«Fic TOLL de lyra»
Capítulo 28
Se sentía cortado ante la situación vivida. Los padres de Tom se presentaron de madrugada y le encontraron plácidamente dormido entre los brazos de su hijo. Fue despertado con suavidad por Simone Kaulitz y se levantó procurando no despertar a Tom, recibiendo un fuerte abrazo de sus padres.
Se lo devolvió con esfuerzo, al igual que a la hermana que no pudo evitar echarse a llorar entre sus brazos.
—Estaba siguiendo la gala por la tele—explicó Claire entre sollozos—Vi como salías a por el premio seguido de Tom y luego ese loco disparó…
—Lo sé…—murmuró Bill tragando con esfuerzo.
Sentía mucho el susto que se habían llevado, enterarse de esa manera de que habían disparado a su hijo y luego no saber si estaba vivo o muerto hasta que recibieron una llamada de su superior.
—Mi niño…—susurró Simone acariciando la mejilla de Tom.
Dormía bajo los efectos de los calmantes administrados y sus padres se quedaron a velar su sueño, con Bill a su lado. Todos sabían que cuando Tom abriera los ojos querría verlos a todos, y mientras se consolarían mutuamente.
Dos días después Tom abandonaba el hospital. El incidente había causado un gran revuelo y en la prensa no se hablaba de otra cosa. Salía en primera página acompañada de una foto de Bill en el escenario recogiendo el premio que le habían otorgado y él a su lado, pero nadie le mencionaba como el último ligue del cantante ni nada. Se hablaba de él como un agente de policía infiltrado que había parado una bala dirigida al joven cantante. También se mencionaba lo ocurrido semanas antes, la trágica muerte de Georg Listing, relacionada con un loco que iba tras el cantante y casi lo había matado ante los ojos de todos.
Viendo la expectación que se originó, Bill se había hecho más famoso sin quererlo. No podía dar dos pasos sin que le siguieran los periodistas y fotógrafos, todos querían saber porque no había dicho nada antes de ese loco que le había amenazado de muerte, y si de verdad no había nada entre ese agente de policía y él.
No le quedó más remedio que mentir y decir que no, la familia de Tom quería llevárselo a casa para que se recuperara con la tranquilidad necesaria y si él confirmaba esa gran noticia, no les dejarían respirar en paz.
Y eso le daba que pensar… ¿estaba Tom y su familia preparada para formar parte de su mundo? Sentirse acosado por la prensa, leer rumores que corrían cuando no tenían otra cosa mejor de la que hablar, como todos esos novios que le habían inventado, de los cuales eran reales solo la mitad. Daban de él una imagen que no era, vale que se había acostado con varios en poco espacio de tiempo pero de ahí a tener un harem en casa…
—¿En qué piensas?
La voz de Tom le sacó de sus pensamientos. Se encontraban en el hotel descansando antes de coger el vuelo que les llevaría de vuelta a Berlín. Se dio la vuelta en la cama y se echó de costado para verle mejor. Desde que le dieran el alta no se habían separado y compartían su suite, recostados contra las almohadas pesando en sus próximos movimientos.
—¿Bill?—llamó Tom de nuevo.
—Pensaba que lo mejor es que nos separemos—contestó Bill sin aliento.
—¿Cómo?—preguntó Tom sin entender.
—Por un tiempo, hasta que se calme la cosa y tú estés recuperado del todo—explicó Bill muy serio.
—Hay cosa que puedo hacer con una mano atada a la espalda—bromeó Tom alzando una ceja.
Logró hacerle sonreír, que era lo que quería. Se inclinó sobre él y se apoderó de sus labios suspirando. Contaba los días que faltaban para que le quitaran los puntos y pudiera tener las dos manos libres, entonces le haría el amor como si no existiera el mañana.
—Tom…para…—protestó Bill contra sus labios.
Logró que le soltara y se incorporó en la cama, pasándose la lengua por los labios y sintiendo en ellos el dulce aroma de Tom.
—Hablo en serio—dijo con firmeza—Démonos unos días, o semanas…tú tienes que estar con tu familia, a la que hemos dado un susto de muerte, y yo tengo que arreglar unos asuntos.
—Ah, si…lo del nuevo contrato—murmuró Tom—¿Al final no has cambiado de opinión?
En los últimos días David se había portado como nunca con ellos, sobre todo con Bill. Había cancelado todos los compromisos que tenía y él mismo se había encargado de hablar con la prensa resguardando su intimidad. Se le veía arrepentido por su falsa acusación en la gala cuando creyó ver a Gordon Trümper, al que habían investigado y comprobado que jamás estuvo en Oslo, aunque Tom pensaba que si no hubiera sido por su falsa alarma había dejado que Bill subiera solo al escenario y no se encontraría en esos momentos a su lado.
—No—contestó con firmeza Bill.
—¿Por qué?—insistió Tom.
—Porque no—murmuró Bill resoplando.
No insistió más en el tema, se notaba que se había enojado y lo que pasara en la vida profesional de Bill no era asunto suyo.
—Como iba diciendo—dijo Bill carraspeando—Lo mejor es que volvamos a casa en vuelos distintos y cuando estés mejor y si me quieres volver a ver…
—¿Cómo que si te quiero volver a ver?—preguntó Tom confuso.
—Casi te matan por mi culpa—dijo Bill con firmeza—Y ya sabes como soy, me cansaré de ti en unas semanas y saldré a la búsqueda de otro que me haga gozar en la cama.
Tom no entendía el significado de sus palabras, porque decía eso sin venir a cuento.
—¿Quieres que lo dejemos?—preguntó para tenerlo claro.
