«Lie to me» Fic de lyra

Capítulo 19

Al día siguiente Tom no se encontraba con ánimos ir a clase, no había tenido noticias de su padre y su madre se había pasado todo el día anterior encerrada en casa sin querer salir ni ver a nadie.

—Puedes quedarte si te sientes mal, cariño—dijo Simone cuando Tom le explicó su malestar—Todos necesitamos unos días para poner en orden nuestros pensamientos. Tú también Bill, hoy no vayáis a clase si no queréis.

Bill asintió y siguió desayunando en silencio. A su lado Tom se tomaba una tostada y cuando su madre salió de la cocina se atrevió a coger la mano de Bill bajo la mesa y apretarla con cariño. Llevaban un día sin tocarse, solo se miraban en un triste silencio sin poder ir más allá, sin poder decirse cuanto se echaban de menos. Habían tenido que dormir separados y a los dos les había costado conciliar el sueño.

El timbre de la puerta les hizo dar un salto. Se separaron con rapidez y vieron como Simone cruzaba el pasillo para ir a abrir la puerta.

— ¿Gordon? —susurró Simone extrañada—¿Qué haces llamando a la puerta?

—Hola Simone—saludó Gordon en voz baja—Yo…pensé que te molestaría que usara mi propia llave.

No iba solo, tras él Jensen permanecía en silencio con gesto serio.

—Señora Kaulitz, siento mucho molestarla a usted y a su marido a estas horas—intervino disculpándose— ¿Podemos pasar?

Simone asintió y abriendo más la puerta dejó pasar a su todavía marido y al agente de policía. Asomados a la puerta de la cocina se encontraban Bill y Tom tan sorprendidos como ella de esa inesperada visita.

—Acompáñanos al salón Bill, por favor—pidió Jensen al verlo.

— ¿Le ha pasado algo a mi madre? —preguntó Bill sintiendo que le faltaba el aire.

—No tranquilo, Elizabeth me ha pedido que hablara contigo—explicó Jensen.

— ¿Puedo ir yo también? —preguntó Tom en voz baja.

—No, lo siento—contestó Jensen—Es un tema privado, y algo delicado.

—Tom, sube a tu habitación—pidió Simone.

Tom asintió y tras dirigir una mirada a Bill obedeció a su madre. Bill siguió a los demás hasta el salón y se sentó en una silla a la espera de que Jensen hablara. Simone se había sentado a un lado del sofá y Gordon permanecía aún de pie lo más lejos de ella para no incomodarla más de lo que lo estaba.

—Señora Kaulitz, la razón por la que estoy aquí es porque ayer me llamó la madre de Bill para contarme toda la verdad—empezó a explicar Jensen yendo directo al grano—Y antes que nada me pidió que le dijera que siente mucho todo lo que ha pasado, de verdad.

Simone no dijo nada, Elizabeth no le despertaba mucha simpatía en esos momentos.

—Elizabeth está muy arrepentida de lo que ha pasado, ayer Bill le contó lo que había ocurrido entre él y Tom y bueno, de las consecuencias que eso puede tener—dijo Jensen carraspeando mirando de reojo a Simone.

—Mi marido me lo contó todo el otro día—explicó Simone devolviéndole la mirada a Jensen—Puede hablar con libertad.

—El hecho por el que Elizabeth me ha pedido que le transmita su perdón lo primero es porque…siente mucho haber mentido diciendo que Bill es hijo de Gordon—soltó Jensen carrerilla.

— ¿Cómo? —gritó Gordon sin poderse contener.

—Elizabeth me lo ha contado todo señor Kaulitz—explicó Jensen—Como se conocieron usted y ella, y….

Dejó de hablar y dirigió una mirada a Bill, quien parecía a punto de echarse a llorar. Saber que no era hijo de Gordon, por cruel que sonase en esos momentos, era la mejor noticia que podía recibir.

—Bill, tal vez no debieras escuchar lo que me ha contado tu madre—murmuró Jensen sabiendo que no estaría al tanto de ciertas cosas del pasado de su madre.

—Creo que es hora de saber toda la verdad—dijo Bill con firmeza—Y no se preocupe, sé que mi madre ha mentido para protegerme. Sé que hay cosas que se cree que ni sospecho pero ya tengo edad suficiente para comprenderla y no juzgarla.

Jensen asintió y siguió con su relato dirigiéndose a Gordon, quien esperaba con la respiración contenida.

—Como le iba diciendo señor Kaulitz, Elizabeth me ha contado cómo se conocieron usted y ella y lo que pasó después. O lo que usted creyó que pasó después—explicó Jensen para mayor asombro de Gordon—La verdad es que nunca llegaron a practicar sexo porque usted estaba muy bebido y se desmayó en el callejón al que fueron. Elizabeth se quedó a su lado hasta que despertó y le pidió que le pagase por un servicio que jamás llegó a hacer, porque necesitaba el dinero y estaba muy desesperada. No le importó mentirle, y una vez que usted le hubo pagado sus caminos se separaron. Ella regresó al motel donde vivía y allí le esperaba un tal Jörg, su chulo, que estaba bebido y la forzó. Elizabeth huyó en mitad de la noche y asustada se alejó de las calles por una temporada, descubriendo que se había quedado embarazada. No podía deshacerse de esa vida que crecía dentro de ella y a pesar de su situación decidió tener a Bill.

