«Bill y Tom, el amor de dos inocentes». Por lyra
29. Viviendo deprisa
Estuvieron casi 3 meses encerados en el estudio de grabación hasta que tuvieron su primer disco grabado. Salió al mercado cuando tras lograr colar su primer single en la lista de los 20 más escuchados, llegando a ser número 1 durante semanas,
Poco a poco comenzaron a ser escuchados y la gente ya se preguntaba quién era ese grupo que había surgido de la naba.
Hicieron más sesiones de fotos publicitarias que ocupaban las revistas que las niñas compraban y leían encantadas. Hasta que hicieron su primera entrevista televisiva…
Esa noche eran todo nervios. Tras prepararse con esmero, un coche les fue a buscar al apartamento y mientras esperaban su turno para salir no dejaban de mirar a su alrededor. Todo era nuevo para los cuatro chicos, había mucha gente corriendo de un lado a otro, el regidor se acercaba a David cada dos por tres para asegurarse de que no les faltaba de nada y avisarle del tiempo que les quedaba.
Resoplando nervioso, Tom se paseaba sin quitarle los ojos a Bill. Sentado delante de un espejo, dejaba que Natalie le retocara el peinado con la plancha sin dejar de morderse los labios.
Sus miradas se cruzaron a través del espejo y ambos suspiraron al recordar la conversación que mantuvieron horas antes esa misma tarde…
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Mientras Tom se duchaba, Bill se maquillaba con esmero procurando mantenerse tranquilo sin conseguirlo. Maldijo por lo bajo cuando el pulso le tembló y no se pudo pintar bien la raya del ojo derecho.
Tom le escuchó, y corriendo la cortina a un lado se asomó preocupado.
— ¿Va todo bien? —preguntó, conociendo su respuesta de antemano.
—No quiero mentir en la entrevista—contestó Bill susurrando.
Se apoyó en el lavabo con las dos manos e inclinó la cabeza resoplando. Tom le vio y se apresuró a cortar el agua. Salió de la ducha y tal y como estaba le abrazó por la espalda dejando la cabeza apoyada en su hombro.
—Yo tampoco quiero hacerlo, pero no hay más remedio—susurró él también tras besarle en el cuello.
—Sé que una de las preguntas será si estamos enamorados, y me gustaría poder contestar que si, de la persona que está sentada a mi lado-murmuró Bill con los ojos cerrados.
Tom suspiró contra su cuello, dejándole en el su cálido aliento. Que fácil sería poder gritar su amor a los cuatro vientos, pero debían guardar silencio. Suspiró de nuevo y le hizo darse la vuelta. Puso un dedo en su barbilla y le alzó la cara para que le mirase fijamente.
—Quiero que sepas que todo lo que se diga en la entrevista va a ser mentira—dijo con firmeza—Si tengo que decir que nunca me he enamorado ni nunca lo haré, quiero que sepas que estoy mintiendo. Porque desde el primer día que te vi, no he dejado de amarte con todo mi corazón.
Tras esa confesión, se apoderó de sus labios y le besó profundamente, sonriendo al sentirle responder a su beso como si fuera el primero que se daban. Le soltó y mientras se secaba con una toalla, Bill retomó el duro trabajo de aplicar su maquillaje con esmero.
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—En cinco minutos estamos en el aire—anunció el regidor, sacándoles de sus pensamientos.
Todos se pusieron en movimiento de inmediato. Natalie dio sus últimos retoques y solo entonces dejó que Bill se levantara. Unos ayudantes de sonido le colocaron los micrófonos y siguieron a David hasta bastidores.
—Yo os seguiré desde aquí—explicó David cuando estaban a punto de salir—Recordad sonreír…y lo otro.
Esa parte iba para Bill y Tom, que asintieron en silencio. Escucharon que los nombraban y tragándose las lágrimas salieron y fueron recibidos por una lluvia de aplausos.
