Fic TWC de Melody Fliegen

Capítulo 12: Invitados indeseados

By Bill

Cuando salí de la ducha mis padres me estaban esperando fuera, me sobresalté bastante cuando me abrazaron, casi se me cae la toalla que traía puesta, la logré agarrar con una mano mientras con la otra abrazaba a mi madre, que sonreía feliz.

Querían darme un regalo y todo eso… pero les dije que luego. Primero debía vestirme, y pensar, pensar mucho. Aún tenía los ojos un poco rojos, había llorado mientras me bañaba, no lo había podido negar, las lágrimas me caían solas con el mero hecho de pensar en las palabras de Tom.

“Puta, juguete, perra…”

Mis ojos se aguaron nuevamente al recordar sus movimientos, su voz, su aprovechamiento conmigo… yo no le había hecho nada. Siempre le daba todo, ¡todo! Me entregaba a él, y así me pagaba. Con un intento de violación, cegado por una excitación que, además, no admitía.

Pero, mierda, sabía que si lo miraba a los ojos, por un momento, si me dijera que lo besara en frente de toda mi familia, si me lo pidiera con un poco de distinción… lo haría, sí, lo haría aunque no lo deseara. Porque me tenía más que controlado. Y eso me molestaba demasiado.

Porque también estaba tan enojado con él… muy enojado.

Me quité las lágrimas que habían salido de mis ojos con un movimiento brusco y enojado, y le sonreí a mi reflejo, notoriamente demacrado por la noche de ayer, y lo sucedido en la mañana, aunque debía admitir que todo lo sucedido, me había quitado un poco esa insoportable resaca, por lo menos soportaba la voz un poco chillona de mamá cuando me vino a abrazar de un salto. Debía agradecer eso, los sustos, el casi… momento candente con Tom… y todo lo sucedido, todo…

Me puse unos pitillos negros llenos de cierres plateados que tintineaban a la luz, unas botas negras de caña alta, y una polera manga larga con cuello alto. No era de mi total estilo, me gustaba tener mi cuello libre, para que fuera admirado, pero lamentablemente, si alguien veía mis manchas, provocadas seguramente por Tom, comenzarían a hacer preguntas desagradables, las cuales no podría contar lógicamente. A no ser que quisieran saber qué se siente cometer algo tan excitante como el incesto con mi hermano.

Por suerte mi pieza seguía oscura cuando mis padres entraron, y no notaron todas las marcas que ya me había visto en mi piel frente al espejo. Impresionante cuánto me podía marcar, física e internamente. Y tampoco por suerte vieron mi cama, toda revuelta y usada.

No era necesario salir con chaqueta, esa ropa me quedaba a buena temperatura, y por suerte ya había “enchulado” esa polera con mi estilo peculiar, poniéndole tachas y cadenas de diferentes modos. Algún día le preguntaría a William qué opinaba.

Me alisé el pelo, con una rapidez que hasta a mí me impactó, mientras me maquillaba los ojos con delineador negro, que resaltaba mis orbes cafés, y me puse un poco de brillo en los labios que resaltaron todo mi rostro. Le sonreí a esa falsa imitación de mí, porque en ese momento no me sentía totalmente bien, me dolía el cuerpo, la cabeza, y lo más importante, mi alma, mi esencia, estaba definitivamente marchita, como una flor que no fue tomada en cuenta. No se parecía en nada a mi reflejo, tan carente de sentimientos.

Pero no me podía quejar, no tenía derecho. Yo lo tenía todo, y más.

Antes de salir fuera de mi habitación, escuché un sonido peculiar desde mis sábanas, la voz de mi amigo rubio se hacía presente nuevamente. Corrí a contestar.

Andy… — susurré tocándome el cabello nervioso.

Se te pasaron los jadeos… bien… así podemos hablar tranquilos – su voz sonaba un poco quebrada, pero intentaba hacerla pasar desapercibida haciéndome una broma de mal gusto, se le notaba un poco cansado y escuché un bocinazo – mierda, ¡¿Acaso no me ves?! – qué raro, Andreas no era así de violento – Bueno, ¿en qué estábamos?

No sé – sonreí –, tú me llamaste… ¿vas a venir, cierto? – le pregunté levemente desesperado e ilusionado, necesitaba de alguien en ese momento.