Jensen dejó de hablar, con cada palabra que salía de sus labios veía como los ojos de Gordon se abría como platos incrédulo a lo que estaba oyendo. Por no mencionar los sollozos que se le escapaban a Bill, escuchar que había sido concebido de esa cruel manera era algo que jamás se hubiera podido imaginar.

Su madre jamás le había mencionado a ningún Jörg, para él no era su padre. Estaba muerto, y esperaba que Jensen no le obligara a irse a vivir con él ahora que se sabía que no era hijo de Gordon y que ya no pintaba nada en esa casa. Prefería el reformatorio a irse a vivir con una persona así.

—Llevo toda la noche siguiéndole el rastro al tal Jörg—dijo Jensen mirando a Bill fijamente—No he visto jamás un expediente tan largo y lleno de actos delictivos. Y también he descubierto que…murió hace un par de años, en una pelea.

Bill soltó un suspiro de alivio sin poderse contener, no sentía para nada la muerte de su padre.

— ¿Y cómo dio Elizabeth conmigo? —preguntó Gordon de repente.

—Le reconoció un día que le vio en el instituto recogiendo a su hijo—explicó Jensen—No se atrevió a decirle nada y usted parecía no recordarla. Y cuando se vio acorralada sabiendo del lugar al que iría parar Bill, solo quiso lo mejor para él y me dio su nombre para que le llamara.

— ¿Y qué va a pasar con Bill ahora? —quiso saber Gordon.

—Puede seguir con nosotros—contestó Simone para sorpresa de su marido—No tiene por qué pagar los errores de su madre, es un buen chico que se merece una segunda oportunidad.

—Es usted muy amable señora Kaulitz pero me temo que eso no puede ser—dijo Jensen—Usted y su marido han cuidado muy bien de Bill pero en sus circunstancias lo ideal sería buscarle otro alojamiento.

— ¿Un reformatorio? —preguntó Gordon—Me niego, aunque no sea mi hijo le he llegado a querer como tal y no pienso quedarme de brazos cruzados si puedo hacer algo por evitarlo. No pienso permitirlo.

—Lo sé señor Kaulitz, pero debido a lo ocurrido con Bill y su hijo, es Elizabeth quien me ha pedido que le buscara otra casa—explicó Jensen.

— ¿Mi madre? —repitió Bill sin entender.

—Sí, cree que no sería justo para Simone, y por mucho que tú y Tom os gustéis aún sois muy jóvenes y quiere que vayáis más despacio—dijo Jensen, viendo como Simone asentía con la cabeza.

—Tu madre tiene razón Bill, Tom y tú debéis tomaros las cosas con calma—apuntó Simone—Pero sabes que las puertas de esta casa siempre estarán para ti abiertas. Puedes venir a avernos cuando quieras y si necesitas algo no dudes en decirlo.

— ¿Tengo que irme ya? —preguntó Bill poniéndose en pie.

—Sí, sube a hacer tu maleta por favor—pidió Jensen.

Bill asintió y salió del salón. Echó a correr escaleras arriba, se moría por ver a Tom. Llegó a su habitación y abrió la puerta con rapidez. Tom se encontraba sentado en su cama abrazado a la almohada, nada más verlo se puso en pie y corrió en su dirección.

Sus labios se fundieron en un profundo beso al tiempo que se abrazaban con fuerza.

—Te quiero mucho—susurró Bill contra sus labios.

— ¿Qué ha pasado? —preguntó Tom sintiendo mucho en dar el beso por finalizado.

—Es una larga historia…pero yo ya sabía que mi madre me había mentido—explicó Bill por encima—No podía creerme que de repente me saliera un padre de la nada cuando más lo necesitaba.

— ¿No somos hermanos? —preguntó Tom sin entender.

—No—negó Bill con la cabeza sonriendo—Mi madre lo dijo para que no me llevasen al reformatorio.

— ¿Y ahora? No pienso permitir que te lleven de mi lado—dijo Tom con firmeza—Nos queremos Bill, y nadie podrá separarnos. Y si es necesario nos fugamos. Ahora, cojamos algo de ropa y marchémonos.

—No puedes hacerle esos a tus padres—negó Bill suspirando—Entre mi madre y yo casi hemos separado a tu familia. Te necesitan y yo ahora soy más fuerte que antes. Podré sobrevivir a donde me lleven.

—No quiero que te vayas—dijo Tom estrechándole en sus brazos—No quiero volver a pasar una noche lejos de ti, me he acostumbrado a tenerte en la cama de al lado. A observarte mientras duermes…

No pudo seguir hablando, Bill se había apoderado de sus labios.

—Nuestras madres quien que vayamos más despacio—explicó en voz baja—Al menos no quieren que nos separemos.

