“Makes Three” Fic original de Majestrix
Capítulo 32: Parte 3
¿Es la dulzura realmente la respuesta?
Tom abrió la puerta y gruñó—. Chicos, no. Les dije que no anoche y lo repito esta noche —murmuró mientras se dejaba caer sobre su cama. Gustav no pareció convencido cuando Georg le lanzó una mirada extraña.
—Actúas como si estuvieras deprimido, pero no sabemos el por qué. ¿Qué tal si sales con nosotros y entierras cualquier drama que tengas en una dama voluntaria de la localidad? Créeme, funciona de maravilla —sugirió el baterista con un movimiento de sus cejas.
—Ugh, no quiero ir a ningún lado, quiero irme a casa —la queja fue impresionante y les recordó a los dos a Bill más que a Tom—. ¿No pueden dejarme en paz? Me duele la cabeza.
—Eso es seguro, te has fumado una cajetilla entera desde que llegaste aquí y ni siquiera fumas mucho. ¿Qué pasa? Puedes contarnos, hombre. Sé que no somos Andreas, pero nos importas —Georg se sentó en la silla junto a la mesa.
Tom gruñó ante la mención del nombre de su mejor amigo y el consiguiente rugido de celos dentro de él—. No es tan simple.
—Raramente lo es. Venga, al menos ignóralo por una noche. Un poco de baile, o en tu caso, ver bailar a las mujeres, podría hacerte bien —bromeó Gustav.
—Oh, vete a la mierda, puedo bailar. Sólo elijo no hacerlo —Tom levantó la vista con una pequeña sonrisa en su rostro y Georg rió.
—¿Una sonrisa? Entonces no debe ser tan serio como piensas. Vamos —Georg se levantó y se desperezó—. Vamos a arrasar con Zurich como si hubiese hablado mal de nuestras madres.
—Sí, lo que él dijo —Gustav negó con la cabeza y tiró de la manga de Tom—. Ya estás vestido, sólo ven con nosotros.
—No, me voy a acostar temprano esta noche.
—¡Son sólo las nueve! —Georg pareció ofendido con la sola idea de ir a la cama tan temprano en un día relativamente ligero. Dos entrevistas y se irían a casa mañana por la noche.
—Estoy cansado —nadie podría discutir ese punto con el guitarrista. Parecía exhausto, casi destrozado, y Gustav le lanzó a Georg una mirada que decía que eso era todo.
—Muy bien, hombre, duerme un poco, ¿okey? Eres el único aparte de mí que realmente habla durante una entrevista, así que te necesito bien descansado —Georg suspiró y golpeó a Tom en el hombro, con fuerza.
—Si, vale. Vayan y diviértanse —dijo Tom sin ganas y Gustav sonrió.
—Lo haremos, definitivamente.
Tom se despidió agitando la mano sin entusiasmo, hasta que la puerta se cerró detrás de él. Respiró hondo y exhaló rápidamente mientras caía hacia atrás sobre la cama. Era cómoda y en otras circunstancias, su suavidad habría puesto a Tom a dormir de inmediato, pero había llamado al teléfono de Bill todo el día y no había podido contactar con él. Le preocupó, por decir lo menos, y cuando llamó a Simone, ella le dijo que Bill estaba bien, pero que no sabía dónde estaba. Luego trató de hablar sobre su traslado a Berlín y no estaba de humor para hablar de eso, así que se apresuró a cortar la llamada y procedió a fumar casi todo un paquete de cigarrillos.
Sabía que debería reducir la velocidad, su garganta se sentía inflamada y adolorida, pero Bill no estaba cerca para quitarle el cigarrillo de los dedos. Demonios, ni siquiera tenía necesidad de los estúpidos cigarrillos, pero era algo que hacer y podía distraerlo mientras revisaba su teléfono en busca de mensajes de texto o llamadas perdidas de Bill. Se debatió sobre si llamar a Andreas o no, pero la sensación en la boca del estómago no se lo permitió. Era orgullo, supuso Tom. Nunca quería tener que llamar a otra persona para averiguar dónde estaba su gemelo.
Se sentó y miró a su alrededor; su teléfono estaba en la mesa, al lado de la cajetilla de cigarrillos medio vacía. Tom levantó su teléfono y fue al baño, unas rápidas gárgaras con enjuague bucal le devolvieron el funcionamiento parcial a su garganta. Era más que suficiente para llamar a Bill. Él lo entendería.
Tom apretó el botón de marcación rápida de Bill y el teléfono realmente sonó esta vez. Se puso contento por dentro y literalmente jadeó en voz alta cuando la llamada cortó abruptamente a Nena para enviarlo al buzón de voz. ¿Qué podría hacer su hermano todo el día que requiriera que apagara su teléfono? Tom se frotó los ojos y maldijo a los cigarrillos mientras regresaba tambaleándose a su habitación. Se sentía caliente e histérico y quería que su gemelo lo abrazara y lo besara para que pudiera sentirse cuerdo otra vez. Estaba solamente él en la habitación vacía y Tom se dio cuenta de que probablemente debería dormir un poco si no quería parecer loco ante las cámaras mañana.
Tom miró la cama mientras se inclinaba hacia la mesa, sacaba una cajetilla abierta, golpeaba la palma de su mano con un cigarrillo y lo encendía con facilidad. Tosió brevemente, pero la quemadura acre del humo calmó sus nervios.
A la mierda el sueño.
&
Andreas levantó la vista cuando Bill entró en la habitación—. ¿Era ese mi teléfono?
