Fic TOLL de Sira483

Capítulo 19

—Que demonios…

Salí del auto con toda rapidez y me arrodille en el suelo, a un costado del camino.

Mi estomago se contrajo y de un momento a otro ya me encontraba devolviendo lo poco que había comido en el día.

Minutos más tarde, cuando no hubo nada más que devolver, me levante del suelo un poco atontado. El sabor amargo persistía dentro de mi boca, así que, me encamine hacia mi auto y agarre la pequeña botella de agua que tenía dentro, sobre el asiento del copiloto y lo utilicé como enjuague. Luego, ya sentado en el asiento del conductor, mi mente volvía a trabajar a mil, llegando a una conclusión:

Debía ir junto a Gustav…

Encendí el auto y tome el camino que me llevaría a el departamento de éste.

&

—¿Georg? ¿Que haces aquí? Es muy tarde.

—Necesito hablar contigo, Gustav. ¿Puedo pasar?

Mi amigo suspiro pesadamente pero me dejo ingresar.

Nós sentamos en el sofá que se encontraba frente al televisor.

—¿De que quieres hablar? Mira, se supone que debo levantarme en.. — reviso su celular, viendo la hora — cuatro horas, Georg. Así que, espero que tú visita sea realmente importante, eh.

—Yo debo decirte algo importante, Gustav, pero no sé como decirlo.

—Pues, ya no te comas el coco y solo suéltalo.

¿Como decirle?

El peso de este secreto me estaba matando.
Yo no podría lidiar con esto.
Debía de hablar antes de que sea tarde… Aún más tarde.

Diga como diga las cosas esto romperá nuestra amistad, lo sé.
Pero sinceramente ya no puedo soportarlo más, ya no puedo ocultarlo.

Sin embargo, no quiero causar daños.
Y aún más, si Gustav cree que me he vuelto loco (pensándolo bien, hay un 50% de que sea así. ¡Ojala! ) Las posibilidades eran varias.

Él podría entenderlo y tal vez me ayude…

En estos momentos sentía como si un huracán se hubiera metido dentro de mi estomago. Estaba ardiendo y posiblemente mi cara estaria de un color rojo fuerte.

Estaba sudando mucho, trague saliva. ¿Le decia o no?

¿Que ganaba diciéndole?

En realidad, no ganaba nada más que compartir el peso sobre mis hombros.

Pero Gustav no merecía mortificarse, ni atormentarse la conciencia con ello. No merecía esa sensación de molestia en el estomago.

Yo… Gustav, yo.. — yo no podía hacerlo — debo irme.

Me levante ante la mirada de confusión de Gustav.

—Pero ¿Por que? ¿Que es lo que me tenias que decir? — me siguió hasta estar de nuevo frente a su puerta.

—Ya nada, Gustav… En serio, me tengo que ir.

Él me detuvo antes de que tocara la manija de la puerta.

—Georg, lo que sea que quieras decir, te escuchare. Puedes confiar en mi.

—Lo sé, amigo.

Sin más sali del departamento, dejandolo en una total confusión.

&

Mire aquella casa nuevamente, la casa en donde había creado tantos recuerdos felices y en donde había pasado gran parte de mis días, en mi época de infancia y adolescencia.

Las luces estaban apagadas, no me sorprendía, era muy tarde pero debía hablar con Simone cuanto antes, ya no podía esperar.

Apenas llevaba un día ‘guardando‘ aquel secreto y solo había una persona en el mundo que podría ayudarme.

Toque el timbre como unas diez veces cuando alguien me abrió la puerta, era Katherine.

—¿Georg? — asenti, ella me miraba con la confusión pintada en su rostro — ¿puedo ayudarte?

—Necesito hablar con Simone.

—Ella ya esta dormida — dijo de forma logica.

—¿Puedes despertarla?

—Pero es muy tarde… ¿Por que mejor no vienes cuando amanezca?

—Es urgente, Katherine.

Parecía dudarlo pero al final me dejo pasar y subió las escaleras diciendo que iría a despertarla.

Me senté, respire profundo y con los nervios a flor de piel.

Me resultó difícil intentar contárselo a Gustav y aun más difícil seria tratar de contárselo a Simone pero ella era la uníca persona que sabría que hacer ¿no?

—Georg…

Me giré hacia la voz.

—¿Que haces aquí a estas horas? — ella se acercó hasta sentarse junto a mi, con un largo camisón blanco puesto — ¿estas en problemas? ¿Paso algo?

Katherine se retiró diciendo que nós dejaría a solas para que charláramos a gusto.