Tom suspiró asintiendo, no sabía cómo iba a poder pasar tanto tiempo separado de Bill sin recordar cada momento que habían compartido juntos…

&

Hizo la maleta con ayuda de Tom, se habían retrasado con esa despedida en privado. Se cogieron de la mano y bajaron juntos las escaleras. Los padres de Tom y Jensen les esperaban en el porche hablando en voz baja.

—Ya estoy listo—anunció Bill.

—Yo también me voy ya—murmuró Gordon mirando a su mujer.

—Gordon, no hace falta que te vayas—dijo Simone para alegría de Tom—Me enfadé mucho al saber la verdad, pero echando una mirada al pasado todo pasó en una noche que dijimos cosas que jamás debimos decirnos y estuvimos a punto de separarnos. Pero lo superamos, nos perdonamos y luego vino Tom. Te quiero mucho Gordon.

Gordon suspiró aliviado y abrazó con fuerza a su mujer. Tom no pudo quedarse atrás y abrazó a sus padres.

—Al menos algo termina bien—murmuró Bill.

—Y eso no es todo—dijo Jensen para su sorpresa—Te vienes conmigo Bill.

—Al reformatorio, ya lo sé—suspiró Bill.

—No, te vienes a vivir a mi casa conmigo y mi mujer. Si quieres, claro-explicó Jensen.

— ¿A su propia casa? —repitió Bill.

—Sí, no es la primera vez que hacemos de casa de acogida—dijo Jensen sonriendo—Puedes quedarte hasta que cumplas los 18 y luego si quieres vivir solo te ayudaremos a encontrar algo. Pero tendrás que seguir algunas normas Bill, y es tu madre quien me las ha explicado. Quiere que te formes, que estudies y busques un buen trabajo. Y yo pienso ayudarte en todo.

— ¿Por qué lo hace? —preguntó Bill—No me conoce de nada, ¿lo hace solo porque se lo ha pedido mi madre?

—Porque sé que en el fondo no eres tan duro como aparentas Bill—contestó Jensen—Sé que eres un buen chico, y muy sensible. Ni tú ni tu madre habéis tenido una buena vida y os merecéis los dos una segunda oportunidad. Tu madre puede conseguir la condicional por buena conducta en un par de años, y mientras tú puedes vivir conmigo y mi mujer.

—Y nos veremos todos los días en clase—intervino Tom muy ilusionado—Y podré seguir ayudándote con los deberes.

Bill no sabía que decir, de repente todo le salía bien en la vida. No iba a parar a un reformatorio que tanto miedo le daba por mucho que dijera que era fuerte y lo podría soportar, seguiría viendo a Tom y lo más importante es que la familia Kaulitz volvía a estar unida.

—Se nos hace tarde Bill—murmuró Jensen carraspeando—Tenemos el tiempo justo de dejar tus cosas en casa y asistas al menos a la segunda clase.

—Te estaré esperando en la puerta—dijo Tom sonriendo ampliamente.

Bill le devolvió la sonrisa al escucharlo, de repente ir al instituto sería algo que esperasen con muchas ganas. Sabía que nadie se iba a interponer en su camino, que su familia aceptaban ese amor que había surgido de repente entre dos personas que al principio no se podían ni ver. Pero el roce hacía el cariño, y entre ellos el cariño se había transformado en un amor muy profundo.

—Corre, no llegues tarde—dijo Tom dando un paso.

Puso una mano en su nuca y atrayéndolo se apoderó de sus labios. Fue un beso breve pero intenso, Bill sonrió cuando sus labios se separaron y tras decir adiós a Simone y a Gordon con la mano siguió a Jensen hasta su coche.

Dejó la maleta en el maletero y ocupó el asiendo del copiloto. Jensen arrancó y empezó a explicarle como iba a ser su nueva vida.

—Ocuparás la habitación de mi hijo—explicó Jensen con la mirada fija en la carretera—Está estudiando fuera y no vendrá hasta las próximas vacaciones. Te va a gustar la habitación, tiene unas vistas estupendas y mi mujer es una excelente cocinera, ya lo verás…

Bill apenas le escuchaba, se había colocado sus gafas de sol y tenía la cabeza girada hacia la ventanilla. Una de sus manos acariciaba sus labios donde había una amplia sonrisa, suspirando al recordar ese beso que Tom le había dado y en los que seguirían, en esa nueva vida que iba a emprender y en ese amor que siempre había estado buscando sin saber que estaba más cerca de lo que se esperaba.

Era muy feliz y no podía evitarlo.

Y no, esa sí que no era otra más de sus mentiras…

F I N

aiss,…se termino, Muchas gracias a todas por leer, me alegro mucho del cariño que habeis mostrado por este fic, Anatomía de Bill y I would die for you. Se nota en cada comentario que los leeis con mucha pasion y me animais a actualizar con rapidez, y yo asi lo hago por vosotras.

GRACIAS!!

por lyra

Escritora del fandom

Un comentario en «Lie to me. FIN»
  1. Ay que hermosa historia al final Bill logró ser feliz , me hubiera gustado ver algún extra donde nos cuente Masomenos de la vida de ellos después pero con este final me conformo ❤️❤️

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