¿Tú qué crees? Me lo pediste, soy tu amigo y voy aunque… aunque hagas eso… — dijo un poco incómodo, hasta me imaginaba su movimiento, la cabeza gacha, pateando una piedra del asfalto – Llego en unos siete minutos – esbocé una sonrisa radiante y di un salto en mi puesto.

¡Genial!

Bill… tenemos que hablar… mucho – de pronto el ambiente se tornó bastante serio, tenso. Me mordí el labio y asentí. — Sí, tengo mucho que hablarte amigo…

nos vemos, Bill.

Sí…

Y corté la llamada alejándome el celular de mi oído, guardándolo en mis pitillos, pensando en lo que tendría que decirle a Andreas. Él sabía lo que hacíamos con Tom, y eso no era precisamente algo bueno.

Caminé lentamente hacia fuera de mi reconfortante habitación, y fui hacia las escaleras, me dio un escalofrío al ver la habitación de Tom y escuchar el sonido de la ducha repiquetear y tocar el cuerpo de mi gemelo con descaro, sabiendo que yo las escuchaba. Sonreí, ¿Qué estaba pensando?

Y entonces me asusté mucho cuando vi a papá y mamá, principalmente mamá, muy enojada mientras un animalito se retorcía en sus brazos, iba directo a la puerta de salida. Ese era… era Scoty, el animalito que mi hermano me había traído de regalo. Y mamá lo llevaba como si fuera cualquier cosa, sin siquiera preguntar.

Corrí hacia ellos escaleras abajo cuando estaba a punto de abrir la puerta. Se volteó a verme con una sonrisa radiante, mientras el animalito me ladraba pidiendo ayuda. Me mordí el labio mirando a ese animalito, era tan lindo…

Scoty, ¿Dónde lo encontraron?

¿De dónde crees, hijito? Tu hermano nuevamente tiene esa pose de rebeldía – mi madre miraba enojada al animalito mientras yo estiraba mis manos para recibirlo – Ya es hora que entienda que está bajo nuestra supervisión.

Él me lo regaló… es mío. Él sólo lo estaba cuidando porque yo no me levanté bien – hablaba mecánicamente, como si esas palabras hubiesen estado ya en mi mente. De pronto, como si fuese algo mágico, mi madre sonrió y me entregó al perrito, que gruñó un poco afectado.

Oh… lo siento hijito. No sabía que era tuyo — ¿Pero qué mierda? Hace un segundo lo único que mi madre quería era deshacerse de Scoty como si fuera basura. Mamá se acercó a mí y me besó la frente con una sonrisa – cuida de ese hermoso animalito – estaba confundido, muy confundido – iré a ayudar a tu padre en la cocina, debo condimentar la carne. Vamos Jörg – mi madre me guiñó un ojo antes de que mirara hacia las escaleras – Cuando tu hermano baje, dile que venga a ayudar, por favor.

¿Y si yo te ayudo?

Mi bebé, no. Tú hermano puede hacerlo. Avísale por favor.

Bue… bueno – sí, claro, yo iba a decirle a mi hermano, ¿cómo?

Mi madre se retiró y se hizo un silencio sepulcral en la entrada de casa. Caminé con Scoty en mis brazos a las escaleras. Me dolía un poco la cabeza, y si cerraba los ojos y descansaba quizás se me pasaba.

No quería pensar.

Me senté en el tercer escalón de subida, y comencé a hacerle cariño a ese animalillo que movía su rabito en mis brazos mientras se restregaba.

Mis padres eran liberales conmigo, me daban libertad extrema, estaba seguro que si les decía que quería bailar desnudo en la Torre Eiffel, me llevarían para hacerlo. Pero con Tom era muy distinto, a él lo tenían amenazado siempre, generalmente Tom trataba de no topárselos, y cuando yo le preguntaba por qué esa aversión con nuestros padres, me mirada de manera extraña y se iba sin responder. O recurría a algo más fácil, callar mi habla provocándome gemidos.

Sonreí cuando el perrito me lamió el rostro y reí un rato haciéndole pucheritos que devolvía con ladridos. Sonreí hasta que sentí moverse a Tom por el segundo piso, al parecer Scoty lo notó porque levantó sus orejitas pequeñitas y luego se apoyó en mi regazo para descansar.

