras me llevo a Tom fuera—pidió tirando del guitarrista.
Gustav asintió y mientras que el productor salía de la tienda se dirigió a la cajera.
—Perdona, pero no encontramos a un amigo y tal vez tú le hayas visto—dijo esbozando una amplia sonrisa.
—¿Ese chico que vestía tan raro?—preguntó la chica arrugando la frente.
Gustav asintió, extrañado de que no les hubiera reconocido de inmediato. Pero bueno, se hallaban de viaje en una carretera secundaria en donde solo había pueblos perdidos de la mano de Dios, puede que hasta allí no llegaran noticias acerca del grupo de moda que tanto furor estaba causando.
—Si, el mismo. ¿Sabes donde ha ido?—preguntó cruzando los dedos.
—Entró en la tienda hará 15 minutos, pero solo estuvo mirando por el escaparate y salió al minuto sin comprar nada—explicó la chica.
—¿Sabes que dirección tomó?—insistió Gustav.
—Me pareció raro su comportamiento y le seguí con la mirada, echó a andar hacia el prado sin dejar de volverse, como si comprobara que no le seguían ni nada parecido—relató la chica.
—Muchas gracias, nos has ayudado mucho—se despidió Gustav saliendo de la tienda.
Se reunió con David y Georg, que trataban de calmar al guitarrista que no podía dejar de temblar.
—¿Qué te han dicho?—preguntó David nada más verle.
—Estuvo en la tienda menos de un minuto pero salió y se dirigió hacia allí—señaló Gustav—La chica dice que no paraba de volverse, como comprobando que nadie le seguía.
—¿Qué demonios haría tu hermano a escondidas?—se le escapó a David mirando al guitarrista.
—¡Fumar!—exclamó Tom entre dientes.
—¡Pues claro!—gruñó David—Vamos a por él, y os aseguro que como le encuentre yo le pego un tirón de orejas por el susto que me ha dado.
Echó una pequeña carrera a otro de los autobuses que les acompañaban con el equipo técnico y tras explicar por encima lo que pasaba, regresó con 4 linternas que repartió. Se pusieron en marcha tomando la misma dirección seguida por su compañero. Llegaron hasta un prado y decidieron separarse en parejas para cubrir así más terreno mientras le llamaban a voz en grito.
—¡Bill!—gritó David desesperado.
Si le pasaba algo, su cabeza sería la primera en rodar.
A su derecha, se encontraban Tom y Gustav, gritando también el nombre del cantante.
—Bill sal, ya sabemos que estás fumando….no te escondas—llamó Gustav.
Un gruñido a su derecha le hizo mirar a su compañero, que se frotaba la cabeza gimiendo.
—¿Estás bien?—preguntó preocupado alumbrándole con su linterna.
—La cabeza me está matando…ya me he tomado algo pero no me hace efecto—contestó Tom.
—No estás en condiciones de seguir, vuelve al autobús—ordenó Gustav.
—No, mi hermano me necesita a su lado—susurró Tom de repente.
—Si, ya…o tal vez ha regresado y nos esté esperando—dijo Gustav resoplando por no haberlo pensado antes.
Tom también vio que esa era una remota posibilidad y decidió ir a ver si era verdad. Se separó de su amigo y empezó a caminar en dirección contraria. Se estaba levantando una brisa fría y se estremeció, abrazándose a sí mismo para entrar en calor mientras regresaba al autobús.
Iluminaba el camino sin dejar de pensar que a su hermano le había pasado algo malo, y no pudo evitar ponerse a llorar. Las lágrimas le cegaban y no le dejaban ver por donde iba. Tropezó con una rama y cayó al suelo de rodillas, sollozando más alto.
—Bill… ¿dónde estas?….¡Bill!—sollozó con fuerza.
—¿Tom…?
Lo había oído claramente, a su derecha. Pero miró y ahí no había nadie…se lo había imaginado, como cuando se despertó hacía unos minutos y le pareció escuchar que le llamaban entre lágrimas. Buscó su linterna a tientas, se había apagado al caérsela y solo le llegaba la poca luz que la luna arrojaba.
—…Tom…
¡Otra vez! Se puso a buscar de rodillas, esa vez lo había oído más claro, como si viniera del centro mismo de la tierra. Sus ojos localizaron un agujero, recuperó la linterna a tiempo y la encendió asomándose y gritando desesperado.
—¡Bill….!
Continuará…