Notas: En realidad, esto iba a ser un fanfic largo, pero mi inspiración no dio para mucho con esto, así que lo adapté a un One-shot y aquí esta 🙂

«Little Pieces» Fic de xhokoadicthed
Capítulo 1: Afroditeś Circus
Tom se encontraba en aquel bar de gran prestigio en aquella ciudad en la que estaba de turista. Sus amigos se lo habían recomendado demasiado, y ahora él se encontraba allí con ellos, mirando con sorpresa y admiración la carpa de colores que se encontraba en aquel lugar solitario a las afueras de la ciudad.
“Afrodite’s circus” Era lo que se leía en la parte de afuera, en un letrero de madera al lado de dos grandes y musculosos hombres de seguridad.
—El circo de afrodita — dijo Tom en voz alta mientras una sonrisa divertida se formaba en su rostro. ¿Qué clase de cosas encontraría allí?
Su pregunta fue resuelta cuando el hombre de seguridad les permitió la entrada, y en el interior, había una especie de feria combinada con una especie de circo, donde el calor sofocante y la lujuria eran casi palpables.
— ¿palomitas guapo? — escucho que le decían a su oído, volteo a ver a su lado y se encontró con un rostro tras un antifaz de color negro, y un hombre vestido con una especie de esmoquin ajustado y corto le sonreía relamiéndose los labios.
Oh si, este era un bar para la manifestación de la homosexualidad.
Um….Tom relamió sus labios mirando directamente a los orbes multicolores que le miraban de arriba abajo aprobando su cuerpo, era obvio que tenía unos lentes de contacto puestos.
— No muchas gracias — le dijo con una sonrisa, el joven se mordió el labio inferior, y asintió, retirándose hacia un carrito de palomitas que había al lado de la entrada.
— esto es todo un lugar — dijo Georg, su mejor amigo, sonriendo divertido ante la escena presenciada con su amigo y el chico de antes — ¿a que es genial? — le pregunto a Tom, el sonrió y asintió.
— Totalmente.
Tom recorrió el gran establecimiento, alejándose de sus amigos, que le advirtieron que cada cosa de comer o bebida, tenía una especia de estimulante, y que a eso de media noche venía la orgía. Tom pensaba que eran divertidas las caras de anhelo que reflejaban Georg y los demás.
Camino por entre las carpas y los juegos de suerte y las pequeñas atracciones, estaba visto que tenía de todo, para cumplir cualquier fantasía. Estaba con la curiosidad al tope, mientras veía pasar a sus lados trabajadores del club, todos llevaban antifaces y lentes de contacto, y distintos trajes provocativos y que iban de acuerdo al tema del lugar.
A su lado pasaban sexys payasitas, mimos, tigresas, leones, miquitos, gatitos, parritas, ositos u ositas y montones de cosas más.
Muchos chicos se habían detenido a coquetearle, obviamente para ofrecerle algún servicio adicional, pero el los rechazaba después de coquetear descaradamente, algún morreo descarado y una buena metida de mano. Pero no había alguno que realmente le llamara la atención, tanto como para llevarle y meterlo a algún juego de atracción para…divertirse.
Se detuvo enfrente de otra de las diminutas carpas que habían esparcidas, su curiosidad se vio llamada al ver un letrero de alguna adivina ¿hasta eso había allí? Entro, y sentada tras una mesa, estaba una gitana ya algo vieja, que sonrió al verle.
Salió de la carpa bastante divertido por su predicción y muy bien aconsejado por la mujer respecto a las atracciones más populares del lugar, una de ellas, eran los espectáculos que se daban en el escenario, así que siguiendo el camino que la mujer le indico, camino hasta el sitió, que era un típico escenario de circo. Tomo asiento en una de las bancas disponibles, al lado de un par de mujeres que se metían mano sin descaro.
Las luces se apagaron y dos de colores rodearon el escenario creando círculos de colores, y en la mitad de ellos apareció una figura vestida como aquellos que dirigían los circos, con su infaltable antifaz, un chaleco negro que dejaba ver su torso apenas musculoso y blanquecino, y varios tatuajes en él, y uno que llamo bastante la atención de Tom, fue el inicio de una estrella que se alcanzaba ver en su bajo vientre, el resto era cubierto por un short negro pegado a él y unas botas de charol, junto con un sombrero de copa grande y un bastón en su mano derecha, sus manos eran cubiertas por guantes de color rojo.
El hombre allí parado tenía el cabello largo y negro.
La música empezó a sonar y con una sonrisa lujuriosa, una voz hermosa empezó a salir de él, y con movimientos casi felinos empezó a moverse por el escenario, mientras que detrás de él, del suelo y del techo, empezaban a salir bailarines, algunos vestidos totalmente de negro, ni su rostro se veía, otros, de rojo, y los últimos como animales salvajes.