Lo sentí bajar las escaleras, traté de mantenerme a raya, tranquilo, sereno, ¿cuándo llegaría Andy? Lo necesitaba ya, para ignorar a mi querido hermano.

Bill…

Me quedé estático por un momento antes que mi propio cuerpo me jugara en contra y provocara un estremecimiento pequeño en mis músculos. Scoty movió el rabo sin levantar la cabeza. Se acercó a mí con cautela y se sentó a mi lado en silencio. Miré de reojo y observé su mano acercándose a mi hombro. Sin moverme, exclamé:

No se te ocurra tocarme – en un estímulo levante mi índice como amenaza, como si pudiera hacerle algo a mi bestia personal. Miré al perrito seriamente. Yo no quería nada que tuviera que ver con Tom, le rechazaría el regalo, todo se lo rechazaría. Tomé a Scoty de sus ancas con cuidado y se lo alargué a mi hermano sin mirarlo, y susurré recordando lo sucedido con mamá y papá — Agradece que lo salvé, mamá y papá lo sacaron de casa, alcancé a decir que era mío… — me mordí el labio enojado… no debí decir eso último.

Entonces, si es tuyo, deberías… — me empezó a decir… lo detuve.

No quiero tener nada tuyo Tom Kaulitz. – Me crucé de brazos seriamente. Bajó la vista y se le tapó más la cara, comenzó a contar el tiempo con el pie.

Bill… aunque tú no quieras… – no quería que estuviera allí, quería que se fuera — Tenemos que hablar…

Yo no tengo nada que hablar contigo… — le dije cortante.

Sí, no eres tú el que tiene que hacerlo – gracias, ahora ándate antes que se me ocurra mirarte a los ojos — yo tengo que hablar contigo –mierda.

Tocaron la puerta con insistencia. Me paré de un salto sin poder negar mirar un poco a Tom, intenté pasar desapercibido mirándolo por el rabillo del ojo… mala idea, me estremecí un poco cuando lo vi desnudo de torso, ¿acaso quería provocarme? Ahora me daba terror mirarlo, no sabía qué hacer… Abrí la puerta con rapidez, y una cabellera rubia mirando el suelo me recibió con una sonrisa al notar quién era.

Abracé a mi mejor amigo de un salto mientras él me abrazaba con una mano mientras la otra la ponía detrás de su cuerpo. Me mantuve quieto un momento, cuando escuché pasos que subían la escalera… lo solté y lo miré a los ojos, Andreas llevaba unos lentes de Sol calados que no me dejaban verlo a los ojos, su ropa era la de siempre, no estaba andrajoso, se veía bastante bien con una camisa escocesa y unos jeans ligeramente apretados. Sacó la mano que tenía en su espalda y se puso un cigarrillo en la boca que ya iba a la mitad. Andreas no fumaba, no lo apoyaba, no le gustaba… pero allí estaba metiéndole veneno a sus pulmones.

Tú no fumas – le dije sonriente — ¿En qué fase estás ahora?

Claro… es muy normal que tu mejor amigo… – sus ojos se aguaron nuevamente mientras tiraba el cigarrillo al suelo con rabia, nunca se podía hablar de Tom con Andreas sin que explotara de enojo, lo insultara, o se pusiera nostálgico sin explicación – se revuelque con una mierda.

Oh… Andreas yo… yo ya no quiero estar con él… — me miró con enojo cuando se sacó los lentes, tenía unas notorias ojeras.

¿Lo dices para que me quede tranquilo? Porque no quiero más mentiras Bill… — tragué saliva, era mi mejor amigo… no le escondería nada… ya conocía nuestro secreto, ¿por qué le iba a mentir? Por ahora no quería nada que tuviera que ver con Tom, por eso le había negado el regalo de Scoty a pesar de que yo amo a los animales. Entramos con Andreas y lo llevé a la sala para sentarnos. Miré a todos lados para ver que nadie nos vigilaba, y quise hablar, nervioso – Bill… no te va a servir de nada…

Andy… él… él intentó hoy en la mañana… — Andreas tragó saliva y me miró fijamente a los ojos. Tuve que esconder mi mirada de esos ojos. Me costaba decirlo, mi lengua no me dejaba – Cuando llamaste él… nosotros íbamos a… a hacerlo…

No… dime que no lo hicieron… por favor Bill… — me miró con preocupación y me tomó de los hombros – Bill, habla – dijo seriamente al ver que me quedaba mirando el suelo.

