«Fic TOLL de lyra»
Capítulo 27
Todo ocurrió con mucha rapidez, se encontraba detrás de Bill escuchando en parte el discurso de agradecimiento que estaba dando tras recoger su premio, sus ojos no dejaban de estudiar el público, distinguiendo a sus compañeros en alerta como él. Cuando salió tras Bill camino del escenario les hizo una imperceptible señal y todos ocuparon sus puestos más cerca del escenario atentos a sus movimientos.
Pero no vieron nada extraño y Tom ya empezaba a pensar que por culpa de David se había precipitado, aunque tampoco iban a pasar por alto cualquier señal por muy leve que fuera. No veían ningún rastro de Gordon por ningún lado, o tal vez estaba escondido esperando una única oportunidad de atacar…
—Muchas gracias a todos —escuchó como se despedía Bill.
Se puso tenso viendo como cogía su premio e iba hacia las escaleras del escenario. Enseguida fue tras sus pasos, pero antes de que llegara a bajarlas algo a su derecha hizo que se girara. Un reflejo plateado llamó su atención y no solo a él, de repente alguien gritó y desencadenó una serie de sucesos.
—¡Un arma!
Se puso en movimiento con rapidez, lo primero era quitar a Bill de en medio y no dudó en ir a empujarlo para hacerle caer al suelo. Corrió hacia él con esa idea en mente, pero antes de que llegara a tocarlo se escuchó un disparo y no dudó en ponerse en medio de esa bala perdida y el cuerpo del cantante.
Recibió el impactó en su hombro izquierdo, cayendo hacia adelante por el impulso y llevándose a Bill de paso. Cayeron con pesadez al suelo al tiempo que la gente gritaba histérica y corrían a ponerse a salvo.
—¡Tom!—sollozó Bill bajo su cuerpo.
—No…no te levantes…—ordenó Tom entre jadeos.
Sentía que le ardía el pecho y su sangre resbalarle por el cuello, cayendo sobre el asustado rostro de Bill. Estaba tumbado sobre él y no se pensaba mover hasta que le confirmaran que el peligro había pasado.
Podía imaginarse lo que estaba pasando, sus compañeros se habían puesto en movimiento desde que alguien gritara advirtiendo de que había un arma y tras el disparo pudieron localizar al dueño de la pistola y lo estaban reduciendo en esos momentos.
Solo había pasado un minuto hasta que sintió una mano sobe su hombro derecho. Enseguida cogió su arma reglamentaria, pero respiró aliviado al ver a uno de sus compañeros.
—Le tenemos Tom—le explicó en voz baja—Lo hemos esposado y ya hay un médico en camino.
—¿Quién…quién es?—preguntó Tom con un hilo de voz.
Pero no escuchó la respuesta que le dieron, perdió el conocimiento cayendo con pesadez sobre Bill.
—¡Tom!—gritó Bill al verlo.
Pudo salir de debajo con ayuda del compañero de Tom, y cogiendo con suavidad su cuerpo le dio la vuelta apoyando en su regazo su inerte cabeza.
—¿Qué te han hecho?—lloraba con desconsuelo.
Tenía mucho miedo, parecía que estaba muerto. Apenas respiraba y sin pensárselo dos veces se apoderó de sus entre abiertos labios y besó una y otra vez.
—Te amo…te amo…—susurraba con cada beso que le daba.
—Deja que los médicos le atiendan—le dijo el compañero de Tom.
Había llegado con mucha rapidez, había varias ambulancias preparadas en las puertas de la gala por si pasaba algo y fue dar el aviso y presentarse un equipo médico en menos de 5 minutos que se hicieron cargo de la situación.
Lo primero fue separar al lloroso cantante del herido, para lo cual tuvieron que necesitar ayuda. Enseguida se hizo cargo de él Gustav, que tras escuchar el disparo salió corriendo directo al escenario sin importarle poner su vida en peligro. Llegó a tiempo de coger al cantante de la cintura y apartarlo para que los médicos hicieran su trabajo.
Estabilizaron a Tom, pusieron una venda provisional en su herida y tras tumbarlo con suavidad en una camilla partieron con rapidez hacia la ambulancia que les esperaba en la puerta con el motor en marcha.
—Quiero ir con él—susurró Bill entre sollozos.
Gustav asintió y tiró de él en dirección contraria. A ellos les esperaba un coche en la puerta trasera y hacia allí le llevó. Por el camino se les unieron Natalie y David, y todos subieron al coche que les llevó al hospital.
Tuvieron que ir a una sala a esperar, estaban operando a Tom cuando llegaron. Bill se dejó llevar, aún no se había repuesto de la impresión de ver a Tom medio muerto sobre él. Ya no pensaba en ese loco que casi cumple su amenaza de matarlo, en esos momentos solo le importaba el estado de su amado.
—Bill—llamó Gustav en voz baja.
Sentado a su lado, se veía impotente. No sabía como consolarlo, nadie les había dicho nada del estado de Tom y cuando se lo llevaron perdía mucha sangre.
—Bill, ¿no habría que avisar a los padres de Tom?—preguntó Gustav carraspeando.
—Yo…no tengo su teléfono—susurró Bill sin mirarle.
Estaba sentado con la cabeza inclinada entre las rodillas, sentía que le faltaba el aire y se mareaba. Le habían hecho un reconocimiento médico, pero aparte de tener la tensión por los suelos no le pasaba nada.