En un momento de la canción, el bastón se convirtió en látigo, y él, domaba a todas las fieras…
Tom tenía un problema entre sus pantalones. El chico bajo del escenario, coqueteando levemente con algunos hombres que estaban babeando mientras le miraban, caminando por entre las filas, hasta que llego a la suya, donde se detuvo aun cantando enfrente de Tom.
Sus ojos color rojizo se encontraron con los cafés de Tom, y lamiendo levemente su labio inferior, Tom pudo observar una perforación en la lengua del bailarín, que acercándose lentamente termino sentado sobre el regazo de Tom, con un brazo alrededor de su cuello y mirándole directamente a los ojos mientras que su mano que no sostenía el micrófono bajaba disimuladamente…
Tom bajo la cabeza sonrojado mientras se tragaba un gemido, al tener la mano del bailarín sobre su miembro. Él bailarín se levanto sonriendo y siguió con su número.
Cuando el show acabo, Tom camino hasta la barra, donde una mimo de diminuta falda y un pequeño top a rayas le miro sonriente, entregándole la carta, esperando a que pidiera. Tom miro rápidamente la carta y pidió una bebida especialidad de la casa.
— ¿Quién era él? — pregunto a la mimo que con una sonrisita burlona le negó dos veces con la cabeza.
— Es gracioso que le preguntes a una mimo, por si no lo sabías el trabajo artístico de los mimos está en no hablar — Tom se giro hacia su derecha, donde una joven de lentes color violeta tras un antifaz rojo le miraba con diversión, Tom pudo ver que el traje de ella era más extraño, no mostraba gran cosa, era simplemente una vestido con una gran falda bombacha negra, y el torso era negro con un dibujo de la carta de la reina de corazones, junto con unos tacones no muy altos de color rojo.
— Y tu… — Tom miraba a la joven mientras bebía de la bebida que ya le había sido servida.
— No te importa quién soy — le dijo la joven mientras se sentaba más cómodamente en el caballito que era su silla (la barra era una especia de carrusel)
— Muy bien…¿y quién es él? — dijo ignorando el tono prepotente de la mujer.
— es Phantomrider — la mujer sonrió — pero su trabajo no es ser uno más de los disponibles —dijo señalando a su alrededor a los otros empleados — él es…exclusivo — dijo mientras le guiñaba un ojo.
— ¿Qué tan exclusivo? — comento Tom empezando a sentir una euforia creciendo dentro de él, y también las ganas de restregarse contra otro cuerpo.
— Tanto como para saber que no será tuyo — dijo ella volteando su rostro ligeramente al ver a una mujer rubia que le guiñaba un ojo, ella rio tímidamente — pero bueno, él siempre ha tenido gustos extraños, así que sígueme.
Y sin más, lo tomo del brazo y lo hizo andar entre la multitud, llegaron a una carpa que ocultaba unas escaleras, siguieron por ellas, y cuando entraron por la puerta al final de ellas, un corredor ya normal les dio la bienvenida.
— su camerino es el quinto de la izquierda — le indico ella mientras se en caminaba por otra parte del pasillo. Tom obedeció.
Llego a la puerta indicada y toco dos veces, la puerta se abrió dejando ver al chico aun tras su antifaz, que sonrió al verle.
— ¿así que te trajo? — Comento el desconocido, Tom pudo notar la voz suave y varonil y el dejo de burla, Tom le comió con la mirada, deteniéndose en su frágil cuerpo — ¿pensando en lo bien que me vería bajo tu cuerpo? — el descarado comentario le saco de su ensimismamiento, pero lo hizo sonreír.
Sin esperar una invitación, camino despacio hacia el otro, que algo sorprendido retrocedió.
El camerino estaba en penumbra, y escasamente podían identificar sus propias figuras.
— en realidad si — le susurro Tom al oído del pelinegro — te verías tan jodidamente bien gimiendo y pidiendo por más, restregándote contra mi cuerpo, queriendo equiparar con tu culo toda mi gran polla — termino mientras le lamía y chupaba el lóbulo de la oreja del chico.
Este rio suavemente mientras posaba sus finas manos sobre los hombros de Tom.
— Que confianza te tienes — comento mientras ladeaba ligeramente su cabeza, dándole acceso a su suave cuello, sintiendo como pronto los labios contrarios empezaban a pasearse por allí, dejando un imperceptible rastro de saliva, y una inquietante sensación ante el toque de su fría perforación.