—Necesito contarte algo — hable cuando solo nós encontrábamos Simone y yo en la sala.

—¿De qué se trata? — pregunto.

Suspire, era ahora o nunca…

—Sé que te resultará difícil de creer pero has un intento, por favor — suplique, ella frunció levemente el ceño.

—Georg, es muy tarde… — protesto.

—Lo sé, lo sé pero en serio esto no puede esperar. Te suplico que me escuches.

—Esta bien, habla.

—Seré directo… la noche anterior, fui a la casa de Tom… — comencé — entré, al notar que la puerta no tenía seguro, de ese modo me dije que aprovecharia para darle un susto a tus hijos, así que, al no verlos por ningún lado subí las escaleras y… el susto me lo termine dando yo…

Trague saliva al recordar la escena.

Había subido las escaleras pero antes de llegar al último escalón de éstas, me detuve, pues, había escuchado un ruido… Un gemido, en realidad.

Al asomarme, lo que vi, me dejo helado. Mis dos amigos, que eran hermanos… ¡Gemelos! se estaban magreando justo a mitad de aquel pasillo.

No hice ni dije nada, por un par de segundos me había congelado en mi escondite, y cuando logre salirme del trance en que me había metido me aleje de aquella escena, sin hacer ni el menor ruido posible.

De repente, no podia respirar, cerré la puerta de entrada y pose mis manos sobre mis rodillas, recargandome sobre estas, tratando de que el aire me llegara mejor.

Me sentí tan estúpido, tan… tan asqueado… y fue entonces que una furia me envolvió, no sabia ni siquiera el motivo, tal vez que me hayan visto la cara de imbécil. Porque de ese modo lo había visto también, era como si me tomaran el pelo fingiendo ser algo que, evidentemente, no eran. O, bueno, sí pero de una forma mucho (demasiado) más intensificada.

En cuanto pude salí lo más rápido que pude de aquella residencia.

—No entiendo.. ¿A que te refieres, Georg?

—Los encontré ahí, en el pasillo de la segunda planta… — ¡Diablos! no sabia como soltar aquello, apreté mis rodillas por sobre la tela de mi pantalón — ellos estaban… estaban… — una palabra más, Georg, solo una — besándose.

¡Lo había dicho!

¡Joder!

¿¡Lo había dicho!?

¡Mierda!

Simone no mostró ningúna expresión, se quedo mirándome por varios segundos hasta que estalló en carcajadas.

¿¡Que, coño, le parecía tan gracioso!?

Acaso ella ¿ya lo sabia?

¡Era una demente!

Porque si lo sabia, eso quería decir que lo aceptaba ¿no?

¿Que clase de madre era?

—¿Que le causa tanta gracia?

—¡Oh, Georg! ¿Me has despertado solo para hacerme caer en tu broma?

¿Que?

¿Ella creía que se trataba de una broma…?

Seguía riéndo, tapándose delicadamente la boca.

Me puse serio, dándome cuenta de que esto sonaba ridículo en realidad pero ¡Joder, era la puta verdad!

—¿Por que no te ríes? — pregunto ella al darse cuenta de mi excesiva seriedad — ¿por que no te ríes, Georg? — repitio pero esta vez con un tono levemente alarmado.

—Porque no hay nada de que reírse…

Me miro levemente enojada — Basta, esto ya no es gracioso — se levantó — fin de la broma, Georg.

Negué con la cabeza, dándole a entender que no existía la dichosa broma.

—¡Dije que, basta!

—Esto es en serio.

—¿Te das cuenta de lo que estas insinuando? ¿Que tienes en la cabeza? — se mostraba alterada.

—Simone, te lo estoy diciendo de verdad lo que acab…

—¡No! ¡Basta, deja de bromear de una vez por todas! ¡Ya no me causa gracia! — me estaba gritando pero en susurros como si estuviera ocultando algo — ¡esto ya no es gracioso!

—Por favor, entiéndelo. No es una broma ¡Yo lo vi joder! — me levante sobresaltado — ¡Desearía no haberlo visto, pero los vi! ¡A los dos, besándose y puedo asegurar que hacian algo más! ¡Joder!

La mejilla izquierda me ardió de un momento a otro, por la sonora cachetada que me acababan de propinar.

—¡No vuelvas a decir eso! ¡No lo vuelvas a decir! — sus ojos brillaban por las lágrimas contenidas — lo que estas diciendo no es cierto ¡No lo es…! No puede ser cierto… No… — la primera lágrima, de muchas, resbaló sobre su mejilla.

La entendía.

