I would die for you 20

«Fic TOLL de lyra»

Capítulo 20

No pudo comer de lo nervioso que estaba, en menos de 15 minutos tendría ante sus ojos a la persona que podría hacer que pudiera descansar al fin. No lograba dormir bien desde que se alejó de Bill, y por más motivos de los que se esperaba. Porque pensaba que aún había alguien tras él…porque le echaba mucho de menos y no podía vivir sin él…

Entró en una sala de interrogatorios, Gordon Trümper se encontraba sentado ante la mesa con las manos esposadas sobre ella. Le echó un vistazo de arriba abajo, no era como se lo esperaba. Pelo rubio castaño, de unos 39 años aunque aparentaba muchos menos. Vestía una cazadora vaquera oscura y pantalones a juegos, camiseta roja y playeras negras. No parecía el padrastro de Bill, más bien su hermano mayor.

—¿Por qué me han traído aquí?—preguntó Gordon, cansado de estar callado.

—¿Le han leído sus derechos?—preguntó Tom a su vez.

—Si—siseó Gordon.

—Pues cállese—le ordenó—Todo lo que diga podrá ser usado en su contra.

Se mordió el labio para no sonreír al ver la expresión de Gordon, no se esperaba que le hablara de esa manera, pero sentía que le hervía la sangre al pensar en lo cerca que había estado de Bill cuando no debiera. Carraspeó y tomó asiento en frente suyo, consciente de que les estaban vigilando y grabando tras el espejo que había en la sala de interrogatorios. Debía mantener la calma y no decirle cuatro cosas bien dichas al pervertido que tenía delante.

—Gordon Trümper—leyó en voz alta tras abrir el informe que llevaba—Abogado…bueno, casi. No llegó a terminar la carrera, claro.

—Fue por problemas personales—explicó Gordon.

—Ya—murmuró Tom.

—¿Puede decirme de qué se me acusa?—preguntó Gordon yendo directo al grano.

—¿Usted que cree?—preguntó Tom a su vez.

Le escuchó maldecir por lo bajo al tiempo que desviaba la mirada. Sabía que estaba al tanto de su pasado y no iba a salir de la habitación sin una citación judicial. Le pensaba acusar de todo lo que pudiera.

—Sea quien sea el que me haya denunciado, miente—dijo Gordon sin mucha convicción.

—¿Piensa que su hijastro es un mentiroso?—preguntó Tom, yendo al grano él también.

—¿Bill? ¿Me ha denunciado él?—gritó Gordon sin poderlo evitar—Es un mocoso desagradecido, solo le pedí dinero un par de ocasiones y me cerró la puerta delante de las narices. Después de todo lo que hice por él, jamás le faltó nada y cuidé muy bien de él cuando su madre murió…

—Si, ya me ha contado lo «bien» que le cuidaba—siseó Tom temblando de rabia.

—Jamás le toqué—murmuró Gordon consciente de lo que le hablaba—Pasaba por una mala racha, quedé destrozado tras la muerte de su madre y él se la parecía tanto…solo me metía en su cama, jamás intenté nada, era un niño…

—Por eso ha esperado hasta ahora—le cortó Tom—Su hijo es muy atractivo y se ha hecho famoso, le puede ver en las noticias cada día y eso ha despertado la lujuria en usted. Por eso le ha escrito notas en donde le confiesa su amor, y que probará su cuerpo aunque sea la última cosa que haga.

—¡Eso es mentira!—gritó Gordon—Quedé destrozado tras la muerte de mi esposa, jamás debí meterme en su cama pero lo he superado y ya no pienso en él como no debiera…

—Claro, para eso están los demás—cortó Tom fulminándole con la mirada—Ha sido acusado de abusar de menores de edad en dos ocasiones, que sepamos. Libre por falta de pruebas, pero eso no le declara inocente.

—Pero jamás le hice nada a Bill—insistió Gordon—Ni se me pasa por la mente hacérselo.

Tom le miró alzando una ceja, solo se defendía del delito de abusar de su propio hijo pero no decía nada de los otros casos de abusos. Tendría que dar aviso de ello, conseguir una orden de arresto basándose en esa especie de confesión que le había hecho para que estuviera más vigilado al menos y no pudiera intentarlo de nuevo.

—¿Puedo irme ya?—preguntó Gordon al ver que no seguía el interrogatorio.

—Aún no hemos terminado—contestó Tom de malas maneras—Cuénteme porque le tuvo que pedir dinero a su hijo, que pasó para que no se lo quisiera dar.

—Tenía ciertos problemas y pensé que él me podía ayudar, pero como ya le he dicho Bill es un desagradecido y se negó tajantemente—explicó Gordon tratando de mantener la calma.

—¿No cree que tal vez se portara así porque no le ha perdonado lo que le hizo en el pasado?—preguntó Tom, como si no fuera obvio.

—Solo me acostaba a su lado y me masturbaba—explicó resoplando Gordon—Luego me iba a mi habitación con cargo de conciencia, sabía que estaba mal lo que hacía pero no era tampoco era tan grave. Jamás le puse una mano encima ni le obligué a tocarme.

