Fic TOLL de Sira483

Capítulo 17

Sobra decir que, esa noche no hubo animo para nada y no fue hasta el día siguiente que Bill se dio cuenta que habían dejado la ‘cena’ (sin probar) sobre la mesa. Lo deshecho a la basura, después de todo, que más daba.

La noche anterior Tom le había contado y explicado todo lo que le dijo el doctor.

Simone tenía un tumor que afectaba a ambos pulmones dejando solo un 80% del funcionamiento a éstos. También afectaba parte de lo que sería la garganta, razón por la cual ella no se ha podido alimentar correctamente ya que al tragar le generaba dolor en esa zona. Había bajado bastante de peso…

Simone siempre estaba cansada, solía dormir mucho en los últimos meses. Se le notaba débil y agotada.

Todo esto y más eran consecuencias de aquel mal.

Y según el doctor; el tumor se había expandido demasiado..

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Bill y Tom tenían el deber de ir a darle la noticia a Simone y asi lo hicieron.
Al príncipio no supieron como comenzar, qué palabras utilizar, como expresarse… Hablar, por primera vez, se volvió muy difícil, y claro que había razones para que fuera así..

La mujer, al enterarse, no pudo hacer más que cubrirse la boca con ambas manos, para apagar un grito que ni siquiera peleaba por salir. Las lágrimas habían surcado su rostro y sus hijos no tardaron en refugiarla en un abrazo. Ambos chicos sentían como si sus corazones fuesen cruelmente oprimidos.

Cuando lograron tranquilizar un poco a Simone, ésta planteo la posibilidad de que todo fuera un error.
Bill, al igual que Tom tuvieron la esperanza de que así fuera, en el momento se dirigieron al hospital para que los resultados fueran analizados de nuevo.
Lamentablemente no encontraron falla en ellos y los resultados fueron los mismos en el segundo examen que mandaron a hacer.

Efectivamente, Simone estaba muriendo.
Pero ni Bill, ni Tom lo permitirían. No dejarían morir a su madre. Ella aun merecía tener más tiempo, merecía ver crecer a Alice y vivir mucho más.

En una semana con exactitud la madre de los gemelos Kaulitz seria sometida a una biopsia para analizar aquel tumor.

La operación (Toracotomía) era fácil pero el doctor había dicho que, en todas las operaciones se corrían riesgos aunque en este caso fuera uno mínimo…

Tom no había dudado en traer a su madre para su casa,  acompañada de Katherine.
Aún cuando la situación no era una buena, Simone se encontraba, relativamente, feliz ya que tenía a sus dos hijos todo el tiempo junto a ella, al igual que a su preciosa nieta, quien seguía diciendo palabras al azar y no decía de otra forma a Bill más que «Mamá». Y para la suerte de el hermano menor, Alice se había olvidado de la palabra ‘Puto’ lastimosamente ahora tenía una nueva palabra en su repertorio ‘Mierda’ que más bien sonaba a un ‘Miegda’

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La noticia de la enfermedad había llegado hasta Gustav (por medio del propio Bill) y éste se encargó de hacerla llegar a Georg. Los dos muchachos no tardaron mucho en llegar junto a Simone y sus hijos para brindar apoyo y desear buena suerte en todo…
Georg y Gustav se mantuvieron en pleno contacto con los Kaulitz, ya sea con una llamada telefónico o yendo de visita junto a ellos. Después de todo, Simone es como una segunda madre para ambos.

La semana había pasado volando…  Y para cuando se dieron cuenta ya estaban a punto de partir para el hospital.

—Mamá ¿Ya estas? — Tom llamo a la puerta de la habitación donde se quedaba su madre.

—Ya voy, Tom… — cerro con delicadeza aquel sobre que guardaba la carta que tanto le había costado escribir, repitiéndose una y otra vez la última frase de la misma.

No, no se trataba de una carta de despedida, más bien era algo que necesitó escribir en su momento.
Eran pensamientos reflejados en el escrito.

Repiro hondo, y se frotó nerviosamente las manos, después de haber guardado el sobre dentro de su bolso.
Se repitio una y otra vez que todo saldria bien.

Estaba más que nerviosa, tenía miedo…

Hoy entraría a quirófano y eso también la mortificaba a pesar de no demostrarlo solo para que sus gemelos, al igual que Georg y Gustav no anduvieran tratando de subirle el ‘animo’ y dándole frases de consolación todo el tiempo.

Salió de la habitación, encontrandose con Tom, quien alzó la vista al escuchar la puerta abrirse.