No, no alcanzó… yo no quise… a último momento me arrepentí y… — sentí cómo mis ojos comenzaban a brillar amenazando con la salida de lágrimas – y me intentó violar… — sollocé sin desearlo y bajé la vista aturdido… me dolía recordar las palabras tan frías – Llegaron papá y mamá… si no fuese porque ellos llegaron yo… yo… — cerré los ojos con fuerza… mi maquillaje se correría si lloraba.

Yo… Bill perdona… — negué con la cabeza mientras Andreas me abrazaba por la cintura, infundiéndome las fuerzas que yo había perdido ésta mañana. – Tranquilo amigo…

Me apretó contra su pecho por mucho rato, haciendo que poco a poco me serenara, dejando de sollozar mientras acariciaba mi cabello alisado con cuidado. El almuerzo sólo con Andreas sería relajante, luego vendría la tarde… los invitados, tener que ver a Tom, sonreír falsamente por primera vez a toda mi familia…

By Tom

Estaba en mi habitación, literalmente tirado en mi cama con Scoty en mi estómago durmiendo como un vago, con suerte se movía con lo que estaba soñando. Tenía puestos mis audífonos y escuchaba en mi iPod el ritmo de una canción de T.I. Seguía el ritmo con mis manos tratando de no escuchar nada más. Sabía que abajo me necesitaban mis padres, como siempre, mientras Andreas y Bill conversaban tranquilamente de sus vidas desgraciadas, de su tristeza, de su mala suerte, de su desdicha. Si supieran…

¡Tom Kaulitz, por última vez… BAJA AHORA MISMO! – Era mamá nuevamente intentando hacer que me levantara de mi cama. Lo logró, caminé perezoso con Scoty en mis brazos aún un poco dormido hacia la entrada de mi pieza, y allí me quedé estático al ver a Andreas salir del baño. Cuando me vio, me miró con odio mientras se secaba las manos recién lavadas en su pantalón de jeans rasgados.

¡Ya voy! – Grité mientras esbozaba una sonrisa maquiavélica mirando al mejor amigo de mi gemelo, que me enfrentó mirándome fijamente, hace mucho que no lo hacía sin llorar – Uy… ¿qué te pasó en esos ojos? ¿Ojeras? ¿No dormiste bien anoche? – me mordí el labio divertido — ups, perdón.

Tú no cambias Tom Kaulitz.

Así es como te gusté la primera vez… pobrecito niño…

¿Sabes que si me dan ganas de abrir la boca, toda tu mierda se acabaría?

Pero no lo vas a hacer porque tienes miedo, miedo de lo que te podría hacer, de lo que podría provocar en el instituto… y sobre todo…– Andreas bajó la vista, sabía lo que diría — … la felicidad de mi hermanito.

Él ya no te quiere Tom, resígnate, no eres tan impactante como crees – dijo mirándome nuevamente a los ojos. Apreté una de mis manos para no propinarle un golpe en su blanca tez. Suspiré, con palabras se me pasaría la rabia contenida en mis venas.

Ya… ve con mi hermanito a hablar de sexo gay o lo que quieran… que sé que eso les encanta…

¿Ni siquiera te arrepientes de lo que le hiciste a Bill? – preguntó el rubio seriamente, enojado, dolido por mi hermano. Sonreí.

Yo no le hice nada – Nuevamente contándole todo lo que pasaba a Andreas – Pregúntale con detalle lo que pasó, y así quizás entiendas. Adiós Andreas.

Pasé al lado de él brindándole un pequeño empujón mientras me dirigía a las escaleras. Comencé a bajarlas lentamente cuidando que Scoty no despertara, y me encontré con la mirada de mi hermano, que venía subiendo las escaleras con una sonrisa que se desvaneció al mirarme, volvió a rehuirme la mirada.