—Ya, y no lo considera grave—murmuró Tom sacudiendo la cabeza.

—No, y si a Bill se lo parecía ¿por qué no dijo nunca nada?—saltó de repente Gordon—Le voy a decir lo que pienso, creo que en el fondo le gustaba. Fijo que cuando yo me metía en su cama él también se tocaba y se corría sabiendo que yo lo hacía a su espalda…

—¡Está enfermo!—estalló Tom sin poder evitarlo—Bill era un niño y estaba muy asustado, si no dijo nada era por miedo y cuando vio una oportunidad de huir de su lado la aprovechó sin pensárselo. Le vamos a tener estrechamente vigilado, y como se le ocurra acercarse a Bill o a otro niño, lo va a pagar muy caro.

Se levantó dispuesto a ir a hablar con un juez en persona para pedir una orden para Gordon Trümper. Conseguiría que le asignaran un coche patrulla para que le vigilara y arrestarle con las manos en la masa, si le pillaban cerca de un colegio o parque o simplemente mirando a un niño mientras sonreía con descaro. Entonces tendría las pruebas necesarias para encerrarlo.

—Te lo has tirado, ¿verdad?—preguntó Gordon en voz baja.

—¿Qué?—preguntó Tom a su vez.

—A mi hijo—aclaró sonriendo Gordon—No se me ha pasado por alto que hayas dicho que es muy atractivo, eso y la forma en la que lo defiendes solo me deja pensar que has gozado como nadie mientras te lo follabas.

Se movió con rapidez, dio dos pasos y sus manos sujetaron con fuerza el cuello de Gordon Trümper. Le levantó de la silla y estuvo a punto de matarlo con sus propias manos si la puerta de la sala de interrogatorios no hubiera sido abierta y entraran dos agentes a separarlos.

—Tom, ve a mi despacho—ordenó Ford muy enojado.

Le vio asentir entre jadeos y salir de la sala en donde Gordon trataba de recuperar el aliento robado. Nunca se habría esperado una reacción así de él, era uno de sus mejores agentes y jamás había incumplido una norma…aunque tras el caso que le había asignado creía que había roto más de una, y todo por haberse enamorado…

No se lo podía creer…. ¡estaba suspendido de empleo y sueldo!

Tras su estallido con el padrastro de Bill le había caído una buena por parte de su superior que le obligó a olvidarse del caso. Estaba cerrado del todo, nada de lo que le había dicho Gordon Trümper hacía pensar que hubiera sido él el que mandara los anónimos y todas las culpas recayeron en el desaparecido Andreas de nuevo. Pero, tras lo que habían escuchado iban a tener en cuenta su petición de tener vigilado al padrastro, que había sido muy «generoso» al no denunciarlo, aunque eso no le libraba del coche patrulla que iba a vigilar su casa noche y día.

Y él mientras tendría una semana para pensar que hacía con su vida. Gracias a que era su primer altercado y su superior estaba al tanto de la situación, no habría una nota disciplinaria en su intachable expediente. No quería que por causa de un arrebato echara a perder al mejor de sus agentes. Le había «pedido» (ordenado más bien) que se tomara unos días libres, visitara a la familia y cuando volviera al trabajo lo hiciera dándolo todo de si mismo, como siempre.

Pero Tom no estaba para ir de visita, sentía hervir la sangre y no podía quedarse quieto si según como él sospechaba el caso no estaba cerrado y aún había un loco tras los pasos de Bill. Tampoco podía ir casa de sus padres, no hasta saber con seguridad que todo iba bien y no había un loco tras Bill o él. No quería volver a ponerlos en peligro, la última vez estuvo muy ceca de una gran tragedia, había llevado un asesino hasta el jardín de sus padres y puesto sus vidas en peligro.

No, esa vez sería más cauteloso. Quería pensar muy bien cuales iban a ser sus movimientos, aunque no le hizo mucha falta pensar cuando recibió una llamada de Gustav.

—¿Pasa algo?—preguntó poniéndose tenso.

—Bill está muy asustado—contestó Gustav yendo al grano—Asistirá a una gala a recoger un premio y tiene miedo.

—Es un sitio grande sin la seguridad que Bill necesita—comentó Tom poniéndose ya a pensar—Habrá mucha gente a la que no se podrá vigilar, desde maquilladores a técnicos de sonido…

—Lo sé, por eso Bill me pidió que te llamara—explicó Gustav.

—¿Bill ha preguntado por mí?—preguntó Tom extrañado.

—Bueno, no exactamente…solo dijo que no se sentía tan seguro como antes, y di por hecho que hablaba de cuando estabas tú—contestó Gustav.

—Ya—murmuró Tom.

Pero era algo, Bill le echaba de menos aunque fuera para vigilarle las espaldas. Quedó con Gustav en que él también asistiría a la gala pero de nuevo de incógnito. Siempre había podido confiar en él, lo supo desde el primer momento en que le vio y solo él sabría que se hallaba presente en la sala donde tendría lugar la entrega de premios. Se camuflaría entre la gente, lo bastante cerca de Bill como para detener una bala con su propio cuerpo si era preciso.

Continúa…

Gracias por la visita.

Escritora del fandom

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