—Vamos, Tom — sonrió tranquilizadoramente para su hijo y comenzó a caminar hacia las escaleras.
Bajó y fue directo a la puerta de entrada

En el exterior se encontraba Bill,  apoyado en el auto de su hermano, hablando con Georg y Gustav. A lado de éstos se encontraba Katherine cargando a Alice, ella sería quien cuidaría de la niña mientras ellos estaban fuera.
Los cuatro se giraron hacia las dos personas que salían de la casa.

—¿Listo, Señora Simone? — Georg fue el primero en hablar, tratando de relajar lo más que podia el ambiente.

—Por supuesto, que sí — nuevamente, se vio en la obligación de brindar una sonrisa pero esta vez de ‘complicidad’.

—No tengas miedo, mamá. Nosotros estaremos ahí — Bill la abrazo levemente.

—No tengo miedo. Estoy bien, muchachos…

Simone se separó del abrazo y se dirigió a la niña, le dio un pequeño beso en la frente para luego adentrarse al auto. Segundos después Tom y Bill hicieron lo mismo. El primero arranco el vehículo y marcharon rumbo al hospital. Siendo seguidos por dos autos más, en donde venían Georg y Gustav, cada quien en su respectivo carro.
Iban en una fila india.

La verdad era que Simone no estaba bien, tenía demasiado miedo. Sentía incluso ganas de vomitar a pesar de tener el estomago casi vacío. Sentía un nudo en la garganta y sus ojos se cristalizaban de a momentos.

Bill fingía que no se daba cuenta de ello, por el simple hecho de no querer mortificar más a su madre y a Tom también.

Le dolía verla así… Tan débil.
Pero él estaba seguro que la operación seria un éxito y luego todo se solucionaría. Simone volvería a mostrarse y ser fuerte y no ese intento de fortaleza al cual se sometia.

Al llegar al hospital llevaron a Simone a una sala para ser preparada, mientras que los chicos no podían hacer más que esperar.

Simone no había comido nada en 12 horas como le habían indicado. En la habitación le habían hecho algunas preguntas, y le pusieron un brazalete de identificación. Después de ponerse la bata y una gorra del hospital le administraron  medicamentos para reducir el riesgo de trombosis venosa profunda (un riego que se dá en todo tipo de cirugía) finalmente la trasladaron a una sala de espera, mientras el equipo quirúrgico era preparado.

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 —¡Pero no quiero ir!

—Bill, por favor. Debes de ir. Tom sí va a ir… — Simone se puso a la altura de su hijo menor.

—Tom es un tonto… — el pequeño niño se cruzó de brazos inflando las mejillas.

—No le digas así a tu hermano. — reprocho la mujer.

El otro niño, Tom, veía como su hermano se resistía ir al primer día de escuela. No entendía por qué se comportaba así. Ayer, antes de dormir, Bill le había dicho que estaba muy emocionado con ir a la escuela y ahora no quería dar ni un paso si quiera para salir de la casa

—Vamos, Bill. No seas así — Simone intento mover a su hijo pero nuevamente él se resistió. La señora suspiro, debió haberlos llevado con Jorg, su esposo, cuando éste se ofreció, pero ella no quería que él llegase tarde a su trabajo así que prefirio rechazar la oferta y caminar las pocas calles de ida a la escuela.

—Si te animas a ir, cuando regreses te comprare un helado ¿que te parece, eh? — Bill la miro pensando en la oferta. Negó con la cabeza — entonces ¿que quieres?

¡Quiero ir a la feria! — grito emocionado al recordar la propaganda que había visto en la televisión, esa donde hablaban de una feria en la ciudad donde habría muchas golosinas y juegos múltiples. Simone se resigno, no le gustaba las ferias por todo el ruido que siempre se formaba en esos lugares pero ya se estaba desesperando con Bill así que asintió.

—Bien, iremos a la feria este fin de semana ¿de acuerdo?

¿Y Tom también ira?

—Por supuesto, que sí — ella se giró a ver a su otro hijo que seguía observando la escena.
De eso se trataba todo. Otro show más de Bill. Tom rió, por lo menos Bill lo había conseguido, ya que él también tenía mucha ganas de ir a la feria. ••°

—¿En que piensas? — Tom le interrumpío, extendiéndole el vaso de agua que había ido a traer minutos atrás. Hace una hora que Simone había entrado a quirófano.

—En nuestro primer día de clases — sostuvo entre sus manos el vaso. Tom se sentó junto a él, en uno de los asientos de la sala de espera. Georg y Gustav los miraban curiosos.