— Mi sexo es un maldito asesino — escucho que le susurraba Tom de nuevo al oído, dejando que su suave aliento chocara contra su mejilla y parte de su oído, un estremecimiento recorrió entero al bailarín — ¿Quiere morir feliz? — y los ojos de ambos se encontraron, y la sonrisa lujuriosa de Tom hizo que el otro se mordiera el labio inferior.
— Veamos qué es lo que tanto presumes — dijo el bailarín sonriendo con sorna, atrapando de repente y con fiereza los labios contrarios.
Una de las manos de Tom le tomo de la nuca, profundizando el beso, volviéndolo más húmedo, más caliente, mientras que con la otra acariciaba el pecho del bailarín.
La contradicción de frenesí estremecía al pelinegro, que introdujo sus manos por debajo de la camisa gris de Tom, rozando con sus uñas los músculos del abdomen, recorriendo las curvas, y apretando con suavidad la piel bajo sus dedos, dándose cuenta del bien formado cuerpo que tocaba.
Fue despojado de su chaleco, sintiendo una de las manos de Tom acariciando uno de sus pezones, mordió su labio inferior y ahogo un gemido en su garganta, y casi al instante, sintió la lengua de Tom sobre este, mordiéndolo y chupándolo.
— ahmmmg — gimió tirando suavemente de una de las trenzas pelinegras, sintiendo la otra mano de este apretando su otro pezón con fuerza, sintiendo una variación de dolor y placer, que le hizo encorvar la espalda y empezar a tirar de la camiseta ancha de Tom, para que se la sacase.
Alejándose solo un poco, Tom retiro su camisa con rapidez, uniendo ambos labios de nuevo, juagando con su lengua con la perforación en la lengua contraria, acaparando los labios del bailarín. El pelinegro jadeo dentro del beso, posando ambas manos sobre los pectorales del trenzado, arañándolos, y estrujando ambos pezones al tiempo, haciendo gruñir a Tom dentro del beso. Siguió bajando sus manos, acariciando los músculos del abdomen, y luego llevando sus manos a la espalda, bajando un poco más e introduciendo sus manos por dentro del pantalón del trenzado, agarrando con ambas manos el trasero de Tom, mientras le mordía el labio inferior, y luego lamía la perforación del labio.
Tom beso la barbilla de bailarín, pasando su lengua, y marcando un contorno, viajando de la barbilla al lóbulo de su oído, y bajando de nuevo, besando su cuello, y luego llegando a la clavícula, mientras acariciaba la espalda blanquecina, y hacia figuras abstractas con sus manos y lengua.
Las manos del bailarín abrieron con rapidez el cinturón que sostenía el pantalón, bajándolo también en el proceso, sintiendo bajo su mano la propia dureza de Tom, haciéndolo excitarse aun un poco más, bajando sus labios hasta la ingle de él, mirando apenas en la penumbra el bulto en los bóxers negros, relamiéndose los labios, y empezó a jugar con el elástico del bóxer, mientras besaba por encima de este al miembro, dándole también leves e indoloras mordiditas, sintió entonces que Tom se iba un poco hacia él, y lo escuchaba gemir y gruñir. Tom había posado ambas manos sobre la pared, mientras con los ojos cerrados y los labios entre abiertos, dejaba que el bailarín le otorgara placer.
El pelinegro bajo de un solo tirón el bóxer, dejando expuesto el palpitante miembro, gimiendo ante la visión, quito con rapidez su antifaz, ya que le estorbaba para la siguiente tarea, y así, envolvió sus labios alrededor del miembro de Tom, haciendo que este soltara un largo y prolongado gemido, que le hizo llevarse una mano a su entrepierna casi por inercia, frotando con su mano su propia polla, gimiendo aun con la de Tom entre su boca.
Una de las manos de Tom se poso en su cabeza acariciando su cabello con delicadeza, y tirando un poco cuando el bailarín colocaba la bolita de su perforación contra la punta del amiguito de Tom. El pelinegro introdujo una mano dentro de sus shorts, llegando directamente a sentir su palpitante carne, pero se retiro ligeramente al sentir ya un poco de líquido saliendo del miembro de Tom.
Ambas miradas se encontraron, las respiraciones agitadas hacían algo de eco en la habitación, y el sudor corriendo por sus cuerpos hacia todo más erótico, llenaba el lugar de esencia a sexo.
Sintió a Tom tirar por debajo de sus axilas, poniéndolo a su altura, limpiando con su lengua el hilillo de saliva que resbalaba por la comisura de los labios del bailarín, quitándole el short, tomando al mismo tiempo la polla de él entre una de sus manos, masturbándole con suavidad, el pelinegro se retorcía lo poco que podía, entre el espacio que tenía entre la pared y el sudoroso y caliente cuerpo de Tom.
— ya, ya hazlo — gimió el bailarín al sentirse al borde del maravilloso abismo que las manos de Tom creaban.