Mierda, por el momento yo no quería que Bill sufriera, menos por algo así, si él había sido el culpable de que me hubiese descontrolado, él deseaba que fuera así, sino, ¿Por qué me llamaría “animal”, si sabía que yo era de genio corto? Cuando pasó a mi lado, le sujeté el brazo, y todo su cuerpo se erizó…

By Bill

Me tocó, me agarró el brazo fuertemente para no dejarme ir.

Mírame – me dijo demandante mientras yo miraba hacia arriba, donde estaría Andreas esperándome, yo había ido en busca de un par de frutas, que tenía en una mano. – Mírame – repitió.

Tú no miras a las Putas… así que déjame – dije respirando un poco agitado. Su cercanía, su habla, todo su ser… esas palabras que salieron de mi boca, fueron maquinales y bastante frías.

Bill… por favor… — ¿Por favor?

Déjame… — y dicho eso tiré fuerte de mi brazo y corrí escaleras arriba. Dejando a Tom en el camino.

Me encontré con Andreas en el pasillo, que me abrazó fuertemente apenas me vio, nos había escuchado seguramente… le sonreí cuando me soltó y nos dirigimos a mi pieza… allí estaríamos hasta la llegada de los invitados. Por suerte había cambiado mis sábanas y ventilado mi habitación antes de que ingresara, ahora estaba decente, sin olor a semen, cuerpo, desagradable.

Tom… Tom quería hablar conmigo… ese “por favor” no había sido normal en él… nunca pedía, y menos con una voz un poco suplicante como la que le había salido en las escaleras. Casi caí en su truco barato… casi…

Nos sentamos con Andreas a comernos unas manzanas que por suerte había encontrado en la cocina, era casi imposible que aquí hubiesen frutas decentes, pero por suerte teníamos ese lujo.

Y desde ese momento, con mi amigo rubio cómplice de mi pecaminosa obsesión, nos dormimos un rato abrazados, cansados de la noche anterior, ambos de diferentes maneras, pero cansados al fin de todo… todo lo vivido, lo descubierto, lo sentido, lo llorado, lo reído…

Estábamos realmente cansados, de todo lo que incluía a mi querido hermanito, principalmente.

&

Nos despertamos con un sonido insistente en mi habitación, estaban tocando la puerta fuertemente. Había dejado la puerta con pestillo para que nadie nos molestara, pero ese sonido insistente nos hizo saltar de la cama en la que antes estuvimos abrazados, protegiéndonos por lo menos en sueños.

Me dirigí a la puerta para abrirla, hasta que escuché la voz que precisamente no quería oír en ese momento. Me crucé de brazos con una ceja alzada, él nunca tocaba la puerta, sabía que tenía mis llaves en su habitación, y también sabía sabotear mi pestillo con un movimiento. Lo hizo una vez que me quedé fuera de mi pieza por olvidar las llaves, sólo tuvo que hacer un movimiento para permitirme entrar. Era tan…

Bill, sé que estás ahí… — … idiota y engreído. Apreté mi mandíbula.

No le abras – susurró Andreas acercándose a mí.

No lo haré – le susurré aún más suave, casi inaudible, aún molesto.

Por lo menos sé que escuchas… — dijo con un tono que nunca le había escuchado en la vida, era como de… ¿desilusión? – Todos los jodidos invitados están preguntando por ti… por si no te has dado cuenta, son las siete de la tarde, y los invitados llegaban a las seis – Tom me explicaba todo como si realmente no estuviera enojado con él, como si todo fuese del día a día… aunque si fuese así, seguramente Tom estaría tocándome, haciéndome gemir, mientras los invitados estaban abajo esperándonos. Pero ahí estábamos, separados por una puerta, de manera teatral, que él fácilmente podía abrir. Miré el suelo mientras me agarraba el pecho, ¿por qué mierda palpitaba desbocado, como el galope de un caballo salvaje? Me encogí mientras Andreas me sujetaba de los hombros para no caer, de pronto me sentía nauseabundo otra vez – La entrada está llena de regalos para ti… — me mordí el labio, siempre era yo el que recibía más regalos que él, seguramente porque era más fácil darme a mí regalos que a mi hermano, él era improbable y misterioso – Melanie y Jack llegaron jodiendo, así que si no bajas pronto, van a subir. Más vale que te apresures, Simone ha preguntado por ti… Adiós – y escuché sus pasos alejarse rápidamente de la entrada de mi habitación.