—Yo no lo recuerdo — comento Tom tratando de hacer memoria — No sé como puedes recordarlo tú.

El menor se alzó de hombros,  restándole importancia — Como sea, ese día mamá prometió llevarnos a una feria el fin de semana… Y ahora que lo recuerdo, nunca fuimos.

Era verdad..

Jorg no había llegado aquella noche a la casa y luego Simone se había enterado el motivo: una infidelidad.
Discutieron y el fin de semana la pasaron enojados y al borde del divorcio. Simone prefirio ir de ‘visita’ a su madre. Y para cuando volvieron la feria ya estaba desmantelada y los niños ya ni se acordaban de ella.

—Oh — eso fue lo único que dijo Tom, ya que ni siquiera recordaba el dato.

—Cuando mamá se recupere iremos a una feria — sentenció Bill y su hermano asintió.

Los minutos seguían pasando, los nervios estaban presentes, cada quien recordaba algún que otro momento junto a Simone. No podían evitarlo, ella ahora acaparaba todos sus pensamientos.

Tom se levantó diciendo que iría al baño para remojarse la cara. Entro al cuarto de baño y fue directo al lavadero se mojo la cara para luego secarse y quedarse viendo su reflejo.

Estaba angustiado.

De repente alguien más se metió en el cuarto de aseo, era Bill, quien cerro la puerta para luego acercarse lentamente a Tom, poner sus manos alredeor del cuello de éste y pegar su frente con el de su hermano.

Cerro fuertemente sus ojos y simplemente se abrazo a Tom, siendo correspondido con la misma intensidad.
Lo necesitaba tanto.

No es que anteriormente no hubiera podido abrazarle frente a sus amigos, podía haberlo hecho pero necesitaba un poco de privacidad. Un poco de ‘Solo tú y yo’

—Tranquilo, Bill. Todo va a estar bien — podía sentir la angustia del su hermano y era la misma que la de él.

Pasó exactamente dos minutos para que Bill levantara la cabeza del hombro de Tom, se quedo quieto frente a éste y luego unió suavemente sus labios.
Un pequeño beso cálido ni más, ni menos.

—Tom… ¿no crees que mamá merece saberlo? — el trenzado sabia a que se refería.

—Supongo, que sí. Pero no es el momento, Bill.

—Nunca lo será ¿verdad?

—No digas eso — Tom roso con los dedos, delicadamente los labios de su hermano — le diremos en cuanto la oportunidad se presente ¿de acuerdo?

Bill asintió. Ya no podía mantenerlo en secreto, aún con la posibilidad de que Simone los aborreciera o aun peor… ella necesitaba saberlo. Ellos necesitaban que ella lo supiera.

Regresaron junto a Georg y Gustav.

—¿No creen que se tardan demasiado? — inquirió Gustav, refiriendose a la cirugía.

Nadie dijo nada, solo se limitaron a observar la puerta por donde habían llevado a Simone.

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—La operación, al parecer,  fue todo un éxito — los cuatro chicos se sintieron aliviados al escuchar a el doctor.

Bill abrazo fuertemente a su gemelo para luego hacer lo mismo con Georg y luego con Gustav. Estaban tan aliviados…

—Ahora trasladaremos a la paciente a un área de recuperación. La tendremos vigilada por si cualquier acontecimiento.

—¿Podemos verla?

—Por el momento, no. Tal vez en unas horas más — luego de un rato el doctor se marcho.

Todos expresaban lo contentos que se sentían ante la nueva noticia.
Decidieron aguardar el momento para poder verla, después de todo ella aun seguía bajo el efecto del sedante.

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—Tom ¿como crees que mamá reaccionara? — el susodicho se quedo pensando en la pregunta por unos cortos segundos.

—Sinceramente, no podría imaginarme una reacción pero supongo que no será una… buena ¿no?

Bill suspiro frustrado. Miro a su alrededor, estaban en la cafetería del hospital, no había mucha gente, y las que había estaban comiendo algo y hablando o simplemente sentados y en silencio.

—Si mamá llegase… de alguna forma a aceptar ‘esto’ creo que estaría viviendo en otro mundo… — Bill hablaba como si solo fuera para el mismo — uno lleno de magia, te amaria con todas mis fuerzas más de lo que ya te amo. Nós amaríamos y seriamos felices, creo que sería extraordinario. Pero soy realista, esa es una posibilidad de uno a un millón.

Tom lo sabia, pero no quería que Bill se sintiera mal, no quería tenerlo decaído. Agarro con cuidado su mano, que descansaba sobre la mesa.