Esto era difícil de creer. Hasta yo, que lo vi con mis propios ojos, aún no lo podia creer del todo pero era real, todo era real.

Se volvió a sentar, devastada con la noticia, supongo que ya entendía que yo hablaba en serio. Me acerque a ella, y me senté a su lado.

—No sé que decir, señora Simone…

—Tú, simplemente, no debiste de haberme dicho nada — dijo con la voz débil y quebrada.

Baje la cabeza, tal vez no debí de haberle dicho pero necesitaba que alguien lo supiera, necesitaba (de una forma egoísta) que alguien me ayudara a cargar el peso de este… ¿Secreto?

Hasta ahora me daba cuenta de que yo pensaba ocultarlo, pensaba, inconscientemente, ser parte de todo este embrollo.

Mire a Simone, principalmente se lo había dicho porque ella podría detenerlo, podría parar la locura que estaban cometiendo Bill y Tom.

—Simone… ¿Que haras ahora? — pregunte minutos más tarde cuando note que su llanto se iba tranquilizando. Ella me miro con los ojos rojos.

—¿Que se supone que quieres que haga…? — pregunto dolida.

Ella siempre sabia leerme la mente, por algo se lo había dicho, se dio cuenta de que había un motivo detrás de todo.

Yo quería una solución que tranquilizara mi conciencia…

&

Me pidió que le contara exactamente lo que había visto y así lo hice, relatando la escena lo más que podía. Al finalizar me pidio que me marchara para que ella pudiera descansar un poco, diciendome que volviera esa tarde y prometiendome que tendría una solución para entonces.

Esa tarde fui nuevamente a su casa.

Esa tarde, ella me hizo darme cuenta de algunas cosas…

La forma en la que Bill y Tom se miraban (en mis recuerdos) ahora comenzaba a tener otro significado, otro sentido. Probablemente ya era parte de mi imaginación porque Bill y Tom eran ‘normales’ hace años… ¿Verdad?

De todos modos mi mente se encargaba de procesar la información como le diera la gana. Y lo hacia de esta forma… Aun cuando todo hayase empezado hace días, mi mente me hacia imaginar que todo empezó mucho antes… Probablemente en la niñez, aunque eso ya era muy precipitado.

Pero la forma en la que actuaban ultimamente… Eso sí era diferente a los anteriores recuerdos.

«A veces no entendemos porque pasan las cosas, y probablemente nunca lo entenderemos…»

«Nós mantenemos sujetos a los ideales que nós establecen, siempre nós dicen que es correcto y que no lo es. Y nós pasamos la vida sujetando columnas de una sociedad que nos maneja a su antojo… «

«¿Que harías si tuvieras que escoger entre lo sano y lo que te hace feliz? Si te lo pones a pensar es como comer algo que te encanta pero sabes que le hace mal a tu cuerpo…»

Había tantas cosas que me había dicho ella. Tantas cosas que me hicieron pensar relativamente diferente.

Y no fue hasta que ella termino de hablar que me di cuenta de lo que buscaba diciendome aquellas cosas…

Ella quería que lo respetara.

No que lo entendiera, ni que lo aceptara, solo que lo respetara. Que no los juzgará.

Me negué a ser cómplice de aquello, pero me pase días y horas analizando la situación.

Yo no tenía por qué meterme, no era mi problema, no era de mi incumbencia, por muy amigos mios que fueran, ellos podian hacer lo que se les antojara y era mi elección seguir con aquella amistad o simplemente alejarme.

Y sinceramente dejar de ser sus amigos nunca fue una opción.

Creo que nunca podré saber la razón por la que Simone lo tomo de esa forma, no los juzgó, no parecía decepcionada, yo diría que hasta parecia resignada. No sé si es la palabra correcta para describirla pero diría que es la más cercana.

Se lo pregunte aquella tarde ¿Por qué me pedía aquello? ¿Por qué los apoyaba?

Ella solo respondió:

¿Que más esperas que haga?

Nada más…

Y en parte le daba la razón, sé que nada cambiaría si llegáramos a intervenir. Las cosas ya estaban hechas y pedirles que se hagan los tontos y simularan que nada había pasado, no cambiaría nada.

Lo mejor que podíamos hacer Simone y yo era hacernos los de la vista gorda. Como si nada hubiera pasado. Como si no nós hubieramos enterado de nada.

Fue por ello que cuando Gustav me llamo para que fuera a cuidar a Alice junto con él (a pedido de Bill ) no rechace la petición.

Ellos eran mis amigos…

A pesar de todo.

Continúa…

Gracias por la visita.

por administrador

Publico con autorización del autor

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