En la cual yo me desplomé sin razón aparente y largué a llorar con mi corazón palpitando a mil por segundo, apoyado en la puerta, mientras Andreas me acariciaba la cabeza con suavidad, tratando de calmarme con su tacto. Me tapé la cara con mis manos avergonzado de mi comportamiento mientras seguía escuchando los pasos de Tom, ahora bajando las escaleras

¿Por qué tenía que estar enamorado si él con suerte me consideraba un juguete desechable? Maldito corazón, traicionero, mentiroso, enamorado de una bestia sin espíritu… tenía que sacarlo de mi mente, borrarlo de mis pensamientos… pero en lo único que lograba pensar era en esa sonrisa de tonto que ponía cuando yo decía algo inocente o carente de sentido aparente, esa sonrisa ladeada y brillante, que me hacía querer tenerlo a mi lado, que me tocara, que me hiciera gemir de gusto con su tacto suave y bruto en mi cuerpo frágil.

Me mordí el labio con esa imagen, mi imaginación se estaba saliendo de control… y mis lágrimas eran el coro silencioso que me acompañaba recordando lo injusto que era él conmigo, lo falso.

Me sequé las lágrimas tratando de calmarme, y abracé a Andreas antes de ponerme de pie y meterme al baño pidiéndole a Andreas que bajara mientras me volvía a maquillar. Le esbocé una sonrisa suave a la vez que me secaba una última lágrima insolente. Me sonrió un poco desconfiado y salió de mi habitación mientras me encerraba en el baño con un portazo descomunal, sabía que dejar a Andreas solo no era bueno si estaba Tom cerca, pero necesitaba… necesitaba…

… Sacarme esa molestia de mis pantalones… era una prioridad.

Lloré sin parar hasta que todo terminó y me corrí, por suerte no ensucié mis pantalones ni bóxers, procuré bajármelos antes de todo… me dolía sólo tener ojos para mi hermano. Era como un suicidio interno, debía terminar con él de algún modo… esa relación confusa. Pero para eso, tenía que enfrentarme a él, y aún no estaba preparado…

Me maquillé hasta que quedé a gusto, mucho maquillaje negro, brillo suave en mis labios, y de paso otro poco de arreglo para mi cabello. Me veía perfecto, como siempre, no notarían nada de lo sucedido… debía demostrar que él no me hacía nada, Tom me vería bien… me vería feliz disfrutar la tarde, nada la amargaría con Andreas a mi lado. Nada, absolutamente nada…

Salí de la habitación justo cuando aparecían Jack y Melanie en el arco de mi habitación. Rodé los ojos, nuevamente estaba un paso más adelante que yo… me acerqué a mis primos con una sonrisa notoriamente falsa y ellos me abrazaron dándome un feliz cumpleaños demasiado forzado. Tiraron el regalo a mi cama, que no me interesé en abrir, y me dirigí afuera de mi habitación para que siguieran.

¿Cómo está el primo más heterosexual que podemos tener? — ¿mencioné que eran unos totales odiosos y que tenían dieciséis años igual que nosotros? Crispé los dedos y suspiré observando la melena rubia de mi prima – Y con un teñido mal hecho además.

Estaba mejor antes de que ustedes nacieran. Y mira tu pelo antes de criticar la perfección estética – dije bastante creído. Sólo lo hacía con Melanie, para que se sintiera mal.

Somos mellizos Bill, y nacimos dos meses antes que ustedes, así que ustedes son los que no hacen falta en este mundo – Jack, increíblemente idéntico a su hermana melliza Melanie, con esos ojos celestes y diminutas pecas graciosas en sus narices, me agarró el brazo — ¿Y, Melanie? Cuéntale lo que escuchaste ayer en la sala de castigos… — me detuve en seco en medio de la escalera tragando saliva mientras Tom subía las escaleras mirando a mis primos con odio, mucho odio. Me agarró del brazo listo para exigirme con Jack. Lo miré fijamente, pero él miraba más allá, a Jack y Melanie, que venía detrás.