Natalie estaba sentada a su derecha, se había encargado de lavarle la cara que se había manchado con la sangre de Tom. En esos momentos no llevaba rastro de maquillaje y su palidez asustaba.
—Tenemos que avisarles—insistió Gustav—¿Y si estaban viendo la gala por televisión? Habrán visto en directo como su hijo caía abatido por una bala, debemos avisarles de que en estos momentos le están operando y…
—Ya me he encargado yo—respondió una voz muy seria.
Todos los ojos se dirigieron al recién llegado, al que solo reconoció Bill.
—Capitán Ford—murmuró.
—Los padres de Tom y su hermana ya están de camino, llegarán en 4 horas—explicó Ford—Hasta entonces, me han pedido que no te separes del lado de su hijo, que querrá verte cuando salga de la anestesia y abra los ojos.
No supo que contestar, se imaginaba que la familia de Tom estaría enojada con él. Habían disparado a su hijo por su cabezonería. Tom le pidió que no subiera a recoger el premio, pero él insistió aludiendo que se lo merecía y no pensaba dejar que un loco se saliera con la suya. Y casi lo consiguió…si no hubiera sido por Tom, esa bala le hubiera dado justo en su corazón…
—¿Qué saben de la persona que disparó?—preguntó David de repente—¿Era el padrastro de Bill?
—No—contestó Ford para sorpresa de todos.
—¿No?—repitió David alzando una ceja—Si le vi entre el público.
—Se debió equivocar, señor Jost. Nadie más le vio aparte de usted, los nervios debieron jugarle una mala pasada—explicó Ford.
—Lo siento, creí verlo—murmuró David.
—¿Y quién era el que disparó?—intervino Gustav.
—Le hemos interrogado y solo hemos podido sacarle que no quería matar a nadie, solo asustar a Bill porque su novia le había dejado por él—explicó Ford resoplando—Sufrió un ataque de celos y fue esta noche a la gala armado con una pistola. Su intención era asustar a Bill para que se retirara una temporada y poder él tratar de reconquistar a su novia.
—Vaya estupidez de plan—se le escapó a David.
—En eso coincido con usted—admitió Ford—No sé como pensaba arreglárselas tras disparar en medio de la gala, como que nadie le iba a detener más si hería o mataba a alguien.
—Estoy cansado de que todo el mundo quiera asustarme—saltó Bill poniéndose en pie—Lo único que consiguen es herir a los que me rodean, personas que me son muy importantes y a las que amo sin poder remediarlo.
Todos callaron ante esa declaración de amor, incluido Ford. Él pensaba que lo que hubo entre el mejor de sus agentes y un testigo protegido había sido fruto de las emociones vividas, no que era algo mucho más fuerte.
—Pasará una buena temporada entre rejas—siguió explicando Ford carraspeando—Y con esto damos el caso por cerrado del todo.
Todos respiraron aliviados, se terminó el vivir en tensión mirando por encima del hombro por si algún loco iba tras el cantante.
—Perdón—murmuró una enfermera entrando en la sala.
Todos se pusieron en pie al verla y esperaron en silencio a que hablara.
—El agente Kaulitz está fuera de peligro y se le ha subido a una habitación para que pase la noche—explicó la enfermera.
—Quiero ir con él—dijo Bill con firmeza.
Nadie se opuso, Ford ya le había trasmitido el mensaje de los padres de Tom de que no se moviera de su lado y Bill pensaba cumplirlo a rajatabla.
—Volveremos mañana y te traeremos ropa limpia—dijo Gustav a modo de despedida.
—Aunque oficialmente ya no soy tu productor, redactaré una nota de prensa explicando lo pasado, cancelaré todas las entrevistas que te había convocado y no concertaré nada hasta dentro de una semana como mínimo—explicó David.
—Gracias—murmuró Bill asintiendo.
Se despidió de Gustav y Natalie y siguió a la enfermera. Minutos después se hallaba ante la cama de Tom, que descansaba con los ojos cerrados. Sobre su pecho descansaba su brazo derecho, y a la altura de su hombro tenía una venda.
—Tom…—susurró entre sollozos.
Le vio abrir lentamente los ojos y esbozar una amplia sonrisa. No se lo pensó dos veces y con mucho cuidado se tumbó en la cama a su lado.
—Tenía tanto miedo—susurró Bill contra su cuello—Casi te pierdo por segunda vez…si llegara a suceder…no sabría como podría vivir sin tí…
—Hey…—susurró Tom emocionado.
Él tampoco sabía que podía haber pasado si en vez de recibir él la bala la hubiera recibido Bill. Hubiera matado al que disparó con sus propias manos sin importarle las consecuencias. No le quedaba más remedio que admitir que Bill era lo mejor que le había pasado, y que le amaba con toda su alma.
—¿Te quedas a dormir conmigo?—preguntó besándole el pelo.
—¿No te molesto?—preguntó Bill a su vez.
—Quiero saber que estás a salvo, y no hay un mejor lugar que entre mis brazos—contestó Tom con firmeza.
Bill asintió emocionado y alzó la cabeza, recibiendo en sus temblorosos labios un beso muy deseado. Temió que no volviera a ser besado con Tom, y quería recordar ese beso como si fuera el primero. Respiró el aliento que despedía la boca de Tom, tan cálido que le hizo estremecerse.
Cerró los ojos y se dejó llevar por el beso, pensando que se había cumplido lo que deseó esa mañana. Sabía que iba a pasar la noche con Tom en su cama, aunque jamás pensó que sería en esas circunstancias…
Continuará…