Tom jalo con sus dientes el lóbulo de la oreja del pelinegro y luego le dio la vuelta con violencia, haciéndole apoyar las manos sobre la pared, haciendo que el bailarín sintiera su polla chorreante contra su entrada, haciendo que este echara su culo hacia atrás, buscándola el mismo.
— ¡hazlo joder! — dijo demandante el pelinegro, haciendo reír ligeramente a Tom.
— Suplícame — le susurro, agarrando con una mano uno de los pezones de él y con la otra, haciendo que el semen que caía de su polla sirviera de lubricante, poniéndola contra la entrada del pelinegro, rozando la punta contra la entrada.
— oh no, de eso nada — escucho que el bailarín decía, antes de sentir un fuerte golpe en su espalda y verse contra el suelo — si no lo haces tú, lo hare yo — y con una sonrisa maligna, el pelinegro se sentó sobre el miembro de Tom, haciendo a ambos gemir al tiempo.
— muévete, muévete con fuerza ¡rayos! — exclamo Tom hundiendo sus dedos en la cintura del bailarín, marcándole un ritmo desenfrenado que él siguió con todo gusto.
La habitación se lleno de gemidos, gruñidos y algunos gritos, Tom podía sentir sus pectorales siendo rasguñados por el pelinegro, tal vez con un poco de sangre saliendo de las heridas, pero realmente el dolor no lo sentía en ese momento, eso lo excitaba un poco más.
El bailarín tenía la cabeza echada hacia atrás, dejando al descubierto su cuello, dejando que los suspiros salieran de sus labios entreabiertos, con los ojos cerrados, y moviendo sus caderas, montando a Tom.
Tom se sentó, haciendo al pelinegro gemir de gusto al sentir más contacto, al tener la polla de Tom dando con más precisión sobre su próstata, y el abdomen de Tom frotando su propio miembro mientras él subía y bajaba. Tom recorrió con sus labios, las gotitas de sudor que resbalaban por el cuello del bailarín.
El orgasmo les asalto, llevando a Tom primero, que soltó un gruñido que resonó en las paredes de la habitación, y luego al bailarín, que después de cuatro estocadas más se vino, manchando el abdomen de Tom, y dejando su cabeza reposar contra su hombro.
Ambos se quedaron en esa posición mientras dejaban que sus respiraciones se calmaran.
— Bien, puedes seguir jactándote de tu sexo asesino — escucho al pelinegro opinar contra la curvatura de su hombro, podía sentir la sonrisa, y el también sonrió.
— ¿ahora eres un fantasma feliz? — pregunto acariciando con la yema de sus dedos la espalda del pelinegro, sintió que el asentía.
— Fue una muerte placentera — rio el bailarín siguiéndole el juego, y quitando su cabeza del cuello de Tom lo miro con fijeza, sonriendo con sorna —¿eres turista verdad?
Tom asintió aun sonriendo.
— Vine de vacaciones a visitar a unos amigos.
— u-uhu — El bailarín aun no se quitaba de Tom, por lo que su miembro no salía de él — y dime ¿te ha gustado la ciudad?
— oh si, pero ellos realmente no me la han mostrado, lo primero que me trajeron fue a este lugar — Tom empezó a enrular el cabello pelinegro del bailarín entre sus dedos — pero creo que fue un buen comienzo, da muy buenas referencias de la ciudad — dijo jugando con la perforación de su labio
El pelinegro sonrió divertido.
— Oh, y no has visto lo mejor de esto
— ¿es decir que hay mejores vistas? — Pregunto con sorpresa Tom — la que tengo justo ahora es bastante perfecta — dijo casi con inocencia, sonriéndole dulcemente al pelinegro que se mordió el labio inferior algo avergonzado, pero alagado.
— Si y si quieres, yo mismo puedo mostrártelas
— Sería todo un placer — Tom le dio el doble sentido y el chico sonrió.
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— ¿Dónde te habías metido hombre? — Georg le preguntaba desde la parte delantera del taxi, todos bastante borrachos yendo hacia la casa de Georg, donde se hospedaban.
— por ahí — dijo Tom vagamente sabiendo que Georg y los demás realmente no lo escuchaban — sonrió al ver a uno de sus amigos roncar contra su hombro, y metió su mano en el bolsillo de su pantalón, donde un pequeño papelito decía el número de su apuesto bailarín, y su nombre.
Bill Kaulitz.
Continúa…
—El banner es de una imagen de Allegator —
¿Qué les puedo decir?…..Me emocioné, es el primer lemon que siento que salió bien xD pero eso lo deciden uds 🙂
Muchos éxitos y de ante mano gracias por leer 😀