—Por un tiempo—contestó Bill levantándose de la cama— Nos lo pensamos mejor y luego decidimos. Es lo mejor para los dos, créeme…
Pero Tom no lo creía, había aceptado al fin que estaba profundamente enamorado de Bill. Claro que, a lo mejor se había dado cuenta demasiado tarde y Bill se había cansado de esperarlo. Pero…recordaba brevemente como tras desmayarse a causa del disparo, alguien le besaba en los labios susurrando contra ellos lo mucho que lo amaba…
No tuvo más remedio que hacer lo que Bill quería. Esa misma tarde observó como terminaba de hacer las maletas y regresaba a casa junto con David, Natalie y Gustav. Ya no necesitaba a nadie que le protegiera las espaldas, y sabía que Gustav cuidaría muy bien de él como lo había estado haciendo durante mucho tiempo.
Él no tuvo otra opción que hacer sus maletas también y coger otro vuelo que le llevaría a casa de sus padres. Aún permanecían en Oslo e hicieron juntos el viaje.
—No lo entiendo—comentó Simone de pronto.
—¿El qué, mamá?—preguntó Tom a su lado.
—Pensaba que Bill se vendría a pasar unos días contigo hasta que te recuperases—contestó Simone mirando fijamente a su hijo.
—Tenía asuntos que resolver—explicó Tom por encima.
—¿Ha pasado algo entre lo dos?—insistió Simone.
—Nada—contestó Tom suspirando—Entre Bill y yo no ha pasado nada.
Tuvo que conformarse con esa respuesta de su hijo, había sentido como le temblaba la voz y ocultaba sus ojos tras unas gafas de sol, señal de que los tenía llenos de lágrimas. Su instinto de madre le decía que tenía el corazón roto y aunque no entendiera el porque, no le quedaba más remedio que callar y tratar de consolarle…
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Una semana después Tom volvía al trabajo. Aún había algunos cabos sueltos en el caso de Bill Trümper que quería atar él mismo en persona y por eso mismo le había llamado esa mañana. Quedó en verse con él en comisaría hacia la hora de comer, mientras él interrogaría al chico que le había disparado.
Mientras esperaba a que lo llevaran a la sala de interrogatorio en donde estaba, repasaba la declaración que le habían tomado en esa noche tan lejana. No le pudieron sacar casi nada de lo alterado que estaba, solo farfullaba que él no quería matar a nadie, que se arrepentía mucho y solo quería que su novia volviera a su lado.
Había estado en tratamiento psicológico desde entonces y cuando le vio entrar por la puerta pudo comprobar que estaba muy asustado. Venía esposado y sus ojos estaban apagados, señal que estaba bajo los efectos de algún antidepresivo o sedante.
El agente de policía que le acompañaba le hizo sentarse en una silla enfrente a él y les dejó a solas.
—Ya he declarado—murmuró el chico carraspeando.
—Lo sé, solo quiero hacerte una preguntas—dijo Tom con firmeza—Si solo querías asustar a Bill y volver con tu novia, ¿por qué llevas meses mandándole anónimos diciendo que primero probarías su cuerpo y luego le matarías?
Fue directo al grano, solo quería dar el caso por fin por cerrado y tratar de arreglar lo suyo con Bill, si es que había algo que arreglar…
—Yo no he mandado ningún anónimo—contestó el chico dejando a Tom perplejo.
—¿Cómo que no?—preguntó Tom sin entender.
—Hace dos semanas que me dejó Lauren y planeé lo de la gala la noche anterior, cuando me emborraché tras gritarle a Lauren lo zorra que era—explicó el chico sin alterarse—Sabe de sobra que ese Bill es marica y no le van las tías, pero aún así la muy idiota está enamorada de él.
—¿De dónde sacaste el arma?—preguntó Tom tratando de respirar con normalidad.
No sabía como había podido contenerse, tenía unas ganas enormes de levantarse y partirle la cara por haber insultado a Bill en su presencia. Pero recordando lo que pasó cuando agredió a Gordon Trümper, tuvo que relajarse si no quería tener otra mancha más en su impoluto expediente. Ford no le pasaría otro arrebato de los suyos.
—La compré en una casa de empeños—explicó el chico—Logré colarme en la gala y cuando le vi en el escenario sonriendo ampliamente no me lo pensé dos veces y saqué el arma. Pero un idiota me vio y dio la voz de alarme haciéndome errar el tiro. Siento mucho haberle disparado a usted, pero se puso en medio.
—Forma parte de mi trabajo—dijo Tom levantándose—Vas a pasar entre rejas una temporada, no te vas a librar por mucho que te disculpes y digas que estás arrepentido.
Alzó la cabeza e hizo una señal al espejo que había a un lado, donde estaba el agente que había subido al chico de calabozos. Iría a por él, había terminado el interrogatorio y solo había sacado una cosa en claro: Bill seguía en peligro…
Salió al pasillo y se encontró con Gustav. Se puso serio y le hizo una señal para que se acercara.
—¿Y Bill?—preguntó mirando por encima de su hombro.
—Recibió una llamada justo cuando salíamos del coche—explicó Gustav—Le fallaba la cobertura y me dijo que me adelantara, que el luego subía.
—¿Sigue en el parking…solo?—preguntó Tom poniéndose tenso.
—Si…—carraspeó Gustav poniéndose él también tenso—¿Pasa algo?
Tom asintió al tiempo que echaba a correr al ascensor seguido de Gustav. Pulsó el botón del parking y una vez en el echó a correr como un loco llamando a Bill desesperado…hallando solo su bolso tirado en el suelo al lado de un charco de sangre…
Continuará…