—Ese mundo ya existe… con o sin la aprobación de mamá. Sé que sonare egoísta o no sé, pero yo no voy a separarme de tí por nada en el mundo… Y eso incluye a mamá.
Así que puedes comenzar a amarme más de lo que ya me amas, niño — el menor se rio por lo último.

—Hey, déjense de cursilerías, eh — dijo Gustav llegando con Georg junto a ellos. Los gemelos empalidecieron.

—Miren que las personas podrían pensar mal si lo ven tomados de las manos — Georg se burlo, sentándose en una silla al igual que Gustav.
Los rostros de los hermanos reflejaron tranquilidad.

—Ya en serio sueltense — insistió Gustav.

Bill obedeció y retiro su mano de forma lenta. Sin saberlo Tom y Bill tuvieron el mismo pensamiento fugaz.

Ojala no tuvieran que ocultarse de esa forma…

Georg y Gustav habían traído café para todos, así que, cada quien destapo el suyo y comenzaron a beber del contenido de sus respectivos vasos y mientras lo hacían hablaban de cosas sin importancia realmente. Cuando terminaron se levantaron para dirigirse a donde se encontraba Simone, preguntarían si ya podían pasar a verla.

Salieron del ascensor y se dirigieron a una enfermera que estaba en lo que parecía ser como una ‘recepción’.

—Disculpe, Señorita, nosot… — Tom no pudo terminar la oración ya que la computadora comenzó a hacer un ruido extraño, la enfermera se acercó rápidamente a la maquina para luego prender un pequeño y delgado micrófono.

—Doctor Kleinman, a la habitación 217 — la voz se escuchaba a través de los parlantes. La mujer lo volvió a repetir unas cuantas veces más pero eso ya no importó porque los cuatro salieron corriendo.

La habitación 217 era donde trasladaron a Simone.

Cuando llegaron había varias personas entrando y saliendo, todas ellas eran personal del hospital, el doctor entro de forma rápida. Y justo cuando Tom iba a ingresar cerraron la puerta y una enfermera lo detenía y le advertía que no podía pasar.

—¿¡Que demonios esta pasando!? ¡Dejeme pasar! — Georg y Gustav tuvieron que intervenir pues la mujer no podría con Tom. Lo sujetaron del hombro y lo hicieron retroceder justo cuando Seguridad se acercaba y advertía que se comportara.

Tom estaba alterado y Bill… bueno, Bill estaba en un asiento con una respiración irregular.

—¿Estas bien?  — le pregunto Gustav al darse cuenta de su estado.

Bill no respondió, sin embargo, Tom pareció reaccionar, miro entre asustado y alterado a su hermano y sin pensarlo se acercó a él para abrazarlo.

Esta situación les era similar,  pues algo parecido había pasado con su abuela, la madre de Simone. Solo que ese tiempo Tom y Bill intentaban ‘consolar’ a su madre.

Pasaron como media hora en donde Tom no dejaba de mirar la puerta de la habitación y en donde Bill se había recuperado y no paraba de andar de un lado a otro, demasiado nervioso y angustiado. Georg y Gustav permanecían parados y con la vista también pegada a la puerta, de repente ésta se abrió, algunas personas salieron al igual que el doctor.

Tom lo observaba… Observaba como Bill se había acercado al doctor y veía como abría la boca y soltaba algunas palabras, para luego ver la expresión seria del otro sujeto, quien musitó palabras que no llego a los oidos del trenzado. El doctor negó lentamente con la cabeza mientras depositaba una mano sobre el hombro tembloroso de Bill.

Vio como el rostro de su hermano se empapaba de…¿lágrimas?
Gustav se acercó rápidamente a Bill y lo abrazo justo en el momento cuando éste caía de bruces al suelo. Su hermano pataleaba, gritaba y lloraba sin parar, Gustav parecía intentar tranquilizarlo, su amigo estaba rojo y las lágrimas también lo abandonaban. Georg estaba con los ojos sumamente abiertos y con un leve temblor en los labios, pegado a la pared intentando sostenerse de ésta.

Su pecho se encogió, dolía demasiado. Su vista estaba nublada y sentía las gotas de lágrimas resbalar sin control sobre sus mejillas.

El mundo se había roto en mil pedazos y en completo silencio…

¿O es que estaban tan sumergidos en sus propios dolores que se habían desconectado de todo?

Continúa…

Gracias por la visita.

por administrador

Publico con autorización del autor

Un comentario en «Niñero 17»

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