Lo primero en lo que se fijaron era en las numerosas pancartas que había entre el público, todas ellas con mensajes especiales y fotos de ellos recortadas y pegadas. Ocuparon su sitio en un amplio sofá, dejando que Bill cono su líder y cantante estuviera el más cercano a la entrevistadora.
—Tenemos ante nosotros al famoso grupo que en solo unas semanas ya ocupa el número uno en todos los países—empezó a decir la entrevistadora mirando a Bill—Antes que nada, me gustaría que nos explicaras de donde salió la idea de llamar al grupo así, Tokio Hotel.
—Tokio es una ciudad que nos encanta a los cuatro, y esperemos que la gira que comenzaremos en breve nos lleve a ella—explicó Bill sonriendo ampliamente—Y lo de hotel, pues nada, como vamos a pasar la mitad del tiempo viajando y viviendo en hoteles, pues,….
—Entiendo. ¿Y os esperabais tanto éxito en tan poco tiempo?
—La verdad es que no, hemos trabajado mucho y ahora obtenemos nuestra recompensa—contestó Bill sonriendo con timidez.
—Por no hablar de las numerosas fans que ya os siguen. Todas quieren conocer vuestra historia, donde os habéis criado y como os unisteis para formar al grupo.
—Crecimos en el mismo pueblos, los cuatro—empezó a explicar Bill—Íbamos al mismo colegio y allí vi una nota en la que pedían un cantante…
—Fue idea mía—interrumpió Georg riendo.
—Bill pasó la prueba a la primera—recordó Tom con una sonrisa bobalicona—Fue escucharle y saber que teníamos a nuestro cantante.
—Tom, dime si es verdad ese rumor que corre en la calle—dijo la entrevistadora cambiando bruscamente de tema—Según se dice, ya ha caído más de una fan en tus brazos…
Bill se puso tenso en el sofá y Tom lo sintió. Sentado tan cerca de él como estaba, pudo ponerle una mano con disimulo en la rodilla para que se calmara.
—Alguna ha habido, si…pero no tantas como se dice—contestó Tom riendo con esfuerzo.
— ¿Y te has enamorado alguna vez? —preguntó la entrevistadora alzando una ceja.
—No—contestó Tom con esfuerzo—No soy de los que se enamoran a primera vista.
Se maldijo por esa mentira. ¡Claro que se había enamorado! Y perdidamente, nada más posar sus ojos en Bill, supo que era suyo y que nunca dejaría de serlo.
— ¿Y tú, Bill? Eres el que más llama la atención y muchas chicas tienen puestos los ojos en ti en estos mismos momentos.
—Yo…la verdad, es que me reservo hasta dar con el amor verdadero—contestó Bill con lo primero que se le pasó por la cabeza.
Siguieron con la entrevista y se despidieron de su público antes de regresar al backstage en donde los esperaba un emocionado David.
—Habéis estado estupendo—les halagó sonriendo—Os merecéis un premio, hay una fiesta y os han invitado.
— ¿Es obligatorio ir?—preguntó Bill en voz baja.
Lo único que deseaba en esos momentos era yacer en los brazos de Tom, no acudir a una fiesta para ver cómo le rodeaban un grupo de chicas emocionadas mientras que él lo tenía que ver todo desde un rincón apartado.
—Sé que estáis cansados, pero esto forma parte del trabajo—explicó David muy serio—Tenéis que acudir a fiestas y relacionaros con vuestras fans.
Sin dejarlos dar su opinión, les hizo una señal y todos se dirigieron a la salida esbozando con esfuerzo su mejor sonrisa. Un grupo de chicas les esperaban gritando emocionadas. Les dedicaron unos minutos firmando autógrafo y haciéndose fotos con ellas.
Subieron al coche que les esperaba y en menos de media hora ya estaban en el local donde se daba la fiesta. Les habían conseguido un reservado y desde el veían el panorama. Enseguida Georg y Gustav escogieron un par de chicas y se fueron a bailar con ellas.