Uy hermanito… esos castigados parecían dos bestias en celo con tanto grito que hacían – se abanicó la cara excesivamente maquillada de amarillo, al más puro estilo alcohólico de Ke$ha, mientras Jack le sonreía mostrando sus colmillos ligeramente puntiagudos, dándole una mala imitación vampírica a su sonrisa hipócrita. Miré de manera cómplice a mi hermano, aunque él me siguió ignorando mientras apretaba mi brazo… en ese momento olvidé que estaba enojadísimo con él… estaban nuestros primos insoportables, de algún modo nos teníamos que defender. Tom apretó los dientes mientras yo sentía su rabia llenar fuera interno. Si se enteraban quiénes eran esos castigados…

Tú qué sabes Melanie – Tom sonrió malévolamente mientras tiraba mi cuerpo al suyo. Jack hizo lo mismo, pero mi hermano era ligeramente más fuerte – Me enteré que tienes novio nuevo primita – ellos siempre sospechaban de nosotros, creían que teníamos algo… y no estaban del todo equivocados. Igual nos odiábamos a morir, ellos eran tan insoportables… desde pequeños era lo peor del mundo – Quizás qué cosas haces con él… – escupió Tom, asintiendo con una sonrisa – Ni siquiera puedo imaginarte a ti con alguien, es como… asqueroso… Melanie se llevó la mano al pecho como lo haría una mala actriz, mientras yo sonreía por las palabras de mi hermano.

Mucho cuidado primito – advirtió Jack mientras me apretaba el brazo.

Auch, duele, estúpido… — susurré cerrando un ojo. A lo que mi hermano exigió mi cuerpo tomándome por la cintura, abrí mucho mis ojos y me mordí el labio aterrado – suéltame – susurré asustado, comenzando a tiritar por la cercanía cuando tiró de mí nuevamente, yo estaba un escalón más arriba que él, así que mi pecho era el que tocaría su rostro si me acercaba lo suficiente. Mi corazón comenzó a latir más rápido de lo esperado – Tom…

Y sonó un golpe en la puerta de entrada… otro invitado. Y nosotros en medio de una pelea que se comenzaba a poner seria. Jack estaba crispado al igual que Tom, y Melanie me sonreía con malicia.

Pero entonces su expresión cambió a una sonrisa de ilusión… su novio…

¡No les había avisado que justamente venía para acá!

Comenzó a bajar las escaleras seguida de Jack, que me soltó cuando Tom me abrazó contra su cuerpo, de manera protectora, mientras yo abría los ojos impresionado. Tragué saliva mientras intentaba separarme de Tom propinándole empujones con mi mano libre. Me agarró con más fuerza apretándome el hueso de la cadera, haciendo que me estremeciera, ¡él sabía todos mis puntos débiles! Y apretarme ese hueso era uno que me ponía mucho… me mordí el labio mientras combatía interna y externamente, con mi pensamiento racional e irracional, y con mi gemelo, respectivamente.

Melanie… — la voz del sujeto se escuchó cuando se abrió la puerta. Tom se puso rígido.— David, mi amor…

Dirigí la vista hacia el recién ingresado, que abrazó a Melanie con rapidez mientras Jack miraba hacia otro lado, quizás esperaba que se besaran… pero hizo algo totalmente distinto a lo esperado por los tres… posó su mirada en Tom, que ya se había volteado, con una sonrisa que me dio miedo, y luego la paseó por mí, como chequeando solamente.

Me estremecí mientras Tom se volteaba lentamente a mirarme a los ojos.

Yo conocía esa mirada sólo gracias a la conexión… él lo conocía personalmente… y me había pedido guardar su secreto… obligado más específicamente… porque él no quería saber lo que le había pasado esa horrible noche. Yo lo tenía guardado en mi interior, todo lo que sentí en mi piel, a él le había pasado en la realidad.

Lo miré apretando los puños y juntando mis labios con fuerza, mientras Tom posaba su mirada en mis ojos, preocupados por él, como si nada hubiera pasado horas antes.

Su mirada fue única, por primera vez lo vi así…

Lo vi temer…

Continúa…

Gracias por la visita.

por administrador

Publico con autorización del autor

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