—No. Sólo quería ver si tenías nuevos ringtones. Todavía tienes el mismo tono horrible de siempre —bromeó Andreas y pulsó algunos botones más. Un momento después no había rastro de las llamadas telefónicas de Tom o sus dieciséis mensajes de texto.
—Da igual, te gustan mis ringtones —Bill arrebató su teléfono juguetonamente y lo puso en la cama. Estaban en Berlín de nuevo. Andreas le dijo a Bill, en términos inciertos, que se iban a divertir. Así que manejaron de regreso a Berlín y se sentó durante cuatro horas mientras Bill compraba joyas y esquivaba a los paparazzi lo mejor que podía en su estado actual.
Después vieron dos películas seguidas y Andreas le compró a Bill todo lo que pidió del puesto de concesión y, por su vida, no podía recordar el nombre de la segunda película que vieron, porque Bill se quedó dormido en la mitad y se acurrucó junto a él y respiraba aire con aroma a palomitas de maíz en su rostro, mientras lo miraba fijamente.
Cuando todo terminó, cenaron en el restaurante favorito de Bill y cuando salieron, era seguro decir que habían ganado una enorme barriga. Bill no podía caminar sin sus manos sobre su espalda baja y lucía vagamente dolorido. Andreas se ofreció a conducir rápido y después de que Bill regresó de una parada improvisada al baño, preguntó si podían quedarse en un hotel esa noche porque no creía que pudiera volver a subir al auto en este momento.
A Andreas no le importó, especialmente porque Bill insistió en que pagaría, y así terminaron apretados en una suite. Era el único cuarto disponible y eran casi las diez de la noche—. Lo siento, sólo hay una cama —dijo Bill otra vez, mientras bostezaba enormemente.
—Está bien, el sofá parece cómodo —respondió lentamente Andreas. Y era cierto, parecía blandito y más caro que su conjunto de dormitorio en casa.
—¿Hablas en serio? ¿Me veo tan mal que no puedes soportar compartir una cama conmigo? Es una cama de matrimonio. Hay espacio más que suficiente. Además, no puedes lastimarte la espalda porque vas a conducir mañana —las cejas de Bill se levantaron y se cruzó de brazos.
Andreas rió y se encogió de hombros, emocionado más allá de lo que creía—. Estoy seguro de que puedo soportarlo por una noche.
—Bien, ahora nos vamos a la cama —dijo Bill mientras apagaba la lámpara más cercana a él. La habitación se oscureció, pero no quedó completamente a oscuras, las luces de Berlín estaban bellamente iluminadas—. ¿Vienes o todavía quieres ver esa película? —La voz del cantante ya estaba llena de sueño inminente mientras se desabrochaba los pantalones y los deslizaba por sus piernas para poder quitárselos.
—También estoy cansado, así que dormiré ahora —Andreas se quitó la camiseta y prácticamente saltó de sus pantalones, pero se contuvo mientras retiraba las sábanas y dejaba que Bill se deslizara primero.
Bill gimió de alivio ya que finalmente estaba de forma horizontal—. ¿Andreas?
—¿Sí, Bill? —Se giró y lo vio más cerca de lo que recordaba.
—Realmente me divertí —Bill bostezó y se acurrucó más cerca de Andreas.
El rubio asintió a pesar de que los ojos de su mejor amigo ya estaban cerrados. Había visto a Tom hacerlo antes y Bill siempre parecía saberlo; tal vez también funcionaría con él. No hubo respuesta y su corazón se hundió un poco—. Fue un placer.
—Eres tan buen amigo —susurró Bill y Andreas esperó a que dijera más palabras, pero su mejor amigo estaba completamente dormido, con un suave ronquido. Juró que no volvería a hacerlo; sus emociones no lo superarían esta vez.
Fue más difícil de lo que Andreas pensaba mientras miraba a Bill de nuevo; pero no importaba. No quería ni podía permitirse volver a hacer lo que le hizo antes a Bill.
No.
No sirvió de nada porque, una hora más tarde, Bill prácticamente se acurrucó alrededor de Andreas y apoyó su rostro contra el pecho del adolescente rubio. Andreas estaba completamente despierto mientras miraba el techo y rogaba morir, porque tenía que ser menos doloroso que esto.
& Continuará &
Ay, por Dios, creen que Andreas bese de nuevo a Bill. Este desgraciado ya me está cayendo mal. ¡¿Cómo se le ocurre borrar todas las llamadas y los mensajes de Tom del teléfono de Bill?! ¡AGR! Mejor me calmo y los invito a seguir leyendo más de esta traducción.
Quiero la cabeza de Andreas en una charola, que le pasa, ¿ cómo se atreve hacerle eso a Bill y Tom?
Nos leemos en el proximo,saludos y bonito finde 😊
Cuanto lo odio!!!!!!!!!!!!
Ya se pasó es un desgraciado
Cuando Tom o Bill se enteren, y espero que lo hagan, ojalá lo machaquen…Que rabia de tío! Solo piensa en él mismo y Le da igual llevarse a todo y a todos por delante!
Lo dije desde el principio. .ni aun Andreas portandose según bien me agradó. No le di ninguna tregua y no lo haré. Tipo tan desagradable y nefasto. No sé porqué creo que antes de saberse todo habrá pelea entre Bill y Tom y de Bill me extraña que no le haya marcado a a Tom
Será un golpe muy dura especialmente para bien saber que su mejor amigo jugó a aprovecharse de la situación, después de la confianza depositada en él, ojalá Andreas recapacite porque lo twins no necesitan otro problema más porque el es el único que conoce su secreto.
Eventualmente los twins se enteraran lo de las llamadas y ahi la cabeza de Andy podría rodar.
Gracias!!! 😘