Una vez a solas, Bill y Tom se sentaron más juntos en el sofá, entrelazando sus manos sin que nadie lo notase gracias a la poca iluminación de local. Pero no duró mucho su momento de intimidad, al poco una chica atrevida se acercó a Tom y le invitó a bailar. No le quedó más remedio que aceptar y soltando la mano de Bill cogió a la chica de la cintura y se la llevó a la pista de baile.
Resoplando frustrado, Bill se acomodó en el sofá tratando de no mirar en esa dirección, sintiendo como los ojos se le llenaban de lágrimas. Aún recordaba cuando Tom contestó que nunca se había enamorado, aún sabiendo que era mentira y que le había jurado que su corazón le pertenecía, escuchar salir de sus labios esas frías palabras era algo muy duro.
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Regresaron al apartamento a las 2 horas, al día siguiente tenían sesión de fotos y David no querían que salieran con cara de cansancio. Entró cada uno en su habitación y se metieron en sus camas.
Nada más echarse al lado de Tom, Bill fue abrazado con fuerza. Cerró los ojos suspirando cuando sintió que le besaba en el cuello, murmurando un “lo siento” contra su cuello.
—No pasa nada—contestó con esfuerzo.
—Te abandoné en la fiesta, pero no tuve más remedio—siguió disculpándose Tom—Tras bailar una canción, vino otra chica y quiso que bailara con ella, y no pude negarme…
—Tom, he dicho que no pasa nada—repitió Bill algo molesto—Mañana tenemos trabajo, durmamos.
Ton resopló. Sabía que se había enojado, y con motivo. Le abrazó con más fuerza y esperó hasta sentirle dormido. Pero al igual que él, le costó conciliar el sueño pensando si lo que estaban haciendo merecía la pena. Su relación estaba en juego, estaban sacrificando lo más bonito que tenían por una fama que tan amarga les sabía.
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Al día siguiente aprovechó que Tom estaba en la ducha para llamar a su madre. Necesitaba hablar con ella, contar a alguien lo mal que lo había pasado.
— ¡Bill! ¿Estás bien?—preguntó Simone nada más coger su llamada.
— ¿Viste la entrevista? —preguntó a punto de llorar.
—Te vi tan triste…—murmuró Simone suspirando.
—No sé si lo podré soportar, David dice que es lo mejor pero nos está separando, lo siento—sollozó Bill sin querer.
Simone le escuchó mordiéndose los labios. Sabía que lo del grupo no iba a ser tan buena idea si tenían que esconder su amor al mundo entero. Estaba segura de que nadie se escandalizaría al ver que dos de los chicos eran gay y mantenían una relación, ni que estuvieran en la edad media.
Consoló a su hijo como bien pudo y colgó el teléfono pensando en hablar seriamente con Gordon, tal vez él pudiera hablar con David y hacerle ver lo mal que lo estaban pasando sus hijos, el suyo sin ir más lejos.
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A esa entrevista le siguieron más en las que su actitud era la misma. A Tom le calificaban de rompecorazones, incluso había varios testimonios de chicas que decían que el guitarrista se había acostado con ellas y que había sido la mejor noche de su vida. Todos eran falsos, pero necesarios para mantener esa tapadera que la discográfica había levantado.
Incluso se llegaron a preguntar si David había tenido algo que ver con esos rumores, si alguien de la discográfica los hacía circular…como ese de que el cantante era gay…
Fue cuando estaban de viaje para actuar en unos premios a los que estaban nominados, los Comets, de los cuales se llevaron 4 para su sorpresa. Nada más pisar la alfombra roja, se les acercó un periodista para saber su opinión acerca de ese rumor que corría de boca en boca.
