«Fic TOLL de lyra»
Capítulo 15
Dejó el levantamiento de los cadáveres en manos de sus compañeros. El capitán Ford había sido uno de los primeros en acudir y quería escuchar su versión de los hechos. Se moría por ir al lado de Bill, pero su trabajo era lo primero. Le dejó en las buenas manos de su madre y atendió a su superior.
—¿Qué sabemos del tal Andreas?—preguntó Tom.
—Se dedicaba a cualquier trabajo por el que se le pagase bien—explicó Ford abriendo su libreta—Era muy bueno y tenía fama de no cesar en su empeño hasta terminar su trabajo.
—Si, Georg me dijo que tras el incidente de la serpiente se asustó y le pagó el doble para que lo dejara, pero Andreas siguió por su cuenta—murmuró Tom.
—¿Cómo lograste que confesara?—preguntó Ford muy interesado.
—Me lo encontré llorando en la cocina y se vino abajo—explicó Tom resoplando—Me contó que solo quería asustar a Bill pero que a Andreas se le fue la mano. Estaba celoso del comportamiento de Bill, él le amaba y una noche en la que Bill estaba con uno de sus amantes fue a la casa y se masturbó sobre la cama.
—¿El semen era de Georg?—preguntó Ford arrugando la frente.
Tom asintió en silencio, viendo como su superior iba atando cabos y llegaba a la misma conclusión a la que llegó él.
—Entonces, Bill y él son…eran…
—Hermanos—terminó Tom por él la frase—Georg pensaba que Bill le debía la mitad de su fortuna, al morir su padre solo le dejó deudas que pagó él mismo de su bolsillo. Supo que Bill era su hermano y trazó un plan para acercarse a su entorno. Quería dinero y no le importaba como conseguirlo, haría todo lo que fuera necesario…incluyendo acostarse con su propio hermano…
—Joder…—se le escapó a Ford en un suspiro.
—Bill no lo sabe—susurró Tom—Y prefiero que siga así. Está muy afectado y esto solo le destrozaría más.
—¿No se lo vas a decir?—preguntó Ford.
—No quiero que sufra más—contestó Tom suspirando.
El capitán Ford se le quedó mirando, el tono que había usado le había llamado la atención, como el suspiro que se le había escapado. Vio que sus ojos se desviaban hacia la casa y miró él también. Dentro se encontraba Bill tratando de hallar consuelo…
—Tom—llamó Ford en voz baja—Tom, ¿qué has hecho?
El aludido no se atrevió a mirar a su superior, y tampoco quería mentirle. Era su amigo además de su jefe, le había apoyado desde que entrara a formar parte de su equipo con apenas 19 años y le debía mucho…y sentía que le había defraudado…
—¿Tom?—insistió Ford.
—No…no lo pude evitar—susurró Tom carraspeando.
Ford asintió en silencio, no hacía falta que dijera más. Siempre supo que era gay, pero eso no había sido ningún impedimento para que se convirtiera en uno de sus mejores agentes. Sabía que se había enfadado cuando le apartó de un caso para que llevara el de Bill, incluso bromeó con cual iba a ser su papel, descartando del de novio de inmediato, no fuera nadie a creérselo en serio. Sabía cuales eran las reglas, pero al parecer Bill había logrado hacer que las rompiera.
—Debe ser muy especial—comentó.
—Lo es—dijo Tom con firmeza.
Viendo que no había nada más que decir, Tom se despidió de su superior y entró en la casa. Primero era comprobar que su madre y hermana estaban bien, y luego tratar de consolar a Bill.
Entró por la puerta de la cocina, por la misma por la que salió tratando de detener a Georg en vano, y al primero que vio fue a su padre.
—Siento mucho lo que ha pasado—se disculpó suspirando.
—No podías saberlo Tom—dijo Jörg apretando el hombro de su hijo con cariño—Tu madre y Claire están bien, pero Bill…
Tom asintió en silencio, había sufrido una gran pérdida y no sabía como poder consolarle, que decir o hacer. El sonido de la tetera le sacó de sus pensamientos y ayudó a su padre a servir el té que estaba haciendo. Había 5 tazas y las repartieron en dos bandejas.
—Bill se fue a su habitación—explicó Jörg—Tu madre y Claire han tratado de consolarlo, pero no para de llorar y le ha dado un terrible dolor de cabeza. Dijo que quería estar solo, pero sé que a ti no te dirá que no.
Tom no estaba muy seguro de eso, pero aún así decidió hacerle ver a Bill que estaba a su lado. Dejó las bandejas en manos de su padre y fue un momento al salón. Nada más verle su madre corrió hacia él y lo estrechó con fuerza en sus brazos.
—Lo siento mucho, mamá—se disculpó Tom con los ojos cerrados.
