«Lie to me» Fic de lyra
Prólogo
Sentado en una mesa, Bill Trümper balaceaba sus pies mientras esperaba a que saliera alguien y le dijera que demonios estaba pasando. No entendía nada, estaba paseando por el parque con su madre cuando de repente dos desconocidos la abordaron y la metieron a la fuerza en un coche. A él también se lo llevaron, a pesar de que pataleó y arañó todo lo que se puso a su alcance. Como consecuencia de su pataleta había recibido una bofetada que aún le escocía en la cara. Toda su mejilla derecha era una señal sonrosada y el hielo que le habían dado para calmarle no le hacía nada.
No pudo evitar pegar un bote casi cayéndose de la mesa. La puerta se había abierto de repente y entró un hombre arrugando la frente. Con voz seria le pidió que se bajara de la mesa y se sentara en una silla.
Le obedeció de inmediato, no quería que le pegaran de nuevo. Arrastró la silla y se sentó en ella con los brazos cruzados, mirando fijamente al hombre que había entrado. Le vio ocupar una silla enfrente de él y dejar sobre la mesa una carpeta.
—Soy el agente Jensen—se presentó el hombre
Bill se encogió de hombros a modo de respuesta, le importaba una mierda como se llamaba. Solo quería saber dónde estaba su madre y cuando se podrían ir a casa.
—Bill Trümper—leyó Jensen en voz alta abriendo la carpeta.
—Ese soy yo—murmuró Bill secamente.
—Madre, Elizabeth Trümper. Padre….desconocido—siguió leyendo Jensen alzando la vista.
Bill solo resopló como respuesta, se la traía al fresco quien fuera su padre. Les abandonó mucho antes de que él naciera, nunca estuvo cuando más le necesitaron él y su madre, y si en esos momentos aparecía por la puerta le daría exactamente igual.
—Bill, tenemos un gran problema—dijo Jensen mirándole fijamente.
—Yo no he hecho nada—saltó Bill en su defensa—Me pegaron, debería denunciarlos….
—Lo sé, tú eres solo un niño. Y tranquilo, que el agente que te pegó ya ha sido amonestado. Pero tenemos otro asunto más grave entre manos.
Bill tragó con esfuerzo. A sus 16 años recién cumplidos estaba a punto de recibir una noticia que cambiaría su vida.
—Bill, tu madre se va a quedar con nosotros una temporada—dijo Jensen con cierto tacto.
— ¿Aquí? ¿En la cárcel? —preguntó Bill en voz baja.
—Si, en la cárcel—repitió Jensen.
— ¿Por qué? —susurró Bill a punto de echarse a llorar.
—Ha hecho…ciertas cosas malas. Tendrá que estar una larga temporada y tú…
—Me voy con ella—dijo Bill con firmeza—Es mi madre, no tengo a nadie más…
—Me temo que eso no puede ser. Y si, tienes a…tu padre.
—Repase sus notas, acaba de decir que era un desconocido—dijo Bill señalando la carpeta con una temblorosa mano.
—Eso no es del todo cierto, tu madre al ver que no iba a salir de esta nos ha dado su verdadero nombre y hemos averiguado su dirección. Ya le hemos llamado, y en estos momentos se dirige hacia aquí para buscarte—explicó Jensen.
— ¡No! —gritó Bill poniéndose en pie—Si me obligan, me fugaré. Ese hombre no es mi padre, nunca ha estado cuando más le hemos necesitado y para mí está muerto…
—Bill, me da igual como te pongas—dijo Jensen perdiendo ya la paciencia—Tienes que obedecer a tu padre, así me lo ha dicho tu madre.
Sabía que no tenía escapatoria, cuando su madre ordenaba algo…mejor obedecerla sin rechistar.
— ¿Puedo despedirme de ella al menos? —pidió con una lágrima ya resbalando por su mejilla.
—Claro que sí, te está esperando—dijo Jensen con más suavidad.
Se pusieron en pie y Jensen le señaló la puerta. Bill salió primero retorciéndose las manos por el camino. Se dejó llevar, Jensen le puso una mano en el hombro y le fue guiando. Pasaron por una puerta y recorrieron un largo pasillo hasta dar con una sala como en la que había estado esperando.
—Aquí es—dijo Jensen soltándole.
Abrió la puerta y Bill echó a correr hacia los brazos de su madre, rompiendo a llorar desconsolado.
—Billa, tienes que ser fuerte—consoló Elizabeth a su hijo.
—Mami…. ¿por qué? —preguntó Bill entre lágrimas.
—Solo serán unos días, vivirás con tu padre y ni te enterarás de que yo no estoy—mintió Elizabeth con pesar.
¿Cómo iba a decirle a su hijo que pasarían años hasta que se vieran de nuevo? ¿Y que su padre cuidaría muy bien de él, si se acababa de enterar de que tenía un hijo cuando le llamó pidiendo ayuda desesperada?
Continúa…
Gracias por la visita.