Bill tuvo que desmentirlo, diciendo que su apariencia podía dar a pensar algo que no era. Siguieron su camino por la alfombra roja como si nada, subiendo 4 veces al escenario cada vez que los nombraban como ganadores de uno de los premios. Mejor canción, grupo revelación, mejor video…mejor puesta en escena…
Porque cada vez que estaban en el escenario daban lo mejor de ellos sin importarles las apariencias. Con su micrófono en mano, Bill cantaba con toda su alma, aprovechándose de la situación para acercarse a Tom y cantarle al oído, poner una mano en su hombro o mirarle desde el otro lado del escenario con una amplia sonrisa en los labios.
Y todo eso gustaba a las fans, ver tan cerca a sus dos ídolos, gritar cada vez que entre bromas Bill empujaba a Tom para que le cediera el sitio, o le daba una patada para que le mirara cuando tocaban solos los dos una canción especial que Bill escribió en un momento de bajón.
Lo recordaba a la perfección. Esa noche todos habían acudido a una fiesta pero él regresó al hotel antes que nadie. Le dolía un poco la garganta y muy a pesar suyo Tom se tuvo que quedar. Sintiéndose tan solo en la cama que compartirían horas después, cogió la libreta que siempre llevaba encima y se puso a escribir lo que significaba Tom para él, lo feliz que se sentía desde que había entrado en su vida.
Cuando regresó esa noche, le esperaba despierto y le leyó lo que había escrito. Nunca antes había visto a Tom emocionarse, y cuando le hizo el amor con toda su alma, no pudo evitar llorar cuando le sintió derramarse en su interior.
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Tuvieron que salir de gira, recorrieron media Alemania dando conciertos en cada ciudad por la que pasaban. Para ellos era solo un juego, salían ala escenario y se divertían como los 4 niños que eran.
Hasta que Bill y Tom cumplieron la mayoría de edad. Regresaron a casa para celebrarlo en familia, aunque la verdadera celebración la habían tenido un día antes en la habitación que compartían en el apartamento. Georg y Gustav, conociéndolos tan bien como lo hacían, les dejaron a solas esa noche, dándoles la intimidad necesaria y tan deseada. No tuvieron que cortarse cada vez que un orgasmo les recorría el cuerpo, pudieron amarse sin miedo.
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Regresaron a su trabajo, pero la vuelta a casa había tenido sus consecuencias. Una semana después aparecía una noticia en la prensa que no se habrían esperado que sucediera. De la nada aparecía un chico que aseguraba haberse acostado con el cantante en una ocasión lejana. Al artículo le acompañaba la foto del chico, que Bill reconoció como uno con el que se había acostado cuando aún vivía en Alemania y no se había mudado al pueblo en el que conoció a Tom.
Su pasado le atacaba, pero al parecer nadie quiso dar crédito a esa noticia. Nadie quería pensar que su ídolo fuera gay, y las fans le defendían con uñas y dientes. Viendo lo estresados que estaban, David les dio unos días libres y Bill y Tom los aprovecharon bien.
Se fueron a la playa, a las Maldivas toda una semana. Pero no contaban con los paparazzi y fotos suyas fueron publicadas. No estaban en ninguna situación comprometida, solo se les veía tumbados en la arena tomando el sol, bañándose en el mar o juntos en un jacuzzi.
Cuando regresaron a Alemania, Peter les llamó a su despacho. Esas fotos habían conseguido que miles de chicas se emocionaran al verlos en bañador paseando por la playa, pero a sus ojos parecían una pareja de enamorados disfrutando de un amor que él les había prohibido terminantemente manifestar en público.
Les recordó lo importante que era el grupo, y les hizo prometer que no lo volverían a hacer. Si se iban de vacaciones que fuera el grupo entero, nada de una escapada en parejita.
Bill y Tom de nuevo accedieron a regañadientes. Toda la tranquilidad que consiguieron en esa semana, se había esfumado con un chasquido de los dedos. No podían demostrar su amor en público, y ya les era muy complicado buscar un rincón solitario en el que dar rienda suelta a esa pasión que sentían flotar en el aire cada vez que simplemente se miraban.
Continúa…