I would die for you 2

«Fic TOLL de lyra»

Capítulo 2

—Vamos, Bill…cálmate un poco—pidió David resoplando.

Llevaba media hora viendo como su mejor y más famoso cantante se paseaba de arriba a abajo cruzados de brazos.

—¿Qué me calme? David, es como si me hubieran violado—dijo Bill parándose ante su productor.

David resopló de nuevo. Ahí estaba otra vez haciendo uno de sus dramas.

—Han entrado en mi casa, forzado la puerta y revuelto mi habitación. ¿Y los de seguridad? ¿Por qué no saltaron las alarmas?—preguntó Bill gritando sin quererlo evitar.

—Eso lo hemos dejado en manos de la policía. Los de seguridad han sido despedidos y hemos contratados a nuevos chicos—contestó David procurando mantener la calma.

—Espero que sepan hacer bien su trabajo—murmuró sentándose en el sofá del despacho.

Sentía que la cabeza le iba a estallar de un momento a otro. Se lo pensó mejor y se tumbó en el sofá cerrando los ojos. Llevó una mano a su dolorida frente y se la masajeó suspirando. A veces ser tan famoso era un latazo…

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No supo cuanto tiempo pasó hasta que llamaron a la puerta. Se había quedado dormido sin poder evitarlo y abrió los ojos justo a tiempo de ver entrar a un chico joven que se le quedó mirando frunciendo el ceño.

Se incorporó y se quedó sentado, devolviéndole la misma mirada furiosa que le dirigía, estudiándole con atención de arriba abajo. Llevaba el pelo trenzado y un pañuelo blanco ajustado a su frente. Vestía un plumas blanco que le hacía parecer más fuerte.

Se miró la cazadora azul celeste que llevaba, tan ajustada que a su lado parecía un palillo humano. Se puso en pie retirándose a un lado su largo cabello moreno con algunas rastas blancas entrelazadas que se hiciera la semana pasada, para disgusto de muchas fans que no le “perdonaban” que se hubiera quitado las mechas rubias y cambiado su encrespado peinado por otro más lacio.

—Bill, este es el agente Tom Kaulitz—presentó David.

Parpadeó como si aún estuviera en un sueño. Miró de nuevo al tal Tom negando con la cabeza. Tendría su edad, o dos años más como mucho. ¿Cómo le iba a proteger si casi ni le llegaba a la frente?

—Debes estar bromeando—dijo mirando a David.

—Y este es Bill Trümper—presentó David al agente Kaulitz.

“Ya le conocerás mejor y le odiarás con todas tus fuerzas”—pensó animándole.

—Sé lo que está pensando, señor Trümper—se apresuró a decir Tom, habiendo notado su gesto de sorpresa cuando David les presentó.

—Lo dudo, pero adelante, inténtelo—resopló Bill sentándose de nuevo en el sofá—Y llámame Bill, el señor Trümper es mi padrastro.

—Puedo parecer muy joven para encargarme de su seguridad, pero soy el mejor agente créame—explicó aún sin saber porque le tenía que “convencer”.

—¿Qué edad tienes? ¿17?—preguntó Bill riendo con ironía.

—Acabo de cumplir los 24—contestó Tom tratando de mantener la calma.

—Felicidades—dijo Bill mostrándole su mejor sonrisa.

—Bill, no hace falta que te quedes—intervino David antes de que soltara alguna perla más—Hablaré con el agente Kaulitz de lo ocurrido y mientras puedes irte al hotel a descansar.

—¿Dónde está ese armario que has contratado por mi seguridad?—preguntó Bill levantándose.

—Te espera en el pasillo, y se llama Saki—contestó David resoplando.

Encogiéndose de hombros, Bill se puso sus gafas de sol y salió del despacho sin ni siquiera despedirse del recién llegado.

—Perdónale, está bajo mucho estrés—le disculpó David sin muchas ganas.

—¿Quién es ese Saki y en que hotel se aloja?—preguntó Tom poniéndose a trabajar.

—Saki es el mejor guardaespaldas que le he podido proporcionar, y el hotel es el mejor de toda la ciudad. En él está más seguro que en una cárcel, nadie puede entrar sin pasar unos estrictos controles de seguridad.

—¿Por qué no va a su casa?—preguntó con curiosidad.

—Hasta que no se haya limpiado a fondo de arriba abajo no quiere poner un pie en ella. Y me ha hecho alquilar toda la planta alta del hotel en el que se aloja para que nadie pueda entrar por el balcón de al lado o yo que sé—explico David suspirando.

—Entiendo. Es un poco hipocondríaco. Enséñeme los anónimos ahora que él no está —pidió sentándose en una de las sillas.

David asintió y se giró. Manipuló la caja fuerte y acto seguido sacó un sobre marrón del que extrajo unas notas y se las tendió. Tom las cogió con cuidado de no dejar más huellas de las que ella tendría, maldiciendo por lo bajo. Debería haberlas entregado a la policía, ahora por más que buscaran alguna huella solo encontrarían las del productor y alguna suya.

Las estudió arrugando la frente. Estaban escritas con letras recortadas de revistas, como en las películas. Pero el mensaje era siempre el mismo.

“Me perteneces, amor mío”….”Quiero oírte cantar solo para mí”…..”No pararé hasta que seas mío”…..”Convertiré tu vida en una pesadilla, haré que me supliques antes de que mis manos apriete ese dulce cuello mientras te beso en los labios”

Esa última nota era la más explicita. Le quería solo para él, y no pararía hasta conseguirlo, matándole si su amor no era correspondido.

—¿Qué va a hacer?—preguntó David arrugando la frente.

—Me infiltraré como el ayudante personal de Bill—dijo mirando al productor fijamente—Quiero tener acceso a su habitación en todo momento, que nadie se le acerque sin que yo le de el visto bueno. También quiero una lista de posibles personas que hayan tenido un percance con él.

—Será muy larga—murmuró David suspirando—La amabilidad no entra dentro de los planes de Bill.

Tom asintió logrando sonreír. Lo acababa de comprobar con sus propios ojos. Era muy arisco…y muy, muy guapo….

Continúa…

Gracias por la visita.

Escritora del fandom

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