Simone asintió con la cabeza incapaz de pronunciar una palabra. Su hijo había estado a punto de morir a manos de un loco, y aún estaba temblando. Soltó a su hijo tras besarle en la mejilla, dejando que recibiera un fuerte abrazo de su hermana.
—He pasado tanto miedo—susurró Claire contra el pecho de su hermano.
Tom la abrazó con fuerza al tiempo que le besaba el pelo y susurraba contra el cuanto lo sentía de nuevo. Estuvo abrazándola hasta que sintió que dejaba de temblar, entonces la soltó y cogiendo la bandeja que habían preparado con dos tazas de té, subió las escaleras con paso lento.
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No podía dejar de llorar, lo había intentado pero era pensar en lo que había pasado y sus ojos se llenaban de lágrimas de inmediato. Pero lo peor…era que no sabía por quien lloraba. ¿Por que Georg había muerto? ¿O por que había estado a punto de perder a Tom?
Sintió que se abría la puerta de la habitación, pero no se movió de la cama donde se había dejado caer enterrando la cabeza en las almohadas. Sabía quien era, había pedido estar a solas pero había una persona cuyo trabajo era seguirle a todos lados y no dejarle nunca solo.
Escuchó sus pasos y al poco se hundía el colchón bajo el peso de otra persona.
—Tom…—susurró con un hilo de voz—Déjame a solas, por favor.
Tom le miró mordiéndose el labio, había notado la gran tristeza que le transmitía su voz. No sabía que hacer, solo se le ocurrió ponerle la mano en la espalda y acariciarle con suavidad. Le sintió estremecerse bajo su contacto, soltar un gemido prolongado…pero aún así, no dejó de acariciarlo.
—¿Qué le pude hacer a Georg para que me odiara de esa manera?—preguntó Bill en un susurro.
Suspiró al escucharle, no podía contarle todo lo que Georg le había confesado. Que actuó movido por los celos, que creía que le debía dinero…que le amaba cuando no debía hacerlo… No dijo nada, entonces Bill se movió alzando la cara. Se le quedó mirando sintiendo como se le partía el alma. No eran falsas sus lágrimas, Bill había perdido a un ser querido.
—Solo quería asustarte un poco—explicó Tom por encima—Él…te quería, y tenía celos de que no le hicieras todo el caso que se merecía.
—Georg sabía que no le era fiel a nadie—susurró Bill mirándole con firmeza a los ojos—Pero desde que apareciste en mi vida, no me he vuelto a acostar con otro, ni siquiera con él…
No sabía como tomarse sus palabras, solo había sido una noche en la que le vio tan mal que no se le ocurrió otra manera de consolarlo. Como en esos momentos, pero no pensaba recurrir al sexo para que se sintiera mínimamente mejor.
Desvió la mirada de sus apagados ojos con esfuerzo, la fijó en la mesilla y pensó que lo mejor era cambiar de tema.
—Mi padre te ha preparado un té—explicó forzando una sonrisa.
Le vio sentir levemente con la cabeza y le ayudó a incorporarse.
—Tus padres y tu hermana han estado en peligro por mi culpa—susurró Bill recostándose en las almohadas—Les debo una disculpa.
—Saben que no ha sido culpa tuya, Andreas estaba realmente loco—murmuró Tom.
—¿Andreas?—repitió Bill arrugando al frente.
Tom asintió imitándole.
—¿Te dice algo ese nombre?—preguntó siguiendo una corazonada.
—No mucho…bueno, una vez me acosté con un chico que se llamaba así—contestó Bill sin pensar que eso pudiera ser de ayuda.
—¿Cómo era? ¿Cuánto hace de eso?—interrogó Tom sin dejar de mirarle fijamente.
—¿Y eso a qué viene ahora?—saltó Bill sin poder evitarlo.
—Contéstame por favor—insistió Tom cogiéndole de la mano.
Se la apretó con suavidad, suplicándole con la mirada que hiciera memoria en esos duros momentos. Sonrió con esfuerzo al verle resoplar y asentir.
—Tenía más o menos mi edad—empezó Bill a explicar—Alto, delgado, rubio…teñido por supuesto…
Tom iba asintiendo con cada cosa que iba diciendo, lo que hizo que Bill se callara y le mirara fijamente.
—¿Era él?—preguntó en un susurro.
—Le has descrito a la perfección, pero lo mejor sería que lo identificaras…
—No quiero ver su cadáver—murmuró Bill encogiéndose en la cama.
—¡Claro que no!—exclamó Tom con firmeza—Llamaré a mi superior y me mandará todo lo que tenga de Andreas, fijo que ha sido detenido más de una vez y tendremos hasta sus huellas.
Bill asintió suspirando, lo que le faltaba para terminar esa triste noche era ver con sus propios ojos a la persona que le había estado metiéndole un miedo intenso en el cuerpo…al asesino de una persona muy querida, aunque se diera cuenta demasiado tarde.…
Continúa…
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