Listen to your heart 50

Parte III, capitulo 15

Se hallaba delante de una bonita casa de dos plantas con jardín muy cuidado. Se quedó observándola en silencio, le gustaba ese tipo de casas y se imaginaba que la infancia de Tom habría sido muy dichosa viviendo en esas cuatro paredes rodeado del amor de sus padres…

Cuando quieras, entramos—murmuró Michelle sacándole de sus pensamientos.

Asintió con la cabeza, no quería pensar en lo diferente que había sido su niñez al lado de la Tom o se echaría a llorar sin poder evitarlo. Siguió a Michelle por el jardín y esperó mientras les abrían la puerta.

Oh, cariño—saludó la madre de Tom nada más abrirla.

Vio como Michelle la besaba en la mejilla y la abrazaba, señal de que conocía muy bien a los padres de Tom y ellos a los amigos de su hijo.

Que bueno que hayas venido, menuda sorpresa se va a llevar Tom y…

Dejó de hablar al fijarse en la persona que acompañaba a la mejor amiga de su hijo. La había mirado de reojo y su primera impresión fue que era otra amiga que no conocía, pero al fijarse mejor comprobó que era un chico que la miraba mordiéndose el labio inferior para que dejara de temblarle.

Tú…—susurró carraspeando.

Simone, él es Bill—presentó Michelle, aún sabiendo que ya sabía quién era—Le he traído para que él y Tom hablen…y se den una oportunidad.

Sé que piensa que lo que le ha pasado a su hijo ha sido por mí y no la culpo—se apresuró a decir Bill—Lo siento mucho, lo último que querría es hacerle daño a Tom de alguna manera pero…estaba confuso, al igual que él y tal vez dijéramos cosas que no sentíamos realmente…

Dejó de hablar, le faltaba el aliento y el silencio de la madre de Tom era algo frío. Empezaba a sentirse igual de rechazado que se sintió con los padres de James, empezaba a pensar que había sido un error presentarse esa mañana sin avisar para tratar de aclarar lo suyo con Tom y darse esa tan ansiada oportunidad, teniendo que pasar primero por unos padres que claramente se oponían a que su hijo mantuviera una relación con alguien de su mismo sexo.

Retrocedió un paso al tiempo que negaba con la cabeza, quería echar a correr por segunda vez y no parar hasta que le faltara el aliento, rompiendo entonces a llorar con todas las ganas que sentía.

Pasa, por favor—dijo Simone para su sorpresa.

¿Qué?—susurró sin podérselo creer.

Bill, entra y habla con mi hijo—pidió Simone con suavidad—Siento si…si te he dado una impresión equivocada, pero he de admitir que en el fondo te culpaba del dolor de mi hijo, pero ahora que te he visto sé que no es culpa de nadie y si está en tu mano hacer feliz mi hijo…

No pudo terminar la frase, sentía que iba a echar a llorar. Pero era la verdad, llevaba dos días pensando que su hijo estaba muy mal y nada ni nadie le podía ayudar. Y en esos momentos tenía ante la puerta la única persona capaz de volver hacerle sonreír.

Bill asintió y entró del todo en la casa.

Su habitación es la segunda puerta de la derecha—explicó Simone señalándole las escaleras.

Asintió de nuevo y hacia allí se dirigió con paso lento. Subió las escaleras y pensó en llamar cuando estuvo ante la puerta, pero la abrió un poco siguiendo un impulso. Tom se hallaba tumbado en la cama tapado hasta la cabeza. Desde donde estaba podía ver sus trenzas negras asomándose bajo las sábanas.

Sintió mucha pena y entró del todo en la habitación. Caminó hasta la cama y al igual que hiciera en el hospital se volvió a sentar en el borde.

Mamá…que estoy bien—murmuró Tom con los ojos cerrados.

Se mordió el labio y extendió una mano, retirando la sábana que le impedía ver su cara. Vio como la alzaba suspirando por lo bajo…pensando en lo guapo que era recién levantado…

Bill…—le escuchó susurrar pestañeando como si estuviera soñado.

No soy un sueño, soy real—murmuró Bill conteniendo el aliento.

Vio como extendía una mano y le rozaba con suavidad la mejilla. Separó los labios y gimió sin poder evitarlo, nadie nunca le había tocado de tan sensual manera…

Eres real, Bill—susurró Tom con firmeza.

Se incorporó en la cama y le atrajo a sus brazos, apoderándose de sus temblorosos labios. Le hizo tumbarse sobre él y acomodarse sobre su cuerpo sin separar los labios, llevando las manos a su cintura e incluso más abajo, cogiéndole del trasero con firmeza en un gesto de propiedad.

Sabía que era verdad todo lo que sentía por él no era porque llevara el corazón de otra persona sino porque realmente Bill le gustaba y quería pasar con él el resto de su vida, amándole con cada latido que sentía vibrar con fuerza dentro de su pecho.

Siguieron besándose hasta que sintieron que les faltaba el aliento. Solo entonces sus labios se separaron y se quedaron mirándose a los ojos mientras recuperaban el aliento robado.

Eres….eres hermoso—susurró Tom levantando una mano.

La llevó al pelo de Bill lo retiró a un lado para admirarlo mejor.

Y cuando sonríes…—murmuró sonriendo él.

Bill le imitó suspirando, se sentía exhausto tras las experiencias vividas. Se acomodó sobre su pecho y enterró la cara en la cuerva de su cuello. Cerró los ojos al sentir como Tom le levantaba la camiseta que llevaba y pasaba las manos por su desnuda espalda, llegando al borde de sus pantalones y tratando de…

Abrió los ojos de golpe. Acababa de recordar donde estaban y lo último que querría era hacer algo que hiciera que los padres de Tom pensara que había ido a acostarse con su hijo en su propia casa.

Se levantó con esfuerzo tratando de no apoyarse en el desnudo pecho de Tom, cayendo en la cuenta de que solo dormía con unos simples bóxers negros. Se sentó en el borde de la cama de nuevo y trató de no mirarle mientras se pasaba las manos por el pelo.

¿He hecho algo mal?—preguntó Tom sin entender.

No, al contrario—contestó Bill carraspeando—Tu beso me ha gustado, pero…tus padres y Michelle están abajo y no deberíamos…

Tienes razón, perdóname me dejé llevar—dijo Tom suspirando, pensando que había estado a punto de tomarlo allí en su propia cama.

Lo mejor es que bajemos y…

Desayunamos y damos un paseo—terminó Tom la frase sonriendo.

Bill asintió y se levantó para dejarle salir de la cama. Se quedó a un lado dándole deliberadamente la espalda mientras que Tom se ponía un cómodo chándal.

Vamos—dijo Tom una vez terminado.

No esperó una respuesta por su parte, le cogió de la mano y besándole suavemente en la mejilla abrió la puerta y salió de la habitación con una amplia sonrisa.

Continuará…

Escritora del fandom

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