«Fic TOLL de lyra»
Capítulo 32
No tuvo que esperar mucho. Sus ojos se abrieron y de sus labios salió un gemido ahogado. Sonrió al verle arrugar la frente y tratar de llevar las manos a su dolorida mandíbula, pero tal y como le tenía atado no pudo. Vio como sus ojos se clavaban en él su sonrió al verle negar con la cabeza.
—Si mi Bill—susurró pasando el cuchillo que llevaba por su cuello—Siempre he sido yo, ¿tan ciego estabas de no verlo?
Sacudió la cabeza suspirando, pensando en la de veces que se le había insinuado y él rechazado.
—Si se lo hubieras dicho a Tom, te habrías librado de esto—dijo poniéndose serio—Creo que no se lo dijiste porque en el fondo te gustaba, que me acercara por detrás y te susurrara al oído lo mucho que me gustaría tenerte en la cama.
Le vio negar con la cabeza y apretó la hoja del cuchillo en su suave piel, haciendo que un hilillo de sangre apareciera.
—No me mientas—siseó—Sé que te gustaba…como también que tu padrastro se masturbara contigo en la cama.
Sonrió al verle abrir los ojos como plato. No se esperaba que él estuviera al tanto de su secreto.
—Si, un día que vino a la discográfica a pedirme dinero me lo contó—explicó David—No veas lo duro que me puse al imaginarme la situación…pero conmigo, claro. Estar acostado a tu lado acariciándome, frotándome contras tus nalgas…
Dejó de hablar y se empezó a mover encima de él. Solo les separaba la fina tela de sus boxers y sentía su incipiente erección tratar de escapar. Contuvo el aliento, no quería terminar antes de tiempo sin haberle probado primero. Cerró los ojos y se siguió frotando con más suavidad, sintiendo como el sexo del cantante reaccionaba a pesar de que sus ojos estuvieran llenos de un miedo intenso.
—Claro que sí, no te prives…eres una putita al fin y al cabo…—susurró entre risas.
Bajó el cuchillo de su cuello ajeno a las lágrimas que derramaba y empapaban su mordaza, lo llevó hasta la camiseta que expresamente le había dejado puesta y comenzó a rasgarla. Sonrió al verle encogerse cuando la frialdad del cuchillo le acarició la piel.
Siguió hasta que se la rajó del todo. Entonces la separó y dejó al aire su agitado pecho, que subía y bajaba al compás de sus sollozos ahogados. Se inclino y se lo llenó de húmedos besos, mordiendo de vez en cuando y lamiendo con los ojos cerrados.
—Hueles muy bien…y tu sabor es…
No pudo terminar la frase, un gemido le subió por la garganta y lo dejó escapar de sus labios entre abiertos. Se movió sobre su cuerpo y fue con la boca más abajo. Llegó hasta su entre pierna y besó sobre la tela, sonriendo al sentir el bote que pegaba. Empezó a lamerle, le excitaba tenerlo a su merced, revolviéndose bajo él…pidiendo a gritos que le follara de una vez…
Decidió no esperar más, no sabía cuanto tiempo contaba hasta que Tom descubriera que le había tenido delante de las narices todo ese tiempo. ¡Estúpido!, ¿y él era el mejor agente al que habían encargado el caso?
Soltó una carcajada y tras dar una última lamida a ese palpitante miembro se levantó y bajó de su cuerpo.
—Espérame mientras me preparo—pidió saliendo de la habitación.
Quería tener un recuerdo de esa ocasión, y sabía donde había dejado la cámara de fotos con la que le había estado fotografiando en secreto. Fue a por ella mientras silbaba una canción de Bill por el camino que tanto le gustaba.
Mientras, Bill no podía creer que eso le estuviera pasando. Se maldijo por haber sido tan idiota y no haberle denunciado la primera vez que se sobre pasó con él y le besó. Estaba borracho y no se lo tomó en serio, pero cuando se fue a disculpar al día siguiente, o eso creyó que iba a hacer, descubrió que siempre había estado enamorado de él.
Empezó a decirle que no tuviera en cuenta su diferencia de edad, que él tenía más experiencia en la cama y le haría disfrutar. Se negó una y otra vez, hasta que David estalló y le echó en cara que se pudiera acostar con cualquier desconocido y no una maldita vez con él.
Pero conocía la respuesta, a esa vez le seguiría otra y otra más. Y David no le gustaba, era cierto que fue el que le descubrió y le debía mucho. Pero no pensaba pagarle con sexo. Le odiaba, su mera presencia le repugnaba. Recordaba cuando empezó a trabajar con él, se quedaban hasta tarde en la sala de ensayos escuchando que tal había cantado. Recordaba lo cansado que se encontraba y como David le “reconfortaba” con un fuerte abrazo…ahora pensaba que lo único que hacía era reconfortarse a él mismo…
Dejó de lamentarse, si no hacía algo iba a ser violado y asesinado. Dudaba que le dejara vivir tras lo sucedido, se lo contaría a Tom de inmediato y terminaría entre rejas el resto de su maldita vida.
Aprovechó que David no estaba para observar donde se encontraba. No tenía ni idea, se veía una habitación muy bien decorada y supuso que estarían en su casa. Jamás había estado en ella, y al observar más atentamente las paredes supo el porque.
Estaban todas llenas de fotos suyas, ya fueran de las que se hacía por encargo de la discográfica como otras más personales, donde se le veía comiendo, hablando por el móvil…durmiendo… en el asiento del avión cuando estaban de viaje, en una butaca de recepción mientras esperaba a que le dieran la llave…en su propia cama…
¿Tan cerca le había tenido?
Tragó con esfuerzo, David estaba realmente loco. Sentía reseca la garganta, no podría gritar ni aunque quisiera.
Se puso tenso al escuchar que volvía. Trató de incorporarse en la cama, pero le dolía mucho la mandíbula y estaba aún mareado por el golpe. Cerró los ojos con fuerza, un fogonazo le había cegado por unos segundos.
—Quería pillarte desprevenido—rió David bajando la cámara que llevaba.
La dejó a un lado y se acercó a la cama. Puso una mano sobre una de sus desnudas piernas y la fue subiendo excitado al verle negar con la cabeza.
—Podemos hacer esto de dos maneras—dijo “ablandándose”—Tengo que castigarte por lo mal que me has tratado, pero creo que con el puñetazo ya has tenido bastante. Así que hagamos las cosas por las buenas y disfrutaremos los dos de paso. ¿Qué me dices?
Iba a negarse cuando se lo pensó mejor, si le hacía creer que le iba a obedecer tendría una oportunidad de salir de allí con vida. Asintió con la cabeza para su deleite y vio como cogía de nuevo el cuchillo que había dejado a un lado.
—No te muevas—pidió en voz baja David.
Acercó el cuchillo a su cara y lo dirigió a la mordaza, que cortó liberando sus labios.
—Déjame limpiarte—murmuró al ver la sangre.
Cogió la esquina de la sabana y la pasó con suavidad por sus mejillas y boca. Le limpió y una vez hecho no se pudo resistir y se inclinó para darle un beso. Pero Bill ladeó la cabeza por instinto y solo consiguió cabrearlo.
—Empezamos mal—gruño David—Mírame.
Le obedeció tragando con esfuerzo y esa vez no esquivó el beso. Cerró los ojos tratando de relajarse, sentía unas arcadas enormes y que le faltaba el aire. Solo había un pensamiento en su cabeza…tenía ganas de gritar bien alto y que alguien le oyera…
“Tom… ¿dónde te encuentras?…”
Continuará…